Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Cuando me quedé a solas con la Santísima Virgen, me instruyó sobre la vida interior. Me dijo: La verdadera grandeza del alma consiste en amar a Dios y humillarse en su presencia, olvidarse por completo a si mismo y tenerse por nada, porque el Señor es grande, pero se complace sólo en los humildes mientras rechaza siempre a los soberbios.
Reflexión: Humildad III
La Santísima Virgen me instruyó sobre la vida interior. Me dijo: La verdadera grandeza del alma consiste en amar a Dios y humillarse en su presencia, olvidarse por completo de sí mismo y tenerse por nada, porque el Señor es grande, pero se complace solo en los humildes mientras rechaza siempre a los soberbios.
Jesús manso de corazón.
- Mansedumbre de Jesús con sus apóstoles: Bien groseros, materiales e inciviles eran ellos, pero Jesús los sufrió con bondad, sin nunca dejarse de ellos ni echarles en cara su mala educación. Siempre les habló con mansedumbre, remedia con dulzura sus faltas y corrige con calma sus defectos. ¡Jesús era tan delicado de corazón, tan grande de espíritu, tan generoso y divino!
- Mansedumbre de Jesús durante la pasión. Qué mansedumbre de Jesús delante de Caifás. Le escupen al rostro, Jesús no dice nada. ¡Qué bondad en la mirada que Jesús dirigió a Pedro después de haberle este entregado tres veces! Qué mansedumbre de Jesús en medio de los sufrimientos del pretorio. ¡Qué paciencia en la cruz para no dar más que bendiciones! “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado, y una vez terminado el sacrificio lo espera con estas palabras: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. A ejemplo de Jesús tenemos que practicar la mansedumbre de paciencia en la enfermedad y en los sufrimientos. La mansedumbre de la paz en medio de los contratiempos. La mansedumbre del amor sobre la cruz. “Bienaventurados los mansos dice Jesús porque ellos poseerán la tierra”. “Bienaventurados los pacíficos porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. Él hace hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la humildad, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce