Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Cuando traté de intervenir a favor de ellas no pude encontrar nada para (75) justificarlas y sin poder imaginar nada en aquel momento en su defensa, se me partió el corazón de dolor y lloré amargamente.  Entonces, el Señor me miró amablemente y me consoló con estas palabras:  No llores, todavía hay un gran número de almas que Me aman mucho, pero Mi Corazón desea ser amado de todos y, debido a que Mi amor es grande, los amenazó y los castigo.

Reflexión: ¿Cómo se alcanza el amor de Dios?

Cuando traté de intervenir en favor de ellos, no pude encontrar nada para justificarlos, y sin poder imaginar nada en aquel momento, en su defensa, se me partió el corazón de dolor y lloré amargamente. El Señor me consoló con estas palabras. No llores, todavía hay un gran número de almas que me aman mucho, pero mi corazón desea ser amado de todos. El que me ama será amado de mi Padre. Yo lo amaré y yo mismo me manifestaré a Él. En oración es donde el alma llega a conocer de una manera especial a Jesucristo, y donde Él se le manifiesta con una claridad siempre nueva. El amor llega a convertirse entonces en el primer principio de la verdadera conversión, de un servicio y apostolado perfecto a Jesucristo, y celo por su divina gloria. Es un principio físico, sin mortificación no hay virtud, sin espíritu de mortificación no hay progreso espiritual. Entonces si no puede existir verdadera virtud sin mortificación, mucho menos puede haber amor de Dios sin ella. La renuncia a sí mismo es la condición esencial fundamental para amar a Dios. Se alcanza el amor de Dios por el sacrificio generoso del corazón y de la voluntad. Se progresa por la suave renuncia a la vida y por una total y continua dependencia a su voluntad. Dios es y debe ser la sal de cada día. Todos los días reluce para nosotros, aunque no de la misma manera. No vivamos como almas pobres. Debemos vivir de nuestro Señor, en nuestro Señor y para nuestro Señor. El que mora en mí y yo en él hará grandes cosas. Permanecer en nuestro Señor. Pero cómo alcanzar el amor de Dios despojándonos de nosotros mismos.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda alcanzar el amor de Dios, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce