Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Acompaño frecuentemente a las almas agonizantes [415] e impetro para ellas la confianza en la Divina Misericordia y suplico a Dios la magnanimidad de la gracia de Dios que siempre triunfa. La Divina Misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y misterioso. Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma iluminada por un rayo de la fuerte, y ultima, gracia divina, se dirige a Dios en el último momento con tanta fuerza de amor que en ese último momento obtiene de Dios [el perdón] de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas exteriores.
Reflexión: La Divina Misericordia
Acompaño frecuentemente a las almas agonizantes e impetro para ellos su confianza, la confianza en la divina misericordia y suplico a Dios la magnanimidad de la gracia de Dios que triunfa. La divina misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento de modo particular y misterioso. “La bondad y la misericordia de Dios se han mostrado en Jesucristo Salvador”. La misericordia es forma de sus pensamientos, miradas, palabras y actos, su misión, perdonar, salvar, mostrarse misericordioso. La misericordia salió de los cielos, bajó y envolvió al hombre cubriéndole. Misericordia es su medio ambiente y su atmósfera, vivimos de misericordia. La misericordia de Dios para el hombre es infinita, nunca se cansa, nunca se agota, perdona siempre y lo perdona todo. Es tan inmensa su misericordia que nada más reprocha, ni nos habla de ingratitud. Nos toma en sus brazos y nos aprieta sobre su corazón como el padre del hijo prodigo y nos abraza tiernamente con lágrimas de alegría. Alegrémonos porque este hijo había muerto y ha resucitado estaba perdido y lo hemos encontrado. En la vida de un pecador el momento más dulce, conmovedor y que más lágrimas de felicidad hace derramar, ese el momento de su conversión. en que Jesús le hace sentir que está perdonado diciéndole: “Vete en paz”. Tus pecados han sido perdonados. Su misericordia no tiene límites. En eso consiste la gloria de la divina misericordia. Crea en nosotros un nuevo corazón, un nuevo espíritu y un nuevo ser. La Divina Misericordia no se desanima nunca ni nos abandona jamás su misericordia, tanto que aún en el último suspiro está todavía para acogernos todas nuestras gracias y proceden de la Divina Misericordia.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda su divina misericordia, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce