Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Hoy me visitó una persona seglar a causa de la cual tuve grandes disgustos, que abusó de mi bondad mintiendo mucho.  En un primer momento, apenas la vi. se me heló la sangre en las venas, puesto que se me presentó ante los ojos lo que había sufrido por su culpa, aunque con una sola palabra hubiera podido librarme de esto.  Y me pasó por la cabeza la idea de hacerle conocer la verdad de modo decidido e inmediato.  Pero en seguida se me presentó antes los ojos (68) la Divina Misericordia y decidí comportarme como se hubiera comportado Jesús en mi lugar. 

Reflexión: Magnanimidad I

Hoy me visitó una persona seglar a causa de la cual tuve grandes disgustos, que abusó de mi bondad mintiendo mucho. En un primer momento apenas la vi se me heló la sangre en las venas puesto que me presentó ante los ojos lo que había sufrido por su culpa aunque con una sola palabra hubiera podido librarme de esto. Y me pasó por la cabeza la idea de hacerle conocer la verdad de modo decidido e inmediato. Pero en seguida se me presentó ante los ojos de la Divina Misericordia y decidí comportarme como se hubiera comportado Jesús en mi lugar. “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que odian, bendecid a los que os maldicen y rogad por los que os calumnian”. (LVC 6, 27-38). El evangelio nos invita a ser magnánimos a tener un corazón grande como el de Cristo, nos manda a bendecir a quienes nos maldigan, orar por quienes nos impidan, y a realizar el bien sin esperar nada a cambio ser compasivos como Dios es compasivo.

La virtud de la magnanimidad está muy relacionada con la fortaleza, consiste en la disposición del ánimo hacia las cosas grandes y la llama Santo Tomás: “Ornato de todas las virtudes”. Esta disposición de acometer grandes cosas por Dios y por los demás acompaña siempre a una vida santa. El empeño de luchar por la santidad es una primera manifestación de magnanimidad. El magnánimo se plantea ideales altos y no se amilana ante los obstáculos ni los desprecios, ni cuando hay que sobrellevarlos por una causa elevada. Los santos han sido siempre personas con alma grande (magna anima), al proyectar y realizar las empresas de apostolado que han llevado a cabo y juzgar y tratar a los demás como a hijos de Dios capaces de grandes ideales.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la magnanimidad, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce