Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Hoy el Señor me dijo:  Hija Mía, observa Mi Corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclamás al mundo Mi misericordia, seas inflamada por ella.

Reflexión: Misericordia divina

Hoy el Señor me dijo, hija mía, observa mi corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclames al mundo mi misericordia y seas inflamada por ella. San Pablo llama a Dios, Padre de la misericordia, designando su infinita compasión por los hombres a quienes ama entrañablemente. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Es una especial urgencia por parte de Dios para que sus hijos tengan esa actitud con sus hermanos y nos dice que la misericordia con nosotros guardará propiciación con la que nosotros ejercitamos: “Con la medida con que mides serás medido”. Quien desee alcanzar misericordia en el cielo debe practicarla en este mundo. Si no se vive en la justicia primero, no se puede ejercitar la misericordia que nos pide el Señor. La misericordia es una disposición del corazón que lleva a compadecerse como si fueran propias, de las miserias que encontramos cada día. Por eso debemos ejercitarnos en la comprensión con los defectos ajenos. La misericordia supone una verdadera compasión, el compartir las desdichas de nuestros hermanos, tanto materiales como espirituales. Hay que vivir de la misericordia de Dios. Cada uno sabe lo que debe a la misericordia divina y podemos todos decir que le debemos el no haber caído en el infierno. Cuanto más haya pecado, uno tanto más agradecido debe ser a la misericordia divina. Nuestro Señor nos dice, no peques con todo si llegas a ofender a mi padre. Ven pronto a mí, pues te perdonaré. Dios no se desanima nunca, ni nos abandona jamás. Su misericordia, aún en el último suspiro, está todavía para acogernos.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la Misericordia divina, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce