Dios dio a Israel. Si revisan la Torá, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, descubrirán que Israel es este pueblo estructurado de acuerdo a la ley —y podrían decir tres tipos de ley. Dios le da ley litúrgica, ley ritual y ley moral a Israel. Deben alabarlo apropiadamente, deben vivir de un modo ritualmente puro y deben ser moralmente rectos. De estas tres maneras se convertirían en el pueblo santo de Dios. Miren por ejemplo en el libro de Levítico, se ve página tras página sobre la pureza de los rituales. Verán como salpicada la ley moral de punta a punta, pero mucho en Éxodo, mucho en Deuteronomio. La ley litúrgica también: Éxodo, Levítico, Números, todos tienen leyes litúrgicas. Tomás de Aquino, de paso, él estaba muy interesado en este asunto. Revisen la «Summa theologiae» de Tomás; está realmente interesado en estos preceptos legales del Antiguo Testamento, y los llamó, en su típico modo sucinto, los preceptos ceremoniales, jurídicos y morales de la Antigua Ley. Así que me gustaría mirar un poquito estos tres porque nuestra lectura tiene que ver con la ley moral, pero deben situarla en el contexto de las otras dos. Así que primero de todo, ley litúrgica. Dios quiere que Israel lo alabe de un modo particular. Quiere que su alabanza sea adecuada. Como lo he dicho un millón de veces, Dios no necesita nuestra alabanza —Dios no necesita nada— sino que es una forma de moldear a Israel para que se convierta en un pueblo santo; que armonice con Dios. Así, por ejemplo, si miran en Éxodo, Levítico especialmente, verán se habla un montón sobre sacrificio, el modo adecuado de hacerlo; escucharán sobre el tabernáculo, que eventualmente se transforma en el templo; escucharán de sacerdotes y vestimentas, incluyendo turbantes, túnicas, mitras; es la forma de ordenación sacerdotal.

Como sacerdote encuentro esa sección de la Biblia realmente fascinante, porque este ritual de ordenación por el que pasé muchos años atrás, sus raíces están aquí muy atrás en el Antiguo Testamento. Escucharán un montón sobre sangre y altares —allí es donde se realizaban los sacrificios; escucharán de incienso. Todas las formas entonces en que la vida litúrgica de Israel está estructurada. Ahora, respecto a la ley ritual —de nuevo, abran sus Biblias en el libro de Levítico, y verán docenas y docenas de páginas sobre la ley ritual. Me refiero aquí a animales limpios y contaminados. Los animales que está bien comer, los animales que no deberían comer. Y ¡cielos!, tienen un montón de detalle en el libro de Levítico sobre eso. Escucharán sobre enfermedades de la piel, cosas sobre la superficie del cuerpo que los vuelven contaminados. Escucharán mucho sobre varios desechos corporales y todo eso que los hace ritualmente impuros, y cómo recuperar su pulcritud para el ritual. Y luego escucharán mucho sobre la ley moral. Esto es probablemente lo que mejor conocemos —miren en el libro del Éxodo los Diez Mandamientos. Son reiterados, ya que estamos, en una versión un tanto diferente en el libro del Deuteronomio. Una suerte de aplicación de los Diez Mandamientos puede encontrarse en el libro del Levítico. Pero a lo largo de todos estos textos, encuentran prescripciones morales: cómo el pueblo de Israel debe comportarse éticamente. De acuerdo. Aquí hay una cuestión interesante, pienso, para nosotros los creyentes de hoy. ¿Qué ha sucedido con toda esta ley del Antiguo Testamento? ¿Simplemente la obedecemos? ¿Está simplemente en boga? ¿Ha sido todo derogado? ¿Cuál es el estado hoy de todas estas leyes? Bueno, miren primero la ley litúrgica. Estoy hablándoles como un sacerdote católico, como un obispo católico.

La Iglesia Católica ha preservado muchísimo de la vida litúrgica del antiguo Israel. Todas las cosas que recién mencioné: tabernáculo, templo, altar, sacrificio, incienso, sacerdocio, mitras, vestimentas, ordenación —¡Lo tenemos todo! Todo eso fue incorporado en la Iglesia Católica, pero diría esto —dándole un enfoque nuevo y fresco centrado en Jesucristo. ¿Quién es Jesucristo? Es el verdadero Cordero del sacrificio. ¿Qué es la cruz de Jesús? Ese es el verdadero altar. ¿Quién es el verdadero sumo sacerdote? Cristo mismo que ofrece el sacrificio. ¿Qué es el incienso? Bueno, esa es la ofrenda que se eleva desde el Calvario que es agradable al Padre. Y luego todo eso extendido al sacerdocio católico, que es simplemente una participación en el sacerdocio de Cristo. Así que esta parte de la ley antigua de Israel ha sido adoptada, canalizada, se le ha dado una nueva expresión en el Catolicismo. De acuerdo. ¿Qué sucede con la ley ritual? Todo esto que habla de limpio y contaminado, y animales que pueden o no pueden comerse, y las personas que se vuelven contaminadas y que entonces son excluidas. Bueno, francamente, en el Cristianismo la mayoría de eso ha sido derogado. La mayoría se ha suprimido. Y pueden verlo en el Nuevo Testamento mismo. Recuerden el pasaje en donde Jesús dice: lo que hace impuro a un hombre es lo que sale de él, no lo que entra en él. Y al decir eso, escuchamos en el Evangelio, declara a todos los alimentos limpios. Qué revolucionario fue eso para un judío del tiempo de Jesús. ¡Extraordinario! Está yendo más allá del Libro de Levítico. Declaró todas las cosas limpias. Recuerden esa gran escena —la encontrarán en los Hechos de los Apóstoles— cuando San Pedro tiene esa visión del lienzo descendiendo, y que está lleno de todos esos diferentes animales, tanto limpios como contaminados.

Y escucha la voz de Dios que dice, «mata y come.» Pedro se resiste. Es un judío piadoso moldeado por el libro de Levítico. Pero la voz repite tres veces, «mata y come». Miren en San Pablo. ¿Cómo somos justificados? No por las obras de la ley, especialmente la ley de circuncisión que era tan importante para el antiguo Israel. No por estas obras rituales de la ley, sino a través de Cristo. De todas estas maneras el lado ritual de la ley fue en gran medida cancelado. nos desplazamos más allá. Lo que entonces nos lleva a la ley moral. Y esa es nuestra lectura de hoy. Tomás de Aquino dice esto: la ley moral permanece en su lugar desde los tiempos antiguos a través de Cristo y a través de la vida de la Iglesia. La gran enseñanza moral de Israel permanece en boga, en efecto, a lo largo de los siglos. ¿Por qué? Porque representa estas grandes intuiciones perennes de la vida ética por las que nuestras vidas deberían estructurarse. Bueno, ese es el contexto para el pasaje de hoy. Escuchen ahora lo que se dice, y quiero que escuchen qué relevante es, por supuesto, para nuestra época, pero también si pueden, escuchen qué extraña es esta enseñanza —cuán sorprendente permanece. «No hagas sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto».

¿Qué escuchamos aquí? No sólo la recomendación moral «No oprimas al extranjero», sino algo incluso más profundo, más duradero —propiamente, esta empatía con el sufrimiento de otros. Ustedes también fueron oprimidos una vez en Egipto. ¿Recuerdan cómo fue eso? Usen esa memoria como base para su empatía con aquellos que sufren ahora. Ahora, vean, quiero que vean esto. ¡Lo damos por hecho porque hemos sido moldeados por este libro! Hemos sido moldeados en Occidente por la Biblia. ¡Pero qué extraño era esto en el mundo antiguo! Miren, de nuevo, en obras como «La Ilíada» y «La Odisea», miren a estos grandes textos del mundo antiguo. ¿Tener esta tremenda compasión por los oprimidos? Vamos. Fueron a menudo sociedades fundamentadas en el dominio de personajes poderosos. ¿Los pueblos son pobres y oprimidos? «Bueno, qué lástima por ellos.» «Deberían convertirse en un personaje heroico». Y cómo eso es recuperado por un académico clásico del siglo diecinueve llamado Friedrich Nietzsche, quien vio a la ética bíblica como una ética de esclavos. No, Nietzsche recupera esa idea clásica de la voluntad de poder. La Biblia se posiciona contra ese enfoque. «No hagas sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto».

Empatía; empatía con aquellos que sufren. Amigos, si reconocen eso hoy —y deberían; está en la gente en su mejor versión— si lo reconocen, lo que están reconociendo es la Biblia. Esta gran enseñanza moral que surge del antiguo Israel hasta la Iglesia y de este modo a la conciencia Occidental. ¿Qué les parece esto? «No explotes a las viudas ni a los huérfanos». Bueno, vean, ¿quiénes eran las viudas y los huérfanos en el mundo antiguo? Eran las personas más vulnerables que se puedan imaginar. Entonces esto es mucho antes de que tuviéramos algo parecido a los servicios sociales y todo eso. Si eres una viuda, has perdido tus medios de sustento. Si eres un huérfano —incluso peor. A menos que algún miembro de la familia sea lo suficientemente bueno como para albergarte, estás básicamente desamparado. «No explotes a las viudas ni a los huérfanos».

En otras palabras, tengan una —utilizaré nuestras palabras— una opción preferencial por aquellos que son pobres y olvidados, marginados. No se enaltezcan en su propia autosuficiencia, sino que, desde la empatía, concéntrense en aquellos que son los más débiles y más vulnerables de la sociedad. Vean, amigos, si alguna vez decimos «Una sociedad es juzgada sobre la base del modo en que trata a los más débiles en su sociedad» —eso es bíblico. No es una visión estándar, sea antigua o moderna. Esa es una moral bíblica expuesta. ¿Y qué tal el último tema? «Cuando prestes dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portes con él como usurero, cargándole intereses». Bueno, ese es el fundamento de una enseñanza que ha durado siglos y siglos dentro de la Iglesia: una enseñanza en contra de la usura, del préstamo de dinero a interés. Quiero decir, todavía mantenemos candente en la vida de la Iglesia que nunca deberían extorsionar a las personas, nunca sacar ventaja de sus debilidades. Pero ¿puedo decirles algo? Lo pueden encontrar en Tomás de Aquino. Lo pueden encontrar en Ambrosio de Milán. Lo pueden encontrar repetido en la carta encíclica más reciente del Papa Francisco, que aunque todos tenemos derecho a la propiedad privada, cuando se trata del uso de nuestros bienes, de nuestra propiedad, el bien común debe ser siempre lo fundamental. Ese es Tomás de Aquino. Esa no es una visión radical. Ambrosio de Milán es el que dijo famosamente, si tienes dos camisas en tu armario, una te pertenece; la otra pertenece al hombre que no tiene camisa. Ese es el destino universal de los bienes. En términos de esta enseñanza: no extorsionen a la gente; no saquen ventaja de su debilidad económica. Sino más bien, compartan de su abundancia. ¿Ampliamente aceptado en el mundo clásico? No, No. ¿Ampliamente aceptado hoy? De ningún modo. ¿Surgido de la Biblia? Si, efectivamente. El gran ceremonial, las grandes leyes litúrgicas de Israel —sí, todavía existen diría, de una manera refinada en la Iglesia. Las leyes rituales —Cristo mismo, pienso, las derogó en gran medida. Ven a Pedro y a Pablo derogándolas. ¿La ley moral? Permanece a través de los siglos hasta nuestros días. Permitan que esta ley —saquen sus biblias, busquen este pasaje en el libro del Éxodo— y permitan que la radicalidad de esta enseñanza, que tiene validez a través de los siglos, permitan que se sumerja en sus corazones incluso ahora mientras esta enseñanza moral continúa moldeando al pueblo santo de Dios. Y que Dios los bendiga.

Matthew 22:34-40

En el Evangelio de hoy Jesús menciona el amor a Dios y al prójimo cuando un doctor de la Ley lo desafía a mencionar el mandamiento más importante. Dado que amor (caritas) es lo que Dios es, esta virtud es también la que más dramáticamente nos acerca a Dios. Tomás de Aquino dice, en un lenguaje elocuentemente simple, que caritas significa amistad con Dios. En el gran discurso de despedida que Jesús ofrece la noche anterior a morir, Él dice a sus discípulos que ya no los llama siervos, sino amigos, y con ello abre un mundo nuevo. En cualquier otra religión, frente a Dios, el ser humano podría ser llamado criatura, penitente, suplicante, pero solo en el cristianismo se lo llama alguien íntimo de Dios. Esto es así porque en Cristo, Dios se ha convertido en uno de nosotros, estableciendo una paridad más allá de lo que nuestra capacidad puede imaginar. Esta participación en lo que Dios es, Santo Tomás de Aquino nos dice que es caritas, amistad con Dios. El desafío moral, por supuesto, es vivir lo que significa esa amistad, es escuchar y hablar con Dios, obedecer Su voz, abrirle el corazón y, sobre todo, amar lo que ama; es decir, todos y todo.

La respuesta de Jesús retoma y une dos preceptos fundamentales, que Dios ha dado a su pueblo mediante Moisés (cfr Dt 6, 5; Lv 19, 18). Y así supera la trampa que le han tendido para «ponerle a prueba» (v. 35). Su interlocutor, de hecho, trata de llevarlo a la disputa entre los expertos de la Ley sobre la jerarquía de las prescripciones. Pero Jesús establece dos fundamentos esenciales para los creyentes de todos los tiempos, dos fundamentos esenciales de nuestra vida. El primero es que la vida moral y religiosa no puede reducirse a una obediencia ansiosa y forzada. Hay gente que trata de cumplir los mandamientos de forma ansiosa o forzada, y Jesús nos hace entender que la vida moral y religiosa no puede reducirse a una obediencia ansiosa y forzada, sino que debe tener como principio el amor. El segundo fundamento es que el amor debe tender juntos e inseparablemente hacia Dios y hacia el prójimo. Esta es una de las principales novedades de la enseñanza de Jesús y nos hace entender que no es verdadero amor de Dios el que no se expresa en el amor al prójimo; y, de la misma manera, no es verdadero amor al prójimo el que no se deriva de la relación con Dios. (Ángelus, 25 octubre 2020)

Narciso de Jerusalén, Santo

Obispo, 29 de octubre

Martirologio Romano: Conmemoración de san Narciso, obispo de Jerusalén, merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa san Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. Descansó en el Señor a la edad de ciento dieciséis años.

Breve Biografía

La envidia es mala. Son temibles para los padres los «celos» que muestran algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa de disensiones y discordias entre los niños, ante el cuidado normal que los padres dan a sus otros hermanos. Esta situación llega a ser, en ocasiones, mortificante para los padres cuando se dan en una casa. Lo bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un mayor grado de madurez natural. Lo malo del caso es no cuidar las pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre tomando el cariz de pecado.

Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que escucharon a los Apóstoles.

Era ya presbítero modelo con Valente o con el Obispo Dulciano. Fue consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año 195 asiste y preside el concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de la celebración de la Pascua.

Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también de la segunda o tercera generación de cristianos- no pudieron resistir el ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula que esto pueda pasar entre cristianos!

Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar desconocido en donde permanece ocho años.

Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa Narciso de su autodestierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.

El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen. En lo moral, es pecado porque la caridad es amar y, cuando se ama, hay alegría con los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, hay egoísmo, desorden, pecado.

El envidioso vive acongojado -casi sin vida- por el bien que advierte en el otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen, pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve intriga y apaño.

Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir pacientemente las consecuencias. Sin olvidar que la envidia fue la causa humana que llevó al Señor al Calvario.
¡Gracias, San Narciso, porque me das ejemplo de paciencia ante la cruz!

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40. Domingo XXX del Tiempo Ordinario.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40. Domingo XXX del Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor enséñame a seguir el camino de la sencillez y de la infancia espiritual que tanto agrada y complace a tu corazón santísimo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”. Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mas grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos os mandamientos se fundan toda la ley y los profetas».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En este pasaje evangélico vemos con claridad la primacía de estos dos mandamientos sobre todos los demás. Pero, ¿por qué Cristo hace hincapié en ello? Porque como decía san Agustín «Ama y has lo que quieras». El amor bien entendido engloba todo. A través de él se cumple en plenitud toda la ley.

Cabe mencionar que hoy en día parece que no tenemos claro el concepto del amor. Pues realizamos muchos actos egoístas e incluso antinaturales, escudándonos tras la bandera del «amor». Es decir confundimos pasión y afecto, con el verdadero amor de donación.

Es por ello que nunca una acción inmoral y fuera de la ley de Dios podrá ser justificada, diciendo que la hemos realizado por amor. Y que mejor manera de entrar en la escuela del amor siguiendo el ejemplo de una gran maestra, la Santísima Virgen María. Ella supo vivir el amor de donación incluso entregando a su propio hijo por amor a los hombres.

Madre mía ayúdanos a comprender que el verdadero amor sólo nos puede conducir hacia Dios.

«El verdadero amor no puede aislarse. Si está aislado, no es amor. Es una forma espiritualista de egoísmo, de permanecer cerrado en sí mismo, buscando el propio beneficio… Es egoísmo. Algo sencillo pero que no es fácil porque el egoísmo, el propio interés nos atrae, y nos atrae para no hacer y nos atrae para que no comuniquemos. ¿Qué dice el Señor a los que permanecerán en su amor? «He dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea plena».

(Homilía de S.S. Francisco, 7 de mayo de 2015, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy viviré mi día amando a los demás, como me gustaría que yo fuese amado.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Qué relación hay entre san Narciso y las moscas?

Aleteia

Girona celebra hoy a su patrono, sant Narcís, y rememora un singular acto milagroso que liberó a la ciudad

San Narciso (sant Narcís en catalán) es el patrono de la ciudad de Girona, que lo venera desde el siglo XI. La tradición atribuye un milagro muy particular a este hombre que había sido obispo del lugar.

¿Es el mismo que san Narciso de Jerusalén, que vivió en el siglo III? No existe documentación histórica que lo certifique, pero ambos santos se celebran en el mismo día. De la devoción a san Narciso en Girona hay un primer documento a comienzos del siglo XI.

En el año 1285, Girona se hallaba sitiada por los franceses. La ciudad imploraba a Dios que les protegiera del enemigo, pero este tenía un numeroso ejército de hombres a caballo.

Habían profanado el sepulcro

Los franceses consiguieron cruzar el río Onyar, adentrarse en la población, alcanzar la iglesia de san Félix y profanar el sepulcro de sant Narcís.

En aquel instante, una nube de moscas salió de la tumba y picó a los franceses. Los insectos picaban tanto a los hombres como a los caballos, y todos enfermaban de modo que las tropas quedaron diezmadas.

Richard Mortel-(CC BY 2.0)Sepulcro de sant Narcís, en la iglesia de sant Feliu (san Félix) en Girona. En aquel suceso murieron 20.000 hombres y 4.000 caballos. Girona quedó así milagrosamente liberada del asedio.

Fiesta cada 29 de octubre

Desde entonces, la ciudad recuerda con agradecimiento la acción de sant Narcís, lo nombró patrón y celebra el 29 de octubre como fiesta.

Con posterioridad, en otras ocasiones se ha acudido especialmente a la protección del santo: guerras, pestes… y ahora en pandemia.

La devoción a sant Narcís es muy popular. El artista Salvador Dalí, nacido en la provincia de Girona (concretamente en Figueres) conocía bien esta tradición y pintó un buen número de óleos sobre sant Narcís y las moscas, que hoy están en museos y colecciones privadas. También hizo esculturas de san Narcís.

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Moscas en recuerdo

En las calles de Girona pueden verse todavía hoy los detalles de moscas de piedra en algunas paredes del casco histórico de la ciudad. Una de ellas está precisamente en la calle de las Moscas.

Shutterstock | Irina Papoyan

Una mosca de piedra en la calle de las Moscas, en Girona.

Y, cómo no, el sepulcro de sant Narcís puede visitarse en la iglesia de sant Feliu, muy próxima a la catedral.

Este año las fiestas de sant Narcís (desde hoy hasta el día 1 de noviembre) se han adaptado a la situación que vivimos a causa de la pandemia de coronavirus.

Hay misa pontifical hoy, actos culturales con aforo limitado y jornadas de puertas abiertas en iglesias y museos (también con aforo limitado).

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