Hoy celebramos la Memoria de los Santos Ángeles Guardianes.
¿Es razonable creer en los ángeles? Miren la variedad que existe en el universo visible: los millones de especies de animales, los miles de millones de galaxias, la infinidad de conchas que son lavadas en las orillas del mar, el número incalculable de células en cada cuerpo humano. ¿Es probable que, entre esta dimensión física asombrosamente variada y multicolor de la creación y Dios, se abra un gran abismo ontológico? ¿No sería probable que Dios haya manifestado al menos una creatividad igualmente grande con respecto al orden puramente espiritual?
Pero ¿por qué Dios enviaría estos mensajeros espirituales para ayudarnos? ¿Por qué no se ocupa Él mismo de nosotros? Esas preguntas, por supuesto, nacen de un estado de ánimo que pone a Dios y al mundo en competencia.
En la visión católica, Dios se deleita en utilizar causas secundarias, para que sus criaturas puedan participar de Su activa Providencia del universo. Santo Tomás de Aquino dice que a cada uno de nosotros, debido a nuestra naturaleza cambiante y falible, se nos ha asignado un guía celestial. Una vez que estemos en el Cielo, ya no necesitaremos un guía y nuestro ángel entonces se convertirá en nuestro amigo.
Ángeles Custodios
Cada persona tiene un ángel custodio, 2 de octubre
Nuestros Guardaespaldas Celestiales
¿Quiénes son los ángeles custodios?
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
Cuida tu fe
Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
Tomó de la mano a un niño
Santo Evangelio según San Lucas 9, 46-50. Lunes XXVI de Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hazme entender, Señor, que no importa lo mucho que te he podido herir, sino lo mucho que te podré amar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande». Entonces, Juan le dijo: «Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros». Pero Jesús respondió: «No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Conforme voy creciendo, me voy dando cuenta de lo importante que ha sido en mi vida el haber estado acompañado; pero muchas veces, siendo un poco más grande no dejaba que me tomaran de la mano, no me acercaba a quien me podía tomar de la mano. Es cierto que muchas de las veces que salimos de nosotros mismos nos sentimos con miedo a lo que nos puedan decir los demás, con miedo a fallar, con miedo a hacer las cosas mal y, sobre todo, con miedo a que nos lo restrieguen en la cara, con miedo a ser ridiculizados, avergonzados, humillados, heridos…
Lo peor de todo es que muchas veces ponemos a Dios en ese plano, lo consideramos una persona como nosotros, lo vemos como un ser que me puede castigar, como una autoridad terrible y nos rehusamos a que nos tome de la mano.
Santa Teresita del Niño Jesús nos enseña que no solamente hay que dejarnos tomar de la mano como un niño, sino que hay que ser como una pelotita, la pelotita predilecta del niño Jesús, que no tiene por qué sentirse mal por ser lanzada, o por ser tirada, o por ser dejada. Lo importante es ser esa pelotita que el niño Jesús más quiere y que terminará por estrujar más fuertemente en su corazón.
«Pero no hacer nada malo no es suficiente, porque Dios no es un revisor que busca billetes sin timbrar, es un Padre que sale a buscar hijos para confiarles sus bienes y sus proyectos. Y es triste cuando el Padre del amor no recibe una respuesta de amor generosa de parte de sus hijos, que se limitan a respetar las reglas, a cumplir los mandamientos, como si fueran asalariados en la casa del Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 19 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomarme muy fuertemente de la mano de Jesús en un momento de oración, seguro de que es en su amor que viviré con paz y seguridad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Quiénes son los Ángeles Custodios?
Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dio\
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: «Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia».
En el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide.
No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
Imagen: Ángel de la Guarda. Montserrat
«Pecadores sí, corruptos no»
Ángelus del Papa Francisco, 1 de octubre de 2023.
A mediodía de este domingo de la XXVI semana del Tiempo Ordinario, el Pontífice ha comentado el evangelio hodierno según San Mateo, en el que el evangelista presenta la parábola de los dos hijos. “Hoy el Evangelio habla de dos hijos, a los que el padre pide ir a trabajar en la viña. El primero responde inmediatamente “sí”, pero luego no va. El segundo, en cambio, al inicio se opone, pero luego lo piensa bien y va”.
Francisco explica que el problema no está aquí tan ligado a la resistencia a ir a trabajar en la viña, “sino en la sinceridad o menos frente al padre y frente a uno mismo”. De hecho, continúa el Papa, “aunque ninguno de los dos hijos se porta de manera impecable, el primero miente, mientras que el segundo se equivoca, pero permanece sincero”.
El Papa nos invita hoy a mirar al primer hijo, aquel que dice “sí”, pero luego no va
“Él no quiere hacer la voluntad del padre, pero tampoco quiere ponerse a discutir y hablar. Así se esconde detrás de un “sí”, detrás de un falso asenso, que esconde su pereza y por el momento le salva la cara”. Francisco asegura que “se escabulle sin conflictos, pero engaña y desilusiona a su padre, faltándole el respeto de peor forma de lo que habría hecho un franco “no””. En este punto se para a reflexionar el Papa, explicando que “el problema de un hombre que se comporta así es que no es solo un pecador, sino también un corrupto, porque miente sin problemas para cubrir y camuflar su desobediencia, sin aceptar algún dialogo, o enfrentamiento honesto”.
Miremos al segundo hijo, aquel que dice “no” pero luego va
El segundo hijo, en cambio, “es sincero” – dice el Papa – “no es perfecto pero sincero”. Aunque nos hubiera gustado verlo decir “sí” inmediatamente, al menos – explica Francisco – “manifiesta de manera franca y en un cierto sentido valiente su reticencia. Se asume, por lo tanto, la responsabilidad de su comportamiento y actúa bajo la luz del sol. Luego, con esta honestidad de base, termina poniéndose en discusión, llegando a entender que se ha equivocado y regresando por sus pasos”. “Es, podremos decir, un pecador, pero no un corrupto” señala el Papa.
El Papa diferencia el pecador del corrupto
Francisco asegura que para el pecador “hay siempre esperanza de redención”, mientras que, para el corrupto, en cambio, “es mucho más difícil”. “De hecho – dice – sus falsos “sí”, aparentemente elegantes pero hipócritas y sus ficciones convertidas en habito son como un grueso “muro de goma”, detrás del cual se resguarda de la voz de la conciencia”.
Las preguntas que el Papa aconseja hacerse a uno mismo
Tras presentar el evangelio del día, el santo Padre ha invitado a “mirarse a uno mismo” y preguntarse: “¿Frente al cansancio de vivir una vida honesta y generosa, de comprometerme según la voluntad del Padre, estoy dispuesto a decir “sí” cada día, aunque cueste?” Y cuando no lo conseguimos, “¿soy sincero en el enfrentarme con Dios sobre mis dificultades, mis caídas, mis fragilidades? ¿Cuándo me equivoco, estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis pasos? ¿O hago como si nada y vivo llevando una máscara, preocupándome solo en aparecer como bueno y correcto? En definitiva, soy un pecador, como todos, ¿o hay en mi algo de corrupto?
¿Te preocupan tus hijos? Haz esta oración a los ángeles de la guarda
Infrogmation | CC BY-SA 3.0
Cuando nosotros no podemos proteger a nuestros hijos, sus ángeles de la guarda son una poderosa ayuda contra el peligro
El mundo es un lugar peligroso. Cuando uno sale de la comodidad del hogar, nadie sabe lo que puede sucederle, a uno o a sus hijos. Así ha sido desde Adán y Eva y seguirá siéndolo hasta que Jesús vuelva de nuevo.
La buena noticia es que no estamos solos en esto. Según declara el Catecismo de la Iglesia Católica:
“Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada [de ángeles y] de su custodia y de su intercesión” (CIC 336).
Ángel de la guarda
Dios designa para cada uno de nosotros a un ángel de la guarda cuya misión es guiar, vigilar y proteger.
No siempre vemos o sentimos su presencia, pero la verdad es que están ahí, dispuestos y preparados para acudir en nuestra ayuda.
Solamente tenemos que pedirla.
Para los padres, es fácil olvidar que nuestros hijos tienen ángeles de la guarda y que podemos rezarles (a través de la mediación de nuestro propio ángel de la guarda) e invocar su poderosa protección sobre nuestros hijos.
Cuando nosotros no podemos estar físicamente junto a nuestros hijos para protegerles, lo más conveniente es rezar a sus ángeles de la guarda.
Aquí puedes leer una breve oración que suele conocerse como “Oración de una madre a los ángeles de la guarda de sus hijos” y es una manera que tenemos de calmar nuestro corazón y estar en paz sabiendo quién protege a nuestros pequeños.
Oración
Humildemente os saludo, ¡fieles amigos celestiales de mis hijos!
Os doy las gracias de todo corazón por todo el amor y la bondad que les mostráis.
En algún día futuro, con un agradecimiento más digno del que ahora puedo dar,
os recompensaré por vuestro cuidado de ellos
y reconoceré ante toda la corte celestial mi deuda para con vuestra guía y protección. Continuad velando por ellos.
Colmad todas sus necesidades de cuerpo y alma.
Orad, del mismo modo, por mí, por mi esposo y mi familia entera,
para que algún día todos nos regocijemos en vuestra bendita compañía.
Amén.