Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Pero, para escribir cualquier cosa, tengo que usar palabras, aunque ellas no reflejan plenamente aquello con lo cual mi alma gozó viendo la gloria de la Divina Misericordia. 

Reflexión: La Divina Misericordia

Pero, para escribir cualquier cosa, tengo que usar palabras aunque ellas no me reflejan plenamente, aquello con lo cual mi alma goza viendo la gloria de la Divina Misericordia. La gloria de la Divina Misericordia ya resuena a pesar de los esfuerzos de los enemigos. Santa Faustina en su diario La Divina Misericordia en mi alma escribió: “Oh Dios mío, amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi misión. Oh Jesús, Tú sabes que en todos mis deseos quiero ver siempre tu voluntad. (1729).

“Escribe: soy santo, tres veces santo y siento aversión por el menor pecado. No puedo amar al alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente entonces mi generosidad para ella no conoce límites. Mi misericordia la abraza y justifica. “Persigo a los pecadores con mi misericordia en todos sus caminos y mi corazón se alegra cuando ellos vuelven a mí”. (1728).

Pues, así fue. Después de su muerte, el 5 de octubre de 1938, la obra y la devoción a la Divina Misericordia aunque con muchas dificultades se ha propagado por todo el mundo como “un incendio”.

“Las almas mueren a pesar de mi amarga pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir la Fiesta de mi misericordia. Si no adoran mi misericordia morirán para siempre. Secretaria de mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia porque está cercano el día terrible, el día de mi justicia (965).

Hoy, oí en el alma estas palabras: Hija mía, debes ponerte a la obra, Yo estoy contigo. Te esperan grandes persecuciones y sufrimientos, pero qué te consuele la idea de que muchas almas se salvarán y se santificarán por medio de esta obra (966). Hoy alentaré mi confianza en la Divina Misericordia.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda su gracia, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce