Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Durante la Santa Misa vi a Jesús tendido en la cruz y me dijo: Discípula Mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian. Contesté: Oh Maestro mío, si Tú ves que no les tengo el sentimiento del amor y eso me entristece. Jesús me respondió: El sentimiento no siempre está en tu poder; si tienes el amor lo reconocerás por si tras experimentar disgustos y contrariedades no pierdes la calma, sino que rezas por aquellos que te han hecho sufrir y les deseas todo lo bueno. Al volver [396] […]
Reflexión: Caridad
Durante la Santa Misa vi a Jesús tendido en la cruz y me dijo: Discípulo mío, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian. “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo en cambio, os digo: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”. Son palabras en Jesús que nos invitan a vivir la caridad más allá de los criterios de los hombres; así nos asemejamos a Cristo que con su muerte en la cruz, nos dio un ejemplo de amor por encima de toda medida humana. La caridad verdadera, se alimenta así en el espíritu como en cuanto al corazón con el bien que procura hacer, no queriendo el mal ni emplear medio alguno para vengarlo, tiene siempre presente el estado sobrenatural del hombre, no se aparta de Dios a fin de no ver en el hombre un enemigo de la caridad: la caridad es dulce y paciente.
La caridad nos lleva a comprender, a divulgar y a convivir con todos de modo que quiénes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa deben ser también objeto de nuestro respeto y de nuestro aprecio.
Un discípulo de Cristo jamás, tratará mal a persona alguna; al error le llama error pero el que está equivocado le debe corregir con afecto sino no le podrá ayudar, no le podrá santificar y esa es la mayor muestra de amor y de calidad. El precepto de la caridad no se extiende solo a quienes nos quieran y nos tratan bien sino a todos sin excepción, debemos pedir al Señor que nos ensanche el corazón que nos ayude a ofrecer a nuestras personas nuestra amistad, que nos impulse a hacer apostolado con cada uno, aunque no seamos correspondidos.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la caridad, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce