Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Este mes me ejercitaré en tres virtudes que me recomendó la Madre de Dios: en la humildad, (19) la pureza y el amor de Dios, aceptando con profunda sumisión la voluntad de Dios, todo lo que Él me envíe.
Reflexión: La humildad
Este mes me ejercitaré en tres virtudes que me recomendó la Madre de Dios. En la humildad, la pureza y el amor de Dios. En el magnificat se contiene la razón profunda de toda humildad. María considera que Dios ha puesto a sus ojos en la bajeza de su esclava. Por eso en ella ha hecho cosas grandes el Todopoderoso. La virtud de la humildad en la vida de la Virgen es la verdad. Es el reconocimiento verdadero de lo que somos y valemos ante Dios y ante los demás. Es también el pasearnos de nosotros mismos y dejar que Dios obre en nosotros con su gracia. Humildad. Es el rechazo de las apariencias y de la superficialidad. Es la expresión de la profundidad del espíritu humano. Es condición de su grandeza. La humildad se apoya en la conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios y frente a los hombres. Y en la sobra moderación de nuestros siempre desamparados deseos de gloria.
Es bueno recordar que la humildad nada tiene que ver con la timidez, con la pusilanimidad o mediocridad. La humildad descubre que todo lo bueno que existe en nosotros, tanto en el orden de la naturaleza como en el de la gracia a Dios, pertenece porque de su plenitud fuimos recibidos todos. El Señor es toda nuestra grandeza, lo nuestro es deficiencia y flaqueza. Somos deudores que no sabemos cómo pagar. La humildad es el fundamento de todas las virtudes y sin ella ninguna persona podría desarrollarse. Es el fundamento de la caridad. ¿Cómo llegar a la humildad? 1. Desearla ardientemente, valorarla y pedirla al Señor. 2. Fomentar la docilidad ante los consejos en la dirección espiritual. 3. Recibir con alegría la corrección fraterna. 4. La obediencia rápida y de corazón. 5. Paciencia con los defectos de los demás y con los propios. Debemos imitar a María, la esclava del Señor.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la humildad, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce