La paz esté con ustedes. El Evangelio para este fin de semana es maravilloso, es del capítulo 11 de Mateo, y contiene el pasaje que Père Lagrange, uno de los grandes académicos bíblicos Católicos del siglo pasado, llamó, estoy citando, “La perla más preciosa de Mateo”. Se lo describe también, a este pasaje, como una pincelada Joánica sobre el lienzo Mateano. ¿A qué me estoy refiriendo? Bueno, el vocabulario que Jesús utiliza aquí es mucho más evocador del evangelio de Juan que del de Mateo. Suena al modo en que Jesús habla en Juan. Así que es como una pincelada de Juan sobre el lienzo de Mateo. Ahora, ¿de qué estamos hablando? ¿Qué es tan extraordinario? Permítanme que se los lea. “En aquel tiempo, Jesús exclamó: ‘¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien’”. Escuchen ahora cómo continúa, “Nadie conoce al Hijo sino el Padre; nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. ¿Pueden escucharla allí, esa cualidad Joánica? Suena tal como habla Jesús en el Evangelio de Juan. ¿Por qué es la perla más preciosa de Mateo?
Porque estamos siendo invitados aquí a la vida íntima de Dios. Así que, esta no es simplemente un gran santo o un gran erudito o sabio hablando sobre Dios, porque se hace referencia al Padre y al Hijo. Es el Hijo invitándonos, escuchen ahora, a las dinámicas de su relación con el Padre. No estamos hablando de Dios de la forma que cualquier persona religiosa o filósofo podría hacerlo, estamos siendo invitados a la vida íntima misma de Dios, la relación entre el Padre y el Hijo. Estamos entonces sobre un terreno muy sagrado. A eso se refiere Père Lagrange, estamos sobre un terreno muy sagrado. Revisémoslo paso por paso. “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla!”. El griego aquí es tauta, estas cosas. Bueno, ¿de qué cosas está hablando aquí? Las cosas que tienen que ver con la relación entre el Padre y el Hijo. Nuevamente, no es un simple filósofo religioso, Aristóteles o Kant, o un gurú o maestro religioso, este es el Hijo de Dios hablando a partir de la experiencia de la vida íntima de Dios y las cosas que se han revelado a los pequeños son estas dinámicas que se producen entre el Padre y el Hijo. De acuerdo, esto es un cierto lenguaje abstracto elevado. ¿De qué estoy hablando? Desde toda la eternidad, desde antes del tiempo, el Padre se da a sí mismo, el Padre se vacía a sí mismo dando origen al Hijo. El Hijo, a su vez, habiendo recibido este don del Padre, lo da de regreso.
El Padre y el Hijo se entregan en un acto de amor mutuo. Ese amor, ese darse mutuo, es precisamente lo que llamamos el Espíritu Santo. Estas cosas, estas dinámicas que se producen dentro de la vida íntima de Dios, tiene que ver con un gran acto de entrega, de darse, de recibir y luego regresarlo. ¿Por qué se han revelado a la gente sencilla? Les advierto, por favor, esto no es cierta polémica contra la teología o contra la vida intelectual. Cuando Jesús dice, “has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla”, no lo interpreten como, “Bueno, quién necesita leer a Agustín, y San Pablo y Crisóstomo y Gerónimo y Anselmo y Tomás de Aquino y John Henry Newman?”. No, no, la Iglesia ha reverenciado a esta gente desde los comienzos. El anti intelectualismo, como he dicho a menudo, ha sido una maldición. Y cada vez que levanta su fea cabeza a lo largo de los siglos, la Iglesia está en decadencia. Así que por favor no malinterpreten esto como, “Bueno, ¿quién necesita esta teología presuntuosa?”. Es que, ¿A dónde se está dirigiendo el Señor aquí? Es muy similar a aquellos pasajes donde dice el Reino de los Cielos pertenece a los que son como niños. A menos que cambien y se conviertan en niños pequeños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Bueno, ¿significa eso que todos deberíamos volvernos infantiles? No, no. ¿Cuáles son las dinámicas del Reino de los Cielos? La dinámica del amor, de entregarse, de aceptar los dones, de no tener vergüenza. Bueno, eso es lo que un niño es capaz de hacer antes de que nosotros y la amplia sociedad, de algún modo le arrancamos eso. Los niños son capaces de esa clase de relación, de gratuidad y de sinceridad, sin vergüenza. Entonces, de un modo similar, ¿quiénes son los sabios y entendidos aquí a quienes estos misterios fueron escondidos? Son aquellos que se aferran a su conocimiento de una forma autoreferencial, que se envanecen por su conocimiento. Los pequeños. . ., los pequeños que reciben la Trinidad, a quienes se les revela la Trinidad, son aquellos que pueden entrar, sin inconvenientes, en la dinámica del dar, recibir y dar de regreso. Esta dinámica hermosa de apertura al amor. Y esto está siendo revelado sobre la existencia misma de Dios. Es maravilloso. Escuchen nuevamente, “El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos”. Bueno, ¿lo ven?, es eso. Esa es la dinámica trinitaria. El Padre no se guarda su divinidad. La deja ir, la regala. “Todo lo que tengo es tuyo”.
Piensen en el Padre del Hijo pródigo que dice eso. Bueno, esa es una imitación de la Trinidad. “Todo lo que tengo es tuyo”. El padre se regala a sí mismo. El Hijo recibe el regalo y luego lo regala de regreso al Padre. Y esa cadencia y dinámica hermosa de gracia es lo que se llama Espíritu Santo. “El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos”. Esta es la verdad y es el fundamento de nuestra existencia. Este es el creador de todas las cosas. Se revela aquí la verdad más profunda de la existencia. Es la dinámica del amor. Escuchen cómo continua, “Nadie conoce al Hijo sino el Padre; nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. No lo interpreten por favor como una especie de imperialismo Cristiano. Como si dijéramos, “solo nosotros sabemos de Dios porque conocemos a Jesús”. Bueno, no, toda clase de personas, religiones y filosofías diferentes y los demás pueden conocer algo sobre Dios. No estoy negando eso ni por un momento. El Vaticano II dice que existen rayos de luz, elementos de verdad en todas las grandes filosofías y religiones. Así que, no estoy diciendo que esto es único en el Cristianismo, el comprender a Dios, pero ¿qué es único para nosotros los Cristianos? Y no hay vuelta que darle. Escuchen de nuevo, “Nadie conoce al Hijo sino el Padre; nadie conoce al Padre sino el Hijo”. Bueno, eso es cierto, porque no sabríamos acerca de estas dinámicas Trinitarias en la vida íntima de Dios a menos que alguien hubiera venido desde esa vida íntima a revelárnoslo. El Padre es conocido como Padre solo en relación al Hijo, ¿cierto? Esa es el único modo en que el Padre está en relación con el Hijo. El Hijo es conocido como Hijo solo en relación al Padre, aquel que lo envió. Esto es cierto entonces. Los únicos que tienen el privilegio de conocer verdaderamente lo que está sucediendo dentro de la vida de Dios son aquellos a quienes el Hijo se los ha revelado. ¿Ven por qué esta es una perla preciosa? ¿Ven por qué estamos especialmente en terreno sagrado con este pasaje? Somos los que conocemos todo el significado de esto. La verdad más profunda de las cosas, observen ahora, no es aferrarse y hacerlo nuestra propiedad y agarrarnos a él. Ese es el conocimiento del mundo.
Y si no lo ven… Abran sus ojos cada día, lo verán. Escuchen a cualquiera que hable, miren cualquier película, escuchen cualquier canción, ábranse a la cultura, lo que encontrarán es, “Ey la verdad más profunda de las cosas es, mejor aférrate a lo que puedas obtener de esta vida”. Sabemos que ese no es el asunto. La verdad más profunda de las cosas es la dinámica del amor, de entregarse, de recibir y dar de regreso. Eso es característico de la vida íntima de Dios. Ese es el alto privilegio, el alto privilegio de la vida Cristiana, el que se nos haya dado acceso a esta verdad. De acuerdo, voy a cerrar ahora con esto, pero escuchen las implicancias en la conducta porque el Señor las deletrea a continuación. “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio”. Ven, ¿qué nos agobia? ¿Cuál es el agobio de la vida? Es esta vieja mentira de que seremos felices si simplemente obtenemos suficientes bienes de este mundo. Si podemos simplemente lograr lo suficiente y aferrarnos a ello, entonces seré feliz. No seré feliz. Al contrario. ¿Qué queremos todos? Bueno, este mundo adorable aquí, alivio. Eso no significa echarse en una hamaca. Significa realización. Significa paz. Significa el gozo que todos queremos. ¿Cómo lo obtienes? Lo obtienes al imitar las cadencias y dinámicas de la vida divina, introduciéndote en este amor entre el Padre y el Hijo que nos ha sido revelado en Cristo. “Así que, vamos”, dice el Señor, “todos los que estás agobiados por esta mentira que nos han contado, y en mí encontrará alivio”. Y luego esta frase famosa, sobre la que debemos reflexionar, “Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”. Vean, ¿qué es el yugo? Bueno, no se coloca un yugo sobre un solo animal. Un yugo se coloca sobre un par de animales y entonces así tirarán el carro o la carreta o el arado o lo que sea, ¿cierto? Así que tomar el yugo es unirse a otro. Así que, es hermoso que aquí están los Cristianos, el Señor que recién nos ha revelado esta dinámica de la vida íntima de Dios, entonces dice, “Ven, coloquémonos el yugo juntos. Caminemos juntos los dos”. Ahora, bajo este yugo dulce y suave, porque lo que se está revelando aquí es liberación, es vida. Entonces bien, átense, tomen el yugo de Jesús y atravesarán su camino por la vida con alegría. Vean, de nuevo, no piensen en el Señor como en este personaje exigente allá arriba o fuera, en algún lugar, que nos está señalando con el dedo. No, no, él es el que nos invita, “Ven, ven. Coloca mi yugo sobre ti, así juntos podemos caminar en esta nueva vida”. “Encontrarán alivio, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”. Sí, sí. Esto no es algo costoso. Lo que es costoso es la mentira que nos cuenta el mundo, eso es lo costoso. Ese es el agobio terrible. El Señor dice, “No, únete a mí, y juntos caminaremos de acuerdo a las dinámicas de la vida divina”. Solo un último pensamiento, mientras cargamos el yugo junto a Jesús, él lo carga junto al Padre, ¿lo ven? El Hijo nos ha revelado al Padre. El Padre nos ha hablado a través de su Hijo. El Padre y el Hijo llevan juntos el yugo. El yugo, ya que estamos, es el Espíritu Santo. Como el Padre y el Hijo llevan el yugo juntos, entonces ahora nosotros, y el Señor Jesús, nos unimos, para vivir una vida no de aferrarse y agarrarse, sino de entregarse en amor. ¿Pueden ver por qué este pequeño pasaje de Mateo capítulo 11, es ciertamente la perla más preciosa? Estamos sobre terreno sagrado con este pasaje. Y Dios los bendiga.
Matthew 11:25-30
En el Evangelio de hoy Jesús nos habla de su relación con el Padre. Jesús, el Hijo, ha sido enviado por el Padre por amor. Así vemos en Dios una interacción entre amante y amado; el amante y el amado conectados por el amor que tienen en común. Por ello, el Dios revelado en Jesús es una familia o comunidad de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El fundamento del ser es una communio de ser y dejar ser. Desde toda la eternidad el Padre se olvida de sí mismo en el amor y genera al Hijo, y desde toda la eternidad, el Hijo se olvida de sí mismo y mira al Padre: y en el amor mutuo entre el Padre y el Hijo está el Espíritu Santo.
Generación activa, generación pasiva; respirando y exhalando; siendo y dejando ser. Dios es como un conjunto de pulmones, o como un corazón: tomando y soltando, un ritmo, una cadencia, un intercambio de amor.
Este Dios verdadero es aquel que no insiste en atesorar el poder o definirse a sí mismo por encima o en contra. Este verdadero Dios es amor, es una comunión, un compartir, una familia.
«Qué importante es saber agradecer al Señor, saber alabarlo por todo lo que hace por nosotros. Y así, nos podemos preguntar: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces nos decimos gracias en familia, en la comunidad, en la Iglesia? ¿Cuántas veces damos gracias a quien nos ayuda, a quien está cerca de nosotros, a quien nos acompaña en la vida? Con frecuencia damos todo por descontado. Y lo mismo hacemos también con Dios. Es fácil ir al Señor para pedirle algo, pero regresar a darle las gracias…».
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2016).
Agradecer siempre
Santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30. Domingo XIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, vengo ante ti porque quiero que me enseñes a orar. Permíteme entrar en tu presencia y escuchar lo que quieres decirme. Señor, Tú conoces mejor que nadie mis necesidades. Concédeme aquellas que más necesito. Quiero conocerte y amarte, pero necesito me des tu gracia porque sin ti nada puedo hacer. Quédate, Señor, conmigo y jamás me abandones. Jamás permitas que nada ni nadie me separe de ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el inicio de este pasaje puedo encontrar un modelo de oración, la oración de gratitud. Te detienes un momento a orar con tu Padre y agradecerle. La gratitud es una virtud que conmueve tu corazón. Los que son padres de familia experimentarán mejor que nadie cómo se infla el corazón ante la gratitud de un hijo que valora lo que le das, el esfuerzo que haces por darle lo mejor, o el amor que le brindas. No hay nada que le agrade más a un padre, además de ver felices a sus hijos, que escuchar de ellos un «gracias» y un «te amo».
Esto es lo que me quieres recordar hoy. Tú, Señor, eres Padre, eres mi Padre y por ello, la gratitud es una cualidad que te encanta hallar en tus hijos.
Tal vez en este rato de oración, puedo unir mi acción de gracias a la tuya, Jesús. Dar gracias al Padre por todas las cosas que me ha dado.
Para darte gracias se necesita sólo concentrarse y ver el día a día. Allí voy a encontrar todo por lo que puedo agradecerte. A veces se piensa que la acción de gracias se hace sólo en las fechas especiales, en las grandes ocasiones, en los momentos de felicidad. Pero no. La acción de gracias se puede hacer también en la enfermedad, en la tribulación, en la dificultad. En otras ocasiones me puede pasar que sólo agradezco aquellas cosas grandes, maravillosas, lujosas. Pero en realidad debería agradecer hasta las cosas más elementales que recibo.
Teniendo en cuentas estas ideas, quiero decirte gracias. Gracias, Padre, por mi vida, mi salud o mi enfermedad, mi alegría o mi tristeza. Gracias por el cuerpo que me diste, la familia que me concediste y el país en el que me permitiste nacer. Gracias por el don de mi fe católica, del bautismo y de la oración. Gracias por la comida, (no esa «comida» genérica que no llena a nadie, sino la comida de esta mañana o de anoche). Gracias por mis padres, por mis hermanos, por mis abuelos y tíos, porque de todos ellos he podido aprender algo.
Gracias por el temperamento que me has dado, por la historia que has ido escribiendo con mi vida. Gracias por tu salvación, por haberte hecho hombre por mí, por haberme enseñado el camino al cielo, por haber muerto y resucitado por mí. Gracias por haberme dado a María como mi madre, gracias por la Iglesia, los sacerdotes, los sacramentos. Gracias por el Regnum Christi y esta vocación a la que me llamas.
Gracias por la casa en la que vivo, el trabajo que tengo o del que carezco. Gracias por las cosas materiales que poseo y por aquellas que tal vez me faltan. Gracias por mis amigos, y también por los que me procuran el mal. Gracias por estar siempre presente en mi vida.
Gracias, Señor, por este bello planeta que me has dado, y en el que encuentro huellas de tu poder y de tu amor. Gracias por ese momento en el que encontré a mi pareja, o a este amigo, o a este compañero. Gracias por haberme salvado de caer en este o aquel pecado. Gracias te doy, Dios mío, por…
«Qué importante es saber agradecer al Señor, saber alabarlo por todo lo que hace por nosotros. Y así, nos podemos preguntar: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces nos decimos gracias en familia, en la comunidad, en la Iglesia? ¿Cuántas veces damos gracias a quien nos ayuda, a quien está cerca de nosotros, a quien nos acompaña en la vida? Con frecuencia damos todo por descontado. Y lo mismo hacemos también con Dios. Es fácil ir al Señor para pedirle algo, pero regresar a darle las gracias…».
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Agradeceré a todos los que hoy me hagan algún favor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. ¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El camino de la mansedumbre
Bienaventurados los mansos
Nuestra sociedad está caracterizada por la crueldad hacia los débiles y la cobardía delante de los fuertes. La sociedad violenta con respecto a los más débiles ha perpetuado la lógica de Caín.
Pero la historia será de los mansos. Esta profecía, oculta en la tercera bienaventuranza, ha sido retomada en nuestro siglo tan inclemente y vuelta a lanzar también por los no cristianos, de nombre, pero igualmente herederos de la nueva mentalidad traída por Cristo, quien se ha definido a sí mismo «Manso y Humilde de Corazón».
La piedad (dice Dostoiesvski) es la cosa más importante, quizá la única ley de la existencia humana, no es la mirada de superioridad compasiva, sino una forma de mirar con verdadera «simpatía» o co-sufrimiento. Es una bondad copartícipe de los dramas de otros; es ternura interior, que se expresa en la decisión de no usar jamás la violencia con los otros. Es un proyecto de sufrir siempre en primera persona antes que hacer sufrir a los demás.
La mansedumbre incide, desarma, reconstruye. Es verdaderamente el arma formidable de los inermes, que se vende sólo con la fuerza del amor. El hombre manso es fascinante no en cuanto que aturde, sino en cuanto deja una huella.
La tercera bienaventuranza… «Bienaventurados los mansos» (Mt 5,5) exige una potenciación de un proceso, porque es un andar a contracorriente empinada. El camino siempre en subida, aquí se hace más inaccesible. De hecho, como especificación de amor, pide una actitud para alcanzar el punto más alto; amar como Cristo nos ha amado.
Nosotros sabemos que las bienaventuranzas constituyen un manifiesto proclamado por Jesús. Él es el pacifico, el bendito manso, el Cordero: «he aquí el Cordero de Dios» (Jn 1,29), es la indicación de Juan el Bautista, según cuenta Juan el Apóstol, que era testigo ocular de la escena.
La visión del Apocalipsis es paradójica. El Cordero resucitado es el Señor dominador y salvador. Es «el cordero que hace de pastor» (Ap 7,17). La categoría bíblica de cordero implica la mansedumbre, el sacrificio para la salvación. La categoría de pastor incluye potencia para gobernar y guiar a la meta de Dios, sólo quien guía a la vida hace historia. El cordero incide y plasma. El lobo arrebata y pasa.
Mateo usa tres veces el adjetivo «manso». En el primer caso lo aplica a los destinatarios de la tercera bienaventuranza, en los otros lo refiere a Cristo. Jesús se autodefine «manso y humilde de corazón» (Mt 11,28-30).
En realidad, la humilde mansedumbre del Maestro es una forma de misericordia, entendida como corazón vuelto a los míseros; y así, está orientada a cada hombre, que será siempre un pobre hombre, candidato a la extrema pobreza del ser que es la muerte.
La mansedumbre de Jesús, se nos revela como esperanza para todo tiempo, única salvación del hombre de hoy, aplastado por la duda, por la esclavitud, marginación, opresión política. La mansedumbre de Jesús es fortaleza para el hombre que se entrega confiado a él.
La no-violencia no es una táctica es una convicción. Emerge no de arroyitos desvanecidos, ni vive en atmósferas enrarecidas; es un comportamiento enérgico e incisivo. La violencia indica debilidad, tiende a considerar al hombre como objeto y no como sujeto, como medio y no como fin.
La no-violencia es manantial de acciones válidas por estar fundada sobre valores; es perdurable pues surge de la conciencia. Es una prueba de honestidad sin tapujos; en su raíz es decir «sí» a la cultura de la posesión de sí mismo y del servicio.
Es la fe la que fortalece el entusiasmo y la energía para la lucha no violenta, la que sostiene los pasos vacilantes a la hora en que se hace más sutil la tentación de recurrir a la violencia.
El contexto de la célebre cita de Mateo, que habla de ofrecer al otro la mejilla, tiene también este sentido ampliado: no te opongas al malvado como adversario, sino resístele como benefactor; es decir, como hombre que promueve el bien y contribuye a actuario haciéndolo más hombre, cuando menos, dándole una oportunidad para ayudarlo en esta empresa.
MANSEDUMBRE COMO PEDAGOGÍA
Otra condición para la mansedumbre es la amplitud de horizontes; el manso es entonces un proyectado; ante todo, más allá de sí mismo. Solo así se construye el verdadero sí mismo. El crecimiento del hombre sigue siempre la ley del boomerang en el mal y en el bien. Yo me hago hombre en la medida en que sé salir de las angustias de mi ser. Domingo Sabio, conversando con Don Bosco, el santo fundador de los salesianos, traducía inmejorablemente el mensaje de su maestro sobre la santidad con el amor al centro, en estos términos «He entendido: Debo ser como el fruto maduro, que tiene el hueso por dentro y la pulpa por fuera, debo ser duro conmigo mismo, tierno con los demás».
PROBAR PARA CREER, CREER PARA PROBAR
Hoy el hombre, -para usar una viva imagen de Pablo VI-, «Está armado por dentro». Sólo con un pacto que desarme interiormente, se podrá esperar un desarme externo; el desarme interior se llama mansedumbre y dulzura. El externo, proyección del primero, se llama paz social y todos los demás planteamientos dependen de éste, de la enseñanza de hombres mansos como signo. Hemos subrayado que la bondad mansa no es una teoría: es una experiencia; la bienaventuranza de la mansedumbre no es un teorema, es un compromiso, es un don de Dios y una elección de vida.
¿Cuáles son las armas más poderosas contra el diablo?
Los demonios a través de la tentación: no quieren la santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos discípulos de Jesús.
Contra el diablo, las armas más poderosas: meditar la palabra de dios, el rosario, la confesión, la misa
-Entrevista al presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, P. Bamonte: No basta saber que los demonios existen, sino que es preciso conocer cómo actúan no caer en sus trampas
Recientemente, la Asociación Internacional de Exorcistas obtuvo el reconocimiento jurídico de la Congregación para el Clero, en el Vaticano. Con este motivo, el presidente de la Asociación, Padre Francesco Bamonte de los siervos del Corazón Inmaculado de María-, exorcista de la diócesis de Roma, concedió una entrevista a Radio Vaticana.
P.- El Papa Francisco ha mencionado muchas veces al demonio en sus homilías, recordándonos su existencia real y su actuar.
R. Sin duda, el fundamento de la predicación y de las enseñanzas del Papa Francisco es Jesucristo; pero el Papa nos exhorta a no olvidar lo que la Sagrada Escritura nos dice: que los demonios existen: son ángeles creados por Dios que se transformaron en malvados porque libremente eligieron rechazar a Dios y su Reino, dando origen así al infierno.
Los demonios actúan en la historia personal y comunitaria de los hombres, tratando de propagar entre los hombres la elección del mal. Por eso, no basta saber que existen, sino que es preciso también conocer cómo actúan para prevenir y rechazar sus ataques y no caer en sus trampas.
El Papa ha descrito a menudo cómo actúan los demonios a través de la tentación para separar a los hombres de Cristo. De hecho, quieren que seamos como ellos; no quieren la santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos discípulos de Jesús.
El Papa también ha subrayado varias veces que los demonios que son repelentes y repugnantes- se disfrazan de ángeles de luz para hacerse atractivos y engañar mejor a los hombres. Jesús en el Evangelio nos enseña cómo luchar y vencer a los demonios con su gracia.
P. ¿Cuáles son las armas más poderosas contra el diablo?
R. El arma poderosa, ante todo, es la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, como dice el Papa Francisco, que nos ha invitado a llevar siempre en el bolsillo un Evangelio. En nuestro interior, esta Palabra, cuando entra, vive, actúa y nos llena de la gracia del Espíritu Santo.
Y luego está el Rosario, el encomendarse a la Virgen, a quien el demonio odia especialmente. Y la confesión frecuente: reconocernos pecadores humildemente, confesar nuestros pecados y pedir a Dios la fuerza para no pecar más. La participación en la Santa Misa los días festivos. Y también la lucha contra nuestros vicios, contra lo que el pecado original ha dejado en nosotros, para que triunfe el hombre nuevo en Cristo.
P.- La presencia de un sacerdote exorcista en la diócesis ¿es necesaria?
R.- Es importantísima. De hecho, cuando no hay un sacerdote exorcista, a menudo la gente se dirige a magos, hechiceros, lectores de cartas y del futuro, sectas Por otra parte, no tiene sentido pensar que si las personas saben que hay un exorcista en su diócesis, serán más propensas a creer que son víctimas de una posesión diabólica. La primera preocupación de todo exorcista con buen sentido es evitar que se forme o se mantenga la creencia de una posesión cuando ésta no existe.
El exorcista es ante todo un evangelizador, un sacerdote, por lo que sea cual sea el origen del mal que padece quien acude a él, sea o no sea una auténtica forma de acción extraordinaria del demonio, el sacerdote exorcista se esfuerza por infundir serenidad, paz, confianza en Dios y esperanza en su gracia.
Y cuando se comprueba realmente la existencia de un caso de posesión diabólica, el sacerdote exorcista acompañará a esos hermanos y hermanas que sufren a causa del maligno, con humildad, fe y caridad, para sostenerlos en la lucha, para darles ánimos en el duro camino de la liberación, y para reavivar en ellos la esperanza.
P.- ¿Es grande el sufrimiento de las personas que sufren realmente el estado de posesión diabólica?
R.- En mi experiencia, como en la de muchos otros exorcistas naturalmente relativa a personas realmente poseídas- encuentro hombres y mujeres perfectamente sanos de mente, pero expuestos a un nivel de sufrimiento difícilmente imaginable.
Ante tanto dolor es imposible permanecer indiferente: deseo sinceramente que muchos otros hermanos sacerdotes se den cuenta de esta dramática realidad, a menudo ignorada o subestimada. El exorcismo es una forma de caridad en beneficio de personas que sufren. Está dentro de las obras de misericordia corporal y espiritual.
P. Hablemos del servicio que ofrece el Vicariado de Roma
R.- En algunas diócesis se ofrece un servicio de primera escucha para quienes piden un exorcista. Los sacerdotes cuentan con la ayuda de un equipo de voluntarios formado por médicos especialistas en psiquiatría y psicoterapeutas, que evalúan si es necesario los aspectos médicos. Hay personas que confunden problemas de origen médico con problemas de origen espiritual. Los casos que se consideran serios y en los que debe intervenir un sacerdote exorcista son limitados.
P.- La Asociación Internacional de Exorcistas que se ha creado recientemente es una novedad en la Iglesia
R.- En la larga historia de la Iglesia, aún no se había constituido una Asociación Internacional de Exorcistas: esto es un signo de los tiempos. El Espíritu Santo, en respuesta a las exigencias especiales de nuestra época, ha suscitado una toma de conciencia de que entre los mandatos que Cristo a la Iglesia, está incluido el de expulsar a los demonios en su Nombre.
Al mismo tiempo, el Espíritu Santo ha inspirado en la Iglesia una asociación de sacerdotes exorcistas para que tengan la fuerza que deriva del estar en comunión con otros hermanos que ejercen el mismo ministerio; y para que, encontrándose periódicamente y compartiendo sus experiencias, puedan ofrecer una ayuda más eficaz a quienes se dirigen a ellos.
El Papa Francisco envió un mensaje en septiembre a los exorcistas italianos, expresando su aprecio por el servicio eclesial que realizan con el ministerio del exorcismo, ejerciendo una forma de caridad en beneficio de personas que sufren y necesitan liberación y consuelo.
Para profundizar sobre el tema te recomendamos:
El demonio (I)
El demonio (II)
El demonio ataca a los cristianos y sobre todo a los apóstoles.
El demonio (III)
Medios ordinarios de lucha espiritual contra el demonio.
¿Las armas fáciles? No, las mentes sin valores
Reforzar la observancia religiosa tiene un enorme valor para que una sociedad se respete y ayude, no que se mate
Por: Salvador I. Reding Vidaña | Fuente: Catholic.net
Los asaltos en instituciones educativas y otros sitios públicos por desquiciados, matando e hiriendo a quienes pudieron, tienen aterrorizada a la población estadounidense. Muchos están a favor de armarse para defenderse en caso de ser atacados, y en Texas se ha hecho legal el porte abierto de armas, por la misma razón.
El presidente Obama ha mostró su enojo ante tan terribles sucesos, e insiste en el control de la venta de armas, sobre todo las de uso militar, para reducir las muertes. Muchos se oponen, aunque las medidas que propone Obama no afectan el constitucional derecho a poseer y portar armas.
El principal opositor al control de armas en manos ciudadanas ha sido, y con mucho éxito, la National Rifle Association (NRA) una poderosa organización no gubernamental, por gran capacidad demostrada de cabildeo (lobbing) ante el Congreso federal.
Hay defensores del libre comercio, posesión y porte de todo tipo de armas por los habitantes de los Estados Unidos que insisten en lo mismo, inclusive mostrando estadísticas sobre homicidios con armas de fuego a la baja cuando los gobiernos no han impuesto algunos controles sobre ellas.
“Las armas no matan, matan las personas”, dicen. Y tienen razón, pero si fuera más difícil conseguir un arma y el parque a discreción, habría menos matanzas. Sin embargo, hay tantos millones de armas de fuego en manos civiles, que seguiría siendo fácil posesionarse de alguna y salir a matar inocentes.
Cierto, son las personas las que matan, con armas de fuego, blancas, explosivos y hasta vehículos. Así que el problema está en las mentes de las personas. Esto es lo que hay que enfocar: las mentes, con sus esquemas de valores, para que menos desquiciados se convenzan de salir a matar a cuantos puedan, sabiendo que no saldrán vivos de su aventura, por ser muertos o por suicidio.
Hay que reforzar los esfuerzos de educación en valores, sobre todo porque muchas conductas de personas y de grupos dan razones para pensar que matar a otros está bien. Las familias, las iglesias, las escuelas y otras organizaciones deben hacer mayores, mucho mayores esfuerzos educativos, sobre el valor de la vida humana, la propia y la ajena.
Pero hay más aún de fondo. La sociedad estadounidense tiene serios problemas de deformación y desorientación de la psicología humana. Es algo que está a la vista. Si alguien, jóvenes en general, se convence de salir a matar, por diferentes razones que crea en su cabeza, y lo hace con toda frialdad, es porque está enfermo, desorientado, y en ese estado mental ni siquiera se le ocurrirá, quizás, pensar en el valor de la vida.
De esta manera, la reeducación popular incluye no solamente el adoctrinamiento en los valores fundamentales de la vida, sino en reducir las causas para que los niños y los jóvenes puedan convencerse fácilmente de que pueden matar a otros para desquitarse con la sociedad. Es lo mismo que el llamado bullying pero llevado al extremo. ¿Por qué puedo maltratar y golpear a otros por diversión? Por falta de educación, esa que inicia en la familia. Así, también se justifica matar por darse el gusto, con las razones que se quiera detrás de estas decisiones.
Sí, las armas solas no matan, pero entonces la sociedad y el gobierno de los Estados Unidos deben hacer enormes esfuerzos por revisar sus conductas y sus ejemplos que justifican el daño a otros. Deben redoblar y más los esfuerzos de educación en valores y los de entender las causas de los traumas mentales que llevan a matar y destruir, incluyendo la propia vida.
Algo muy grave ocurre en las mentes policiales y de sus jefes en los Estados Unidos. El número de asesinatos de civiles desarmados es espantoso, no tiene parangón en ningún país del mundo, que se sepa. Lo terrible es que a todos ellos les parece bien, lo toleran y lo justifican, con increíble impunidad. Esta es una mentalidad enfermiza que debería ser cambiada, pero nada se hace para siquiera intentarlo. Si los policías matan sin miramientos, ¿por qué un civil no puede hacerlo?
Aunque a muchos indiferentes religiosos, ateos y antirreligiosos les moleste, se debe insistir en el valor trascendente del respeto al prójimo que la religión exige. Los valores y derechos humanos fundamentales adquieren mucha mayor relevancia cuando se sabe que hay un Dios a quien rendirle cuentas, y que el amor al próximo es esencia de vida. Reforzar la observancia religiosa tiene un enorme valor para que una sociedad se respete y ayude, no que se mate.
Dicen los defensores de las armas en manos civiles que por ejemplo en Suiza, las armas militares, como se hacía en la Edad Media, siguen en custodia en los hogares suizos, y que no se usan para matar a nadie. Cierto, y por eso mismo, deben observar las conductas y la educación allá, para corregir lo necesario, y que de esta forma cada vez a menos personas, se le ocurra salir a matar. No sólo en los Estados Unidos hay locos que matan por placer, lo sabemos, pero su ejemplo es esencial para el resto del mundo.
Así nació una de las advocaciones marianas más queridas en América Latina
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La historia comienza en el año 1560, cuando el español Antonio de Santana recibe el encargo de administrar Suta (Boyacá).
Fue él quien solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque una imagen de la Virgen María, para colocarla en la capilla de la región.
Y así fue como Fray Andrés fue a Tunja y encargó a Alonso de Narváez que le pintara una copia de la imagen de la Virgen María.
Esta pintura se hizo en un lienzo de algodón de 1,26 x 1,13 cm., tejido por los indios, utilizando mezcla de tierra de colores y zumo de yerbas y flores.
Al ver que a los lados de la imagen quedaba mucho espacio decidió pintar al lado derecho a san Antonio de Padua y al lado izquierdo pintó a san Andrés.
Una imagen olvidada
Esta imagen fue colocada en la capilla donde Fray Andrés catequizaba a los indios.
Cuando este fue enviado a otro convento, la imagen quedó abandonada y con el tiempo la capilla se deterioró, hasta el punto de dañar la imagen.
El cuadro, por tal motivo, fue usado para otros quehaceres domésticos puesto que había perdido su belleza.
En 1577 muere Antonio de Santana y su esposa decide retirarse a la aldea de Chiquinquirá y llevar consigo el lienzo que era usado para los servicios domésticos.
Al pasar los años, María Ramos, cuñada del difunto, decide vivir también en Chiquinquirá y ahí encuentra el lienzo abandonado y en muy mal estado.
La venerada imagen de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia, cuya imagen original fue instalada en la catedral primada de Bogotá a petición del Papa Francisco
Marko Vombergar | Aleteia | I.MEDIA
María se quiso quedar en Chiquinquirá
«¿Hasta cuándo, rosa del cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y os dejéis ver al descubierto para que mis ojos se regalen de vuestra soberana hermosura, que llene de alegría mi alma?«, repetía María Ramos con frecuencia.
Hasta que el 26 de diciembre de 1586 fue testigo de una luz fulgurante que salía del cuadro e invadía la capilla.
Toda la pintura estaba renovada completamente, aunque permanecieron los agujeros que tenía.
Alzando el cuadro se distinguía aún el rostro de la Madre Santísima que permaneció encendido todo el día; hasta quedar la imagen tal como hoy se contempla.
La noticia se propagó velozmente y fueron muchos los que acudieron a ver la imagen renovada.
Actualmente, son muchos los que peregrinan al Santuario y se postran ante el cuadro de María para pedir su intercesión.
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Una invitación al recogimiento
Este cuadro ante el cual san Juan Pablo II consagró a Colombia bajo los cuidados de María, estuvo en varias capillas desde el prodigio ocurrido.
Finalmente se ubicó en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que desde sus inicios ha sido encargado a los dominicos. Año tras año recibe la visita de los peregrinos.
Jose Gregorio Hernandez | CC BY-SA 3.0
En él se descubre el rostro de María que destaca por su modestia y ligera sonrisa. Sus ojos entrecerrados mueven al recogimiento.
Aparece con un velo blanco que cubre su cabeza y viste un manto celeste, una túnica rosada. Un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús. Con la derecha Él tiene un hilo que pende del pie de un pajarillo.
A la derecha de María, está san Antonio de Padua, quien sostiene un libro. Sobre él está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos. Con la derecha sostiene una palma.
A la izquierda está san Andrés leyendo la Sagrada Escritura y cogiendo la cruz del martirio.
María sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede remediar todos nuestros males.
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