Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Oh Jesús mío, es Tu obra, has sido Tu quien habló a esta alma, porque la hermana ha entrado cuando yo estaba completamente sumergida en Dios; precisamente en aquel momento me abandonó el recogimiento elevado.  Oh Jesús mío, yo sé que para ser un alma útil es necesario procurar la más estrecha unión. Contigo, oh amor eterno.  Una palabra de un alma unida a Dios procura más bien a las almas que elocuentes debates o prédicas de un alma imperfecta.

Reflexión: Recogimiento interior

Oh Jesús mío, es tu obra, has sido tú quien habló a esta alma, porque la hermana ha entrado cuando yo estaba completamente sumergida en Dios precisamente en aquel momento me abandonó el recogimiento elevado.

“Enséñame Dios mío el camino de la Santidad”. La ley de la santidad radica en el recogimiento. Cuando Dios llama a un alma para hacerla salir del pecado, procura que se recoja en su conciencia; también se vale del recogimiento es, por último, el medio que emplea para unirse como el alma en la vida de amor.

Toda conversión, es por tanto, fruto de una gracia interior, o sea del recogimiento del hombre en su conciencia, en la penitencia de su corazón, en la bondad de Dios. Recogerse es juntar lo separado, restablecer el orden interior perdido, evitar la dispersión de los sentidos. Tener como centro a Dios en la intención de lo que hacemos y proyectamos. Lo contrario del recogimiento interior es la disipación y la frivolidad.

Sin recogimiento no es posible el trato con Dios. En la medida en que purificamos nuestro corazón y nuestra mirada y procuramos ese recogimiento, que es riqueza y plenitud interior; nuestra alma ansía el trato con Dios. ¿Cómo adquirir y conservar el santo recogimiento? Comenzamos por cerrar las puertas y las ventanas de nuestra alma.

Recogerse no es sino reconcentrarse de fuera a dentro en Dios; hacer acto de recogimiento es ponerse por entero a la disposición de Dios, tener el espíritu de recogimiento es vivir recogido con gusto. Donde debe estar el centro de nuestro recogimiento: es en Jesús. No olvidemos que la medida de nuestro recogimiento será la de nuestra virtud, así como la medida de la vida de Dios en nosotros.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el recogimiento interior, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce