Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
+ Una vez, atendía a los enfermos una hermana tan negligente en su trabajo que verdaderamente era necesario mortificarse bastante. Un día decidí decirlo a las Superioras; pero oí en el alma una voz: Soporta pacientemente, lo dirá otra persona. Sin embargo, tal servicio continuo todo el mes. Cuando ya podía bajar un poco al refectorio y al recreo, oí en el alma estas palabras: Ahora otras hermanas hablarán (155) de la negligencia en el servicio de esa religiosa, pero tú cállate y no intervengas en este asunto. En ese mismo instante empezó una discusión bastante áspera sobre esa hermana, pero ella no logró encontrar nada en su defensa y todas las hermanas a coro: Enmiéndese, hermana y atienda mejor a los enfermos. Conocí que, a veces, Jesús no desea que digamos algo por nuestra iniciativa; Él tiene su modo y sabe cuándo es el momento oportuno para hablar.
Reflexión: La Paciencia I
Una vez atendía a los enfermos una hermana tan negligente en su trabajo. Un día decidí decirlo a las superioras, pero en el alma una voz, soporta pacientemente, lo dirá otra persona; pero tú cállate y no intervengas en este asunto.
“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí y yo unido a él da mucho fruto”. Los frutos que deben producir los discípulos de Jesús son visibles e invisibles. Visibles son todas las buenas obras de evangelización y de servicio al prójimo.
Los invisibles: Son las virtudes que por acción del Espíritu Santo brotan en el alma del creyente.
La paciencia es un fruto invisible del Espíritu Santo en el alma humana. Consiste en la capacidad de resistir y soportar con serenidad las adversidades de la vida, confiando que todas las cosas son para bien de los que aman a Dios.
“Dichosos los que sufren con paciencia porque poseerán la tierra prometida”. Mat. 5. No tienen verdadera paciencia quien solo acepta sufrir lo que él quiera y de quien él quiera. La verdadera paciencia no se detiene a averiguar quien es el que le hace sufrir. Quien de verás tiene paciencia, recibe las contrariedades con gratitud, juzgándolos, una ganancia para el cielo. Cuanto mejor te dispongas a sufrir con paciencia, las contrariedades, con tanta mayor prudencia procederás y mayores méritos ganarás.
Es fruto de la impaciencia el querer acabar cuanto antes y la impaciencia echa a perder todo cuanto se emprende, no busca otra cosa, el demonio y queda muy contento con nuestra impaciencia. Muchas gracias hemos recibido, pero no había mucho fruto si no tenemos paciencia, dejemos que maduren las gracias, tened paciencia, que ella es la que hace los santos.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la paciencia, a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce