Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Sufro muchísimo cuando me encuentro con la hipocresía. Ahora entiendo, Salvador mío, porque reprendías tan severamente a los fariseos por su hipocresía. A los pecadores empedernidos les tratabas con más benevolencia cuando volvían a Ti arrepentidos.
Reflexión: Fariseo – Hipócrita
Sufro muchísimo cuando me encuentro con la hipocresía. Ahora entiendo, Salvador mío, porque reprendías tan severamente a los fariseos por su hipocresía. ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no ves la viga que hay en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás sacar la mota del ojo de tu hermano. Los fariseos se consideraban a sí mismos como puros y perfectos, cumplidores de la ley. Jesús se dirigía a ciertos hombres que presumían de ser justos y despreciaban a los demás. El fariseo es el centro de sus propios pensamientos y el objeto de su aprecio: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres… En vez de alabar a Dios, ha comenzado quizás de modo sutil a alabarse a sí mismo, por la soberbia: se atribuye a sí mismo el mérito y desprecia a los demás. El fariseo está de pie, da gracias por lo que hace, se compara con los demás y se considera superior. Cuanta soberbia en el corazón del fariseo. Sus prácticas de piedad se consumían en formulismos y menos apariencias, realizados de cara a la galería para ser vistos.
El Señor recomendará a sus discípulos: no hagan como los fariseos: todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; les llama hipócritas, semejantes a sepulcros blanqueados: vistosos por fuera, repletos de podredumbre por dentro. La vanagloria fue la que los apartó de Dios. Los fariseos, por la soberbia, se volvieron duros, inflexibles, exigentes con los demás.
Qué importante es la humildad como fundamento de toda nuestra relación con Dios y con los demás. “Señor, quita la soberbia de mi vida, quebranta mi amor propio. Haz que el fundamento de mi personalidad. Sea la identificación contigo”
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te libere de la hipocresía, a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce