Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Oh Dios mío, qué nostalgia siento hoy por Ti. Oh, ya nada más atrae mi corazón, la tierra ya no tiene nada para mí. Oh Jesús, cuánto me pesa este destierro, cuánto se prolonga. O muerte, mensajera de Dios, ¿cuándo me anunciarás este deseado momento que me unirá a mi Dios por la eternidad?
Reflexión: Oh Muerte II
Oh Dios mío, qué nostalgia siento hoy por ti. Oh muerte mensajera de Dios. ¿Cuándo me anunciarás este deseado momento que me unirá a mi Dios por la eternidad?
“Pues como el relámpago fulgurante brilla de un extremo al otro del cielo así será en su momento el día del Hijo de hombre”. Así será el encuentro del Hijo de Dios con el mundo al fin de los tiempos y con cada hombre al fin de sus días.
Es una llamada una vez más a la vigilancia, a no vivir de espaldas a esa jornada definitiva: el día del Señor. No es fácil hoy hablar de la muerte solo el hecho de mencionarla parece un asunto desagradable, de mal gusto. Sin embargo, es el acontecimiento que ilumina la vida y la Iglesia, nos invita a meditarlo; precisamente para que no nos encuentre desprevenidos en ese momento supremo.
Muchos paganos y cristianos viven de espalda a esta realidad y tomar esta actitud porque ignoran el sentido verdadero de la muerte.
Tendíamos que preguntarnos hoy en nuestra oración en qué tenemos puesto el corazón, sabiendo que nuestro destino es el cielo, tenemos que tener actos de desprendimiento de lo que poseemos y usamos. Nuestra vida es corta y bien limitada en el tiempo: “esta misma noche han de exigirte la entrega de tu alma”. Así de escaso el tiempo: esta misma noche. Nuestros días están numerados y contados, estamos en las manos de Dios. En el momento, después de ella no hay cambio posible: el destino que nos espera en la eternidad es consecuencia de la actitud que hayamos tomado en nuestro paso por la Tierra. El escapulario “en la vida protejo; en la muerte, ayudo y después de la muerte salvo”.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda meditar la muerte, a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce