Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada (145) alma.  En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás.  En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.  Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia.  Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante.  Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo.

Reflexión: La Hora de la Misericordia

Te recuerdo, hija mía, que cuántas veces oigan el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en mi misericordia, adorándola y glorificándola.

Suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma.

En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfo sobre la justicia. Hija mía en esa hora procura rezar el vía crucis, en cuanto te lo permita los deberes y si no puedes rezar el vía crucis por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a mi corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés aunque sea por un brevísimo instante.

Exijo el culto a mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te ha dado a conocer ese misterio de modo más profundo.

El Padre Rozycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de esa hora:

  1. La oración ha de ser dirigida a Jesús,
  2. Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
  3. Ha de apelar a los valores y méritos de la pasión del Señor, en el entonces de su gran agonía.

Si no puedes rezar el vía crucis y no puedes ir a la capilla, tómate un minuto, entonces simplemente deja lo que estás haciendo incluso y sumérgete en la oración. “Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora, nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi pasión. En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti y para los demás”.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la hora de la misericordia, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce