No es fácil entender qué es la humildad. Esta es el resultado de un cambio que el mismo Espíritu obra en nosotros por medio de la historia que vivimos, como le ocurre por ejemplo a Naamán el sirio (…). Naamán comprende una verdad fundamental: uno no puede pasar la vida escondiéndose detrás de una armadura, de un rol, de un reconocimiento social; al final, hace mal. Llega un momento, en la existencia de cada uno, en el que se siente el deseo de no vivir más detrás del revestimiento de la gloria de este mundo, sino en la plenitud de una vida sincera, sin más necesidad de armaduras y de máscaras. (…) Tomando consigo plata y oro, Naamán se puso en camino y llegó ante el profeta Eliseo. Este le pidió a Naamán, como única condición para su curación, el sencillo gesto de desvestirse y bañarse siete veces en el río Jordán. Nada de fama, nada de honor, oro ni plata. La gracia que salva es gratuita, no se reduce al precio de las cosas de este mundo. (…) Es una gran lección. La humildad de dejar al descubierto la propia humanidad, según la palabra del Señor, llevó a Naamán a obtener la curación

Luke 4:24-30

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús es rechazado como profeta en su misma ciudad natal. Quisiera decir algunas palabras sobre tu papel como profeta.

Cuando la mayoría de los laicos escuchan algo acerca de profecías, se sientan y sus ojos se nublan. “Esto es algo de lo que deben preocuparse los sacerdotes y obispos; ellos son los profetas de hoy en día. Yo no tengo esa llamada, ni esa responsabilidad”.

Bueno, ¡piensa de nuevo! El Vaticano II enfatizó el llamado universal a la santidad, enraizado en la dinámica del bautismo. Toda persona bautizada se adecúa a Cristo: sacerdote, profeta y rey. Cada vez que asistes a Misa estás ejerciendo tu oficio sacerdotal, participando en la Adoración a Dios. Cada vez que orientas a tus hijos a descubrir su misión en la Iglesia, o proporcionas orientación a alguien en la vida espiritual, estás ejerciendo tu cargo real.

Como persona bautizada, tú has sido enviado como profeta, es decir, alguien que transmite la verdad de Dios. La palabra profética no es tuya. No es el resultado de tus propias meditaciones sobre la vida espiritual, por valiosas y correctas que puedan ser. La palabra profética es la palabra de Dios que te ha sido dada por el mismo Dios.

Rodrigo de Córdoba, Santo

Sacerdote y Mártir, 13 de marzo

Martirologio Romano: En Córdoba, en Andalucía (España), pasión de los santos Rodrigo, presbítero, y Salomón, mártires. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta enviado por el Omnipotente, fue encarcelado. En el cautiverio coincidió con Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la religión mahometana, y al ser decapitados ambos a la vez, finalizaron gloriosamente el curso de su combate. ( 857)

Breve Biografía

San Rodrigo mártir vivió bajo el reinado de Mohamed I, hijo de Abderramán II, en el emirato de Córdoba.

San Eulogio, obispo de esta ciudad, da cuenta del martirio sufrido por Rodrigo, juntamente con san Salomón, el día tercero de los dias de marzo (día 13) del año 895.

Natural de un pueblo próximo a Egabro (Cabra), cursó en esta ciudad los estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote.

Uno de sus hermanos, fanático de Mahoma, arremetió un día contra él y lo dejó malherido; y habiéndolo instalado en una camilla, lo paseó por la ciudad, explicando que de esta manera quería demostrar su fe musulmana. Pero habiéndose rehecho Rodrigo de sus heridas, logró escapar.

Su hermano, despechado, lo acusó ante el cadí de prevaricador y apóstata. Conducido a prisión, allí conoció a otro mozárabe, Salomón, acusado como él de haber renegado de Mahoma.

Después de numerosos intentos por convertirlos al Islam, el cadí los sentenció a muerte. Fueron degollados, y sus cuerpos, atados a pesadas piedras, fueron arrojados al río. Pero fueron hallados milagrosamente, y enterrados solemnemente, durante una procesión nocturna, precedida por el obispo Saúl.

La fiesta de san Rodrigo y san Salomón se celebra el 13 de marzo.

La experiencia del amor de Dios

Santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30. Lunes III de Cuaresma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame por favor a experimentar tu amor en cada instante de mi vida.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: «Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria».

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hacia un precipicio de la montaña donde estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos se alejó de allí.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En la vida, es bueno aprender a tener certezas, fundamentos; una roca firme en la cual nos podemos sentir seguros, afianzarnos, sin que cambie nuestra manera de amar, o sin dejarnos abatir por las dificultades o inconvenientes que van surgiendo día a día.
Teniendo en cuenta este fundamento en nuestra vida, notaremos que pocas cosas cambiarán. Sí cambiarán las circunstancias, los lugares, los momentos, incluso las personas, pero no cambia el hecho de que somos amados por Dios, pues la mayor certeza y fundamento que podemos tener en la vida, es el experimentar y gozar de este amor que no sólo es temporal, sino que se vive para toda la eternidad.
Al experimentarlo, como lo experimentaron la viuda y el leproso del Evangelio de hoy, vemos que en primer lugar, no es un amor en multitud, ya que no somos un número más en el mundo, al contrario, es un amor personal, de un padre que vela, que ama a cada uno de sus hijos y que sale al encuentro de aquél que se siente necesitado. Otro aspecto que podemos descubrir es el hecho de que es un amor sin medida, pues Dios se dona a nosotros aun en los momentos en que experimentamos la fragilidad humana. Para experimentarlo debemos dejar abierta la puerta de nuestro corazón, recogernos interiormente e intentar escuchar la dulce y suave voz de Dios, que susurra, ¡te amo!, en cada momento de la vida.

«Dios no nos ama porque nosotros tengamos ninguna razón que suscite amor. Dios nos ama porque Él mismo es amor, y el amor tiende, por su naturaleza, a difundirse, a entregarse. Dios tampoco vincula su benevolencia a nuestra conversión, más bien es una consecuencia del amor de Dios».

(Catequesis del Papa Francisco, 14 de junio de 2017)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Demostraré mi amor a Dios viviendo con alegría ante las dificultades e imprevistos que surjan en la vida.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Santos Rodrigo y Salomón, mártires de Córdoba

Dos cristianos mozárabes encarcelados y condenados a muerte por profesar su fe ante el poder musulmán

San Rodrigo nació en la localidad de Cabra (Córdoba, España), en tiempos de la invasión musulmana. Su familia se trasladó a Córdoba y allí fue ordenado sacerdote.

Era apóstol mozárabe y tenía dos hermanos musulmanes. Estos un día pelearon fuertemente y Rodrigo pretendió separarlos pero acabó siendo insultado y golpeado.

Públicamente uno de sus hermanos dijo que se había convertido al Islam y había apostatado, a lo cual él respondió ante el juez haciendo pública su fe en Cristo. Esto provocó que las autoridades lo detuvieran y fuera encarcelado.

En prisión conoció a Salomón, acusado también de ser cristiano. Se hicieron amigos y juntos se sostuvieron en la fe.

El 13 de marzo del año 857 Rodrigo fue condenado a muerte, degollado y echado al río Guadalquivir. Salomón murió mártir ese mismo año. En total, fueron 48 cristianos perseguidos por las autoridades musulmanas y desatendidos por la autoridad mozárabe cristiana, que quería estar a bien con el poder musulmán. Se los conoce como los Mártires de Córdoba.

El cadáver de Rodrigo fue recuperado y se le dio sepultura en la iglesia de san Ginés.

Santo patrón

San Rodrigo es patrón de Cabra (Córdoba).

Oración

San Rodrigo de Córdoba, ayúdanos y pídele a Dios por nosotros, para que quedemos libres del error y tengamos la fuerza y el valor para luchar por la unidad de la fe incluso hasta el triunfo del martirio si fuera necesario, siguiendo tu ejemplo de vida.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.