Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Hoy he estado junto a una persona agonizante que moría en mi comarca natal.  La sostenía con mis oraciones; después de un momento he sentido dolores en las manos, los pies y el costado, durante un breve momento……

 Reflexión: Alma en agonía

Hoy he estado junto a una persona agonizante que moría en mi comarca natal. La sostenía con mis oraciones.

“¿Donde está muerte, tu victoria?, ¿Dónde está muerte, tu aguijón? Pues el aguijón de la muerte es el pecado. Fue el pecado quien introdujo la muerte en el mundo. La Revelación nos enseña que Dios no hizo la muerte ni se goza en la pérdida de los vivientes. Con la Resurrección de Cristo, la muerte ha sido vencida. Quien cree en mí dice el Señor: Aunque muera, vivirá y todo el que vive en mí, no morirá jamás. ¡Cúantos pecadores viven y mueren en el mundo en sus pecados porque nadie sale a ayudarles!

En Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección, y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma. Y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.

Santa Faustina: Oh si todos conocieran qué grande es la misericordia del Señor y cuánto todos nosotros necesitamos esta misericordia, especialmente en aquella hora decisiva.

“Defenderé como mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte”. Cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de mi misericordia por la dolorosa pasión de mi hijo (Diario 811).

 Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda su Misericordia en la hora de la muerte, y a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce