Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Jesús se quejó conmigo cuánto le dolía la infidelidad de las almas elegidas, y aún hiere más Mi Corazón su desconfianza después de una caída. Me dolería menos, si no hubieran experimentado la bondad de Mi Corazón.
Reflexión: Desaliento
Jesús se quejó conmigo cuando le dolía la infidelidad de las almas elegidas y aún hiere más mi corazón su desconfianza después de una caída.
La Piedad, ¿porque cae? Cae también por desesperación, desaliento… se desanima uno al ver los caídos que se ha fracasado. Esta desesperación es un efecto que sigue siempre al placer del pecado, efecto más cierto que el placer.
El haber sido infiel induce al desaliento, y lo que impide a la mayor parte de los pecadores convertirse, dejándolo siempre para más tarde es la desesperación.
¡Es imposible que se me perdone, he ofendido demasiado a Dios!
Sí dicen, el demonio siembra la desconfianza porque tal es su mejor secreto para penetrar en el alma y animarla. Que no sé enseñarle jamás en nosotros este sentimiento. ¿Vas a dudar de la Misericordia de Dios?, sí, has caído volver a subir con humilde y arrepentida confianza. La humildad que quiere continuar en el fango no es sino orgullo humillado y despechado, porque la verdadera humildad vuela hacia Dios con alas de la confianza.
Cuánto más piadosas y naturales son tanto más, sentimos la tentación del desaliento. Siempre queda uno pegado así mismo. Creía yo que según va el alma acercándose a Dios dejaba de sentir las tentaciones de desaliento y se asustaba en la perfecta confianza. San Alfonso de Ligorio dice que Dios envía tentaciones aún a los santos y que estás tentaciones son contra la fe, la confianza, la castidad.
No guardes nunca en tu alma, las tentaciones de desesperación y de desaliento, las tentaciones contra la confianza de Dios. El desaliento engendra tristeza daña el corazón del hombre. La Misericordia de Dios es vida.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia libre del desaliento, y a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce