Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Solamente Dios sabe cuántos sacrificios le ofrece tal alma.  Una noche en que me encontraba tan mal que no sabía cómo volver a la celda, de repente encontré a la Hermana Asistente que estaba diciendo a una de las Hermanas Directoras que fuera a la puerta con un encargo; pero en cuanto me vio a mi le dijo:  No, hermana, usted no va a ir, irá Sor Faustina, porque llueve mucho.  Contesté que sí; fui y cumplí con el mandado, pero sólo Dios lo sabe todo.  Éste es solamente un ejemplo entre muchos.  A veces parece que una hermana del segundo coro es de piedra, mientras que ella también es un ser humano, tiene el corazón y los sentimientos….

Reflexión: Sacrificios

Solamente Dios sabe cuántos sacrificios le ofrece tal alma. No, hermana, usted no va, a ir, irá Sor Faustina, porque llueve mucho. Contesté que se fue y cumple con el mandado, pero sólo Dios lo sabe todo.

  • El Espíritu de sacrificio es el estar dispuesto a sacrificarlo todo con tal de estar animado de la vida y del amor de Jesucristo.

El maestro nos dice: “Quien ama al Padre o a la Madre más que a mí no merece ser discípulo mío y quien ama al hijo o la hija más que a mí tampoco, merece ser discípulo mío”. Antes de admitir a sus discípulos para que lo sigan le exigió sacrificio inmediato del abandono de barco, redes, casa, familia, padre y madre. Qué sacrificios no pidió Jesús a su divina madre y a la Virgen, lo hace con mucha humildad. Y su dolor es mayor que la muerte cuando al pie de la cruz ve a Jesús crucificado. ¡Qué martirio! ¡Solo María pudo soportarlo porque solo ella amaba a Jesús tanto como merece ser amado! El mayor sacrificio, verlo morir en la cruz. Solo al Espíritu de mortificación concede Jesús las gracias de su predilección: “Quien lo dejase todo por mí recibirá el céntuplo en esta vida y la vida eterna en la otra”, al alma sacrificada Jesús da: 1. Su paz y el gozo del Espíritu Santo, 2. Jesús da a sus verdaderos discípulos consuelos divinos y Dios se une con el alma en proporción del espíritu de sacrificio. 3. La gracia de la oración, de la unión del alma con Dios, solo se concede a quien ha dado todo y se sacrifica todos los días a la gloria de Dios.  “Quien no aborrece su propia vida no puede ser mi discípulo”. Déjalo todo y todo lo volverás a encontrar en Jesús.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la recompensa a tu sacrificio, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce