Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Toda gracia procede de la misericordia y la última hora está llena de misericordia para con nosotros. Que nadie dude en la bondad de Dios; aunque sus pecados fueran negros como la noche, la misericordia de Dios es más fuerte que nuestra miseria. Una sola cosa es necesaria: que el pecador entreabra, aun cuando sea un poco, las puertas de su corazón a los rayos de la gracia misericordiosa de Dios y entonces Dios realizará el resto. Pero, infeliz el alma que ha cerrado la puerta a la misericordia de Dios también en la última hora. Tales almas han sumergido a Jesús en una tristeza mortal en el Huerto de los Olivos; a pesar de esto de su compasivísimo Corazón brotó la misericordia de Dios.
Reflexión: El amor del perdón
Toda gracia procede de la Misericordia y la última está llena de Misericordia para con nosotros. Que nadie dude en la bondad de Dios, aunque sus pecados fueran negros como la noche, la Misericordia de Dios es más fuerte que nuestra miseria.
Dios me ha perdonado pero con tanto amor, que debería llorar siempre de puro agradecimiento, Dios me ha perdonado tan pronto como me ha visto a sus pies y sin condición alguna. ¡Oh que bueno ha sido Dios para conmigo! No me ha hecho esperar el perdón como yo había hecho esperar a su bondad. Dios nos ama personalmente, ya que nos ha creado y rescatado muriendo por nosotros. Hay una prueba mayor de que Dios nos ama y es el habernos dado el poder, de alcanzar perdón cuando le hemos ofendido. De la inmensa misericordia, que tantos pecados le perdonara, encendió en San Agustín aquel amor que inflamó y atravesó su corazón tocándolo en seráfico.
La Misericordia oculta al pecador a la justicia que debiera castigar cada pecado deteniéndola y aplazándola hasta la muerte. Sigue al hombre y donde quiera le acompaña sin jamás dejarle ni siquiera después de la muerte pues le sigue al purgatorio. El purgatorio no es más que el último esfuerzo de la Misericordia de Dios a favor del pecador. Nunca serán nuestros pecados tan grandes como la misericordia de Dios. Hay un vicio que no puede vencer, contra el cual nada puede: es el orgullo por los dones sobrenaturales y que a sabiendas rechaza uno la bondad divina y se mata. Tengamos confianza en la misericordia de Dios.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda el amor del perdón, a tí y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce