Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

7 I 1938.  Primer viernes del mes.  Por la mañana, durante la Santa Misa, vi por un momento al Salvador doliente.  Lo que me extrañó fue que entre grandes tormentos Jesús estaba tan tranquilo.  Comprendí que era una lección para mi sobre cómo debía comportarme exteriormente entre varios sufrimientos.

Durante un momento más largo sentí el dolor en las manos, los pies y el costado.  De repente vi a cierto pecador que se benefició de mis sufrimientos y se acercó al Señor.  Todo por las almas hambrientas para que no se mueran de hambre.

Reflexión: El ofrecimiento

7-1-1938. Ni por un momento al salvador doliente. Lo que me extrañó fue que entre grandes tormentos. Jesús estaba tranquilo. Comprendí que era una lección para mí sobre como debía comportarme externamente entre varios sufrimientos. De repente va cierto pecador que se benefició de mis sufrimientos y se acercó al Señor.

“El día habla al habla al día y la noche comunica sus pensamientos a la noche”. Para ordenar nuestra vida, el Señor nos ha dado los días y las noches. Y cada nuevo día, al despedir al día pasado nos recuerda que hemos de continuar nuestros trabajos. Cada día es como una vida en miniatura. El hoy es lo único de que disponemos para santificarlo, ¿y cómo vamos a empezarlo si no es ofreciéndoselo a Dios? El ofrecimiento de obras por la mañana es un acto de piedad que orienta bien el día que lo dirige a Dios desde sus comienzos. El ofrecimiento de obras nos dispone desde el primer momento para escuchar y atender las innumerables inspiraciones y mociones del Espíritu Santo en este día que ya no se repetirá nunca más.

En cada jornada nos habla Dios: “si hoy escuchas su voz no endurezcas tu corazón”. San Pablo: “Y todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por Él”. Aparte del ofrecimiento de obras, al levantarte puedes ofrecer una oración a la Virgen, a San José, al Ángel de la Guardia, hacer tu examen de conciencia del día anterior. En la Santa Misa encontramos el momento más oportuno para renovar el ofrecimiento de nuestra vida y de las obras del día, en la patena ponemos la memoria, la inteligencia, la voluntad, además familia, trabajo, alegrías, dolor, preocupaciones.

Vivamos cada día como si fuera el único que tenemos para ofrecer a Dios, procurando hacer las cosas bien.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el ofrecimiento de obras a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.