Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

El silencio es una espada en la lucha espiritual; un alma platicadora no alcanzará la santidad. Esta espada del silencio cortará todo lo que quiera pegarse al alma. Somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sensibles, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma (198) silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos.

Reflexión: El silencio

Porque el silencio es una espada en la lucha espiritual, un alma platicadora no alcanzará la santidad. El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios.

El silencio es muy necesario para aprender a tratar con Dios y ser hombres de oración. Si quieres conversar con Dios, guarda silencio y si deseas tener buenos pensamientos y oír las inspiraciones de Dios, guarda silencio y recogimiento.

Dios quiere soledad para tratar con el alma y allí le hablará al corazón, se darán los consuelos y regalos espirituales. Dice San Bernardo: Dios es espíritu y por ello pide soledad espiritual y no corporal. Para guardar silencio, necesitamos mortificar la imaginación, liberándola de pensamientos inútiles, mortificar la memoria, echando a un lado, recuerdos que nos alejen de Dios; la voluntad, cumpliendo con el deber. Sin recogimiento, no es posible el trato con Dios. Hay muchas formas de silencio: 1. Por una voluntad enérgica, es una actitud artificial, es falso, está replegado sobre sí mismo.

  • Otra tentación es hacer del silencio un fin, ya no es una oración, sino una contemplación de sí mismo.
  • Hay un verdadero silencio en el corazón cuando han desaparecido todas las injurias que se oponen al Reino del Padre, en un corazón parecido al de Dios, conforme a su voluntad. El silencio de Dios para el que tiene fé, pese a que calla desde el principio del mundo, permite que vea lo invisible y crea en lo imposible y que tiene la certeza de que detrás del silencio, respira Dios. Silencio, es el nuevo nombre de Dios, que opera en la profundidad del alma. María, la madre del silencio, todo lo guardaba en su corazón, como en la Encarnación.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el silencio espiritual, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.