Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Oh Señor benignísimo, eres tan misericordioso que juzgas a cada uno según su conciencia y conocimiento y no según las murmuraciones de los hombres. Mi espíritu está cada vez más arrebatado y alimentado de Tu sabiduría que conozco cada vez más profundamente y aquí se me revela aún más claramente la enormidad de Tu misericordia. Oh Jesús mío, todo este conocimiento produce en mi alma este afecto que me transformo en un fuego de amor hacia ti, oh Dios mío.
Reflexión: Elogio de la sabiduría
Oh Señor, eres tan misericordioso que juzgas a cada uno, según su conciencia y conocimiento. Mi espíritu está cada vez más arrebatado y alimentado de tu sabiduría, que conozco cada vez más profundamente y aquí se me revela aún más claramente la enormidad de tu misericordia.
Radiante y permanente es la sabiduría. Fácilmente la contemplan los que la aman y la encuentran los que la buscan. Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, ágil, inmaculado, amigo del hombre, que todo lo puede, todo lo observa penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros. Porque a todo movimiento supera en movilidad, la Sabiduría, todo lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza. Es un hábito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla.
Es un reflejo de la luz eterna, un objeto sin mancha, de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo puede todo, sin saber de sí misma, renueva el universo en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas, amigos de Dios, porque Dios no ama sino a quien vive con la sabiduría. Es ella en efecto más bella que el sol y supera a todas las constelaciones. Se desplaza vigorosamente de un confín a otro del mundo y gobierna de excelente manera del universo. Oración para alcanzar la Sabiduría: Dios de los Padres, Señor de la Misericordia, que hiciste el Universo con tu Palabra y con tu sabiduría formaste al hombre. Dame la sabiduría que se sienta junto a tu trono y no me excluyas. Si me falta la Sabiduría que de ti procede, en nada seré temido. Envíala de tus cielos santos, y sepa yo, lo que te es agradable. Ella me guiará en mis empresas y me protegerá con su gloria.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la sabiduría, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.