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• St. Vincent de Paul

REFERENCIAS BÍBLICAS

• Luke 9:51-56

 

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús reprende a Santiago y Juan por su deseo de venganza. Jesús y los discípulos caminaban en dirección a Jerusalén. Al pasar por Samaria, se les niega la hospitalidad, ya que su destino era Jerusalén, y esto no les gustaba a los samaritanos. ¿Molestos? ¿Estúpidos? ¿Racistas? Seguro, todas esas cosas. Como resultado, Santiago y Juan (hijos del trueno) gritan: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?”.

¿Puedes escuchar los ecos de este grito a través de los tiempos? Cada vez que las personas han sido tratadas injustamente, excluidas, despreciadas, experimentan, naturalmente, sentimientos de odio y el deseo de corresponder. Correctamente, dirán que su familia, su raza o su país fueron ofendidos, y así, con justificación, reaccionan.

Pero Jesús se vuelve hacia ellos solo para reprenderlos. ¿Por qué? Porque seguirlo a Él y Su forma no violenta es más importante que la raza, el país o el grupo étnico. Nuestros sentimientos hacia Él tienen que ir más allá incluso de nuestros sentimientos justificados por estas otras cosas buenas.

 

 

Nosotros encontramos a Job en nuestro camino de catequesis sobre la vejez: lo encontramos como testigo de la fe que no acepta una “caricatura” de Dios, sino que grita su protesta frente al mal, para que Dios responda y revele su rostro. Y Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente: muestra a Job su gloria pero sin aplastarlo, es más, con soberana ternura, como hace Dios, siempre, con ternura. Es necesario leer bien las páginas de este libro, sin prejuicios, sin clichés, para captar la fuerza del grito de Job. Nos hará bien ponernos en su escuela, para vencer la tentación del moralismo ante la exasperación y el abatimiento por el dolor de haberlo perdido todo. (Audiencia General, 18 mayo 2022)

 

 

Vicente de Paúl, Santo

Memoria Litúrgica, 27 de septiembre

Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: Memoria de san Vicente de Paúl, presbítero, que, lleno de espíritu sacerdotal, vivió entregado en París, en Francia, al servicio de los pobres, viendo el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad (†:1660).

Etimológicamente: Vicente = “vencedor”. Viene de la lengua griega.

Breve Biografía

Podemos titular la vida de este santo como la vida de los encuentros que fueron moldeando su personalidad hasta convertirla de pastor en el campo a fundador de una de las Congregaciones que más gloria y honra han dado y dan a la Iglesia con las “Hijas de la Caridad.”

Nació en Dax, muy cerca de la frontera española, en la región de las Landas. Sus padres eran muy pobres . Trabajó de pequeño en el campo como pastor.

Alguien que vio sus buenas cualidades, lo envió a estudiar a Zaragoza y a Toulouse. Tal fue su aprovechamiento que a los 19 años lo ordenaron de sacerdote. Una edad temprana para este ministerio.

Todo el mundo se le abría ante sus ojos como una forma de transformar la sociedad en la que vivía. Se entregó a los pobres de manera completa. En este ingente trabajo le ayudaba María Luisa de Marillac, también santa.

Con esta mujer, dotada de cualidades y de grandes virtudes, fundó la Sociedad de las Hijas de la Caridad (1632). Juntamente con esta Sociedad fundó otra para que se encargara de misionar a los habitantes del campo. Serían los “Sacerdotes de la Misión”(1625).

Por eso tuvo una gran preocupación por la formación de los apóstoles del Evangelio. Con este fin creó seminarios.

A cualquiera extraño a la obra de Dios en el mundo de las personas que se dejan permear por el Espíritu, esto les puede parecer algo extraño.

Vicente mantenía su calma en todo. Solía decir:»Estamos convencidos de que en todo y por todo somos un deshecho y de lo más apremiante, a causa de la oposición que ofrecemos de nuestra parte a la santidad y perfecciones de Dios».

Con esta actitud no tenía dificultades en ser amigo de los pobres y hasta del mismo rey Luis XIII.

Fue amigo y confidente de san Francisco de Sales del que aprendió – como D. Bosco – la dulzura en el trato con la gente. Murió diciendo estas palabras: ”¡Confianza! ¡Jesús!. Era el año 1660.

 

 

¡Felicidades a los Vicentes y a la Hijas de la caridad!

“¡Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado amarte, ¿por qué me diste un solo corazón y tan pequeño?” (San Felipe Neri)

Otras celebraciones de hoy: Santos: Antimo, Leoncio, Euprepio, Adolfo, Juan, Florenciano, Hilario, Fidencio, Terencio, mártires; Elceario, conde, Fintán, confesores; Diosdado, abad; Sigeberto, rey; Cayo, obispo.

 

Mirar siempre más allá

Santo Evangelio según san Lucas 9, 51-56. Martes XXVI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Mi Dios, Tú eres la fuente de la verdadera sabiduría. Quiero conocerte y experimentarte para vivir siempre sabiamente.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-56

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”. Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La impaciencia es un defecto al cual todo hombre vive expuesto. Vivimos indispuestos a todo aquello que parece contraponerse a nuestro modo de vivir. La solución, sin embargo, no es sólo una relativista. Cuando una persona me dice «no quiero hacer lo que tú propones», la solución no siempre es decir: «Está bien. Hazlo cómo desees». El cristiano no es aquél que simplemente se desentiende de su entorno. No es el que dice «que todos hagan lo que quieran», con lo cual abre una puerta a la división.

Cristo me enseña a ser paciente. No manda fuego sobre aquellos que no recibieron su mensaje. Cristo sabe esperar. Sabe mirar hacia adelante. Es consciente de que, para enseñar a amar, se deben ofrecer muchas oportunidades. Me sirvo de una imagen: un pescador debe mantener siempre la caña en sus manos. Si la suelta por un momento podría perder a su presa. Si desea pescar, debe tenerla siempre firme. Aunque por mucho tiempo nada muerda su anzuelo, estará listo para el momento en que algún animal lo haga. La misericordia de Cristo consiste, no en olvidar y dejar fracasar todo, sino en ofrecer su mano al hombre una y otra vez, pero sin invadirlo.

Te pido la gracia, Jesús, de formar un corazón como el tuyo: Paciente y que mira siempre más allá.

«La Eucaristía forma en nosotros una memoria agradecida, porque nos reconocemos hijos amados y saciados por el Padre; una memoria libre, porque el amor de Jesús, su perdón, sana las heridas del pasado y nos mitiga el recuerdo de las injusticias sufridas e infligidas; una memoria paciente, porque en medio de la adversidad sabemos que el Espíritu de Jesús permanece en nosotros. La Eucaristía nos anima: incluso en el camino más accidentado no estamos solos, el Señor no se olvida de nosotros y cada vez que vamos a él nos conforta con amor». (Homilía de S.S. Francisco, 18 de junio de 2017).

 

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar recuperar una relación, una amistad o el contacto con alguna persona que he perdido por mi impaciencia. O entrar en contacto con alguien cuya relación sé que me costará. Siempre a ejemplo de Cristo.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

¿Qué significan los Colores Litúrgicos y cuándo se usan?

La diversidad de colores en las vestiduras sagradas deben estar marcados también en nuestro corazón

 

 

Por: Redacción | Fuente: tallereseclesiasticosbelen.com

La diversidad de colores en las vestiduras sagradas pretende expresar con más eficacia, aún exteriormente, tanto el carácter propio de los misterios de la fe que se celebran, como el sentido progresivo de la vida cristiana en el transcurso del año litúrgico. Así los cristianos oran con sentimientos diversos evocados también por los colores de las vestiduras litúrgicas.

BLANCO:

Se usa en tiempo pascual, tiempo de navidad, fiestas del Señor, de la Virgen, de los ángeles, y de los santos no mártires. Es el color del gozo pascual, de la luz y de la vida.

Expresa alegría y pureza.

ROJO:

Se usa el domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés, fiesta de los apóstoles y santos mártires. Significa el don del Espíritu Santo que nos hace capaces de testimoniar la propia fe aún hasta derramar la sangre en el martirio. Es el color de la sangre y del fuego

VERDE:

Se usa en el tiempo ordinario (período que va desde el Bautismo del Señor hasta Cuaresma y de Pentecostés a Adviento). Expresa la juventud de la Iglesia, el resurgir de una vida nueva.

Se usa en los oficios y Misas del «ciclo anual».

MORADO:

Indica la esperanza, el ansia de encontrar a Jesús, el espíritu de penitencia; por eso se usa en adviento, cuaresma y liturgia de difuntos.

Es signo de penitencia y austeridad.

MENOS USADOS:

DORADO o PLATEADO:

Subraya la importancia de las grandes fiestas. En los días más solemnes pueden emplearse ornamentos más nobles, aunque no sean del color del día

ROSA:

Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer Domingo de Adviento, e indica una pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma. Es símbolo de alegría, pero de una alegría efímera.

AZUL:

Indica las fiestas marianas, sobre la Inmaculada Concepción.

NEGRO:

Expresión de duelo

TODOS ESTOS COLORES DEBEN ESTAR MARCADOS TAMBIÉN EN NUESTRO CORAZÓN:

• Debemos vivir con el vestido blanco de la pureza, de la inocencia. Reconquistar la pureza con nuestra vida santa.
• Debemos vivir con el vestido rojo del amor apasionado a Cristo, hasta el punto de estar dispuesto a dar nuestra vida por Cristo, como los mártires.
• Debemos vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos momentos duros de nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada hacia la eternidad.
• Debemos vivir el vestido morado o violeta, pues la penitencia, la humildad y la modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra vida cristiana.
• Debemos vivir el vestido rosa, solo de vez en cuando, pues toda alegría humana es efímera y pasajera.
• Debemos vivir con el vestido azul mirando continuamente el cielo, aunque tengamos los pies en la tierra.
• Debemos vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos momentos duros de nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada hacia la eternidad.
• Debemos vivir el vestido morado o violeta, pues la penitencia, la humildad y la modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra vida cristiana.
• Debemos vivir el vestido rosa, solo de vez en cuando, pues toda alegría humana es efímera y pasajera.
• Debemos vivir con el vestido azul mirando continuamente el cielo, aunque tengamos los pies en la tierra.

 

 

San Vicente de Paúl, el sacerdote promotor de grandes obras de caridad

Formó seminarios para sacerdotes y se volcó en la atención de los pobres, los condenados a galeras, los bebés abandonados y las personas hambrientas

 

 

San Vicente de Paúl nació en Pouy (Gascuña, Francia) en 1580 y murió en París el 27 de septiembre de 1660. Nacido en una familia campesina, estudió Humanidades y Teología. Se ordenó sacerdote en 1600 y permaneció en Toulouse y alrededores.

En 1605, regresó a Marsella, donde había ido a causa de una herencia, y allí fue hecho prisionero por piratas turcos, que lo llevaron a Túnez. Fue vendido como esclavo, pero escapó en 1607 con su amo, al que convirtió.

De regreso a Francia, fue a Aviñón a ver al vicelegado papal. Viajó a Roma para seguir sus estudios pero fue enviado de vuelta a Francia en 1609, en una misión secreta cerca de Enrique IV.
Fue nombrado capellán de la reina Margarita de Valois y se le ofreció la pequeña abadía de Saint-Léonard-de-Chaume.

 

 

A petición del señor de Bérulle, fundador del Oratorio, se encargó de la parroquia de Clichy, cerca de París, pero varios meses más tarde (1612) entró al servicio de los Gondi. Comenzó a fundar misiones en sus terrenos pero por humildad prefirió no seguir trabajando para esta familia tan ilustre. Fue a ejercer el ministerio sacerdotal a Chatillon-les-Dombes (Bresse) y allí convirtió a varios protestantes y además fundó la primera cofradía de caridad para asistencia de los pobres. Los Gondi le pidieron que volviera y así lo hizo cinco meses después, poniendo en marcha de nuevo las misiones campesinas. Esta vez su fama, que ya había llegado a París, hizo que varios sacerdotes se unieran a su labor pastoral. Las cofradías de caridad experimentaron entonces un gran crecimiento -Joigny, Châlons, Mâcon y Trévoux- que iría en aumento hasta la Revolución Francesa.

Atendiendo a los condenados a galeras

San Vicente puso entonces su mirada sobre los condenados a galeras, que estaban sometidos al señor de Gondi como general de las galeras de Francia. Antes de ir a la embarcación o cuando desembarcaban enfermos, se les tenía en mazmorras insalubres con grilletes en los tobillos. El sacerdote comenzó a visitarlos, a atenderlos aunque fuera un trabajo repulsivo y a administrarles sacramentos. Le acompañaban a veces otras personas, que se conmovían y así lograba que intercedieran por los presos. San Vicente compró entonces una casa y la convirtió en hospital para cuidarlos.

El rey Luis XIII, enterado de estos hechos, lo nombró capellán de las galeras. Esto hizo que san Vicente viajara a Marsella, donde había muchos otros condenados. Diez años más tarde, lograría crear allí un hospital. También fue a Burdeos con este mismo objetivo en 1625. San Vicente fundó en 1625 un instituto religioso, con el impulso de la señora Gondi: la Congregación de la Misión en 1625. Ocho años más tarde, junto con santaLuisa de Marillac, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad. Preocupado por el escaso número de sacerdotes en Francia y por la formación de las vocaciones, creó centros que más tarde serían seminarios.

Bebés abandonados a cientos en París

Su preocupación social tuvo consecuencias muy directas en la atención de los más vulnerables. Por ejemplo, ordenó que un gran número de Hijas de la Caridad se dedicara a cuidar de los niños expósitos, que en aquellos tiempos era enorme (se calcula que unos 300 al año solo en la capital). También se volcó con los pobres que generó la guerra de la Fronda especialmente en París. Organizó a las Damas de la Caridad, entre las cuales había unas 200 mujeres de la clase alta francesa, para que ayudaran a los más necesitados, tal como se lo había pedido el mismo arzobispo de París.

Platos de sopa desde san Lázaro

Anciano, con más de 70 años, seguía marcando ritmo a las acciones de caridad, entre ellas la de repartir un plato de sopa dos veces al día a los pobres en San Lázaro. Allí también impartía retiros espirituales tanto para laicos como para religiosos, y se calcula que en los últimos veinte años de su vida los hicieron cerca de 20.000 personas. Se cuenta que había tanta demanda de asistentes que ya no cabían más en Saint-Lazare. Ante la queja de uno de los gestores porque ya no cabía nadie más, san Vicente de Paúl le respondió: “Bueno, dad mi habitación”.

Un donante anónimo le dio 10 mil libras y san Vicente pudo fundar el Hospicio del Nombre de Jesús, para cuarenta ancianos y ancianas. En la actualidad se llama Hospital de los Incurables.

 

 

Después de una prolongada e intensa vida de trabajo pastoral, entregado como sacerdote, san Vicente de Paúl falleció exhausto el 27 de septiembre de 1660.

Su corazón se trasladó a la casa madre de las Hijas de la Caridad, en la rue de Bac, y allí se venera.

Patronazgo

San Vicente de Paúl es patrono de las instituciones que se dedican a las obras de caridad.

 

 

Oración

¡Oh glorioso san Vicente,
celeste Patrón de todas las asociaciones de caridad y padre de todos los desgraciados,
que durante tu vida nunca abandonaste a ninguno de cuantos acudieron a ti!
Mira cuántos males pesan sobre nosotros, y ven en nuestra ayuda;
alcanza del Señor socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los desamparados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a las naciones, y a todos la salvación.
Sí, que todos experimenten los efectos de tu tierna compasión, y así,
ayudados por ti en las miserias de esta vida,
nos reunamos contigo en el cielo,
donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor,
sino gozo, dicha, tranquilidad y bienaventuranza eterna.
Amén.