Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Escribe de Mi Misericordia. Di a las almas que es en el tribunal de la misericordia donde han de buscar consuelo [367]; allí tienen lugar los milagros más grandes y se repiten incesantemente. Para obtener este milagro no hay que hacer una peregrinación lejana ni celebrar algunos ritos exteriores, sino que basta acercarse con fe a los pies de Mi representante y confesarle con fe su miseria y el milagro de la Misericordia de Dios se manifestará en toda su plenitud. Aunque un alma fuera como un cadáver descomponiéndose de tal manera que desde el punto de vista humano no existiera esperanza alguna de restauración y todo estuviese ya perdido. No es así para Dios. El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud. Oh infelices que no disfrutan de este milagro de la Divina Misericordia; lo pedirán en vano cuando sea demasiado tarde.
Reflexión: El milagro de la Misericordia
Di a las almas que es en el tribunal de la misericordia donde han de buscar consuelo; allí tienen lugar los milagros más grandes. Para obtener este milagro basta acercarse con fe a los pies de mi representante y confesar con fe su miseria. “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Nunca serán nuestros pecados tan grandes como la Misericordia de Dios. Este mundo es imperio de su Misericordia y el tiempo su reinado; vivimos de Misericordia. Tu misericordia oculta al pecador a la justicia que debiera castigar cada pecado, deteniéndola y aplazándola hasta la muerte y al hombre hasta el Purgatorio, es el último esfuerzo de la Misericordia de Dios a favor del pecador. La Misericordia de Dios para el hombre es infinita, nunca se agota, nunca se cansa, perdona siempre. Mi pecado, es demasiado grande para que pueda ser perdonado (Caín), después de la falta, llega la desesperación, lo que impide a la mayor parte de los pecadores, convertirse; el demonio siembra la desconfianza, es el mejor secreto para penetrar en el alma y arrinconarla.
No debemos nunca guardar en nuestra alma, las tentaciones de desesperación y de desaliento, las tentaciones contra la confianza en Dios, debemos decirla a nuestro confesor.
No guardarlos ni un minuto, pues atacan la vida espiritual y secan la vida del cuerpo. El desaliento y la desesperación engendran tristeza y daña el corazón del hombre.
¿Cómo perdona Dios? Dios perdona con bondad y su perdón es gracia que rehabilita, purifica, santifica y embellece.
“Os perdonaré y nunca más me acordaré de ellos”. A la pecadora, ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado? “Vete, y no peques más”. ¿Cómo no vamos a perdonar si nosotros mismos somos pecadores, repetidas veces hemos sido perdonados? Tengamos fe en la misericordia de Dios que no se cansa.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te la conceda si la pides, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.