Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
En los más grandes tormentos del alma siempre estoy sola: pero no sola, porque estoy Contigo, oh Jesús, más aquí me refiero a los hombres. Ninguna persona entiende mi corazón, sin embargo, ahora eso no me extraña, pero antes si me sorprendía cuando mis intenciones eran condenadas y mal interpretadas, ahora eso no me extraña nada. Los hombres no saben percibir el alma, ellos ven el cuerpo y juzgan según el cuerpo; pero los pensamientos de Dios están tan lejos de nuestros pensamientos como el cielo está lejos de la tierra. Yo misma he experimentado que es bastante frecuente que [….]
Reflexión: El alma
Los hombres no saben percibir el alma, ellos van al cuerpo y juzgan según el cuerpo, pero los pensamientos de Dios están lejos de nuestros pensamientos como el cielo está lejos de la Tierra. Hay en el hombre dos vidas: la del cuerpo y la del alma, una y otra siguen en su orden, las mismas leyes.
La del cuerpo, depende de la alimentación, del ejercicio y del descanso. Todo exceso de una de estas leyes en mayor o menor grado, es causa de enfermedad o muerte.
Las leyes del alma en el orden sobrenatural son las mismas. La comida del alma, como su vida es Dios. El alma se alimenta de Dios meditando su palabra en la gracia con la súplica que es el fondo de la oración y el único medio de obtener la divina gracia. Cada alma necesita una dosis particular de oración.
Un alma que se conserva bien, en estado de gracia, con poca oración, no tiene necesidad de más, pero no volará muy alto. Nuestra alma debiera ser un santuario impenetrable donde solo Dios obrará y de donde saliera la fuerza y la gracia de nuestra vida habitual. Tener presente que cuando un alma quiere vivir la vida espiritual no tiene más que un enemigo que vencer: la pereza, la flojera. El alma que sabe permanecer en Jesús, no experimenta el furor de las tempestades. ¿Cómo morar en Jesús? 1. Amando su admirable y siempre bendita voluntad. 2. Contemplando su infinita bondad, que sin cesar se difunde sobre nosotros, seguir su divina providencia como las huellas de su bondad personal. Jesús se da a conocer a nuestra alma iluminando con su luz divina. Nuestra alma es la tierra de la gracia, esforcémonos por guardar la igualdad de espíritu y del amor de Dios en medio de nuestras obligaciones.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia alimente tu alma a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.