Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Sin embargo, al final de la Santa Misa me sentía tan débil que tuve que salir de la capilla y volver a mi celda.  No pude participar con el té con la Comunidad.  No obstante mi alegría fue grande durante toda la fiesta, porque mi alma permanecía unida al Señor sin cesar.  Conocí que cada alma quisiera gozar de las alegrías divinas, pero no quiere renunciar de ningún modo de las alegrías humanas mientras que estas dos cosas son absolutamente incompatibles.

Reflexión: Alegrías divinas

Conocí que cada alma quisiera gozar de las alegrías divinas pero no quiere renunciar de ningún modo de las alegrías humanas, mientras que estas dos cosas son absolutamente incompatibles.

Estar siempre alegres en el Señor, de nuevo os lo repito, alegraos, el Señor está cerca. El Señor llega siempre a nosotros en la alegría y no en la aflicción, sus misterios son todos de alegría. “Alégrate, llena de gracia, porque el Señor está contigo, le dijo el Ángel a María”. Todos se alegraban viendo las maravillas que hacía. Los apóstoles se alegraron viendo al Señor.

Nosotros podremos estar alegres si el Señor está verdaderamente presente en nuestra vida; fuera de Dios no hay alegría verdadera. Encontrar a Cristo y volverle a encontrar, supone una alegría profunda, siempre nueva. El cristiano lleva su gozo en sí mismo porque encuentra a Dos en su alma en gracia. Esta es la fuente permanente de su alegría y es capaz de subsistir en medio de las dificultades. “Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar”, ha prometido el Señor; tendremos dificultades, grandes o pequeñas, pero no nos quitan la alegría. El Señor nos pide estar alegres siempre y para alcanzar a Dios y crecer en la virtud, debemos estar alegres. La verdadera alegría, es la del espíritu que consiste en el conocimiento sereno de la verdad, esta alegría la encontramos en la comunicación, contemplamos a Jesús dentro de nuestra alma. ¡He visto al Señor! Le dice María Magdalena a los apóstoles. En el gozo y alegría de todo apostolado en el que anunciamos a las almas que Jesús está vivo. En Dios está la alegría verdadera. La Virgen es la causa de nuestra alegría y lleva la alegría allí donde va.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la alegría divina a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.