DOMINGO XXI
Amigos, admito que soy un poquito reacio a hablar sobre este tema de nuestro Evangelio de hoy, el cual es el famosamente controvertido tema de cuántos serán salvados. He hablado mucho y he escrito mucho sobre este asunto y la gente tiene fuertes opiniones sobre esto: Todos se salvarán, solo un puñado se salvará y todo lo intermedio. Hay un montón de energía alrededor de esta cuestión. En esta homilía me gustaría abordar la cuestión de un modo nuevo y fresco mirando la respuesta de Jesús en el Evangelio.
Van a obtener un montón de opiniones realmente fuertes. Todos se salvaran. Sólo un puñado se salvará, y todo el intermedio. Y todos pueden hacer uso de los Santos, las Escrituras para justificar sus puntos de vista. Hay un montón de energía alrededor de esta cuestión. Todo lo que he dicho sobre esto, pueden ir y mirar los sermones y escritos míos, permítanme decirles sólo un par de cosas simples, pero luego quiero meterme con algo que creo que es un poco nuevo y un poco fresco, porque creo que de esto es lo que trata el Evangelio de hoy.
Primero que nada. ¿Entonces existe el infierno? Bueno si, obviamente. La doctrina de los infiernos es un corolario de las doctrinas fundamentales, más que Dios es Amor y que somos libres. Dios es Amor, cierto. Eso es todo lo que Dios es. Desear el bien del otro. En nuestra libertad podemos responder a ese Amor. Cuando nos resistimos experimentamos sufrimiento y la tradición utiliza toda clase de metáforas para esto, siendo una clave el fuego. Significa simplemente el dolor ardiente que llega a resistirse al Amor de Dios. Dante utiliza la metáfora opuesta, hielo que nos congela y nos aísla y nos vuelve Miserables. DONDE EL AMOR de DIOS se ha resistido desde la raíz y cimiento mismo de otros. La respuesta honesta, es no lo se. La han canonizado y esto supone que esta persona está en , pero no existe una jugada opuesta al Cielo. Y Uds. dirán bueno que hay con Stalin, y Hitler y más como Mao. Y Uds. dirán, que estas personas no tuvieron un poquito de arrepentimiento y remordimiento, quiero decir, no puedo saberlos, y por esta razón la Iglesia no se pronuncia definitivamente sobre la gente que está en el infierno. La gente ha tenido en mi contra porque he tenido esa posición la mayorías de ellos cometieron un error fundamental, que es confundir esperanza con algo como conocimiento o expectativa de que toda la gente se salva. Esperanza no es lo mismo que expectativa Creo que muchos de mis críticos. Se que toda la gente se salva. Bueno, por supuesto que no. Esa es la herejía llama APOCATASTASIS. TAMPOCO YO TENGO TODA LA EXPECTATIVA A LA GENTE SE SALVE.
Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 66, 18-21
Esto dice el Señor:
«Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos,
vendré para reunir
las naciones de toda lengua;
vendrán para ver mi gloria.
Les daré una señal, y de entre ellos
enviaré supervivientes a las naciones:
a Tarsis, Libia y Lidia (tiradores de arco),
Túbal y Grecia, a las costas lejanas
que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria.
Ellos anunciarán mi gloria a las naciones.
Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor,
traerán a todos vuestros hermanos,
a caballo y en carros y en literas,
en mulos y dromedarios,
hasta mi santa montaña de Jerusalén
—dice el Señor—,
así como los hijos de Israel traen ofrendas,
en vasos purificados, al templo del Señor.
También de entre ellos escogeré
sacerdotes y levitas —dice el Señor—».
Salmo
Sal 116, 1. 2 R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13
Hermanos:
Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor,
ni te desanimes por su reprensión;
porque el Señor reprende a los que ama
y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según San Lucas 13, 22-30
En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
Señor, ábrenos;
pero él os dirá:
“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir:
“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Pío X, Santo
CCLVII Papa, 21 de agosto
CCLVII Papa
Martirologio Romano: Memoria del papa san Pío X, que fue sucesivamente sacerdote con cargo parroquial, obispo de Mantua y después patriarca de Venecia. Finalmente, elegido Sumo Pontífice, adoptó una forma de gobierno dirigida a instaurar todas las cosas en Cristo, que llevó a cabo con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la sagrada liturgia y la integridad de la doctrina (1914).
Etimología: Pío = piadoso. Viene de la lengua latina.
Breve Biografía
Giuseppe Melchiorre Sarto, quien luego sería el Papa Pío X nació el 2 de Junio de 1835 en Riese, provincia de Treviso, en Venecia. Sus padres fueron Giovanni Battista Sarto y Margarita Sanson. Su padre fue un cartero y murió en 1852, pero su madre vivió para ver a su hijo llegar a Cardenal. Luego de terminar sus estudios elementales, recibió clases privadas de latín por parte del arcipreste de su pueblo, Don Tito Fusarini, después de lo cual estudió durante cuatro años en el gimnasio de Castelfranco Veneto, caminando de ida y vuelta diariamente.
En 1850 recibió la tonsura de manos del Obispo de Treviso y obtuvo una beca de la Diócesis de Treviso para estudiar en el seminario de Padua, donde terminó sus estudios filosóficos, teológicos y de los clásicos con honores. Fue ordenado sacerdote en 1858, y durante nueve años fue capellán de Tómbolo, teniendo que asumir muchas de las funciones del párroco, puesto que éste ya era anciano e inválido. Buscó perfeccionar su conocimiento de la teología a través de un estudio asiduo de Santo Tomás y el derecho canónico; al mismo tiempo estableció una escuela nocturna para la educación de los adultos, y siendo él mismo un ferviente predicador, constantemente era invitado a ejercer este ministerio en otros pueblos.
En 1867 fue nombrado arcipreste de Salzano, un importante municipio de la Diócesis de Treviso, en donde restauró la iglesia y ayudó a la ampliación y mantenimiento del hospital con sus propios medios, en congruencia con su habitual generosidad hacia los pobres; especialmente se distinguió por su abnegación durante una epidemia de cólera que afectó a la región. Mostró una gran solicitud por la instrucción religiosa de los adultos. En 1875 creó un reglamento para la catedral de Treviso; ocupó varios cargos, entre ellos, el de director espiritual y rector del seminario, examinador del clero y vicario general; más aún, hizo posible que los estudiantes de escuelas públicas recibieran instrucción religiosa. En 1878, a la muerte del Obispo Zanelli, fue elegido vicario capitular. El 10 de Noviembre de 1884 fue nombrado Obispo de Mantua, en ese entonces una sede muy problemática, y fue consagrado el 20 de Noviembre. Su principal preocupación en su nuevo cargo fue la formación del clero en el seminario, donde, por varios años, enseñó teología dogmática y, durante un año, teología moral. Deseaba seguir el método y la teología de Santo Tomás, y a muchos de los estudiantes más pobres les regaló copias de la “Summa Theologica”; a la vez, cultivó el Canto Gregoriano en compañía de los seminaristas. La administración temporal de la sede le impuso grandes sacrificios. En 1887 celebró un sínodo diocesano. Mediante su asistencia en el confesionario, dio ejemplo de celo pastoral. La Organización Católica de Italia, conocida entonces como la “Opera dei Congressi”, encontró en él a un celoso propagandista desde su ministerio en Salzano. En el consistorio secreto celebrado en Junio de 1893, León XIII lo creó Cardenal, con el título de San Bernardo de las Termas; y en el consistorio público, tres días más tarde, fue preconizado Patriarca de Venecia, conservando mientras tanto el título de Administrador Apostólico de Mantua.
El Cardenal Sarto fue obligado a esperar dieciocho meses, antes de tomar posesión de su nueva diócesis, debido a que el gobierno italiano se negaba a otorgar el exequatur, reclamando que el derecho de nominación había sido ejercido por el Emperador de Austria. Este asunto fue tratado con amargura en periódicos y panfletos; el Gobierno, a manera de represalia, rehusó extender el exequatur a los otros obispos que fueron nombrados durante este tiempo, por lo que el número de sedes vacantes creció a treinta. Finalmente, el ministro Crispi, habiendo regresado al poder, y la Santa Sede, habiendo elevado la misión de Eritrea a la categoría de Prefectura Apostólica en atención a los Capuchinos Italianos, motivaron al Gobierno a retractarse de su posición original. Esta oposición no fue causada por ninguna objeción contra la persona de Sarto. En Venecia el cardenal encontró un estado de cosas mucho mejor que el que había hallado en Mantua. También allí puso gran atención en el seminario, donde logró establecer la facultad de derecho canónico. En 1898 celebró el sínodo diocesano. Promovió el uso del Canto Gregoriano y fue gran benefactor de Lorenzo Perosi; favoreció el trabajo social, especialmente los bancos en las parroquias rurales; se dio cuenta de los peligros que entrañaban ciertas doctrinas y conductas de algunos Cristiano-Demócratas y se opuso enérgicamente a ellas. El Congreso Eucarístico Internacional de 1897, en el centenario de San Gerardo Sagredo (1900), la bendición de la primera piedra del nuevo campanario de San Marcos y la capilla conmemorativa en el Monte Grappa (1901) fueron eventos que dejaron una profunda impresión en él y en su gente. A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave y, después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido el 4 de Agosto al obtener 55 de 60 votos posibles. Su coronación tuvo lugar el siguiente Domingo, 9 de Agosto de 1903.
En su primera Encíclica, deseando revelar hasta cierto punto su programa de trabajo, mencionó el que sería el lema de su pontificado: “instaurare omnia in Christo” (Ef 1,10). En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia. Pero ante todo, sus esfuerzos también se dirigieron a promover la piedad entre los fieles, y a fomentar la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, y, si era posible, hacerla diariamente (Decr. S. Congr. Concil., 20 de Diciembre, 1905), dispensando a los enfermos de la obligación de ayunar para poder recibir la Sagrada Comunión dos veces al mes, o incluso más (Decr. S. Congr. Rit., 7 de Diciembre, 1906).
Finalmente, mediante el Decreto “Quam Singulari” (15 de Agosto, 1910), recomendó que la Primera Comunión en los niños no se demorara demasiado tiempo después de que alcanzaran la edad de la discreción. Fue por deseo suyo que el Congreso Eucarístico de 1905 se celebró en Roma, mientras que aumentó la solemnidad de los congresos Eucarísticos posteriores mediante el envío de cardenales legados. El quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue una ocasión que supo aprovechar para impulsar la devoción a María (Encíclica “Ad illum diem”, Febrero 2,1904); y el Congreso Mariano junto con la coronación de la imagen de la Inmaculada Concepción en el coro de la Basílica de San Pedro fueron una digna culminación de la solemnidad. Fuera como simple capellán, como obispo, y como patriarca, Giuseppe Sarto fue siempre un promotor de la música sacra; como Papa publicó, el 22 de Noviembre de 1903, un Motu Proprio sobre música sacra en las iglesias, y, al mismo tiempo, ordenó que el auténtico Canto Gregoriano se utilizara en todas partes, mientras dispuso que los libros de cantos se imprimieran con el tipo de fuente del Vaticano bajo la supervisión de una comisión especial. En la Encíclica “Acerbo nimis” (Abril 15, 1905), planteó la necesidad de que la instrucción catequética no se limitara a los niños, sino que también fuera dirigida hacia los adultos, dando para ello reglas detalladas, especialmente en lo referente a escuelas adecuadas para la impartición de la instrucción religiosa a los estudiantes de escuelas públicas, y aun de universidades. Promovió la publicación de un nuevo catecismo para la Diócesis de Roma.
Como obispo, su principal preocupación había sido la formación del clero, y de acuerdo con este propósito, una Encíclica dirigida al Episcopado Italiano (Julio 28, 1906) hacía énfasis en la necesidad de tener mayor cuidado en la ordenación de sacerdotes, llamando la atención de los obispos sobre el hecho de que, entre los clérigos más jóvenes, se manifestaba cada vez con mayor frecuencia un espíritu de independencia que era una amenaza para la disciplina eclesiástica. En beneficio de los seminarios italianos, ordenó que fueran visitados regularmente por los obispos, y promulgó un nuevo programa de estudios que había estado en uso en el Seminario Romano. Por otra parte, como las diócesis del Centro y Sur de Italia eran tan pequeñas que sus seminarios respectivos no podían prosperar, Pío X estableció el seminario regional, que es común para las sedes de una región dada; en consecuencia, muchos seminarios, pequeños y deficientes, fueron cerrados.
Para una mayor eficacia en la asistencia a las almas, a través de un Decreto de la Sagrada Congregación del Consistorio (Agosto 20, 1910), promulgó instrucciones concernientes a la remoción de párrocos como un acto administrativo, cuando tal procedimiento requería de graves circunstancias que podían no constituir una causa canónica para la destitución. Con motivo de la celebración del jubileo de su ordenación sacerdotal, dirigió una carta llena de afecto y prudentes consejos a todo el clero. Por un Decreto reciente (Noviembre 18, 1910), el clero había sido impedido de tomar parte en la administración temporal de organizaciones sociales, lo cual era causa frecuente de graves dificultades.
Pero por sobre todas las cosas, la principal preocupación del Papa era la pureza de la fe. En varias ocasiones, como en la Encíclica con respecto al centenario de San Gregorio Magno, Pío X resaltaba los peligros de ciertos métodos teológicos nuevos, los cuales, basándose en el Agnosticismo y el Immanentismo, por fuerza suprimían la doctrina de la fe de sus enseñanzas de una verdad objetiva, absoluta e inmutable, y más aun cuando estos métodos se asociaban con una crítica subversiva de las Sagradas Escrituras y de los orígenes del Cristianismo. Por esta razón, en 1907, publicó el Decreto “Lamentabili” (llamado también el Syllabus de Pío X), en el que sesenta y cinco proposiciones modernistas fueron condenadas. La mayor parte de estas se referían a las Sagradas Escrituras, su inspiración y la doctrina de Jesús y los Apóstoles, mientras otras se relacionaban con el dogma, los sacramentos, la primacía del Obispo de Roma. Inmediatamente después de eso, el 8 de Septiembre de 1907, apareció la famosa Encíclica “Pascendi”, que exponía y condenaba el sistema del Modernismo. Este documento hace énfasis sobre el peligro del Modernismo en relación con la filosofía, apologética, exégesis, historia, liturgia y disciplina, y muestra la contradicción entre esa innovación y la fe tradicional; y, finalmente, establece reglas por las cuales combatir eficazmente las perniciosas doctrinas en cuestión. Entre las medidas sugeridas cabe señalar el establecimiento de un cuerpo oficial de “censores” de libros y la creación de un “Comité de Vigilancia”. Posteriormente, mediante el Motu Proprio “Sacrorum Antistitum”, Pío X llamó la atención en los interdictos de la Encíclica y las disposiciones que habían sido establecidas previamente bajo el pontificado de León XIII sobre la predicación, y sancionó que todos aquellos que ejercieran el sagrado ministerio o quienes enseñaran en institutos eclesiásticos, así como canónigos, superiores del clero regular, y aquellos que servían en oficinas eclesiásticas, deberían tomar un juramento en el que se comprometían a rechazar los errores que eran denunciados en la Encíclica o en el Decreto “Lamentabili”.
Pío X retomó este asunto vital en otras ocasiones, especialmente en las Encíclicas que fueron escritas en conmemoración de San Anselmo (Abril 21, 1909) y de San Carlos Borromeo (Junio 23, 1910), en la segunda de las cuales el Modernismo Reformista fue especialmente condenado. Como el estudio de la Biblia es, a la vez, el área más importante y más peligrosa de la teología, Pío X deseaba fundar en Roma un centro especial para esos estudios, que les diera la garantía inmediata de una ortodoxia incuestionable y un valor científico; en consecuencia, y con el apoyo de todo el mundo católico, se estableció el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, bajo la dirección de los jesuitas.
Una necesidad sentida durante mucho fue la de codificar la Ley Canónica, y con la intención de llevarla a cabo, el 19 de Marzo de 1904, Pío X creó una congregación especial de cardenales, de la que Gasparri, convertido en cardenal, sería el secretario. Las más eminentes autoridades en derecho canónico de todo el mundo, colaboraron en la formación del nuevo código, algunas de cuyas prescripciones ya habían sido publicadas, como por ejemplo, las modificaciones a la ley del Concilio de Trento en lo referente a los matrimonios secretos, las nuevas reglas para las relaciones diocesanas y para las visitas episcopales ad limina, y la nueva organización de la Curia Romana (Constitución “Sapienti Consilio”, Junio 29, 1908). Anteriormente, las Congregaciones para las Reliquias e Indulgencias y de Disciplina habían sido suprimidas, mientras que la Secretaría de Asuntos Menores había sido unida a la Secretaría de Estado. La característica del nuevo reglamento es la completa separación de los aspectos judiciales de los administrativos; mientras que las funciones de algunos departamentos habían sido determinadas con mayor precisión y sus trabajos más equilibrados. Las oficinas de la Curia se dividieron en Tribunales (3), Congregaciones (11), y Oficinas (5). Con respecto a los primeros, el Tribunal de Signatura (constituido exclusivamente por cardenales) y el de la Rota fueron revividos; al Tribunal de la Penitenciaría le fueron dejados únicamente los casos del fuero interno (conciencia). Las Congregaciones permanecieron casi como estaban al principio, con la excepción de que una sección especial fue agregada al Santo Oficio de la Inquisición para las indulgencias; la Congregación de Obispos y Regulares recibió el nombre de Congregación de Religiosos y tendría que tratar únicamente los asuntos de las congregaciones religiosas, mientras los asuntos del clero secular serían derivados a la Congregación del Consistorio o a la del Concilio; de este último fueron retirados los casos matrimoniales, los cuales serían ahora enviados a los tribunales o a la recientemente creada Congregación de los Sacramentos.
La Congregación del Consistorio aumentó grandemente su importancia debido a que tendría que decidir sobre cuestiones que eran competencia de las otras Congregaciones. La Congregación de Propaganda perdió mucho de su territorio en Europa y América, donde las condiciones religiosas habían comenzado a estabilizarse. Al mismo tiempo, fueron publicadas las reglas y regulaciones para empleados, y aquellas para los diferentes departamentos. Otra Constitución reciente presenta una relación de las sedes suburbicarias.
La jerarquía Católica incrementó grandemente su número durante los primeros años del pontificado de Pío X, en los que se crearon veintiocho nuevas diócesis, la mayoría en los Estados Unidos, Brasil y las Islas Filipinas; también una abadía nullius, 16 vicariatos Apostólicos y 15 prefecturas Apostólicas.
León XIII llevó la cuestión social dentro del ámbito de la actividad eclesial; Pío X también deseó que la Iglesia cooperara, o, mejor aún, desempeñara un papel de liderazgo en la solución de la cuestión social; sus puntos de vista en esta materia fueron formulados en un syllabus de diecinueve proposiciones, tomadas de diferentes Encíclicas y otras Actas de León XIII, y publicadas en un Motu Proprio (Diciembre 18, 1903), especialmente para la orientación en Italia, donde la cuestión social era un asunto espinoso a principios de su pontificado. Buscó especialmente reprimir ciertas tendencias que se inclinaban hacia el Socialismo y promovían un espíritu de insubordinación a la autoridad eclesiástica.
Como resultado del aumento constante de divergencias, la “Opera dei Congressi”, la asociación Católica más grande de Italia, fue disuelta. No obstante, inmediatamente después la Encíclica “Il fermo proposito” (Junio 11, 1905) provocó la formación de una nueva organización, constituida por tres grandes uniones, la Popular, la Económica y la Electoral. La firmeza de Pío X logró la eliminación de, por lo menos, los elementos más discrepantes, posibilitando, ahora sí, una verdadera acción social Católica, aunque subsistieron algunas fricciones. El deseo de Pío X es que la clase trabajadora sea abiertamente Católica, como lo expresó en una memorable carta dirigida al Conde Medolago-Albani. También en Francia, el Sillon, después de un origen prometedor, había dado un giro que lo acercaba a la ortodoxia del extremismo democrático social; y los peligros de esta relación fueron expuestos en la Encíclica “Notre charge apostolique” (Agosto 25, 1910), en la cual los Sillonistas fueron conminados a mantener sus organizaciones bajo la autoridad de los obispos.
En sus relaciones con los Gobiernos, el pontificado de Pío X tuvo que mantener luchas dolorosas. En Francia el papa heredó disputas y amenazas. La cuestión “Nobis nominavit” fue resuelta con la condescendencia del papa; pero en lo referente al nombramiento de obispos propuestos por el Gobierno, la visita del presidente al Rey de Italia, con la consiguiente nota de protesta, y la remoción de dos obispos franceses, deseada por la Santa Sede, se convirtieron en pretextos del Gobierno en París para el rompimiento de las relaciones diplomáticas con la Corte de Roma. Mientras tanto la ley de Separación ya había sido preparada, despojando a la Iglesia de Francia y prescribiendo, además, una constitución para la misma , la cual, si bien no era abiertamente contraria a su naturaleza, por lo menos entrañaba grandes peligros para ella. Pío X, sin prestar atención a los consejos oportunistas de quienes tenían una visión corta de la situación, rechazó firmemente consentir en la formación de las asociaciones cultuales. La separación trajo cierta libertad a la Iglesia de Francia, especialmente en materia de la elección de sus pastores. Pío X, sin buscar represalias, todavía reconoció el derecho francés de protectorado sobre los Católicos en el Este. Algunos párrafos de la Encíclica “Editae Saepe”, escrita en ocasión del centenario de San Carlos Borromeo, fueron mal interpretadas por los Protestantes, especialmente en Alemania, por lo que Pío X elaboró una declaración refutándolos, sin menoscabo a la autoridad de su alto cargo. En ese tiempo (Diciembre, 1910), se temían complicaciones en España, así como la separación y persecución en Portugal, para lo cual Pío X ya había tomado las medidas oportunas. El Gobierno de Turquía envió un embajador ante el Papa. Las relaciones entre la Santa Sede y las repúblicas de América Latina eran buenas. Las delegaciones en Chile y la República Argentina fueron elevadas a la categoría de internunciaturas, y se envió un Delegado Apostólico a Centroamérica.
Naturalmente, la solicitud de Pío X se extendió a su propia estancia, realizando un gran trabajo de restauración en el Vaticano; por ejemplo, en las habitaciones del cardenal-secretario de Estado, el nuevo palacio para los empleados, una nueva galería de pinturas, la Specola, etc. Finalmente, no debemos olvidar su generosa caridad en las calamidades públicas: durante los grandes terremotos de Calabria, pidió la ayuda de todos los Católicos del mundo, logrando reunir, al momento del último sismo, aproximadamente 7’000,000 de francos, que sirvieron para cubrir las necesidades de quienes fueron afectados y para la construcción de iglesias, escuelas, etc. Su caridad no fue menor en ocasión de la erupción del Vesubio y de otros desastres fuera de Italia (Portugal e Irlanda). En pocos años, Pío X obtuvo resultados magníficos y duraderos en interés de conservar la doctrina y disciplina Católicas, aún enfrentando grandes dificultades de todo tipo. Hasta los no Católicos reconocen su espíritu apostólico, su fortaleza de carácter, la precisión de sus decisiones y su búsqueda de un programa claro y explícito.
Mi puerta
Santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30. Domingo XXI del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme poder experimentar tu amor, tu cercanía, tu acompañamiento.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?».
Jesús le respondió: «Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Pero él les responderá: «No sé quién son ustedes». Entonces le dirán con insistencia: «Hemos comido y bebido contigo y tú nos has enseñado en nuestras plazas». Pero él replicará: «Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal». Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros, y los que ahora son los primeros serán los últimos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy Jesús nos propone en el Evangelio entrar por la puerta estrecha y, muy seguramente, nosotros nunca lo hemos hecho. En la actualidad las puertas son amplias para todos nosotros, pero de seguro hemos pasado por un lugar estrecho y no es nada cómodo. Sin embargo es por allí donde Cristo nos pide pasar.
La puerta estrecha es diferente si somos gordos o flacos, es decir, nosotros somos quienes hacemos la puerta estrecha. Cada uno de nosotros tiene la propia puerta estrecha por la cual pasar, y cada uno debe buscarla y cruzarla.
Pasar por nuestra puerta estrecha implicará abandonar la comodidad de cruzar por un lugar amplio; abnegarme; no pensar en mi bienestar y comodidad sino en la santidad a la que Cristo me está invitando, porque es Él que me invita a pasar. Mi puerta estrecha tiene como nombre abnegación, porque me ayuda a no pensar en mí sino en Cristo y en los demás.
La puerta de la salvación es Cristo mismo y cada uno tiene una puerta diferente, no porque haya diferentes Cristos, sino porque cada uno tiene un llamado diferente a seguir a Cristo; y este llamado implica una puerta estrecha porque todo acto de amor implica sacrificio, abnegación y me lleva a pensar en los demás y no en mí. La puerta estrecha es Jesús pidiendo que le ames de una forma específica, ¿la buscarás? Y luego de encontrarla, ¿pasarás por ella?
«Este es el corazón de nuestro Dios: nos espera siempre. Y cuando alguno dice: “He encontrado a Dios”, se equivoca. Él, al final, te ha encontrado y te ha llevado consigo. Es Él quien da el primer paso. Él no se cansa de salir, salir… Él respeta la libertad de cada hombre pero está allí, esperando que nosotros le abramos un poquito la puerta. Y esto es lo grande del Señor: es humilde. Nuestro Dios es humilde. Se humilla esperándonos. Está siempre allí, esperando. Todos nosotros somos pecadores y todos necesitamos el encuentro con el Señor: un encuentro que nos dé fuerza para andar adelante, ser mejores, simplemente».
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar como quiere Dios que le ame hoy y pasaré por esa puerta estrecha.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La salvación se decide en la práctica
Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres
En el libro de Isaías del Antiguo Testamento se anuncia la reunión de todas las naciones, lenguas y razas en un solo pueblo elegido. En el Nuevo Testamento, Jesús dice a sus paisanos que vendrán extranjeros del norte y del Sur, de Oriente y Occidente, para sentarse a la mesa del Reino de Dios.
Esta universalidad de la salvación de Dios nos deja todavía sin saber nada acerca del número de los que se salvarán. Nos basta con saber que Dios llama a todos, que la puerta que conduce al Reino es estrecha y puede cerrarse en cualquier momento. Lo único importante es la conversión al Evangelio. Todo lo demás es simple curiosidad que nos distrae peligrosamente.
El Evangelio es salvación para los que lo escuchan responsablemente, sean o no descendientes de Abrahán o católicos desde su nacimiento. Escuchar responsablemente el Evangelio es vivirlo, practicarlo en la vida de cada día.
Y esto no es nada fácil. Por eso dice Jesús que la puerta es estrecha y que sólo los que se esfuerzan entraran por ella en el Reino de Dios.
No basta con escuchar sermones o ir a misa todos los domingos. No son las prácticas piadosas las que nos van a salvar. Todo esto tiene su valor, pero sólo cuando nos ayuda y anima a vivir nuestra fe en la vida de cada día: en nuestra vida personal y familiar, nuestra vida social y profesional, nuestra vida política…
El último día, el Señor reconocerá sólo a aquellos que ahora y aquí lo reconocen en los hombres. Reconocer a Jesús en los hombres, es reconocer la dignidad de cada ser humano, respetar sus derechos, tener en cuenta sus necesidades y, sobre todo, solidarizarse con los pobres, los marginados, los oprimidos. Cualquier cosa que hagamos a uno de estos, al Señor mismo se lo estamos haciendo.
“Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos”. Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá la sorpresa implacablemente sobre muchos que se creyeron los verdaderos cristianos.
Y estos, que se tuvieron a sí mismos por los primeros, dirán: “Señor, ábrenos”. Y el Señor les contestará: “No sé quienes sois”. Y ellos comenzarán a decir: “Hemos comido tu pan y bebido tu sangre, tu Evangelio se ha predicado en nuestras iglesias.”
Pero el recuerdo de todas estas prácticas religiosas no servirá de nada si no va acompañando de la prueba verdaderamente decisiva en el juicio: del amor a los demás, sobre todo a los necesitados.
Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá felizmente la sorpresa sobre muchos hombres de oriente y occidente, del norte y del sur. Son los que practicaron en el mundo el mensaje cristiano del amor.
Por eso, el Señor les abrirá la puerta, los sentará a su mesa y les dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino, y me acogisteis…”
Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres. Porque Dios no juzga según las apariencias, sino que ve en el corazón.
Hay un cristianismo oficial que es bueno cuando expresa auténticamente en palabras y obras las actitudes de la fe, la esperanza y el amor pero que es vana hipocresía cuando no es así.
En cambio, hay otro cristianismo sin nombre, anónimo, que no se expresa en ritos y palabras, pero que realiza en la vida el mensaje de Cristo.
La verdad cristiana es eminentemente práctica. Consiste en la conversión del hombre hacia un orden nuevo, en el que habita la justicia, la paz, la fraternidad y el amor. Los hombres que trabajan por estos valores, se salvarán y ascenderán a los primeros puestos.
Queridos hermanos, esforcémonos para que Dios nos encuentre también entre ellos y nos deje entrar en su Reino celestial.
Preguntas para la reflexión
1. ¿Cómo vivo mi cristianismo durante la semana?
2. ¿Qué acciones hago en pro de los necesitados?
3. ¿Se nota mi cristianismo en mi ambiente laboral, familiar…?
ONU: ataque a la democracia y a la Iglesia en Nicaragua
Preocupan los ataques a la Iglesia y a las organizaciones de la sociedad civil.
Por: Patricia Ynestroza | Fuente: Vatican News
El Secretario General de la ONU, António Guterres, tras conocer la noticia del allanamiento de la policía Nacional en la Curia Episcopal de Matagalpa, sacando con la fuerza a Mons. Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis y sus colaboradores, expresó su preocupación «por la grave obstrucción del espacio democrático y cívico en Nicaragua». Y agregó que esta operación en «el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa no hace más que agravar estas preocupaciones».
Tras esta y las “recientes acciones contra la Iglesia católica y organizaciones civiles” Guterres exigió al Gobierno la liberación de todas las personas detenidas de forma arbitraria y reiteró su llamamiento al Ejecutivo de Daniel Ortega, se lee en el comunicado, para que garantice «la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos, particularmente los derechos universales de asamblea pacífica, libertad de asociación, pensamiento, conciencia y religión».
Solidaridad hacia la Iglesia de Nicaragua
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó «la escalada represiva en contra de integrantes de la Iglesia Católica en Nicaragua y urge al Estado a cesar de inmediato estos actos».
La CIDH, tras haber recibido la información a través del Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI), en un comunicado urge a «la liberación inmediata del obispo Mons. Rolando Álvarez y de las personas detenidas», y pide se garantice su vida e integridad personal. La CIDH, informa además que el pasado 17 de agosto, el sacerdote Uriel Vallejos habría sido «forzado a exiliarse después de permanecer más de tres días bajo asedio policial en la casa Curial de Sébaco. El 14 de agosto, el sacerdote Óscar Danilo Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo de Mulukukú, en el Caribe Norte, fue detenido arbitrariamente por agentes antimotines y; al día siguiente, el Ministerio Público habría solicitado ampliar el plazo de su detención por 90 días para realizar investigaciones. El 14 de agosto, los sacerdotes de los municipios de Rancho Grande y El Tuma fueron impedidos por agentes de la Policía, bajo amenazas, de trasladarse hacia la ciudad de Matagalpa para participar en celebraciones religiosas
Tras detallar cada uno de los actos violentos que el gobierno ha sistemáticamente realizado contra la Iglesia de Nicaragua, la CIDH hace nuevamente un llamado al Estado de Nicaragua para que «cese los constantes ataques contra la Iglesia Católica. Asimismo, urge al Estado de Nicaragua a liberar a todas las personas que permanecen privadas de la libertad arbitrariamente y a cesar de inmediato la represión en el país».
Los obispos de Latino América y EEUU en oración por la Iglesia en Nicaragua
Inmediatamente apenas se supo la noticia, junto con la Onu y la CIDH, la Iglesia latinoamericana y de los EEUU denunció esta acción del gobierno contra Mons. Álvarez y sus colaboradores.
El Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) expresó en un comunicado, su cercanía y total solidaridad con Mons. Rolando Álvarez Lagos, con la Conferencia Episcopal de Nicaragua y con toda la Iglesia nicaragüense. Los obispos centroamericanos pidieron que se abra un camino de solución al grave problema social a través de un diálogo sincero y convocaron al Pueblo de Dios de las Iglesias particulares en Centro América a unirse en oración por la paz en Nicaragua.
La Conferencia Episcopal de El Salvador expresa en un comunicado solidaridad con los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de Nicaragua; preocupación por la seguridad de los pastores, Mons. Rolando José Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí y del Pbro. Harving Padilla, Párroco de la Iglesia de San Juan Bautista, en la ciudad de Masaya
.En el texto, los obispos salvadoreños lamentan la situación social y política que atraviesa Nicaragua y comparten el “dolor de ese pueblo noble, trabajador y tan sufrido que aspira vehementemente a vivir en un clima de respeto pleno de sus derechos fundamentales para alcanzar una vida digna en consonancia con el reino de vida que Cristo vino a traer y que es incompatible con cualquier tipo de situación inhumana (cfr. DA 358)”. Por último, unen sus oraciones con la Iglesia en Nicaragua, pidiendo a Dios por la paz, la comprensión, la tolerancia y el diálogo:
“Invocamos al Espíritu Santo en la solemnidad de Pentecostés para que la unidad y la armonía sean pronto una realidad en ese querido país, pues sólo el Espíritu, como nos dice el Papa Francisco… “reúne a los distantes, une a los alejados, trae de vuelta a los dispersos” (Solemnidad de Pentecostés, 9 de junio de 2019). Que el Divino Salvador del Mundo, por intercesión de la Inmaculada Virgen María y de San Oscar Romero, proteja y bendiga a todos los nicaragüenses, concediéndoles mediante el diálogo y la colaboración de todos, la tan anhelada paz social en Nicaragua”. Mons. David J. Malloy de Rockford, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), al expresar su solidaridad con la Iglesia en Nicaragua, recordó cuando el Vicario Apostólico de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, el arzobispo Timothy P. Broglio, viajó a Nicaragua en el 2018 para expresar la solidaridad de la USCCB con los obispos de ese país, y expresó en su homilía en la Catedral de Managua: ‘Veo el compromiso de sus obispos como un signo del amor de Dios.’
Al respecto, Mons. Malloy de Rockford señaló que, en las últimas semanas, los obispos nicaragüenses han demostrado, una vez más, la validez duradera de ese sentimiento. También retomó las palabras de Monseñor Juan Antonio Cruz Serrano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de Estados Americanos, cuando declaró recientemente que ‘la Santa Sede no puede dejar de expresar su preocupación’, e hizo un llamamiento ‘a las partes para que encuentren caminos de entendimiento, basados en el respeto y la confianza mutua, buscando ante todo el bien común y la paz’.Por último, el presidente del Comité Justicia y Paz Internacional, expresó la firme solidaridad con los obispos nicaragüenses, sacerdotes y misioneros extranjeros, “en su vocación de anunciar libremente el Evangelio y vivir la fe. La fe del pueblo nicaragüense, que se solidariza con sus obispos y sacerdotes, es una inspiración para todos nosotros”, afirmó.
El Padre General de la Orden de los Padres Carmelitas, padre Miguel Márquez Calle: «el Carmelo Descalzo arropa y abraza a la Iglesia y al pueblo nicaragüense. Hoy todos nosotros somos Nicaragua». Con estas palabras inicia el mensaje del padre General expresando, de parte de los Carmelitas la plena solidaridad con la Iglesia nicaragüense, «que padece por ser fiel al evangelio y por defender la dignidad y libertad de cada ser humano. Quiero pedir a toda la Orden que oremos unidos, que seamos ‘resistencia misericordiosa ‘ y perseverante». Ante la captura violenta por la policía contra Mons. Álvarez, el Carmelita Descalzo, padre Miguel Márquez, expresó su dolor ante este nuevo sufrimiento del pueblo de Nicaragua, que ha sido «privado de otro pastor fiel servidor del Evangelio», e invitó a orar por «este obispo, defensor de la dignidad humana en nombre de Cristo, para que su integridad sea respetada y que sea liberado de inmediato».
El religioso, afirmó que la espiritualidad y la oración en el Carmelo son siempre fuente de verdad y de valentía para estar con la Iglesia, con los que sufren y con los pobres, y que en Nicaragua tienen una parroquia y un Monasterio de carmelitas y carmelitas seglares:
«Presencias, como tantas y tantas en Nicaragua, con el único interés de vivir y anunciar el evangelio con la vida y el cuidado de la dignidad de cada ser humano, y su libertad, con la oración y la gratuidad. Con los carmelitas descalzos, las descalzas y los carmelitas seglares encendemos nuestra lámpara pidiendo luz, sabiduría, humildad y escucha, para los que tienen la autoridad de servir para defender la libertad y la verdad».
Al final de su mensaje una conmovedora petición: «Querida Iglesia de Nicaragua, con Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, con todos los Santos del Carmelo queremos invocar y pedir para vosotros la audacia humilde y la frescura de los que están entre el pueblo para dar vida y ser sembradores de semillas de fraternidad y reconciliación. Acogemos vuestro dolor y vuestra inquietud. Oramos insistentemente, sin desfallecer, sin desanimarnos, para que en cada pueblo, en cada país, en Nicaragua y en toda América Latina se encuentren siempre caminos de paz, de diálogo, de respeto, de convivencia en la diversidad, de Fe y Esperanza, y el evangelio siga siendo semilla de paz en la verdad».
La presidencia de la Conferencia Episcopal de Venezuela, afirma que los obispos han seguido con «atención y preocupación los acontecimientos que han afectado a la hermana Iglesia en Nicaragua, y mostrado nuestra cercanía hacia ella». Además los han acompañado, en la oración, y siguen haciéndolo, «pidiendo a Dios por la pacífica superación de la situación de inquietud y tensión generada por el cierre de medios de comunicación, salida de religiosas, suspensión de actividades eclesiales, detención de sacerdotes y una actitud permanente de enfrentamiento con algunos miembros del episcopado».
Asimismo, los obispos venezolanos, deploran la situación que vive la Iglesia de Nicaragua, que se ha «agravado hasta llegar al desalojo por parte de los organismos del Estado y la detención de Mons. Rolando José Álvarez Lagos y de sus acompañantes de la Curia Episcopal de Matagalpa. Al deplorar tales acontecimientos, que son expresión no sólo de una actitud hostil hacia la Iglesia Católica sino del grave deterioro del estado de derecho y de las garantías ciudadanas que sufre hoy nuestro hermano país, unimos nuestras voces a todos aquellos que exigen hoy a las autoridades nicaragüenses el respeto de la vida, integridad y salud de todos los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, agentes de pastoral laicos, asegurando el pleno uso de sus derechos ciudadanos de movilización, expresión de las propias opiniones, y las garantías de libertad de culto y religión para todos». Por último, los obispos de venezuela reiteran el compromiso fraterno, la comunión y solidaridad de la Conferencia Episcopal de Venezuela con el episcopado nicaragüense y todos los miembros de la Iglesia en Nicaragua. E imploran sobre los Obispos y sacerdotes, la sabiduría y la fortaleza dones del Espíritu Santo para que puedan cumplir a cabalidad su tarea de padres y pastores de todos». Al sus obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles invitan a perseverar en la oración por la Iglesia en Nicaragua.
En su mensaje de solidaridad a la Iglesia de Nicaragua, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña ha enviado un mensaje en el recuerda que para que “se dé un clima de diálogo es indispensable el cese de la violencia y la agresión y que se garanticen los derechos constitucionales de todos los nicaragüenses, y en el caso de los extranjeros, de los que allí se han insertado legítimamente en la sociedad para realizar la obra humanitaria y religiosa para la que se les admitió al país”. Además, advierten que “el confinamiento de Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa, ha escalado la animadversión a niveles muy peligrosos”.
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) ve con preocupación lo sucedido con la Iglesia de Nicaragua, y se unen en oración con la Iglesia de Nicaragua, y acompañan «con todo el afecto fraterno a la Iglesia de Dios en Nicaragua”, y agregan:
“Agradecemos el testimonio de fidelidad a Cristo y a los humildes que están ofreciendo. La comunión que han mantenido en medio de las pruebas y la serena confianza en el Señor Resucitado que están proclamando en estas horas de cruz”.
Características de la liturgia
Es institución objetiva. Es la oración de la comunidad católica. Es don de Dios al hombre y respuesta del hombre a Dios.
Cuando uno escucha por ahí: “¡Qué aburrida es esta ceremonia, o esta misa o este bautismo..!”, es porque no se entiende lo que ahí se está realizando y viviendo y saboreando. Por eso es bueno que ahora veamos las características de la liturgia, para que cada día podamos gustar un poco más de la riqueza de la misma.
a) La liturgia es trinitaria: La liturgia es obra de la Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre es fuente y fin de la liturgia . “Por una parte, la Iglesia, unida a su Señor y bajo la acción del Espíritu Santo, bendice al Padre por su don inefable mediante la adoración, la alabanza y la acción de gracias. Por otra parte, y hasta la consumación del designio de Dios, la Iglesia no cesa de presentar al Padre “la ofrenda de sus propios dones” y de implorar que el Espíritu Santo venga sobre esta ofrenda, sobre ella misma, sobre los fieles y sobre el mundo entero, a fin de que por la comunión en la muerte y en la resurrección de Cristo-Sacerdote y por el poder del Espíritu estas bendiciones divinas den frutos de vida para alabanza de la gloria de su gracia” .
b) La liturgia es cristocéntrica: es decir, tiene como centro a Cristo resucitado y glorioso. Nos reunimos en cada sacramento en torno a Cristo y por medio de Él, en torno al Padre, en unión con el Espíritu Santo, y Cristo nos comunica su salvación, su amor, su misterio que sacia nuestra sed de felicidad. ¿Por qué Cristo es el centro de la liturgia? Porque solo Él es el Mediador, el único Mediador entre Dios y los hombres.
Es decir, sólo a través de Cristo llegarán al Padre nuestras oraciones, peticiones, nuestra adoración y acción de gracias. Y sólo a través de Cristo, el Padre nos concederá todo lo que necesitamos; nos llegará todo don a través de este único Mediador.
Cristo en cada liturgia ora por nosotros, ora en nosotros y es invocado por nosotros. La presencia de Cristo en la liturgia no es estática, sino dinámica. Por eso en cada acto litúrgico, nos concede la salvación de modo dinámico, recibiendo toda su fuerza salvadora.
c) La liturgia es pneumatológica: quien lleva a cabo esta fuerza salvadora en la liturgia es el Espíritu Santo, con su acción invisible, pero real y eficaz
- Es el Espíritu Santo el que santifica el agua en el bautismo, para que Cristo nos limpie del pecado y nos regenere e infunda la nueva vida, es decir, la vida divina y trinitaria.
- Es el Espíritu Santo el que hace el milagro en la eucaristía mediante la conversión del pan en el Cuerpo de Cristo, y el vino en la Sangre de Cristo, para que sean nuestro alimento espiritual y fortalecernos en el camino y entrar en una comunión con Él íntima y profunda en el alma.
- Es el Espíritu Santo en la confirmación el que completa la primera unción del bautismo con su sello y da la fuerza para ser testigos y apóstoles de Cristo en este mundo, sin miedos y sin respetos humanos, como los apóstoles, aunque tengamos que derramar nuestra sangre en la defensa de nuestra fe en Cristo, como lo hicieron nuestros hermanos mártires.
- Es el Espíritu Santo el que ilumina nuestra mente para que descubramos nuestros pecados en la confesión, el que pone en nuestro corazón el arrepentimiento sincero, y el que afianza en nuestra voluntad el propósito de enmienda, y es el Espíritu Santo, junto con el Padre y Cristo, quien nos perdona los pecados.
- Es el Espíritu Santo el que en la unción de enfermos se hace consuelo, fuerza, alivio, y brisa que conforta a quien esta enfermo.
- Es el Espíritu Santo el que baja al alma de ese hombre en el orden sagrado y lo sella, con carácter imborrable, haciéndole sacerdote, configurándole con Cristo, haciéndole otro Cristo, para que lo represente sacramentalmente. Y será el Espíritu Santo el que poco a poco infundirá en ese hombre el espíritu de santidad.
- Y es el Espíritu Santo el que en el matrimonio une cuerpos y almas de estos dos contrayentes haciéndoles uno, y el que les dará la gracia de la fidelidad a esa palabra empeñada en el altar del Señor, y la gracia para educar cristianamente a sus hijos.Por tanto, es el Espíritu Santo el que trae la gracia de Cristo a cada uno, en cada acto litúrgico.
d) La Liturgia es eclesial: las acciones litúrgicas, dice el Vaticano II “no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia”. Es la Iglesia la que celebra cada liturgia. Y cada uno de nosotros, que formamos la Iglesia, recibe ese influjo divino, esa gracia que necesita según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual dentro de la Iglesia. Todas las gracias, y la salvación de Cristo nos vienen en la Iglesia, desde el día del bautismo. Aún sin estar insertos en la Iglesia, la gracia de Dios y la salvación de Cristo llega a todos los hombres, pero siempre a través de la mediación –misteriosa pero real- de la Iglesia.
Si somos ya miembros de la Iglesia, por el bautismo, pero nos hemos alejado de ella por el pecado mortal, tampoco participamos de esas gracias de salvación, hasta que nos confesemos y recobremos la gracia de Dios, y de esta manera estar en disposición de recibir esos dones de Cristo.
Por eso, antes de recibir cualquier sacramento (comunión, matrimonio, confirmación, orden, etc) debemos ver si estamos en gracia de Dios y en comunión con la Iglesia. Si no estamos en gracia, debemos acudir humildemente al sacramento de la confesión, donde se nos perdonan los pecados cometidos.
En cada celebración litúrgica estamos como familia eclesial y debemos tener una misma fe, un mismo espíritu, sentimientos y corazón, para que como Cuerpo Místico ofrezcamos a Dios todo el honor y la gloria, y recibamos su santidad y su gracia, entrando en el torrente de la vida divina. No entramos como individuos, sino como Iglesia.
e) La Liturgia es jerárquica: hay que vivirla y hacerla según el orden establecido, decía ya san Clemente Romano, el cuarto papa de la Iglesia, en el siglo I. Pero fue sobre todo san Ignacio de Antioquía quien expresó este aspecto jerárquico de la liturgia: “Esforzaos por usar de una sola Eucaristía; pues una sola es la carne de nuestro Señor Jesucristo, y uno solo es el cáliz para unirnos con su sangre; un solo altar como un solo obispo, junto con el presbiterio, con los diáconos, consiervos míos” … “sólo ha de tenerse por válida aquella Eucaristía que se celebra bajo el obispo o aquel a quien se lo encargare… No es lícito sin el obispo, ni bautizar, ni celebrar el ágape “… (En su carta a los cristianos de Esmirna).
Y el Vaticano II en la constitución dogmática sobre la Sagrada Liturgia ha determinado que “la reglamentación de la sagrada liturgia es de la competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica; ésta reside en la Sede Apostólica, y en la medida que determine la ley, en el obispo” (Sacrosanctum Concilium, n. 22)
Por eso, continúa el Concilio Vaticano II en el mismo documento: “Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la liturgia” (n. 22).
Esta es la disciplina y doctrina de la Iglesia en todos los tiempos.
f) La liturgia es simbólica: en la liturgia expresamos, con símbolos y signos, realidades divinas. La liturgia es un medio de comunicación, llevado a cabo con palabras, con gestos, con símbolos. Cada símbolo expresa una realidad sobrenatural. Más adelante explicaremos los signos y símbolos litúrgicos.
g) La liturgia es bella: con una belleza digna, sublime, que aspira a expresar el mundo sobrenatural de la gracia y de la gloria. Uno de los nombres de Dios es la belleza inefable. ¿Acaso puede ser fea y de mal gusto la liturgia, que es la epifanía y la manifestación de Dios?
h) Es participativa: donde todos debemos tomar parte: el sacerdote, que preside en nombre de Cristo, y el pueblo, que participa, como pueblo sacerdotal, pueblo regio y profético. El pueblo lo hace ya sea haciendo de guía, leyendo una lectura, acolitando en la misa, siendo ministro de la Sagrada Comunión, llevando las ofrendas, cantando, rezando.
i) Respetuosa de las normas de la Iglesia: al papa y a los obispos, en comunión con él, Cristo les encomendó el cuidado de todas las cosas sagradas y las normas litúrgicas. Han sido años y siglos en que la Iglesia ha reflexionado en la riqueza de la liturgia. No son normas arbitrarias, sino normas sabias que respetan el misterio divino revelado.
j) Y al mismo tiempo la liturgia es creativa. La Iglesia no quiere liturgias frías, acobardadas, aburridas y acartonadas. Da también margen a una inteligente creatividad. Por eso, en determinadas fiestas y eventos se pueden escoger las lecturas, preparar moniciones especiales y oración de los fieles, arreglos florales, cantos y coro, etc.
k) Es pascual, pues centra a los cristianos y nos hace participar en la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
l) Es sagrada, porque busca el encuentro con el Invisible. Mientras en un libro podemos buscar a Dios, en la liturgia encontramos a Dios, que nos sale con su corriente de agua transparente y refrescante que sacia nuestra sed interior.
m) Es cíclica: gira anualmente en torno a los misterios de Cristo, en círculos que ascienden siempre hacia la vida eterna: misterios gozosos en adviento y navidad; misterios luminosos en el tiempo ordinario; misterios dolorosos en cuaresma; y misterios gloriosos en tiempo de pascua, Pentecostés. Todos estos misterios nos preparan para la segunda venida del Señor al final de la historia.
n) Es escatológica: porque siempre mira al fin de los tiempos, al mas allá, a la Jerusalén celestial, donde se celebra la eterna liturgia, en compañía de todos los santos y ángeles del cielo. La liturgia de la tierra es un resquicio de la liturgia celestial.
El Concilio Vaticano II en el documento sobre la liturgia pone otras cinco características en el modo de vivir la liturgia:
- Conscientemente: no dormidos, ni distraídos, o sin saber lo que ahí se celebra.
- Activamente: no como espectadores, sino como protagonistas activos. Todos celebramos la liturgia, y no sólo el sacerdote.
- Fructuosamente: tratando de obtener todo el fruto espiritual que cada sacramento o acción litúrgica nos ofrece, en orden a nuestra santificación y la santificación del mundo.
- Con toda el alma: no estando sólo con el cuerpo. Poner todo nuestro ser: mente que entiende, ojos que ven, oídos que escuchan, corazón que ama, sensibilidad que siente, alma que se une a Dios. No se está en la liturgia, sino que vivimos y participamos en la liturgia.
- Interna y externamente: internamente, es decir, viviendo con fervor cada paso de la liturgia, intimando con Dios en lo profundo del corazón; y externamente, es decir, mediante la compostura, el vestido, el modo de sentarnos, de estar de pie, de cantar, etc. ¡Estamos delante de Dios!
Además de estas características, se dan ciertas polaridades que la liturgia tiene que integrar:
Es institución objetiva, que transmite el don del origen, que siéndonos entregado a la vez nos está sustraído; es universalmente válida pero se expresa en formas históricamente situadas (ritos diversos: bizantino, latino, mozárabe…).
Es la oración de la comunidad católica pero en ella el orante son siempre personas, que forman la comunidad aun cuando no se disuelven en ella.
Es don de Dios al hombre y respuesta del hombre a Dios; es presencia del Misterio y es a la vez fuente de mística.
Lugar concreto donde Dios se inserta y se nos da en este mundo pero a la vez es acción, ofrenda, don de nuestra poquedad agradecida, que le devuelve a él su entera creación (de tuis donis ac datis.
La necesidad suprema del hombre que ama es ofrecer y pedir, suplicar y ser eficaz, pero a la vez allí descubre que lo más necesario y que escapa a sus esfuerzos es la gratuidad, el sentido, lo que no es directamente eficaz, lo que acoge a la persona por su sagrado valor y en su irreductible identidad; en una palabra, la salvación”.
Ojalá que así podamos gustar mejor la liturgia. Nada se iguala a la liturgia. Es lo más excelso que tenemos en la Iglesia. En esta liturgia terrena ya preguntamos y tomamos parte en aquella liturgia celestial que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén – el cielo – hacia la cual nos dirigimos como peregrinos hasta el encuentro definitivo y cara a cara con Dios.
La hora de los abuelos
Protagonistas importantes en la educación de los nietos
En otras épocas históricas la importancia e influencia de los mayores en la sociedad de su tiempo llegó a ser de gran importancia. En nuestra sociedad y por motivos distintos vuelven a tener un protagonismo del que no se debe hacer dejación. En primer lugar, y por suponer un numeroso colectivo, al ser sujetos con derecho a voto tienen la obligación de aportar a la sociedad su experiencia y sabiduría colaborando en los cambios de la sociedad. En segundo lugar, y debido a la temprana edad de jubilación, a el aumento en la prolongación de la vida, a la situación de pluriempleo de los hijos y a la experiencia y sabiduría acumulada, los abuelos de esta generación estamos llamados a prestar un gran servicio a nuestros hijos y por tanto a esta sociedad, a través de la educación de nuestros nietos.
Protagonistas importantes en la educación de los nietos
Si es cierto que la educación es fruto del amor y del cariño, los abuelos estamos en extraordinarias condiciones de colaborar con nuestros hijos en estos aspectos de la educación que constituyen la base y cimiento para el desarrollo armónico de la personalidad de todo individuo. Estos valores educativos se transmiten por ósmosis, por contacto físico, a través de la convivencia en el trato diario. De todos es sabido la íntima relación cariñosa y de “complicidad” y entendimiento que se establece entre abuelos y nietos. Nuestros hijos, en la mayoría de los casos, por motivos laborales principalmente, no disponen del tiempo necesario para realizar esta labor en un clima de sosiego, paciencia y serenidad, tan necesarios en el proceso formativo. Sería una actitud demasiado egoísta plantearse esta etapa de la vida como premio y descanso al trabajo realizado hasta ahora desentendiéndose de los problemas que nos rodean. Los abuelos estamos obligados, por vocación, a seguir prestando nuestro mejor servicio para la consecución de una sociedad mas justa, solidaria y más humana, a través de la familia concreta en la que nos desenvolvemos.
Otra condición necesaria para educar, junto con el tiempo suficiente para poder hacerlo, es poseer y haber experimentado los valores que se pretenden transmitir, valores que ennoblecen al ser humano y le dan sentido a su existencia.
1.-Experiencia y sabiduría
A lo largo de los años hemos ido adquiriendo la sabiduría suficiente para ser verdaderos maestros en el conocimiento de los valores verdaderos y de los caminos que llevan a la verdadera felicidad.
Por esto los ancianos siempre estuvieron revestidos de una especial dignidad en todas las culturas históricas, por considerarles dotados del conocimiento de la ciencia de la vida, es decir, poseedores de la sabiduría. Sabiduría que es sinónimo de prudencia, tan necesaria en el actuar humano. Se dice que “sabio no es sólo el que conoce las cosas, sino el que sabe ordenarlas con vistas a su último fin”.
No podemos privar a nuestros nietos de esta riqueza que hemos ido acumulando a lo largo de los años y que constituye nuestro mayor tesoro, la mejor herencia que podemos trasmitirles.
2.- Savia y fortaleza
Pero la influencia de los abuelos en la familia no se agota con nuestra colaboración en la educación de los nietos, sino que llega más allá.
Por todo lo anteriormente dicho debemos ser para nuestras respectivas familias lo que las raíces y el tronco son para los árboles: alimento y sostén. Lo más bonito y agradable de los árboles son las ramas, las flores y los frutos. Pero nada de esto sería posible sin la sabia que aportan las raíces y sin la fortaleza y el apoyo del tronco. En una sociedad donde todo se tambalea, la firmeza de los mayores en la defensa de los valores humanos y sobrenaturales que sostienen y enriquecen a la sociedad, se hacen actualmente imprescindibles. Nuestro testimonio de fidelidad a los compromisos que un día, ya lejano, sellamos con un “sí quiero”, deben ser guía y orientación en la actuación de nuestros hijos y de nuestros nietos Es este un servicio que nosotros debemos prestar y que esta sociedad demanda a gritos.
3.- En presencia de Dios
Poniendo a Dios por testigo iniciamos esta gran aventura de crear una familia. Y se multiplicaron los frutos: primero, los hijos, y después los segundos frutos del amor matrimonial, los nietos. Y se llenaron de vida y alegría nuestros hogares. Me alegra comprobar que se cumplió lo que en aquel momento, el Sacerdote que representaba a Dios en ese acto, nos deseó con palabras de la Sagrada Escritura:
“Que vuestra unión sea fecunda, que seáis padres de probada virtud, y que veáis, ambos, los hijos de vuestros hijos hasta la tercera y cuarta generación”.
El Papa Francisco explica cómo pasar por la «puerta estrecha de Jesús»
VINCENZO PINTO/AFP/East News
Sus palabras durante el rezo del Ángelus
«¿Preferimos el camino fácil de pensar solo en nosotros mismos o elegimos la puerta estrecha del evangelio, que desafía nuestro egoísmo pero nos permite acoger la verdadera vida que viene de Dios?» Estas son las dos alternativas que el Papa Francisco ofreció a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro durante el Ángelus del 21 de agosto de 2022.
Comentando un pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús nos asegura que, para salvarnos, debemos pasar por «la puerta estrecha», el Papa ha querido en primer lugar asegurarnos de que esta imagen no debe «asustarnos».
«Esta puerta es estrecha, pero está abierta para todos», dijo, antes de explicar lo que Jesús quiso decir al usar estos términos.
«Quiere decirnos que, para entrar en la vida de Dios, la Salvación, debemos pasar por Él, recibirlo a Él, a Él y a Su Palabra», insistió el pontífice. Para el cristiano, se trata pues de llevar una vida «a la medida de Cristo».
A partir de entonces, la puerta es estrecha, «no porque esté destinada a unos pocos; sino porque ser de Jesús significa seguirlo, entregando la vida al amor, al servicio y a la entrega como él, que pasó por la puerta estrecha de la Cruz».
Asumir el riesgo del amor
Continuando con su razonamiento, el Papa subrayó que entrar en este proyecto de vida requiere «estrechar el espacio del egoísmo», «bajar las alturas del orgullo» o incluso «superar la pereza» para «asumir el riesgo del amor, incluso cuando implica la cruz».
El Papa finalmente citó una gran cantidad de gestos de amor que hacen a diario personas que han elegido la puerta estrecha y no «la puerta ancha de su propia comodidad».
Entre ellos, citó a aquellos padres que «se dedican a sus hijos con sacrificios»; a aquellas personas que se entregan «al servicio de los ancianos, de los más pobres y de los más frágiles»; o incluso de aquellos «que sufren a causa de su fe, pero que continúan orando y amando».