MATEO 12:38-42

Amigos, en el Evangelio de hoy algunos fariseos piden a Jesús ver un signo. Y Jesús les responde, “Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás”, quien estuvo en el estómago de la ballena por tres días y noches.

Jonás fue llamado por Dios para predicar la conversión de Nínive, que es descrita como una ciudad enormemente grande. Tomaba, así dicen, tres días para caminar a través de ella. No puedo evitar pensar en Nínive como una de nuestras grandes y modernas ciudades, centro de todo tipo de actividades y preocupaciones.

¿En qué consistiría la conversión de este lugar? Un volcarse de nuevo a Dios como único bien perdurable. Después de escuchar las palabras de Jonás los Ninivitas “proclamaron el ayuno, y todos ellos, desde el mayor hasta el menor, se pusieron el cilicio”. ¿Cuál es el propósito de estas prácticas ascéticas? Hacer que la gente deje de aferrarse a los placeres mundanos.

Debemos superar la mente que tenemos. Arrepentirnos. Vivir como si nada en este mundo realmente fuera tan importante. Y estaremos viviendo entonces en el Reino de Dios!

Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté?

Impresiona en esta lectura del profeta Miqueas el tono y la confianza con la que Dios se dirige a Israel. Se trata de un juicio, pero es un juicio de Amor, como el de un padre con unos hijos que, a pesar de las continuas llamadas de atención y requerimientos, no cejan de caminar por su cuenta, olvidando al Dios que los hizo nacer de la nada y le dio todo su amor, una tierra en la que vivir… unos Mandamientos para su bien…

¿Y ahora -les pregunta el Profeta- cuando las cosas se ponen difíciles, ¿con qué argumentos os vais a presentar ante el Señor? No se trata de hacer actos de desagravios, sacrificios, rituales… Es tan sencillo como reconocer a Dios y actuar en consecuencia.

¿Y nosotros, el nuevo Israel que es la Iglesia? Ya Jesús tuvo que enfrentar a los apóstoles en un momento de duda e incredulidad y preguntarles: ¿También vosotros queréis marcharos? Recordamos bien las palabras de Pedro: “¿A dónde vamos a ir? Solo Tú tienes palabras de Vida Eterna”.

¿Cuál es nuestra referencia hoy del Dios de Jesús? ¿Le reconocemos como Sentido para nuestras vidas? ¿Somos conscientes de que estamos un tanto perdidos y necesitamos volver a Él, a su Amor siempre constante y entregado?

Queremos ver un signo tuyo

En continuidad con la primera lectura, el Evangelio nos plantea un Signo de Dios, de su Hijo Jesús, para creer en Él. Los fariseos, guardianes de la ortodoxia, parecen tener el copyright de Dios, pero no se trata del Dios de la Vida, del Amor, el Padre amoroso de los hombres, sino el Celoso Guardián de lo “políticamente correcto” Por eso Jesús no se anda con medias tintas y les lanza esa respuesta: el signo de Jonás: que es, por un lado, la Pasión, Muerte y Resurrección y, por otro, la Conversión de los alejados mediante la penitencia.

Hoy sin duda el desafío es reconocer en nuestro mundo un signo de la presencia salvadora del Hijo de Dios. ¿Lo somos los cristianos, la Iglesia por Él querida y en la que habita el Espíritu? Aunque nos parezca que, en general, hay un abandono del sentido de Dios, estoy convencido de que son muchos los que, desde el fondo de su corazón, piden esta señal, nos la piden. ¿Podríamos decir con San Pablo que Cristo vive plenamente en mí, en mi vida? ¿Podríamos predicar como Jonás con el riesgo de ser perseguidos y desacreditados?

Muchas preguntas que buscan, ante todo, que tomemos conciencia de nuestra fe comprometida en el Dios que nos salva con su Muerte y Resurrección, que acudamos a Él en la oración más que pidiendo, poniéndonos a su disposición para amar con su mismo amor a nuestros hermanos los hombres.

“Para estar dispuesto a morir al propio yo, es necesario comprender a fondo y valorar hasta qué punto se ha comprometido Dios a cuidar de nosotros. Si somos capaces de aceptar que nunca nos abandonará, ni se dejará ganar en generosidad por nosotros, podremos soltar las riendas de nuestra vida con más facilidad. Si las aferramos con tanta fuerza es que no estamos convencidos que nuestro Padre Dios ha adquirido ese compromiso. Morir al yo está íntimamente ligado a saber que cuidar de sus hijos está en la propia naturaleza de Dios. Es como si no estuviéramos persuadidos de lo que ganamos, al dejar por Cristo, esas cosas de la tierra”.

Esto debemos interrogarnos: «¿estoy abierto al Dios de las sorpresas?». Y también: «¿Soy una persona inactiva, o una persona que camina?». «¿creo en Jesucristo y en lo que hizo», es decir «que murió, resucitó… creo que el camino siga adelante hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de entender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos?». (Homilía Casa Santa Marta, 13 octubre 2014)

Arnulfo de Metz, Santo

Obispo, 18 de julio

Martirologio Romano: En Metz, ciudad de Austrasia, en lo que hoy es Francia, san Arnulfo, obispo, consejero de Dagoberto, rey de Austrasia, cargo al que renunció para abrazar la vida eremítica en los Vosgos. (640)

Etimología: Arnulfo = Aquel que es fuerte y astuto, es de origen alemán.

Breve Biografía

Hombre de Estado y obispo bajo la dinastía Merovingia, nacido por el año 580, muere alrededor del 640.

Sus padres pertenecían a una distinguida familia franca y vivía en la sección este del reino fundado por Clodoveo I. En la escuela donde fue puesto durante su infancia sobresalió por su talento y su buen comportamiento. De acuerdo a las costumbres de la época fue enviado a su debido tiempo a la corte de Teodeberto II; rey de Austrasia (595-612) para ser iniciado en las diversas ramas del gobierno. Bajo la guía de Gondulfo, el Alcalde del Palacio, pronto se volvió tan hábil que fue colocado en la lista regular de oficiales reales y entre los primeros ministros del rey. El se distinguió como comandante militar y en la administración civil; al mismo tiempo el tuvo bajo su cuidado seis provincias diferentes.

A su debido tiempo, Arnulfo se casó con una mujer franca de linaje noble, de quien tuvo dos hijos, Ansegis y Clodulfo. Mientras Arnulfo estaba disfrutando emolumentos y honores mundanos no se olvidó de cosas más elevadas y espirituales. Sus pensamientos daban vueltas frecuentemente en monasterios y con su amigo Romarico, oficial de la corte al igual que él, planeó hacer un retiro a la abadía de Lérins, evidentemente con el propósito de dedicar su vida a Dios.

Pero, mientras tanto, la sede Episcopal de Metz quedó vacante. Arnulfo fue designado universalmente como un candidato valioso para el oficio y fue consagrado obispo de esa sede cerca del 611. En su nueva posición el estableció el ejemplo de una vida virtuosa para sus súbditos y atendía asuntos del gobierno eclesiástico. En el 625 tomó parte en un concilio llevado a cabo por los obispos francos en Reims. Con todo esto, Arnulfo retuvo su puesto en la corte del rey y tomó una destacada parte en la vida nacional de su gente.

En el 613, después de la muerte de Teodoberto, él, con Pipino de Landen y otros nobles llamaron a Austrasia a Clotario II, Rey de Neustria. Cuando en el 625 el reino de Austrasia le fue confiado a Dagoberto el hijo del rey, Arnulfo se convirtió no sólo en el tutor, sino también en Ministro en Jefe del joven rey. En el momento del alejamiento entre los dos reyes en el 625, Arnulfo junto a otros obispos y nobles trató de efectuar una reconciliación. Pero Arnulfo temía las responsabilidades de la oficina episcopal y se cansó de la vida de la corte. Cerca del año 626 obtuvo la designación de un sucesor a la oficina Episcopal de Metz. Él y su amigo Romarico se retiraron a un lugar solitario en las montañas de los Vosgos. Allí vivió en comunión con Dios hasta su muerte. Sus restos, enterrados por Romarico, fueron transferidos cerca de un año más tarde por el obispo Goerico, a la basílica de los Santos Apóstoles en Metz.

De los dos hijos de Arnulfo, Clodulfo se convirtió en su tercer sucesor en la sede de Metz. Ansegis permaneció al servicio del estado; de su unión con Begga, hija de Pipino de Landen, nació Pipino de Heristal, el fundador de la dinastía Carolingia. De esta forma Arnulfo fue el ancestro de los poderosos soberanos de esa casa. La vida de Arnulfo muestra hasta cierto punto la oficina episcopal y la carrera en el Estado Merovingio. Los obispos eran muy considerados en la corte; sus consejos eran escuchados, ellos tomaban parte en el reparto de justicia por los tribunales, tenían una voz en la designación de oficiales reales; fueron usados frecuentemente como embajadores del rey y sostenían altas posiciones administrativas. Para la gente bajo su cuidado, eran protectores de sus derechos, sus portavoces frente al rey y el vínculo uniendo a la realeza con sus súbditos. Las oportunidades para el bien eran por lo tanto ilimitadas; y Arnulfo las usó para buen provecho.

Te pido una señal

Santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42. Lunes XVI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ¿cómo puedo interesarme más por ti en un mundo que poco me habla de ti? Tengo deseos, pero no encuentro muchos caminos para saciarlos. ¿Qué me queda hacer? Pedirte la gracia simplemente y ofrecerte nuevamente mi corazón. Llévame hacia ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa”.

Él les respondió: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.

Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.

La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Te pido una señal, Señor, pero en realidad no sé qué es lo que pido. Cuando te pido felicidad, me olvido del camino que me podría llevar a ella. Cuando te pido gozo, me olvido que quizá tendré que andar por el crisol. Cuando te pido paz, me olvido que quizá tendré que renunciar a lo que me la quita. Es extraño el camino de la cruz, pero aquellos que lo han recorrido, testimonian su plenitud.

Dame una señal. Muéstrame un prodigio. Estaré dispuesto a recibir con corazón abierto lo que Tú me quieras dar. No te pido que se haga mi voluntad, sino la tuya. Yo confío en ti, seguiré el camino que me muestres. ¿Será doloroso? Señor, si Tú me lo muestras, lo andaré con confianza. ¿Me cuesta aún confiar? Te pido la confianza y te pido la gracia de atreverme a dar siquiera el primer paso, en la dirección que me señales.

Señor, los fariseos te pedían una señal. Jamás se imaginaron que les sería dada la más grande: tu resurrección. Yo estaré abierto a las señales que me quieras regalar. Sean sencillas, sean difíciles de acoger, las buscaré, las recibiré y con todo lo que soy y tu gracia, las sabré agradecer.

«Cuándo y cuál… Siempre nos mueve la curiosidad: se quiere saber cuándo y recibir señales. Pero esta curiosidad a Jesús no le gusta. Por el contrario, él nos insta a no dejarnos engañar por los predicadores apocalípticos. El que sigue a Jesús no hace caso a los profetas de desgracias, a la frivolidad de los horóscopos, a las predicaciones y a las predicciones que generan temores, distrayendo la atención de lo que sí importa. Entre las muchas voces que se oyen, el Señor nos invita a distinguir lo que viene de Él y lo que viene del falso espíritu. Es importante distinguir la llamada llena de sabiduría que Dios nos dirige cada día del clamor de los que utilizan el nombre de Dios para asustar, alimentar divisiones y temores».

(Homilía de S.S. Francisco, 13 de noviembre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy aceptaré la voluntad de Dios, aunque no concuerde con lo que yo quiero.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Una fe más honda que las dudas

Deslumbrado y aplastado, cayó de rodillas y dijo:¡ Señor mío y Dios mío!

«Dice el Evangelio de San Juan, que Tomás estaba ausente. Y en el va a representarse la resistencia a la luz. Todos los apóstoles se habían mostrado reticentes. Tomás ira mucho mas allá, hasta la cerrazón. No le ha convencido la tumba vacía  no le han impresionado las meditaciones sobre las Escrituras que le han narrado los dos de Emaús, no se rinde ante el testimonio concorde de todos sus hermanos; Él quiere ver. Se encierra en su incredulidad. Y cuando todos le aseguran que ellos han visto, quiere ir mas allá, no solo tocar, sino sondear la identidad del crucificado metiendo sus dedos, sus manos en las mismas llagas.

Jesús va a prestarse, con admirable condescendencia, a todas las absurdas exigencias del discípulo, pero dejará pasar ocho días como para dar un plazo a esa incredulidad.

¿Es que Tomás no amaba a su Maestro? Si, evidentemente. Pero era testarudo, positivista, obstinado. No solo quería pruebas, sino que las exigía a la medida de su capricho.

Jesús se somete a ellas con una mezcla de ironía y realismo. Esta vez los apóstoles se han reunido para rezar en común. Tomás se siente incomodo en medio de la fe de todos, pero el paso de los días parece haber robustecido su incredulidad. Mas no por ello piensa en separarse de sus hermanos. Hay una fe, más honda que sus dudas, que sigue uniéndole a ellos. Esta fue su salvación: seguir con los suyos a pesar de la oscuridad Como comenta Evely:

 «Tomas es un auténtico hombre moderno, un existencialista que no cree mas que en lo que toca, un hombre que vive sin ilusiones, un pesimista audaz que quiere enfrentarse con el mal, pero que no se atreve a creer en el bien. Para él lo peor es siempre lo mas seguro…»

Y Jesús ahora se aparece solo para él. Están todos, pero el Maestro se dirige directamente a Tomas. «Ven, Tomás, trae tu dedo y mételo en las llagas de mis manos, trae tu mano y métela en mi costado» (Jn 19, 27). Ahora queda completamente desconcertado.

En realidad nunca había podido imaginarse que su deseo pudiera ser escuchado. Su desafío no había sido mas que un pedir imposibles, un modo de encerrarse en su duda.

Eso creía él, al menos. Porque cuando vio a Jesús, cuando oyó su voz dulce, tierna, Tomás se dio cuenta de que, allá en el fondo, siempre había creído en la resurrección, que la deseaba con todo corazón, que si se negaba a ella, era por miedo a ser engañado en algo que deseaba tanto, que se había estado muriendo de deseo y de miedo de creer al mismo tiempo.

 Los dos de Emaús creían que creían. Tomas creía que no creía. Jesús les trajo a los tres a la sencillez alegre de creer sin sueños y sin miedos. En el fondo Tomás se dio cuenta de que si se negaba a creer era por la rabia de no haber estado allí cuando Jesús vino ¿Los demás iban a verle y el tendría que creer solo por la palabra de los otros?. Con su negativa estaba provocando a Jesús a aparecerse de nuevo. También él necesitaba mimos, cariño, ternura. No era, en el fondo otra cosa, que un niño enrabietado.

Por eso temblaba cuando Jesús le mandó tocar. No quería hacerlo. Sentía ahora una infinita vergüenza de sus palabras de ocho días antes. Si tocó, no lo hizo ya por necesidad de pruebas, sino como una penitencia por su cerrazón. Deslumbrado y aplastado, cayó de rodillas y dijo:¡ Señor mío y Dios mío!

 Asi la humillación le llevaba a una de las mas bellas oraciones de todo el evangelio. Ahora iba en su fe hasta donde nunca había llegado ningún apóstol. Nadie le había dicho antes a Jesús Dios mío. Tiene razón Evely al subrayar:

«De aquel pobre Tomas Jesús ha sacado el acto de fe mas hermoso que conocemos. Jesús lo ha amado tanto, lo ha curado con tanto esmero, que de esta falta, de esta amargura, de esta humillación ha hecho un recuerdo maravilloso. Dios sabe perdonar asi los pecados. Dios es el único que sabe hacer de nuestras faltas, unas faltas benditas, unas faltas que no nos recordaran más que la maravillosa ternura que se ha revelado con ocasión de las mismas…»

José Luis Martín Descalzo
en Vida y Misterio de Jesús de Nazaret

El Papa sugirió no fatigarse ni agitarse por un activismo estéril

Ángelus del Papa Francisco, 17 de julio de 2022.

Antes de rezar el Ángelus dominical, el Santo Padre ofreció a los fieles y peregrinos – que se dieron cita a mediodía en la Plaza de San Pedro – su comentario al Evangelio según san Lucas propuesto por la liturgia del día, que presenta una escena doméstica con las hermanas Marta y María que ofrecen hospitalidad a Jesús en su casa. En efecto, el evangelista relata que Marta se ocupa de la acogida de los huéspedes, mientras María se sienta a los pies de Jesús para escucharlo. Además, Marta le pide al Maestro que inste a María ayudarla con los quehaceres de la hospitalidad. Ar respecto el Obispo de Roma dijo: «La queja de Marta no parece fuera de lugar; por el contrario, sentimos que tenemos que darle la razón».

Jesús cambia nuestra forma de pensar×Y, sin embargo – prosiguió el Santo Padre – Jesús le responde: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada’. Es una respuesta que sorprende – añadió Francisco – pero Jesús muchas veces vuelca nuestra forma de pensar”.

“Preguntémonos entonces por qué el Señor, incluso apreciando la generosa atención de Marta, afirma que la actitud de María es preferible”

Primero el deber, después el placer

“La ‘filosofía’ de Marta – explicó Francisco – parece esta: primero el deber, después el placer. La hospitalidad, de hecho, no está hecha de bonitas palabras, sino que exige poner la mano en los fogones, ocuparse de todo lo necesario para que el huésped se sienta bien acogido. Esto, Jesús lo sabe muy bien. Y de hecho reconoce el esfuerzo de Marta”.

La parte buena: escuchar las palabras de Jesús

El Santo Padre dijo al respecto que el Señor quiere hacerle entender a Marta que “hay un orden de prioridad nuevo, diferente al que hasta ahora había seguido. María ha intuido que hay una ‘parte buena’ a la que hay que dar el primer lugar. Todo lo demás viene después, como un arroyo de agua que brota de la fuente”.

“¿Y qué es esta ‘parte buena’?”

“Es la escucha de las palabras de Jesús”, respondió el Pontífice, tal como dice el Evangelio: “María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. Notamos entonces – prosiguió – que “ella no escuchaba de pie, haciendo otras cosas, sino que estaba sentada a los pies de Jesús”.

Jesús no es un huésped como los demás

Y así Marta comprendió que Jesús “no es un huésped como los demás”, aunque a primera vista parezca que ha venido a recibir, porque necesita comida y alojamiento. En realidad – dijo Francisco – el Maestro ha venido para donarse a sí mismo mediante su palabra”.

“La palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: es la parte buena. Por eso María le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después”

“Esto no quita nada al valor del empeño práctico – añadió Francisco – pero eso no debe preceder, sino brotar de la escucha de la palabra de Jesús, debe estar animado por su Espíritu. De lo contrario, se reduce a fatigarse y agitarse por muchas cosas, a un activismo estéril”.

Aprovechar el tiempo de las vacaciones

“Hermanos y hermanas, aprovechemos este tiempo de vacaciones, para detenernos y ponernos en escucha de Jesús. Hoy cuesta cada vez más encontrar momentos libres para meditar. Para muchas personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El período de verano puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa”

“Dejémonos interpelar por esas páginas – sugirió el Papa –preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, si está en línea con lo que dice Jesús. En particular, preguntémonos: cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que tengo que hacer o busco primero la inspiración en la Palabra de Dios?”. “Si salimos de casa por la mañana teniendo en mente una palabra de Jesús, el día adquirirá un tono marcado por esa palabra, que tiene el poder de orientar nuestras acciones según lo que el Señor quiere” Y concluyó invocando a la Virgen María para que “nos enseñe a elegir la parte buena, que no nos quitarán nunca”.

Saludos del Papa

Tras el rezo de la antífona mariana del Ángelus, el Papa Francisco recordó la beatificación, que tuvo lugar ayer en Ellwangen, del jesuita Juan Felipe Jeningen, sacerdote de la Compañía de Jesús quien vivió en Alemania en la segunda mitad del siglo XVII.

A continuación, el Santo Padre hizo un llamamiento en favor de Sri Lanka, instando a que se encuentre “una solución pacífica a la crisis actual», y volvió a expresar su cercanía a la población mártir de Ucrania, «golpeada cada día por una lluvia de misiles». Y se refirió a su inminente viaje apostólico a Canadá.

Mandela: el fundamento moral de la política

Madiba, en la conciencia colectiva, se sitúa en un nivel que llamaríamos pre-político o moral

Nelson Mandela es un personaje histórico conocido por su labor política y que ha ocupado en su país cargos políticos tan importantes con el de Jefe de Estado. Sin embargo, si nos preguntamos a qué ideología o a qué partido pertenecía, comprobaremos, algo desconcertados, que sus perfiles ideológicos no están nada claros. ¿Era Mandela de derechas o de izquierdas, en el sentido que los europeos damos a estas expresiones? Ante la dificultad que tenemos para contestar a esta pregunta, comprobamos que el personaje, en la conciencia colectiva, se sitúa más bien en un nivel que llamaríamos “pre-político” o moral.

Mandela es un hombre que se enfrenta un gigantesco y complejo problema social e histórico: el racismo colonial cristalizado, institucionalizado en un sistema político, el “apartheid”. Evidentemente, se trata de un conflicto político que hay que abordar y resolver de forma política, con reformas y cambios legislativos. Sin embargo, él tiene la intuición genial, la evidencia de que en el fondo se trata de una cuestión moral, en la que están en juego los conceptos de igualdad y dignidad humanas, y que sólo desde un punto de vista moral puede resolverse.

Este descubrimiento, esta actitud supone, por lo pronto, la aceptación del “otro”; el otro que puede ser mi enemigo y en el que tengo que considerar aspectos positivos y negativos; y sobre todo, con el que tengo que convivir en un espacio común. El reconocimiento del otro no es una conducta neutra, pasiva (la simple tolerancia), sino que supone una actitud de generosidad, de desprendimiento, incluso de inevitable y dolorosa renuncia a los propios intereses, a las propios impulsos naturales. Esta renuncia es propia de aquellos que, como Mandela, han tenido la ascesis de una larga experiencia de sufrimiento y se han labrado esa sabiduría que sólo proporciona el dolor.

He dicho antes que esta actitud de Mandela es “pre-política”, en el sentido en que se sitúa en el fundamento, en la raíz de lo político y le da sentido. También, desde otro punto de vista, puede decirse que es un actitud “trascendente”, que va más allá de la relación de dominio del juego de poder que supone la política y se coloca en el un punto fundamental: el concepto de dignidad humana, del que deriva el concepto de igualdad, largamente configurado por el humanismo clásico y definido, de forma definitiva, por el Cristianismo.

Laico o religioso, con un sentido sobrenatural o mundano, la vida de Mandela ha sido un continuado y permanente acto de fe.

San Bartolomé de los Mártires: cuidó de Braga en plena peste

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Dominico portugués que fue arzobispo y participó activamente en el concilio de Trento

Bartolomé Fernández nació en Lisboa (Portugal) en 1514. Pertenecía a una familia de buena posición.

En la iglesia de los Mártires (de ahí su nombre), donde fue bautizado, más tarde escuchó la predicación de los dominicos, que despertó en él la vocación religiosa. Ingresó en el convento en Lisboa en 1528 y profesó los votos al año siguiente.

Era culto y se mostró como un gran latinista. En 1551 fue elegido socio del provincial para el Capítulo General de la Orden en Salamanca. En el Capítulo fue nombrado doctor y maestro en Sagrada Teología.

Poco después fue prior del convento de Santo Domingo de Benfica en Lisboa. Se caracterizó por un gran amor a la orden, lo que le llevó a hacer reformas.

Al morir el arzobispo de Braga, Bartolomé fue nombrado su sucesor. Se negó a aceptar el cargo, pero fray Luis de Granada, su provincial, se lo ordenó en virtud de la santa obediencia. Fue nombrado arzobispo el 27 de enero de 1559.

De nuevo su tarea subrayó su amor a la Iglesia y a la Orden de los Predicadores, con reformas y corrigiendo las malas costumbres que debilitaban la vida religiosa.

Importante labor en el Concilio de Trento

Entre 1561 y 1564, san Bartolomé de los Mártires participó en  el concilio de Trento y en él destacó por su trabajo y su vida santa.

Cuando la peste alcanzó Braga en 1570, desobedeció al rey y al cardenal que le había ordenado abandonar la ciudad. Prefirió arriesgar su vida en favor de las víctimas y para no desatender a los sanos que habían quedado aislados y sin ayuda.

Enfermo y sin fuerzas, en 1582 renunció al cargo de arzobispo y se retiró al convento de Viana. Allí murió el 16 de julio de 1590.

San Bartolomé de los Mártires fue declarado santo por el papa Francisco el 10 de noviembre de 2019 con una canonización equivalente.

En la homilía de la misa de canonización, el cardenal Becciu dijo:

“Su pasión por la Iglesia le llevó a prestar una gran atención al tema de la reforma, pidiendo a los sacerdotes y a los fieles laicos una mayor coherencia y fidelidad al Evangelio. Ante una realidad eclesial marcada por el espíritu mundano de falta de preparación e inercia, promovió eventos formativos para sacerdotes y laicos, relanzando la importancia de la catequesis. Trabajó incesantemente y con éxito para elevar las condiciones morales y materiales de los sacerdotes, construyendo también el seminario diocesano”.

La fiesta de san Bartolomé de los Mártires se celebra el 18 de julio.

Oración. Oh, Dios, que hiciste de Bartolomé de los Mártires un hombre muy sabio, santo y austero, que ni la dureza de la región de Trás-os-Montes, ni el calor sofocante, ni el frío agudo, ni el mal tiempo, ni la peste ni los errores doctrinales le detuvieron en su paso como pastor vigilante de su iglesia, haz que amemos cada día más a la Iglesia y al Papa, y que busquemos la formación necesaria -cada persona según sus circunstancias- para ser santos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.