HIMNO

Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la Buena Nueva,
para sanar las almas.
Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.
Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.
Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.

MATEO 10:16-23

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús nos asegura que el Espíritu Santo nos ayudará cuando seamos perseguidos. Hablando a sus discípulos la noche antes de morir, Jesús dice que Él y Su Padre enviarán otro Parakletos (Abogado). Esta palabra proviene del vocablo kaleo (llamar) y para (por, o en nombre de), y designa a alguien similar a un abogado, alguien que suplicará en nombre de otro, alguien que apoyará, abogará, animará.

Jesús nos dice que mientras Él se aleja físicamente, Su Padre y Él mandarán Su Espíritu como un amigo. Y este será el Abogado que inspirará a cristianos a lo largo de todos los tiempos.

Cuando los mártires fueron a la muerte, lo hicieron con la ayuda del Espíritu Santo; cuando los misioneros fueron a proclamar la fe a tierras hostiles, fue el Espíritu Santo quien imploró en nombre de ellos; cuando Edith Stein fue llevada por sus captores a Auschwitz, fue también acompañada del Espíritu Santo. Y ese mismo Espíritu está hoy día, ahora mismo, con nosotros.

Sal 50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17 R/. Mi boca proclamará tu alabanza

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. R/.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Rectos son los caminos del Señor

Llegamos al último capítulo del libro del profeta Oseas en el que se nos ha mostrado el amor de Dios con su pueblo como un  amor esponsal,  a lo largo de la Historia esta Alianza es rota únicamente por la infidelidad del hombre, mientras Dios siempre se mantiene fiel. Los versículos que hoy meditamos son una nueva llamada a la conversión, a volver a Dios, porque Él, como buen Padre, siempre desea y espera nuestro retorno, solo nos pide que recordemos nuestras promesas y con humildad y confianza volvamos a poner nuestras vidas en sus manos.

En mi interior me inculcas sabiduría

Con el salmista alabamos al Señor reconociendo su misericordia, su bondad, su compasión y le pedimos un corazón limpio, un espíritu firme  y que nos haga experimentar una vez más  la alegría de su amor,  de su  salvación,  para proclamar constantemente su alabanza y su fidelidad que son eternas.

El Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Jesús continúa instruyendo a los apóstoles. No les oculta las dificultades, los peligros y acechanzas que van a encontrar en la misión evangelizadora que les encomendará. Como buen Pedagogo, les da pautas a seguir “sed sagaces, astutos y a la vez sencillos como palomas”; les advierte de las hostilidades con las que se van  a encontrar, para superarlas requerirán  valentía, intrepidez, buen ánimo,  porque  “os envío como ovejas entre lobos que os  entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa”, pero tened valor, si a Mí me han perseguido, también vosotros seréis perseguidos.  La misión no es fácil, requiere ir contracorriente, y “¡tened cuidado con la gente!”. Esta expresión que puede parecernos difícil de entender, más tarde, Juan ya anciano, recogiendo esta enseñanza de Jesús escribirá en una  de sus cartas “no os fieis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios…” y Pablo “examinadlo todo y quedaos con lo bueno”.   En los primeros días -tras la venida del Espíritu Santo-,  los apóstoles tuvieron ocasión  de experimentar cuan ciertas eran las palabras del Maestro, pues varias veces todos juntos, por grupos o individualmente fueron apresados, llevados ante el Sanedrín o ante las autoridades civiles, como bien nos narran los Hechos de los Apóstoles, pero también es cierto que se cumplieron  las palabras del Señor en el que habían puesto su confianza,en estas circunstancias no temáis, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el     Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros y así daréis testimonio de mí

A lo largo de los siglos infinitud de cristianos han dado testimonio con la propia vida de su fidelidad a Jesús y al Evangelio. Todos ellos experimentaron una fortaleza, una sabiduría, una alegría que no provenía de ellos mismos, sino que era fruto de la acción del Espíritu Santo como Jesús había prometido.

Son los mártires de todos los tiempos, que no antepusieron nada al amor que experimentaban de Dios, como el beato Adriano de Fortescue, que hoy celebra la Familia dominicana,  o  los 27 mártires dominicos de Almería, Almagro y Huéscar recientemente beatificados. No tuvieron miedo de dar la cara por nuestro Señor.  Predicaron no solo con sus palabras y obras, sino sobre todo con la entrega generosa, desinteresada y fiel de sus vidas, haciendo ver que lo más importante para ellos era el cumplimiento de la voluntad de Dios, que Él llenaba sus vidas y las planificaba. Y esto fue posible porque se dejaron iluminar y conducir por el Espíritu Santo que puso en ellos palabras y actitudes de valentía y confianza. Murieron perdonando y bendiciendo. Esta es la actitud que tenemos que seguir teniendo nosotros, cristianos del siglo XXI, porque aún hay muchas personas que no conocen a Cristo, tal vez, cerca de nosotros. ¿Qué hacemos por evangelizar?

Además de como «ovejas en medio de los lobos», el Señor, también en nuestro tiempo, nos manda como centinelas en medio de la gente que no quiere ser despertada del torpor mundano, que ignora las palabras de Verdad del Evangelio, construyéndose unas propias verdades efímeras. Y si nosotros vamos o vivimos en estos contextos y decimos las Palabras del Evangelio, esto molesta y no nos mirarán bien. Pero en todo esto el Señor sigue diciéndonos, como decía a los discípulos de su tiempo: “¡No tengáis miedo!”. No olvidemos esta palabra: siempre, cuando nosotros tenemos alguna tribulación, alguna persecución, alguna cosa que nos hace sufrir, escuchamos la voz del Señor en el corazón: “¡No tengáis miedo! ¡No tener miedo, ve adelante! ¡Yo estoy contigo!”. (Ángelus, 25 junio 2017)

Ovejas entre lobos

Santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23. Viernes XIV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por este momento de intimidad contigo. Soy indigno de ti, por eso en ti confío y sólo a ti entrego todo mi ser: porque me conoces hasta lo más profundo y aún así me amas y has querido estar a mi lado. Te pido que estés siempre a mi lado y nunca me abandones. No Te merezco… pero Te necesito. Dame tu mano y guíame como un papá guía a su hijo que da los primeros pasos. Soy débil, no me dejes sólo. Dame un corazón que ame y entienda los corazones de los demás, especialmente el Tuyo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas.

Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.

El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy Jesús me dices que me envías como oveja en medio de lobos. Me da miedo. Sabes que el mundo es agresivo. No me escondes el peligro ni el dolor. Me dices que me odiarán por llevar tu mensaje y que incluso llegarán a quitarme la vida… pero que si persevero hasta el fin, me salvaré. Tengo miedo Jesús, pero si Tú estás conmigo, ¿qué tengo que temer? Tú ves mucho más allá de lo que yo puedo siquiera imaginar.

Donde yo veo lobos terribles, personas antipáticas que me lastiman, situaciones que me hacen sufrir, Tú ves corderos con piel de lobo, personas lastimadas que necesitan de tu amor y de tu misericordia, oportunidades que me hacen despertar de mi comodidad.

Donde yo veo sombras, Tú me haces ver la luz, pues sólo hay sombras allí donde hay alguna luz que las proyecte.

Ayúdame a no tener miedo de las adversidades. Hoy no quisiera pedirte que me quites de mi vida la montaña del sufrimiento, sino que me des la fuerza para subirla y que camines siempre a mi lado. Dame la gracia de llevar tu mensaje de amor a quien más lo necesite… así como Tú me lo has dado a mí por medio de la cruz.

«El verdadero predicador es el que sabe que es débil, que sabe que no puede defenderse de sí mismo. El enviado “en medio de los lobos” podría objetar: ¿Pero, Señor, para que me coman? La respuesta es: ¡Tú ve! Este es el camino. Veamos una reflexión muy profunda de Juan Crisóstomo: “Pero si tú no vas como cordero, si vas como lobo entre los lobos, el Señor no te protege: defiéndete solo”. Es decir: cuando el predicador se cree demasiado inteligente o cuando ese que tiene la responsabilidad de llevar adelante la Palabra de Dios quiere hacerse el astuto y quizá piensa: ¡Ah, yo puedo con esta gente!, entonces terminará mal, o negociará la Palabra de Dios: con los poderosos, con los soberbios…».

(Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a hablar con una persona que me resulte antipática y la invitaré a rezar un avemaría juntos.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La mejor forma de iniciar la oración: invoca al Espíritu Santo

Nuestra oración tiene que ser siempre en el Espíritu, tenemos que invocarlo con sencillez y confianza

Llenos de gozo del Espíritu

Una de las más bellas oraciones de Jesús, nos dice el Evangelista San Lucas, es la que realizó “lleno del gozo del Espíritu Santo” (Lc 10, 21). Así, lleno del gozo de la presencia del Espíritu Santo, Jesús bendice al Padre, llamándolo Señor del cielo y de la tierra, y reconociendo que muchas verdades Él las oculta a los sabios e inteligentes, pero que las revela a los pequeños.

Así es su voluntad. Así como Jesús se llenó del Espíritu Santo para rezar, así nosotros necesitamos comenzar nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “¡Ven Espíritu Santo! Enciende en mi alma el fuego de Tu amor!”.

La mejor forma de iniciar la oración

A veces no sabemos lo que tenemos que pedir, nos podemos sentir confusos, desorientados, desanimados, llenos de mil preocupaciones, con la conciencia de que somos pecadores, abrumados por la tristeza, faltos de entusiasmo: no importa. Siempre podemos acudir al Espíritu Santo.

San Pablo nos dice que “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza” (Rom 8, 26). El Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad. Jesús nos dijo que no nos dejaría solos sino que enviaría al Espíritu Santo. En la oración no estamos solos. Tenemos al Espíritu Santo. Es verdad que muchas veces no sabemos qué hacer, ni cómo orar, que no sentimos la suficiente concentración de la mente o del corazón. Pues ahí viene el Espíritu, en ayuda de nuestra debilidad y flaqueza. San Pablo añade que “no nosotros no sabemos orar como conviene” (Rom 8, 26), ni siquiera podemos saber a veces si las peticiones que hacemos pueden ser justas, pero “el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables”.

San Pablo habla de una especie de “llanto” del Espíritu, que intercede ante el Padre por nosotros. ¿Y cómo no va a ser escuchada la oración del Espíritu del Hijo? ¿Cómo va a quedar vacía la oración y la vida de quien se pone confiadamente en las manos de este Espíritu, en el que podemos exclamar “¡Abbá!¡Padre!”? ¡Qué maravillosa confianza la de quien sabe que en el Espíritu puede llamar a Dios Padre, Papá!

Cómo debe ser nuestra invocación al Espíritu

Nuestra oración tiene que ser siempre en el Espíritu, tiene que invocar con sencillez y confianza al Espíritu para que venga en nuestra ayuda pues “su intercesión a favor de los santos es según Dios”. Ese Espíritu que es el mismo de Cristo y que es el que también anima la Iglesia en su caminar por el mundo, llena de vigor y de fuerza la oración de los fieles que lo invocan con fe. Quien ora en el Espíritu, caminará en el Espíritu, estará abierto a las sorpresas del Espíritu, pero también a su dulce compañía, a la ternura y misericordia del Padre.

No temamos a abrirnos al Espíritu en nuestra oración, no temamos pedirle los mayores dones, no creamos que el Espíritu es una especie de “figura decorativa” en la vida cristiana, o una prerrogativa de figuras carismáticas. El Espíritu Santo es la gran promesa de Cristo, es el Espíritu de amor y de verdad, es quien nos revela la gran vocación y misión del cristiano, es quien llena nuestros corazones de la caridad de Dios. 

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.

Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

El Papa confía en que las reformas financieras evitarán nuevos escándalos

Cuarta parte de la entrevista del Papa Francisco con Phil Pullella, de la agencia de noticias Reuters.

En respuesta a una pregunta de la agencia de noticias Reuters, el Papa Francisco dijo que cree que las reformas financieras evitarán futuros escándalos como los que han saltado a los titulares en los últimos años, como el de la compraventa del edificio de Sloane Avenue en Londres que ahora se está analizando en el juicio que celebra el Tribunal vaticano.

Hablando del edificio de Londres, el periodista preguntó: «¿Cree Usted que ha habido suficientes cambios para evitar que vuelvan a producirse escándalos similares?». «Yo creo que sí», respondió el Pontífice, enumerando inmediatamente todos los pasos dados: «La creación de la Secretaría para la Economía con gente técnica, que entienda, que no caiga en manos de ‘benefactores’, o de amigos que luego te hagan resbalar, creo que este nuevo dicasterio, digamos, que tiene toda la financiación en sus manos, es una seguridad en la administración. Porque antes la administración era muy desordenada». 

El Papa puso entonces el ejemplo de un jefe de sección de la Secretaría de Estado que tenía que administrar las finanzas, pero al no estar cualificado buscaba, de buena fe, amigos que le echaran una mano. «Pero a veces los amigos no eran la beata Imelda y por eso pasó lo que pasó», comentó Francisco, citando a Imelda, una niña del siglo XIV que es un ejemplo de pureza.

«(La culpa fue) -volvió a decir el Papa- la irresponsabilidad» de la estructura, en ese momento, que dio la responsabilidad a una persona buena que estaba allí porque tenía el lugar que tenía. Y éste no sabía (de cosas financieras) y tuvo que pedir ayuda afuera sin suficientes controles desde dentro. La administración no era madura».

Francisco concluyó recordando que “esta idea de la Secretaría para la Economía fue del cardenal Pell. Él ha sido el genio”.

Preguntas y respuestas sobre el coronavirus (COVID-19)

Una guía rápida sobre el coronavirus

¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.

¿Qué es la COVID-19?

La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

¿Cuáles son los síntomas de la COVID-19?

Los síntomas más comunes de la COVID-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal. La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Alrededor de 1 de cada 6 personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. En torno al 2% de las personas que han contraído la enfermedad han muerto. Las personas que tengan fiebre, tos y dificultad para respirar deben buscar atención médica.

¿Cómo se propaga la COVID-19?

Una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las gotículas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar. Por eso es importante mantenerse a más de 1 metro (3 pies) de distancia de una persona que se encuentre enferma.

La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre las formas de propagación de la COVID-19 y seguirá informando sobre los resultados actualizados.

¿Puede transmitirse a través del aire el virus causante de la COVID-19?

Los estudios realizados hasta la fecha apuntan a que el virus causante de la COVID-19 se transmite principalmente por contacto con gotículas respiratorias, más que por el aire. Véase la respuesta anterior a la pregunta «¿Cómo se propaga la COVID-19?»

¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con una persona que no presente ningún síntoma?

La principal forma de propagación de la enfermedad es a través de las gotículas respiratorias expelidas por alguien al toser. El riesgo de contraer la COVID-19 de alguien que no presente ningún síntoma es muy bajo. Sin embargo, muchas personas que contraen la COVID-19 solo presentan síntomas leves. Esto es particularmente cierto en las primeras etapas de la enfermedad. Por lo tanto, es posible contagiarse de alguien que, por ejemplo, solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo. La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre el periodo de transmisión de la COVID-19 y seguirá informando sobre los resultados actualizados.

¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con las heces de una persona que padezca la enfermedad?

El riesgo de contraer la COVID-19 por contacto con las heces de una persona infectada parece ser bajo. Aunque las investigaciones iniciales apuntan a que el virus puede estar presente en algunos casos en las heces, la propagación por esta vía no es uno de los rasgos característicos del brote. La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre las formas de propagación de la COVID-19 y seguirá informando sobre los nuevos resultados. No obstante, se trata de un riesgo y por lo tanto es una razón más para lavarse las manos con frecuencia, después de ir al baño y antes de comer.

¿Qué puedo hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?

Medidas de protección para todas las personas

Manténgase al día de la información más reciente sobre el brote de COVID-19, a la que puede acceder en el sitio web de la OMS y a través de las autoridades de salud pública pertinentes a nivel nacional y local. Se han registrado casos en muchos países de todo el mundo, y en varios de ellos se han producido brotes. Las autoridades chinas y las de otros países han conseguido enlentecer o detener el avance de los brotes, pero la situación es impredecible y es necesario comprobar con regularidad las noticias más recientes.

Hay varias precauciones que se pueden adoptar para reducir la probabilidad de contraer o de contagiar la COVID-19:

 – Lávese las manos a fondo y con frecuencia usando un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.

¿Por qué? Lavarse las manos con agua y jabón o usando un desinfectante a base de alcohol mata los virus que pueda haber en sus manos.

– Mantenga una distancia mínima de 1 metro (3 pies) entre usted y cualquier persona que tosa o estornude.

¿Por qué? Cuando alguien tose o estornuda, despide por la nariz o por la boca unas gotículas de líquido que pueden contener el virus. Si está demasiado cerca, puede respirar las gotículas y con ellas el virus de la COVID-19, si la persona que tose tiene la enfermedad.

– Evite tocarse los ojos, la nariz y la boca

¿Por qué? Las manos tocan muchas superficies y pueden recoger virus. Una vez contaminadas, las manos pueden transferir el virus a los ojos, la nariz o la boca. Desde allí, el virus puede entrar en su cuerpo y causarle la enfermedad.

– Tanto usted como las personas que les rodean deben asegurarse de mantener una buena higiene de las vías respiratorias. Eso significa cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel al toser o estornudar. El pañuelo usado debe desecharse de inmediato.

¿Por qué? Los virus se propagan a través de las gotículas. Al mantener una buena higiene respiratoria está protegiendo a las personas que le rodean de virus como los del resfriado, la gripe y la COVID-19.

– Permanezca en casa si no se encuentra bien. Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y llame con antelación. Siga las instrucciones de las autoridades sanitarias locales.

¿Por qué? Las autoridades nacionales y locales dispondrán de la información más actualizada sobre la situación en su zona. Llamar con antelación permitirá que su dispensador de atención de salud le dirija rápidamente hacia el centro de salud adecuado. Esto también le protegerá a usted y ayudará a prevenir la propagación de virus y otras infecciones.

– Manténgase informado sobre las últimas novedades en relación con la COVID-19. Siga los consejos de su dispensador de atención de salud, de las autoridades sanitarias pertinentes a nivel nacional y local o de su empleador sobre la forma de protegerse a sí mismo y a los demás ante la COVID-19.

¿Por qué? Las autoridades nacionales y locales dispondrán de la información más actualizada acerca de si la COVID-19 se está propagando en su zona. Son los interlocutores más indicados para dar consejos sobre lo que debe hacer la gente de su zona para protegerse.

– Consulte las noticias más recientes sobre las zonas de mayor peligro (es decir, las ciudades y lugares donde la enfermedad se está propagando más extensamente). Si le es posible, evite desplazarse a estas zonas, sobre todo si su edad es avanzada o tiene usted diabetes, cardiopatías o neumopatías.

¿Por qué? Estas precauciones se deben adoptar en estas zonas porque la probabilidad de contraer la COVID-19 es más elevada.

Medidas de protección para las personas que se encuentran en zonas donde se está propagando la COVID-19 o que las han visitado recientemente (en los últimos 14 días)

  • Siga las orientaciones antes expuestas (Medidas de protección para todas las personas)
  • Permanezca en casa si empieza a encontrarse mal, aunque se trate de síntomas leves como dolor de cabeza, fiebre ligera (37,3 oC o más) y rinorrea leve, hasta que se recupere. Si le resulta indispensable salir de casa o recibir una visita (por ejemplo, para conseguir alimentos), póngase una mascarilla para no infectar a otras personas.

¿Por qué? Evitar los contactos con otras personas y las visitas a centros médicos permitirá que estos últimos funcionen con mayor eficacia y ayudará a protegerle a usted y a otras personas de posibles infecciones por el virus de la COVID-19 u otros.

  • Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque rápidamente asesoramiento médico, ya que podría deberse a una infección respiratoria u otra afección grave. Llame con antelación e informe a su dispensador de atención de salud sobre cualquier viaje que haya realizado recientemente o cualquier contacto que haya mantenido con viajeros.

¿Por qué? Llamar con antelación permitirá que su dispensador de atención de salud le dirija rápidamente hacia el centro de salud adecuado. Esto ayudará también a prevenir la propagación de virus y otras infecciones.

¿Qué probabilidades hay de que contraiga la COVID-19?

El riesgo depende del lugar donde se encuentre usted y, más concretamente, de si se está produciendo un brote de COVID-19 en dicho lugar.

Para la mayoría de las personas que se encuentran en la mayor parte de los lugares, el riesgo de contraer esta enfermedad continúa siendo bajo. Sin embargo, sabemos que hay algunos lugares (ciudades o zonas) donde se está propagando y donde el riesgo de contraerla es más elevado, tanto para las personas que viven en ellas como para las que las visitan. Los gobiernos y las autoridades sanitarias están actuando con determinación cada vez que se detecta un nuevo caso de COVID-19. Es importante que todos respetemos las restricciones relativas a los viajes, los desplazamientos y las concentraciones multitudinarias de personas aplicables a cada lugar en concreto. Si cooperamos con las medidas de lucha contra la enfermedad, reduciremos el riesgo que corremos cada uno de nosotros de contraerla o de propagarla.

Como se ha comprobado en China y en otros países, es posible detener los brotes de COVID-19 y poner fin a su transmisión. No obstante, la gran rapidez con que pueden aparecer nuevos brotes nos obliga a ser conscientes de la situación en los lugares donde nos encontramos o donde tengamos intención de ir. La OMS publica cada día actualizaciones sobre la situación de la COVID-19 en el mundo, que se pueden consultar, en inglés, en la página https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/situation-reports/.

¿Debo preocuparme por la COVID-19?

Por lo general, los síntomas de la COVID-19 son leves, sobre todo en los niños y los adultos jóvenes. No obstante, también pueden ser graves y obligan a hospitalizar a alrededor de uno de cada cinco infectados. Por consiguiente, es bastante normal preocuparse por los efectos que el brote de COVID-19 puede tener en nosotros y en nuestros seres queridos.

Esta preocupación debe servirnos para adoptar medidas de protección para nosotros, nuestros seres queridos y las comunidades donde vivimos. La medida principal y más importante es la higiene regular y completa de las manos y de las vías respiratorias. En segundo lugar, es importante mantenerse informado y seguir los consejos de las autoridades sanitarias locales, como los relativos a los viajes, los desplazamientos y los eventos donde se pueda concentrar un gran número de personas.
¿Quién corre riesgo de desarrollar una enfermedad grave?

Todavía tenemos mucho por aprender sobre la forma en que la COVID-2019 afecta a los humanos, pero parece que las personas mayores y las que padecen afecciones médicas preexistentes (como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes) desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.

¿Son eficaces los antibióticos para prevenir o tratar la COVID-19?

No. Los antibióticos no son eficaces contra los virus, solo contra las infecciones bacterianas. La COVID-19 está causada por un virus, de modo que los antibióticos no sirven frente a ella. No se deben usar antibióticos como medio de prevención o tratamiento de la COVID-19. Solo deben usarse para tratar una infección bacteriana siguiendo las indicaciones de un médico.

¿Existen medicamentos o terapias que permitan prevenir o curar la COVID-19?

Aunque algunos remedios occidentales, tradicionales o caseros pueden proporcionar confort y aliviar los síntomas de la COVID-19, no hay pruebas de que los medicamentos actuales puedan prevenir o curar la enfermedad. La OMS no recomienda la automedicación, en particular con antibióticos, para prevenir o curar la COVID-19. Hay varios ensayos clínicos en curso con medicamentos occidentales y tradicionales. La OMS facilitará información actualizada tan pronto como los resultados de los ensayos clínicos estén disponibles.

¿Existe alguna vacuna, medicamento o tratamiento para la COVID-19?

Todavía no. Hasta la fecha, no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la COVID-2019. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas. Las personas que presentan casos graves de la enfermedad deben ser hospitalizadas. La mayoría de los pacientes se recuperan con la ayuda de medidas de apoyo.

Se están investigando posibles vacunas y distintos tratamientos farmacológicos específicos. Hay ensayos clínicos en curso para ponerlos a prueba. La OMS está coordinando los esfuerzos dirigidos a desarrollar vacunas y medicamentos para prevenir y tratar la COVID-19.

Las formas más eficaces de protegerse a uno mismo y a los demás frente a la COVID-19 son: lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca con el codo o con un pañuelo de papel al toser y mantener una distancia de al menos 1 metro (3 pies) con las personas que tosen o estornudan. (Véase ¿Qué puedo hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?).

¿Son lo mismo la COVID-19 y el SRAS?

No. El genoma del virus que causa la COVID-19 y el del responsable del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) son similares, pero no iguales. El SRAS es más letal pero mucho menos infeccioso que la COVID-19. Desde 2003, no se han registrado brotes de SRAS en ningún lugar del mundo.

¿Debo llevar mascarilla para protegerme?

Si no se presentan los síntomas respiratorios característicos de la COVID-19 (sobre todo, tos) o no se cuida de una persona que pueda haber contraído esta enfermedad, no es necesario llevar puesta una mascarilla clínica. Recuerde que las mascarillas desechables solo se pueden utilizar una vez y tenga en cuenta también que, si no está usted enfermo o no cuida de una persona que lo esté, está malgastando una mascarilla. Las existencias de mascarillas en el mundo se están agotando, y la OMS insta a utilizarlas de forma sensata.

La OMS aconseja hacer un uso racional de las mascarillas clínicas para no derrochar innecesariamente ni usar indebidamente unos utensilios que son valiosos (véase el apartado Cuándo y cómo usar mascarilla).

Las medidas frente a la COVID-19 más eficaces para protegerse a uno mismo y a los demás son: lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca con el codo o con un pañuelo de papel al toser y mantener una distancia de, al menos, 1 metro (3 pies) con las personas que tosen o estornudan. Para más información a este respecto, pueden consultarse las medidas básicas de protección frente al nuevo coronavirus.

Cómo ponerse, usar, quitarse y desechar una mascarilla

  1. Recuerde que solo deben usar mascarilla los trabajadores sanitarios, los cuidadores y las personas con síntomas respiratorios como fiebre y tos.
  2. Antes de tocar la mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
  3. Inspeccione la mascarilla para ver si tiene rasgaduras o agujeros.
  4. Oriente hacia arriba la parte superior (donde se encuentra la tira de metal).
  5. Asegúrese de orientar hacia afuera el lado correcto de la mascarilla (el lado coloreado).
  6. Colóquese la mascarilla sobre la cara. Pellizque la tira de metal o el borde rígido de la mascarilla para que se amolde a la forma de su nariz.
  7. Tire hacia abajo de la parte inferior de la mascarilla para que le cubra la boca y la barbilla.
  8. Después de usarla, quítese la mascarilla; retire las cintas elásticas de detrás de las orejas manteniendo la mascarilla alejada de la cara y la ropa, para no tocar las superficies potencialmente contaminadas de la mascarilla.
  9. Deseche la mascarilla en un contenedor cerrado inmediatamente después de su uso.

Lávese las manos después de tocar o desechar la mascarilla. Use un desinfectante a base de alcohol o, si están visiblemente sucias, láveselas con agua y jabón.

¿Cuánto dura el periodo de incubación de la COVID-19?

El «período de incubación» es el tiempo que transcurre entre la infección por el virus y la aparición de los síntomas de la enfermedad. La mayoría de las estimaciones respecto al periodo de incubación de la COVID-19 oscilan entre 1 y 14 días, y en general se sitúan en torno a cinco días. Estas estimaciones se irán actualizando a medida que se tengan más datos.

¿Pueden los humanos contraer el virus de la COVID-19 por contacto con un animal?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que son comunes entre los murciélagos y otros animales. En raras ocasiones las personas se infectan por estos virus, que luego pueden propagarse a otras personas. Por ejemplo, el SRAS-CoV iba asociado a las civetas y el MERS-CoV se transmite a través de los dromedarios. Todavía no se ha confirmado el posible origen animal de la COVID-19.

Como medida de protección al visitar mercados de animales vivos o en otras situaciones parecidas, evite el contacto directo con los animales y las superficies que estén en contacto con ellos. Asegúrese de que en todo momento se observen prácticas adecuadas de higiene de los alimentos. Manipule con cuidado la carne, la leche o los órganos de animales crudos para evitar la contaminación de alimentos no cocinados y evite el consumo de productos animales crudos o poco cocinados.

¿Puedo contraer el virus de la COVID-19 por contacto con mi mascota?

No. No hay datos que indiquen que los animales de compañía o mascotas como los gatos y los perros hayan sido infectados o puedan propagar el virus causante de la COVID-19.

¿Cuánto tiempo sobrevive el virus en una superficie?

No se sabe con certeza cuánto tiempo sobrevive el virus causante de la COVID-19 en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus. Los estudios realizados (incluida la información preliminar disponible sobre el virus de la COVID-19) indican que los coronavirus pueden subsistir en una superficie desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (por ejemplo, el tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

Si cree que una superficie puede estar infectada, límpiela con un desinfectante común para matar el virus y protegerse de este modo a usted mismo y a los demás. Lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Evite tocarse los ojos, la boca o la nariz.

¿Es seguro recibir un paquete de una zona en la que se hayan notificado casos de COVID-19?

Sí. La probabilidad de que una persona infectada contamine artículos comerciales es baja, y el riesgo de contraer el virus causante de la COVID-19 por contacto con un paquete que haya sido manipulado, transportado y expuesto a diferentes condiciones y temperaturas también es bajo.

¿Hay algo que no deba hacer?

Las siguientes medidas NO SON eficaces contra la COVID-2019 y pueden resultar perjudiciales:

– Fumar
– Llevar varias mascarillas
– Tomar antibióticos (Véase  ¿Existen medicamentos o terapias que permitan prevenir o curar la COVID-19?)

En cualquier caso, si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, trate de obtener atención médica lo antes posible para reducir el riesgo de desarrollar una infección más grave, y asegúrese de informar a su dispensador de atención de salud acerca de sus viajes recientes.

LE ACONSEJO QUE CONSULTE CON COMUSAV. COM COALICIÓN MUNDIAL SALUD Y VIDA. AQUÍ TIENE LA SOLUCIÓN DE ESPERANZA DE VIDA. ES UN CONSEJO DE AMOR PARA USTED.

                                                                                                                                                      Roberto +

Visión de católicos y evangélicos

Enseña que la Iglesia peregrina es necesaria para la salvación… y no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia Católica fue instituida por Jesucristo, como necesaria, desdeñaran entrar o no quisieran permanecer en ella

Por: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe

Visión de los católicos y de los evangélicos sobre la Iglesia

Nuestros hermanos evangélicos nos dicen muchas veces: Sólo Cristo salva, la Iglesia no salva.
Es decir, los hermanos evangélicos aceptan solamente la fe en Jesucristo y su Palabra y no aceptan que la Iglesia, como Cuerpo de Cristo, fue instituida por El mismo y es mediante ella que Cristo quiere salvar a los hombres.
Esta enseñanza de los evangélicos es muy atractiva y tentadora, porque simplifica bastante la religión: basta tener fe en Jesucristo y en su Palabra y uno se salva; no necesita nada de Iglesia ni de sacramentos, nada de Jerarquía ni menos de obediencia al Papa.
Nosotros los católicos debemos preguntarnos muy en serio si este concepto evangélico acerca de la Iglesia es correcto o no, o es sólo una verdad a medias.

En esta carta trataré de exponer las dos visiones de Iglesia: la de los católicos y la de los evangélicos. Creo sinceramente que éste es el punto clave de la triste situación entre los cristianos de hoy. No es mi intención ofender a mis hermanos evangélicos. No es el gusto por discutir lo que me hace escribir esta carta, sino que es el amor por la verdad lo que me mueve a escribir estas palabras y sólo la verdad nos hará libres (Jn. 8, 32).

Cuando aquí hablo de los evangélicos, me refiero a los miembros de las distintas Iglesias que tienen su origen en la Reforma del siglo XVI. Mientras nosotros los católicos hablamos de «las iglesias protestantes» (por su protesta contra la Iglesia católica), los protestantes prefieren hablar de «las iglesias evangélicas» o «los evangélicos», por su vuelta radical al Evangelio.

En general, todas las Iglesias evangélicas siguen el concepto de Iglesia que les fue entregado por los grandes reformadores: Lutero, Calvino, Zwinglio. Por eso es importante ver primero lo que pasó en el siglo XVI.

Pero antes de leer esta carta, les recomiendo que lean mi carta anterior: «¿Quiso Jesús una sola Iglesia?». Allí encontraremos una profunda reflexión bíblica acerca de la unión misteriosa entre Jesucristo y su Iglesia: Aquella meditación nos hace ver que aceptar a Cristo es también aceptar a su Iglesia.

Un poco de historia

Al terminar la Edad Media, la Iglesia Católica se encontraba en una triste situación religiosa y moral que alcanzaba hasta las más altas jerarquías eclesiásticas. Buscar honores, diversiones y dinero era la aspiración común entre la mayorías de los sacerdotes, obispos, cardenales y Papas. Y en la vida de los cristianos se manifestaron muchas prácticas y devociones religiosas muy dudosas.

La autoridad de la Iglesia no se comprendía ya como una autoridad divina, y la obediencia a la Iglesia no se entendía ya como un acto de Fe. El sentido profundo y misterioso de la Iglesia como Cuerpo de Cristo se oscureció. Es decir, la Iglesia como «Cuerpo Místico de Cristo» no funcionó más en la vida de los cristianos. Y la imagen exterior de la Iglesia, con sus grandes desviaciones humanas, se confundió con el misterio de la Iglesia.

La situación de la Iglesia de aquella época era fatal y llevó a Lutero, con su gran preocupación pastoral, a reformar y finalmente a romper con esta Iglesia. En el fondo Lutero rechazó un catolicismo que no era católico.

El concepto de Iglesia según los Evangélicos
Lutero y los reformadores niegan que Jesús quiso una Iglesia. Y para ellos la Iglesia no es una institución de salvación y de gracia. Ellos creen que es solamente por medio del Evangelio y de la Palabra que el Espíritu Santo provoca el acto de fe y realiza así la justificación (salvación) del hombre. Y la Iglesia tiene una función secundaria: ser «servidora de la Palabra».
Explicando el misterio de la Iglesia, Lutero hizo la famosa distinción entre «Iglesia espiritual» (Iglesia con mayúscula), Iglesia invisible y entre «iglesia visible» (iglesia con minúscula). Esta distinción sigue en la práctica viva hasta hoy entre los evangélicos.

1. La Iglesia espiritual (Iglesia con mayúscula).

Es una entidad invisible, escondida, interior y sin estructuras visibles, ni jerárquicas. Esta Iglesia escondida existe allí donde la Palabra de Dios es predicada y escuchada en toda su pureza. Es una realidad misteriosa e invisible, es la comunidad de fe (Iglesia «del Credo») que nació para la Palabra. Y, según ellos, todos los verdaderos creyentes que escucharon y aceptaron el Evangelio puro pertenecen a esta Iglesia. La Iglesia invisible es totalmente «una», nunca puede ser dividida y sólo Dios conoce sus miembros. La Iglesia espiritual es el Cuerpo de Cristo. Esta Iglesia escondida puede existir sin necesidad de una Iglesia visible.

2. La iglesia visible no es de institución divina y no tiene carácter absoluto con una autoridad divina y obligatoria.

Por supuesto que es necesaria una cierta organización y orden, pero la Iglesia en su forma externa es siempre relativa, puede caer en errores y ser infiel. La Iglesia visible no es de ninguna manera una realidad sobrenatural y misteriosa. Dice Lutero que ninguna frase de la Biblia está a favor de cualquier Iglesia visible. La Palabra de Dios es el único signo externo que hace confrontar al hombre con la comunidad espiritual. Y la función de la Iglesia visible es solamente ser «servidora de la Palabra».
Concluyendo, podemos decir que la Iglesia en la tierra, como comunidad de gracia y sobrenatural, es rechazada por los evangélicos. La justificación (salvación) llega al hombre por la Palabra, y no por la Iglesia.

3. Los sacramentos de la Iglesia se reducen al mínimo: al bautismo y a la cena del Señor.

Pero no es verdad que la Iglesia por medio de los sacramentos produce un estado de gracia divino en el hombre. Los sacramentos únicamente tienen fuerza por la Palabra. Sólo son expresiones de fe, y no dan la gracia por ellos mismos sino por la fe. Los sacramentos no son de ninguna manera acciones de Cristo por medio de la Iglesia.

4. En cuanto al misterio de dirección de las comunidades, los evangélicos niegan el estado sacerdotal, porque dicen que los cristianos todos son sacerdotes.

No hacen falta intermediarios, ya que Dios salva al hombre directamente. Cada cristiano es sacerdote de sí mismo y Cristo lo es de todos. Por ello los evangélicos rechazan toda mediación de la Iglesia. Y si hay un ministerio en la Iglesia, este ministerio es sólo «una función» como otros servicios dentro de la Iglesia. El único y verdadero ministerio en la Iglesia se reduce a la predicación y al culto, pero no lo necesitan como un servicio a la unidad y menos como un ministerio sacerdotal de salvación.

El concepto católico de Iglesia

La Iglesia católica en su reflexión acerca del misterio de la Iglesia nunca ha hecho esta diferencia artificial entre «Iglesia espiritual» e «Iglesia visible». No hay ninguna indicación clara en la Biblia para hacer esta separación.

1. La Iglesia Católica siempre ha seguido la dinámica de la encarnación, es decir, el Verbo (Cristo) se ha hecho visible, se ha hecho carne y ha entrado en la historia de los hombres. Esta encarnación de Cristo prosigue de modo renovado en la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo acá en la tierra (Mt. 16, 13-20). La Iglesia es la continuación de Cristo encarnado en este mundo. Por eso la Iglesia de Cristo es al mismo tiempo comunidad visible y comunidad espiritual; es al mismo tiempo comunidad jerárquica por institución divina y Cuerpo místico de Cristo. La Iglesia de Cristo es una sola realidad y tiene inseparablemente aspectos humanos y aspectos divinos y no son dos realidades distintas, como proclaman los evangélicos. Ahí está el misterio de la Iglesia que sólo la Fe puede aceptar.

2. La revelación divina no se limita a la Palabra escrita, sino que está en la Palabra escrita (la Biblia) y en la Tradición de la Iglesia, que ayuda a comprenderla y actualizarla a través de los tiempos. La revelación divina abarca la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición: «Manténganse firmes guardando fielmente las tradiciones que les enseñaron de palabra o por escrito (2 Tes. 2, 15). Además la Iglesia de Cristo, guiada por el Espíritu Santo, es «columna de verdad» (1 Tim. 3, 15), capaz de «guardar el depósito de las sanas palabras recibidas de los apóstoles» (2 Tim. 1, 13). Es decir, que el depósito de la fe (1 Tim. 6, 20 y 2 Tim 3,. 12-14) fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia.

3. En la Iglesia de Cristo hay claramente aspectos objetivos creados por Dios y que de ninguna manera son creación humana. Estas realidades creadas por Jesucristo, como el ministerio de la unidad, el ministerio de la verdad y la plenitud de la gracia en los sacramentos, son realidades divinas intocables e infalibles, y visibles aquí en la tierra. Son aspectos objetivos que encuentran su origen en la institución divina. La Iglesia Católica no duda que ella es la Iglesia fundada sobre la roca de Pedro, y que ella, con su Magisterio vivo y su enseñanza infalible, es la prolongación o encarnación de Cristo sobre la tierra. La Iglesia Católica es consciente de que con sus sacramentos, que son realmente acciones de Cristo, comunica la plenitud de la gracia. Y no puede ser de otra manera, porque ella existe por voluntad de Dios. Y esta Iglesia visible en la tierra es, al mismo tiempo, el Cuerpo Místico de Cristo.

Por supuesto que podemos distinguir en la Iglesia un aspecto divino y un aspecto humano. Pero cuando el católico habla de la Iglesia de Cristo, siempre se refiere a esta realidad divina y objetiva, que es intocable e infalible acá en la tierra. La Iglesia de Cristo no es de origen humano y tiene definitivamente un carácter sobrenatural. Y no podemos dudar de la autoridad divina que Cristo comunica por el Espíritu Santo a sus apóstoles y sus legítimos sucesores, el Papa y los obispos.

4. La Iglesia de Cristo es siempre y en todas partes la misma, también en épocas de decadencia, en tiempos de pobreza espiritual, y falta de comprensión, en tiempos de ignorancia y estrechez de miras. Siempre la Iglesia es el Cuerpo de Cristo y Madre de todos los creyentes. Cristo siempre es la Cabeza de la Iglesia que es «una», «santa», «católica» y «apostólica»; y el Espíritu Santo es siempre el principio de vida de esta Iglesia.

Dijo Jesús a sus apóstoles: «Yo estoy con ustedes todos los días hasta que termine este mundo» (Mt. 28, 20), y «las fuerzas del infierno no la podrán vencer» (Mt. 16, 18). Podemos decir que ningún católico puede aceptar que la visión acerca de la Iglesia de los reformadores del siglo XVI sea una decisión definitiva.

Consideración final

Nosotros los católicos no podemos negar que Lutero era una personalidad profundamente religiosa, que buscó con toda honestidad y con abnegación el mensaje evangélico. Su crítica contra la Iglesia tenía una intención auténticamente cristiana; la Iglesia debería repudiar siempre todo lo que no es evangélico.

El mérito de Lutero y la Reforma es que descubrieron de nuevo el centro del mensaje evangélico: sólo por la gracia y por la fe en la acción salvadora de Cristo, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo, que nos invita a realizar obras buenas. Ningún católico va a negar este mensaje evangélico. Pero Lutero tomó este núcleo del Evangelio y olvidó todo lo demás. Esto es una simplificación del Evangelio que equivale a una amputación. Porque, si bien el núcleo es lo más importante, no lo es todo.
Lutero se vio forzado a construir un nuevo concepto de Iglesia y creó el concepto de una Iglesia escondida y una iglesia visible. Pero esta visión acerca de dos iglesias no tiene una adecuada correspondencia con las Sagradas Escrituras y con la Tradición Apostólica. Sin duda este nuevo concepto de Iglesia que creó Lutero es el punto de mayor dificultad entre católicos y evangélicos.

Los evangélicos actualmente no tienen culpa del hecho de esta desunión y no están privados de sentido y de fuerza en el misterio de salvación. Pero un católico nunca podrá aceptar esta opinión: «Cristo salva, la Iglesia no salva». Es presentar un cristianismo mutilado, es una verdad a medias. Aceptar a Cristo significa aceptar a su Iglesia. La Iglesia es, por tanto, el «Cristo total» , su proyección y encarnación en el tiempo. El Concilio Vaticano en la Lumen Gentium (Nro. 14) tiene una frase que da mucha luz al respecto: «Enseña que la Iglesia peregrina es necesaria para la salvación… y no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia Católica fue instituida por Jesucristo, como necesaria, desdeñaran entrar o no quisieran permanecer en ella». Hermanos queridos, cuando les inviten a cambiar de religión, lean y mediten estos temas que, repito, he escrito sin ánimo de ofender, y sólo por esclarecer la verdad. Católicos, ¡lean y mediten esto y no se cambien de religión!

Juegos de azar ¿son inmorales?

Las conductas adictivas o dependientes generan una situación problema con importantes implicaciones sociales

Por: P. Jorge Loring, S.I.

Desde que se ha permitido el juego en algunos países, éste se ha convertido en un vicio nacional. La ludopatía es una enfermedad social. Lo que se gasta en juegos de azar en un año es una atrocidad. España es el país del mundo que más gasta en juegos de azar, por persona, después de Filipinas.

De acuerdo al Manual Diagnóstico y Estadística de los trastornos mentales de la American Psychiatric Association: «La sintomatología esencial de este trastorno consiste en un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos a jugar y en la aparición de una conducta de juego que compromete, rompe o lesiona los objetivos personales, familiares o vocacionales» (…) «Los problemas característicos suponen un aumento extraordinario de las deudas personales e incapacidad consiguiente para pagarlas y hacer frente a otras responsabilidades financieras, con lo que se alteran las relaciones familiares y la atención al trabajo, recurriendo a actividades financieras ilegales para poder pagar».

Estamos, pues, ante una enfermedad mental de carácter social. El juego patológico, al igual que el resto de conductas adictivas o dependientes, genera una situación problema con importantes implicaciones sociales.

La capacidad del jugador para el desenvolvimiento normal de su vida diaria se ve gravemente afectada, de tal manera, que se presentan alteraciones en las relaciones familiares, irregularidades en el trabajo y actividades financieras ilegales.

En mayor o menor grado, la desestructuración familiar está presente en el entorno de los jugadores patológicos, que se traducen en un deterioro progresivo de la convivencia, no sólo conyugal, sino también paterno-filial. Esto puede verse agravado por problemas de índole económica que aparecen en no pocos casos. Sin olvidar que un entorno conflictivo no es el lugar más adecuado para la formación en los valores humanos y cristianos de los miembros más jóvenes de la generación.

El ámbito laboral es otro espacio social a considerar. Cuando el nivel de adicción al juego es considerable, resulta fácil encontrar excusas para distraer parte del tiempo que debería dedicarse al trabajo, o simplemente, el estado anímico del sujeto le impide desarrollar su labor de manera satisfactoria y algo puede empezar a fallar. La situación puede complicarse si se delinque, accediendo de manera ilegal a bienes económicos de la empresa, o de clientes. Aparecen los problemas legales e incluso el despido laboral.

No podemos olvidar al ama de casa. La mujer jugadora que se dedica a las tareas domésticas también tiene su ámbito laboral: el hogar. Normalmente, el ama de casa está sola, los niños en el colegio, el marido en el trabajo… ¿quién le impide entonces dar una escapadita al bingo o a las máquinas de azar? ¿o la ciberadicción a jugar en la red?

Puede que no emplee grandes sumas de dinero, pero tendrá que hacer verdaderas maravillas para tener el trabajo a punto. El deterioro de la economía doméstica, las tensiones en el seno de la familia, discusiones, etc., terminan por desestabilizar la convivencia.

Respecto al ámbito grupal-relacional, es factible que sea afectado en un sentido u otro. No es raro que el jugador pida prestado dinero. Así es que los amigos pasan a ocupar el status de acreedores, por lo que se procura evitarlos, sobre todo, si las posibilidades de devolver el préstamo son escasas o nulas.

El jugador patológico no es un jugador social. Generalmente juega siempre solo. Por otra parte, cada vez emplea más tiempo en el juego, y consecuencia de ello es un aislamiento social cada vez mayor.

En definitiva, la vida del jugador patológico pierde calidad, abarcando un amplio espectro: desde el grave deterioro de la convivencia familiar, hasta el desarraigo familiar, laboral y social, que ya supone una verdadera marginación.

El juego en sí, no es nocivo. Resulta evidente que la actividad lúdica es importante para el equilibrio emocional del ser humano: el juego infantil, en su concepción evolutiva, los juegos de pasatiempos que favorecen la interacción social.

En virtud de la justicia social, gastar el dinero irresponsablemente es moralmente inaceptable. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2413) que:

Los juegos de azar (de cartas, etc.) o las apuestas no son en sí mismos contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás. La pasión del juego corre peligro de convertirse en una grave servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos constituye una materia grave, a no ser que el daño infligido sea tan leve que quien lo padece no pueda razonablemente considerarlo significativo.

La utilización de los juegos de azar o de apuestas en sí misma, no es inmoral. Sí lo es, el uso inadecuado de los mismos. Son actividades que necesitan de un riesgo, normalmente económico y es en ellas donde las personas que presentan conducta dependiente o adictiva, no tóxica, encuentran su infierno particular.

Hay personas que se gastan en el bingo lo que necesitan en su casa. Esto es una inmoralidad. Y si lo que gastan es lo que les sobra, que lo den de limosna a personas que lo necesiten. Pero el dinero no es para jugárselo a no ser que sea en pequeñas cantidades, aunque el juego es un vicio en el que se empieza por cantidades pequeñas y a veces se termina jugándose lo inconcebible. La ludopatía (adicción al juego) es un problema tan grave como las drogas. Los ludópatas experimentan una necesidad de jugar como la que tiene un heroinómano de pincharse. Es una enfermedad que esclaviza.

Cuestionario

¿Es correcta la expresión: «Sólo Cristo salva»? ¿Cuál es la visión protestante al respecto? ¿Qué significa, según Lutero, que Jesús fundó una Iglesia espiritual e invisible? ¿Cuál es la visión católica de la Iglesia? ¿Dónde se encuentra la revelación Divina? ¿Dan y significan la gracia los sacramentos? ¿Cuáles son las cuatro notas esenciales a la Verdadera Iglesia? ¿Es necesaria la Iglesia para la salvación?

Aquila y Priscila, el matrimonio santo que ayudó a san Pablo

Hicieron de su casa una iglesia doméstica y aprovecharon sus cambios de domicilio para evangelizar en varias ciudades Aquila y Priscila eran un matrimonio joven. Aquila era tejedor de tiendas de campaña. Procedía de la diáspora judía que había llegado a Roma por la Anatolia del Norte (actual Turquía). Su mujer era Priscila —abreviado, Prisca —, romana de nacimiento. Según una antigua tradición, era familiar del senador Caio Mario Pudente Corneliano, quien hospedaba a San Pedro en su casa en el Viminale. No hay testimonio escrito de ello, pero existen pinturas en las que vemos a san Pedro administrando el Bautismo a una joven llamada Prisca.

Exilio a Corinto. Por un decreto del emperador Tiberio Claudio César, que temía una revuelta de los judíos en Roma, el matrimonio de Aquila y Priscila se vio obligado a marcharse a Corinto, en Grecia. Esta ciudad era centro comercial, potente en púrpura y tejidos.

San Pablo había acudido a la ciudad para evangelizar, pero su discurso había pasado desapercibido entre personas acostumbradas a muchas novedades pero una vida superficial.

Aquila y Priscila le dieron alojamiento en su casa. Pablo era también tejedor de tiendas, de modo que Aquila le ofreció la posibilidad de trabajar con él en su taller.

En el año 52, san Pablo dejó Corinto y viajó junto con Aquila y Priscila a Éfeso, capital del Asia proconsular. También viajaron con ellos Silas y Timoteo. La travesía duró unos diez días.

Evangelizaron a Apolo

En Éfeso, el matrimonio escucha un día la predicación de Apolo, un hombre culto y que buscaba la verdad, en la sinagoga. Los Hechos de los Apóstoles narran que cuando el joven acabó de hablar, “le tomaron consigo y le expusieron con más exactitud el camino de Dios.”

Como resultado de aquel encuentro, Apolo pidió ser bautizado.

En el año 57 Aquila y Priscila regresaron a Roma. San Pablo, cuando escribe su epístola a los Romanos manda saludos para ellos, “mis colaboradores en Cristo Jesús, a quienes damos gracias no solo yo sino también todas las iglesias de los gentiles”.

Y aporta un dato relevante: “Saludad -dice- a la iglesia que se reúne en su casa”, esto es, era una iglesia doméstica.

Es posible que aquella casa estuviera situada donde hoy se encuentra la iglesia de santa Prisca y que cuenta con restos de dos edificios de los siglos I y II d.C.

En el año 67 Aquila y Priscila se encontraban en Éfeso. San Pablo les envía saludos en su Carta a Timoteo.

Reflexión. “Así conocemos el papel importantísimo que desempeñó esta pareja de esposos en el ámbito de la Iglesia primitiva:  acogían en su propia casa al grupo de los cristianos del lugar, cuando se reunían para escuchar la palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía. Ese tipo de reunión es precisamente la que en griego se llama ekklesìa —en latín ecclesia, en italiano chiesa, en español iglesia—, que quiere decir convocación, asamblea, reunión. Así pues, en la casa de Áquila y Priscila se reúne la Iglesia, la convocación de Cristo, que celebra allí los sagrados misterios. De este modo, podemos ver cómo nace la realidad de la Iglesia en las casas de los creyentes. (…) Esta pareja demuestra, en particular, la importancia de la acción de los esposos cristianos. Cuando están sostenidos por la fe y por una intensa espiritualidad, su compromiso valiente por la Iglesia y en la Iglesia resulta natural. La comunión diaria de su vida se prolonga y en cierto sentido se sublima al asumir una responsabilidad común en favor del Cuerpo místico de Cristo, aunque sólo sea de una pequeña parte de este. Así sucedió en la primera generación y así seguirá sucediendo. De su ejemplo podemos sacar otra lección importante:  toda casa puede transformarse en una pequeña iglesia. No sólo en el sentido de que en ella tiene que reinar el típico amor cristiano, hecho de altruismo y atención recíproca, sino más aún en el sentido de que toda la vida familiar, en virtud de la fe, está llamada a girar en torno al único señorío de Jesucristo.”

Fragmento de la Audiencia general del papa Benedicto XVI el 7 de febrero de 2007