El demonio, «¿un cuento infantil?»: magistral lección de un exorcista a un conocido cura influencer
El padre Guy-Emmanuel Cariot, rector de la basílica de Saint-Denys en Argenteuil y exorcista de la diócesis de Pontoise.
¿Existe el demonio de verdad? ¿Es simplemente una “entidad simbólica” o es un ser real? Pese a la clara enseñanza de la Iglesia al respecto, y la insistencia del Papa Francisco en hablar del demonio, todavía hay pastores, algunos muy influyentes, que diluyen la realidad de Satanás.
La última polémica al respecto se ha producido en Francia, con el agravante además de que por medio están cientos de miles de jóvenes y adolescentes. El sacerdote Matthieu Jasseron es un joven párroco en la diócesis de Sens-Auxerre y un auténtico influencer en las redes sociales, especialmente en TikTok, donde acumula más de un millón de seguidores.
No es la primera vez que sus opiniones sobre temas relacionados con la fe chocan con las enseñanzas de la Iglesia, lo que ha provocado la confusión en muchos de sus jóvenes seguidores. Y la última ha sido precisamente sobre el demonio.
En uno de sus vídeos en TikTok llegaba a afirmar que la enseñanza sobre el demonio es como un “cuento para niños” y que cuando aparece Jesús en los Evangelios expulsando demonios en realidad lo que estaba haciendo era sanar a personas de distintas dolencias.
El sacerdote francés Matthieu Jasseron tiene más de un millón de seguidores en TikTok.
Este sacerdote influencer ha sido contundentemente rebatido por el padre Guy-Emmanuel Cariot, rector de la basílica de Saint-Denys en Argenteuil y exorcista de la diócesis de Pontoise, a través de un artículo en Famille Chretienne.
“El problema cuando ya no se habla de esto en las iglesias es que esta realidad resurge, muchas veces teñida de errores. En las librerías de los supermercados hay infinidad de libros sobre ángeles, todos imbuidos de esoterismo y francamente coqueteando con el paganismo. Cuando se rechaza a Dios desde la cultura e incluso desde la enseñanza cristiana, surgen todos los demás ‘dioses’”, recuerda el exorcista.
Además, recuerda que “esta pobre exégesis” utilizada por el sacerdote influencer ha sido rebatida “1.000 veces” y “particularmente por los Papas» desde el Concilio Vaticano II.
De este modo, el padre Cariot muestra algunas consideraciones basadas en el Catecismo y que son las que reflejan la verdadera enseñanza de la Iglesia con respecto al demonio.
En primer lugar, el exorcista francés insiste en recordar que “Dios es inocente del mal” y que “cualquier concesión a esta afirmación nos aleja de la revelación cristiana”. Por ello, añade: «El origen del mal, tal como lo cuenta el relato de la caída original, exonera a Dios de todo mal. ¿Quién podría decir que esta pregunta no es vital? Si Dios tiene alguna complicidad con el mal, eso cambia todo en su rostro. Él se nos revela en Jesucristo como el ‘cordero inocente’”.
En segundo lugar, el padre Guy-Emmanuel Cariot explica un hecho fundamental: “el diablo se revela como el adversario del plan divino, que es hacer de los hombres sus hijos. El diablo es sobre todo el adversario de Dios”.
En este sentido, el exorcista de Pontoise señala que Satanás “viene a acusar al hombre de todos los males, para así hacer fracasar en él el plan de la adopción divina. Eso es lo que hizo con Adán, es lo que hizo con éxito con Judas”.
“Todos los sufrimientos de la Pasión son como los sufrimientos de Jesús por Judas. Sí, el plan de Dios puede ser extinguido y aniquilado por la sumisión del corazón humano a sugerencias diabólicas”, sentencia.
La Iglesia siempre ha enseñado la realidad y la existencia del demonio.
En tercer aspecto que destaca, y que tiene mucho que ver con la polémica, es que “el diablo es una criatura”. El exorcista muestra que “lejos de los relatos mitológicos de la Antigüedad que siempre nos presentan un principio del mal luchando contra un principio del bien, la revelación bíblica nos presenta al diablo como una criatura angelical”.
“La falta de fe y de conocimiento sobre el demonio proviene lamentablemente de la falta de atención y enseñanza sobre el mundo angélico, ese ‘mundo invisible’ del cual afirmamos en el Credo que Dios es el creador. Dios no crea un ángel malo sino que cada ángel compromete la totalidad de su libertad una sola vez (nosotros que estamos en el tiempo, podemos evolucionar en nuestra libertad, no el ángel). Lucifer, celoso del plan de adopción filial de los hombres, se niega entonces a servir y es expulsado del cielo con sus ángeles”, recuerda el padre Cariot.
En cuarto lugar destaca que “el diablo es derrotado”. Para muchos esto es una paradoja pues parece que el mal triunfa en el mundo. Sin embargo, la realidad es muy diferente: “su derrota es total y la gracia se extenderá por todo el mundo. Entonces, ¿por qué el mal parece reinar con tanta fuerza? Tomaré la imagen un tanto trivial del pato al que le han cortado la cabeza y cuyo sistema nervioso sigue moviendo las alas o el pico. El poder molesto del diablo ciertamente no ha terminado. Pero la puerta del cielo está abierta y la Salvación es posible en Jesucristo. Ya nadie podrá cerrar esta puerta. Es la base de la esperanza cristiana tantas veces encarnada por los santos a lo largo de los siglos. En circunstancias a menudo infernales, pudieron encarnar la victoria. Pensemos en San Maximiliano Kolbe cantando los salmos en su terrible calabozo de Auschwitz y acompañando con inmensa caridad a sus compañeros de prisión hasta el encuentro con su Creador. ¿Qué queda del nazismo hoy? Nada. ¿Qué queda de la caridad de Maximiliano Kolbe? ¿Dónde está la victoria? Donde el amor de Jesús revelado en la cruz se encarna en el mundo”.
Otro punto que destaca el padre Cariot es que la liturgia enseña al cristiano la actitud correcta. Para ello, insiste en que desde el Bautismo se invita al catecúmeno a renunciar a Satanás, no como algo abstracto que representa un mal moral, sino como un ser angélico claramente señalado por Cristo en numerosas ocasiones en el Evangelio. Se trata de renunciar a Satanás para decir sí a Dios.
“La oración cristiana por excelencia que es el Padre Nuestro nos invita también en su última petición a ser librados del mal”, recuerda el exorcista. Así aclaró esto el propio Papa Francisco en el punto 160 de Gaudete et Exsultate: “Cuando Jesús nos dejó el Padrenuestro quiso que termináramos pidiendo al Padre que nos libere del Malo. La expresión utilizada allí no se refiere al mal en abstracto y su traducción más precisa es «el Malo». Indica un ser personal que nos acosa. Jesús nos enseñó a pedir cotidianamente esa liberación para que su poder no nos domine”.
Por último, el padre Cariot habla del combate por la libertad. Según afirma, es ilusorio no ver al diablo por ningún lado, pero también considera muy peligroso verlo victorioso en todos lados. “Es claro que en ninguna parte de las Sagradas Escrituras vemos al diablo actuando directamente en una decisión humana. Siempre es por sugestión que empuja al hombre a caer, pero no puede hacer nada sin nosotros. Entendemos, pues, aquí lo que nos dice San Pablo: «Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios» (Efesios 6, 11-17).
Como conclusión, este sacerdote añade que “lejos de mitos antiguos y cuentos infantiles, la realidad diabólica está bien atestiguada en la obra de la salvación de Jesucristo”.
Nobody who puts his hand to the plow and looks
back is fit for the kingdom of God.
Nadie que pone la mano en el arado y mira
atrás es apto para el reino de Dios.
MATEO 8:18-22
Amigos, el Evangelio de hoy nos muestra a un hombre que está dispuesto a convertirse en discípulo de Jesús y hace una petición muy razonable: “Señor, déjame ir primero y sepultar a mi padre”. Pero el hombre recibe una impactante reprimenda de Jesús: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
¿Qué es más importante que la misión? Nada. Ni siquiera una de las prácticas más sagradas y veneradas de nuestra sociedad: la piedad hacia nuestros parientes muertos. ¿Podrías imaginarte un escenario en el que no te dieran permiso para asistir al funeral de tu padre o madre?
No quiero suavizar las palabras de Jesús ni contextualizarlas. Son lo que son, y son duras, para aquellos en su propio tiempo y para nosotros hoy día. Pero nos obligan a tomar una decisión: ¿Finalmente estamos con las cosas de Dios o con otras cosas? ¿Están la religión y la misión relacionadas con algo sustancial para nosotros o es algo meramente decorativo?
Ahora bien, generalmente no tenemos que tomar una decisión tan drástica. Normalmente, nuestro amor por Dios y por la familia no entran en conflicto. Pero aquí, esta lectura es una especie de ejercicio espiritual, un experimento. ¿Qué pasaría si se tratara de Dios o mi familia? ¿A quién elegirías?
Ay del que olvida la justicia y vive en la iniquidad
Las lecturas del día de hoy nos enfrentan a dos maneras distintas de vivir la vida. El profeta Amos, ante la vida disoluta y perdida de los importantes de Israel, les recuerda que su forma de vida tendrá un castigo ejemplar. Han olvidado el acuerdo y la alianza. Reniegan del pacto de Dios con el pueblo, cuando los sacó de Egipto y los llevó a través del desierto para darles la tierra de los amorreos en que habitan. Se han erigido en dioses y soberanos de sus actos, en contra del pacto de hermandad y respeto que Dios les encomendó. Se pasan por alto los mandamientos del Señor, de llevar una vida justa, respetuosa y misericordiosa, para entregarse a todo tipo de excesos, avaricia y egoísmos. Dios no está en sus vidas y olvidan darle gracias por su permanente cuidado y bondad. Se han alejado del buen camino que lleva a la salvación de Dios. Han elegido la perdición, la condena, la vida impía. Por eso el profeta les insta a cambiar su comportamiento, a volver a los valores del pacto con Dios, a recrear el mundo de santidad al que Dios nos invita, donde nadie tiene que sufrir las injusticias, la explotación, la codicia o la manipulación ajena, porque el bien de Dios es un mundo en paz, justicia y misericordia.
Seguir a Jesús es vivir la libertad de espíritu que nos da su amor
En este relato de Mateo, Jesús presenta y resume lo que significa el seguimiento que Él pide a sus discípulos. La radicalidad de sus exigencias no significan una forma de vida inalcanzable. Expresan la libertad de espíritu que el seguimiento y el amor conllevan para vivir con integridad el evangelio. Seguirle exige libertad frente a los condicionantes relacionales y sociales, frente a nuestros miedos y seguridades, frente a lo que nos ata y nos lleva a la mezquindad y la racanería. Jesús nos invita a coger nuestra propia cruz, a vivir abnegadamente, a poner por encima de todo el amor a los demás, a copiar su forma de amarnos hasta el final, como Él nos amó. Seguirle exige también estar por encima de las necesidades más elementales de la vida cotidiana. “Deja que los muertos entierren a los muertos”. Lo prioritario es el amor, es atender las necesidades de los hermanos y de los que están en la indigencia. Lo importante es estar volcados hacia los demás, esforzarse en construir un mundo más habitable, más justo y verdadero. La libertad a la que nos llama Jesús es aquella que Pablo nos recuerda, la libertad en el Espíritu, el amor y el servicio fraterno. La libertad y coherencia de vivir el evangelio del amor, irreconciliable con el egoísmo, el libertinaje o una vida sin ética ni religión. “Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado”. Estamos llamados a ser testigos de ese amor, a contagiar nuestra fe, la esperanza y dar frutos de amor. El mundo que Dios quiere es un mundo mejor, más humano, más evangélico. Un mundo en que como dice el Papa Francisco, quepamos todos. Donde no haya que salir a las periferias, porque todos estemos recogidos y aceptados; donde la ternura y la compasión sean la tónica y el estilo de vida de nuestra sociedad. Como creyentes esa es nuestra tarea, ¡vivámosla siempre y seamos contagiosos en nuestro amor!
¿Cómo entiendo yo la radicalidad que Jesús pide en este evangelio?
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Hoy celebramos a la patrona de los Padres Redentoristas y de Haití
Icono oriental antiguo de origen desconocido.
Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití.
Fiesta: 27 de junio.
El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.
Historia
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.
Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Cae la pintura en manos de una familia
Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.
Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.
La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.
Accede la viuda a entregar la pintura
Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.
La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.
En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro.
Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.
Hallazgo de un sacerdote Redentorista
Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su cede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: «Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides». El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego.
Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.
Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.
Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.
El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.
Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora
Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.
A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.
La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios
A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.
Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.
Signos de la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro
(conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)
Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.
Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.
Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.
Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.
Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.
En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.
Una alegría generosa
Santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22. Lunes XIII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Maestro, te seguiré a donde vayas». Muéstrame el camino para llegar a ti; más aún, te busco a ti, que eres el Camino. Con la intercesión de María, concédeme la gracia que más necesito para seguirte con alegría generosa.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente.
En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”. Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Todos buscamos ser felices. Este deseo está detrás de cada una de nuestras decisiones durante el día y a lo largo de la vida. Por ejemplo, creemos que un buen trabajo nos hará más felices que uno en el que se paga poco por un esfuerzo enorme, o mejor aún, que un trabajo donde se está bien es mejor que uno donde se gana un salario alto a costa de la propia salud o el tiempo para la familia.
Cada una de nuestras decisiones, recordémoslo, requiere una renuncia: al elegir un trabajo o empezar un negocio, al hacer una compra o incluso al elegir el lugar de vacaciones… ¡Hay tantas otras opciones que dejamos de lado! Pues bien, Jesús pasa hoy por nuestra vida y nos presenta la oportunidad de ser sus discípulos. Como cristianos, sabemos que seguirle nos dará la felicidad más grande de todas. Pero elegir esta opción, la mayor de todas, requiere una renuncia, la más radical de todas. Sólo los valientes se atreven a este acto heroico de generosidad: darlo todo por el todo.
La generosidad de un cristiano, sin embargo, es una generosidad alegre. O, más bien, es una alegría generosa, porque la prioridad está en lo que ganaremos, no en lo que estamos perdiendo. Sí, se pueden perder todas las riquezas e incluso el afecto de amigos y parientes, pero ganamos a Cristo, quien da sentido a la vida –y Él mismo es la Vida.
«Para anunciar hay que renunciar. Solo una Iglesia que renuncia al mundo anuncia bien al Señor. Solo una Iglesia liberada del poder y del dinero, libre de triunfalismos y clericalismos testimonia de manera creíble que Cristo libera al hombre. Y quien, por su amor, aprende a renunciar a las cosas que pasan, abraza este gran tesoro: la libertad. No se queda enredado en sus apegos, que cada vez le piden algo más, pero nunca dan paz, y siente que el corazón se expande, sin inquietudes, disponible para Dios y para los hermanos».
(Discurso de S.S. Francisco, 5 de mayo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy ofreceré un sacrificio en la comida o alguna comodidad, pidiendo al Señor por los cristianos que sufren a causa de su fe.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Seguir a Cristo
Seguir a Cristo es una aventura tan maravillosa para el ser humano
Señor, al saber que me estás esperando me he sentido indigna de ese amor, de ese beneficio… Yo te amo, Señor, pero a veces siento que soy avara de ese amor… que no pienso, que no reparo que si he conocido lo que es amarte…. que sea posible que no lo grite a los «cuatro vientos» y no solo que no lo grite sino que guarde silencio a veces por «respeto humano», porque no se sonrían burlonamente, por no entran en discusión….porque no me tachen de «mocha»…¡qué gran cobardía! ¡perdón, mi amado Jesús !.
El Papa FRANCISCO nos lo pide. La Iglesia nos lo pide y Tu mi Jesús Sacramentado, nos lo pediste desde hace muchos siglos…pero no nos animamos a dar la respuesta con decisión, con una postura radical y valiente. La respuesta tiene que ser ahora y desde este momento.
Tenemos un serio y grave compromiso como hijos de Dios, de ser verdaderos apóstoles.
Este compromiso me enfrenta primero, con los más cercanos, con los seres que me rodean, con las personas que forman mi familia y mi entorno.
En todo momento, tu nos pides, Señor, que estemos «en pie de lucha», que quiere decir que no deje pasar la ocasión para acercarme a quién pudiera sentir o pensar que me necesita.
Solemos decir: – » No, yo no me meto…yo no digo nada, cada quién su vida»… Es cierto que a veces no es fácil abordar o penetrar en la forma de vivir de las personas, pero si están muy cerca de nosotros, tal vez no sea tan difícil buscar la ocasión para poder brindarle a esa persona, nuestro apoyo y consuelo, hablándole de Dios, del amor que nos tiene, de que trate de encontrar o recuperar esa fe que no se sabe en qué momento se perdió…. y orar, orar mucho por esa persona, ante ti, ante este misterio de amor que nos brindas diariamente.
Tu nos oyes siempre y la oración puede no cambiar las cosas… pero si cambia los corazones y la forma de ver las cosas.
Ya no podemos decir : – «Eso hay que dejárselo a los sacerdotes». Los sacerdotes son pocos y la mies es mucha.
No lo olvidemos….ha llegado nuestro momento.
Si estamos convencidos de que tenemos la VERDAD en nuestra religión católica, es indispensable que esa VERDAD la trasmitamos con el mismo ardor no, con muchísimo más ardor que invitamos y casi empujamos a los amigos animándolos para que vayan a ver una obra de teatro o película, que nos pareció excelente o que no se pierdan un paseo o lugar sensacional porque los queremos y deseamos que disfruten tanto como nosotros lo disfrutamos…
Seguir a Cristo es una aventura tan maravillosa para el ser humano que en ello hemos de poner toda la fuerza de nuestra existencia.
Seguir a Cristo es participar de la verdad sublime de sabernos hijos de Dios y herederos del Cielo…. pero no para nosotros solos….
No tengo que tener miedo o reparo de hablar, de escribir, de mostrar que amo y sigo a Dios, de ti, Jesús, de la Santísima Virgen a los demás….hay tanta ansia en el corazón de los hombres y mujeres de encontrar un camino….y nosotros les podemos hablar de ti, del único Camino, del que dijo:- » Yo soy la Luz, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, quién cree en mí no morirá». ¡ Qué triste no compartir, no participar a los demás de esa grandeza de amor que ciega la vista por ser más luminosa que el mismo sol…! Hemos de ser valientes con nuestra fe y proclamarla.
Hablemos con los que nos rodean, de esta » gran experiencia» que aún en medio de los sufrimientos o infortunios, nos traerá la paz en nuestro diario caminar por la vida.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
La Virgen del Perpetuo Socorro es patrona de numerosos lugares e instituciones
La Virgen del Perpetuo Socorro es una advocación mariana. La imagen original es un icono procedente de Creta y venerado en Roma en la iglesia de los Agustinos, a finales del siglo XV, y desde 1866 en la iglesia romana de San Alfonso. La datación del icono es difícil de precisar. Unos los sitúan entre siglos X y XI, y otros a comienzos del siglo XV. Su festividad se celebra el 27 de junio.
HISTORIA:
Según una tablilla colocada antiguamente al lado del icono con los orígenes de la imagen, la cuna de este cuadro fue la isla de Creta, en el mar Egeo. Un mercader cretense robó el icono de una iglesia, lo escondió entre su equipaje y se embarcó rumbo a otras tierras. En la travesía se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Poco después el mercader llegó a Roma con el cuadro y, tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.
Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Después de varias vicisitudes milagrosa el icono fue colocado en la iglesia era la de San Mateo, el Apóstol. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. Era en tiempos del papa Alejandro VI. Allí permaneció la imagen del Perpetuo Socorro durante trescientos años, en el altar mayor de la iglesia de San Mateo. Los escritores de la época narraron ampliamente los milagros atribuidos a la imagen. El siglo XVII parece ser el más intenso en la devoción y culto a la Virgen del Perpetuo Socorro.
En febrero de 1798, con la invasión de Napoleón, sus tropas se apoderan de Italia y destruyen en Roma más de treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo. Los religiosos agustinos salvan el icono y se lo llevan consigo a una pequeña capilla, Santa María en Posterula, quedando allí sin culto popular y en el olvido, durante 64 años.
Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.
Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.
Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. El 11 de diciembre de 1865, los hijos de San Alfonso María de Ligorio, solicitan al Papa la concesión del Perpetuo Socorro. El 19 de enero de 1866 la imagen regresa a la iglesia de San Alfonso, en el mismo emplazamiento donde había estado tres siglos.
Restaurada la imagen, ocupa el centro del ábside de la iglesia de San Alfonso y su devoción e influencia se extiende a los cinco continentes. El Papa Pío IX dijo, en la audiencia al Superior General de los Redentoristas el 11 de diciembre de 1865: «Den a conocerla a todo el mundo».
Pocos casos hay en la historia de la Iglesia de difusión tan rápida y universal de una devoción mariana como es la del culto al famoso cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
DESCRIPCIÓN DEL ICONO:
El icono original está en el altar mayor de la iglesia de San Alfonso María de Liguori de Roma. Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo san Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.
Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: “owu” significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de pequeño tamaño, muestra a María con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura Pasión mientras agarra fuertemente con las dos manos la de su Madre, quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte.
PATRONAZGOS:
La Virgen del Perpetuo Socorro es patrona de numerosos lugares e instituciones. En España esta muy vinculada a los corredores de seguros.
Existen veinte institutos religiosos acogidos a la Madre del Perpetuo Socorro, especialmente los Padres Redentoristas. Igualmente diversas instituciones sanitarias.
Numerosas editoriales, libros, revistas, emisoras de radio mantienen y propagan su devoción.
Es la patrona de Haití:
Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití. Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Príncipe, la capital de Haití.
En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país.
En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona de Haíti. El papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.
En Perú, los Redentoristas a cargo de la iglesia de San Alfonso del Distrito del Rímac; es patrona de dicho distrito limeño.
Signo y rito del Bautismo
El bautismo tiene muchos signos, además del signo esencial, constituido por la materia y la forma y éstos nos llevan a seguir un rito.
El Signo: La Materia y la Forma
El Concilio de Trento declaró como dogma de fe, que la materia del Bautismo es el agua natural, porque así lo dispuso Cristo y así lo hacían los apóstoles. Esta definición fue necesaria porque en ese momento, había que rebatir la doctrina de Lutero, que decía que se podía utilizar cualquier líquido. Además, existen unos argumentos que nos demuestran su conveniencia: sabemos que el agua lava el cuerpo, por lo que es la materia adecuada para lavar los pecados. Por otro lado es fácil de encontrar y debido a la importancia de este sacramento su materia lógica es el agua.
El Bautismo puede llevarse a cabo por infusión – cuando se derrama el agua sobre la cabeza – o por inmersión – sumergiendo al bautizado en el agua -.
Para su validez se debe de derramar el agua al mismo tiempo que se dicen las palabras que constituyen la forma y el agua debe de correr sobre la cabeza. Salvo en caso de necesidad, como podría ser el bautismo de un feto, – aún con vida – que podría ser en cualquier parte del cuerpo.
Las palabras que constituyen la forma son: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. En estas palabras están representadas las partes que son esenciales, tales como: el ministro “Yo”, el sujeto “te”, bautizo, la acción que se realiza, la mención de la Santísima Trinidad y la clara distinción de las Tres Personas divinas.
Rito y Celebración
El bautismo, tiene muchos signos, además del signo esencial, constituido por la materia y la forma y éstos nos llevan a seguir un rito:
El sentido de la gracia del Sacramento del bautismo aparece claramente en los ritos de su celebración. Cuando se participa atentamente en los gestos y las palabras de esta celebración, los fieles profundizan en lo que este sacramento significa y se percatan en lo que se realiza en el bautizado.
Cada uno de los signos posee un sentido muy determinado, así por ejemplo:
La celebración comienza con la señal de la cruz, que nos indica la marca de Cristo sobre el que le va a pertenecer y significa la gracia adquirida por la Cruz de Cristo.
El anuncio de la Palabra de Dios, es decir, las lecturas, que da luces sobre la verdad revelada a los «candidatos» y a la asamblea; y suscita en todos la respuesta de la fe. En efecto, el bautismo es «el Sacramento de la fe» por ser la entrada sacramental en la vida de la fe. El anuncio de la Palabra de Dios, nos invita a vivir este «Sacramento de la fe».
Puesto que por el bautismo somos «liberados del pecado y del que nos tienta, el Diablo», se pronuncian uno o varios exorcismos sobre eel «candidato». Este es ungido con el óleo de los catecúmenos, o bien el celebrante le «impone las manos», y el «candidato» renuncia explícitamente a Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será confiado» por el bautismo. (Rm. 6,17 ).
El agua bautismal es entonces consagrada mediante una oración en el mismo momento o utilizar la de la noche pascual. La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella «nazcan del agua y del Espíritu”. (Jn. 3,5)
El agua bautismal es signo de un nuevo nacimiento, en el Espíritu. El inicio a la vida de gracia, y a la pertenencia del Pueblo de Dios.
Pero como todo sacramento posee un rito esencial,el signo más importante. Y este rito esencial del sacramento: el bautismo propiamente dicho. El bautismo es realizado de la manera más significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal, o derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato. Al mismo tiempo que se pronuncia la forma. Las palabras que pronuncia el ministro son: » Fulano……. yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado. Ha llegado a ser un cristiano, es decir, «ungido» por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo, que es ungido Sacerdote, profeta y rey. Literalmente ungido significa “persona consagrada» y en este caso es a Dios.
En la Liturgia de las Iglesias de Oriente, esta unción postbautismal es el sacramento de la crismación (Confirmación).
La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha «revestido de Cristo» (Ga. 3,27); que ha resucitado con Cristo a la vida de la gracia.
El cirio que se enciende en el «cirio pascual», significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son: «la luz del mundo» (Mt.5,14) (Flp. 2,15).
El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios. Por lo tanto, ya puede decir la oración de los hijos de Dios: «el Padrenuestro». Sólo los bautizados podemos llamar «Padre» a Dios.
La bendición solemne cierra la celebración del «bautismo». En el bautismo de los niños recién nacidos, la bendición de la madre ocupa un lugar especial.
Nardo del 27 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, confianza y amor!
Meditación: Jesús, mi corazón se ha puesto triste…porque Tú, que tanto nos quisiste, que nos redimiste, nos miras a través de los siglos y nos dices lleno de dolor y de amor: «…la falta de confianza lastima mis entrañas…». Señor, Tú sabes lo que siento cuando te veo clavado y muriendo por Amor, pero sin recibir amor, pues hoy nuevamente te lo negamos. No confiamos en Vos, no creemos que eres el único Dios, no vivimos para Vos, pues si te amáramos confiaríamos en Ti, y Tú serias nuestro único descanso. Señor, mi amado, Tu sabes que te amo y que por ti clamo, pero también sabes cuan pequeño es mi amor, pues muchas veces te he negado. Hoy Te pido perdón, y como sabes bien que Tú eres mi querer, te pido que aumentes mi fe, que me bañes en el manantial de Tu amor, para ser así el más fiel a mi Rey. Que sea como Tu. Mamá: fiel por toda la eternidad. Y hoy te digo despacito y al oído, a Ti, Mi Cristo, a Ti, Mi Señor Bendito: «Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sé mío».
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Digamos varias veces al día «Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío, más aumenta mi fe».
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, un icono con un mensaje especial
Es patrona de los Padres Redentoristas, de los corredores de seguros y de muchas ciudades en Hispanoamérica
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es una advocación de la Santísima Virgen que tiene origen en un icono de Creta.
En el siglo XV, un comerciante se llevó el cuadro de Creta y embarcó para viajar por aguas del Mediterráneo. Hubo una tormenta y el hombre tomó la pintura en brazos, la puso en alto y todos los viajeros se encomendaron a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. El mar entonces se calmó y todos sobrevivieron.
Como fruto de aquel milagro, el comerciante la llevó a Roma. Un tiempo después enfermó. Viendo que iba a morir, le hizo prometer a un amigo que colocaría la imagen de la Virgen en una iglesia importante. Pero la esposa de este se encariñó del icono y no quería desprenderse de él.
La Virgen se apareció varias veces al hombre y le pedía que mostrara el icono en público, pero él no hacía caso. Hasta que finalmente enfermó y murió. Entonces la Virgen se apareció a su hija, una niña de 6 años, y le repitió el mensaje. Esta se lo contó a su madre y la viuda se asustó. Una vecina que conoció lo que había sucedido, se burló pero luego comenzó a sufrir dolores y se arrepintió. Tocó el cuadro de la Virgen compungida y notó que sanaba.
Nuestra Señora se mostró de nuevo a la niña y le indicó claramente que el icono se debía exponer en la iglesia de san Mateo, que quedaba entre la basílica de Santa María la Mayor y san Juan de Letrán. Así se hizo y comenzaron a obrarse milagros por su intercesión.
La imagen sufrió más cambios de lugar. Napoleón, siglos más tarde, destruyó muchas iglesias de Roma y un padre agustino, para preservarla, la ocultó y posteriormente el icono se colocó en una capilla agustiniana en Posterula.
La iglesia de los Redentoristas
Por su parte, los Redentoristas construyeron la iglesia de san Alfonso sobre las ruinas dela iglesia de san Mateo. Al investigar, descubrieron la historia del icono y quisieron cumplir el mensaje de la Virgen, así que solicitaron al papa Pío IX que la imagen regresara al lugar. El Papa no solo accedió sino que mandó que expandieran la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
La imagen original está hoy en el altar mayor de la iglesia de san Alfonso, en Roma.
El icono tiene unas características singulares: recuerda que la Virgen cuida al Niño Jesús y con Él a todos nosotros.
En la imagen, los arcángeles Miguel y Gabriel muestran al Niño los instrumentos de la Pasión, a lo que el pequeño Jesús responde agarrándose a los brazos de su Madre. Es una clara enseñanza de que nosotros también podemos hacer lo mismo y acudir siempre a Nuestra Señora.
La festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se celebra el 27 de junio.
Patronazgo
Es patrona de los Redentoristas, de los corredores de seguros, de los protésicos dentales, del cuerpo de Sanidad Militar de las Fuerzas Armadas de España, de Haití y de muchas localidades de Hispanoamérica.
Oración
¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza habéis querido llamaros Madre del Perpetuo Socorro!
Yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte.
Concédeme, ¡oh, amorosa Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocaros, Vos seréis fiel en socorrerme.
Alcanzadme, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro perpetuo socorro y la perseverancia final.
Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Rogad a Jesús por mí, y salvadme.