Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Con cuánta alegría regresaba yo al convento y al día siguiente he comenzado este gran agradecimiento con el acto de la renovación de los votos.  Toda mi alma se ha sumergido en Dios y de todo mi ser salía hacia Dios una sola llama, la de reconocimiento y de agradecimiento.  Las palabras no han sido muchas, porque los beneficios de Dios como fuego ardiente inflamaban mi alma y todos los sufrimientos y los disgustos eran como leña tirada al fuego sin la cual el fuego se habría apagado.  Invoqué a todo el cielo y a la tierra a unirse a mi agradecimiento.

Reflexión: Gratitud

Con cuanta alegría regresaba yo al convento y al día siguiente he comenzado este con agradecimiento con el acto de la renovación de los votos.

Como virtud humana, la gratitud constituye un eficaz vínculo entre los hombres y revela con bastante exactitud la calidad interior de la persona. Es de bien nacidos, ser agradecidos. Y si falta esta virtud se hace difícil la convivencia humana. Cuando somos agradecidos con los demás, guardamos el recuerdo afectuoso de un beneficio. En muchas ocasiones solo podemos decir “gracias”. Toda la convivencia humana está llena de pequeños servicios mutuos. ¡Cómo cambiaría esta convivencia si además de pagar y de cobrar lo justo, lo agradeciéramos! La gratitud en lo humano, es propio de un corazón grande. El Señor nos enseña a ser agradecidos hasta por los favores más pequeños: “Ni un vaso de agua que deis en mi nombre, quedará sin su recompensa”.

El agradecimiento a Dios por todos los bienes es una manifestación de fe, de esperanza y de amor. Después de cada confesión debemos dar gracias a Dios por la misericordia que ha tenido con nosotros y como muestra de esa gratitud es procurar que nuestros amigos acudan a esa fuente de gracia, acercarlos a Cristo, como lo hizo la samaritana. Debemos tener una gran gratitud a nuestro Padre por la filiación divina, sabernos hijos de Dios en todo momento fundamento seguro de la paz y de la alegría, en ella encontraremos la protección y el calor paternal y la confianza ante un futuro incierto. Jesús muestra la decepción ante unos leprosos cuando solo uno, regresó a agradecerle. ¿No ha habido quien volver a dar gracias a Dios, sino sólo este extranjero? Jesús se duele del egoísta que solo sabe recibir.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la gratitud a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce