.

«Oh, Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina del Rosario, dulce Virgen de Fátima me consagro a tu Inmaculado Corazón para estar plenamente disponible y consagrado al Señor.Acepta por favor, tenerme bajo tu protección maternal, defenderme contra los peligros, ayudarme a vencer las tentaciones, a huir de los pecados, y te suplico que veles de la pureza de mi cuerpo y de mi alma. Que tu Inmaculado Corazón sea mi refugio y el camino que conduce a Dios.Dame la gracia de rezar y sacrificarme por el amor de Jesús, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos en contra de tu Inmaculado Corazón.Confiando en tí y en unión con el Corazón de tu Divino Hijo, quiero vivir para la Santísima Trinidad en quien creo, adoro, espero y amo. Que así sea».

 

 

JUAN 15, 9-17

En el Evangelio de hoy, Jesús dice a sus discípulos: “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de Mi Padre”.

Muchos movimientos místicos y filosofías del mundo antiguo —el platonismo y el gnosticismo vienen rápido a la mente— hablaban de Dios o de lo sagrado, pero hablaban de ello como una fuerza, un valor o una fuente ontológica. Es algo impersonal e infinitamente alejado del mundo, de la experiencia cotidiana. Estas escuelas antiguas encuentran eco en muchas teologías modernas y contemporáneas. Pensemos en el deísmo, que fue tan influyente en los fundadores de los Estados Unidos, o incluso en la filosofía New Age de nuestro tiempo. Estos hablan de un principio o poder “divino”, pero uno nunca soñaría con dirigirse esta fuerza como “Tú” o entablar una conversación íntima con ella.

 

Luego está la Biblia. Las Escrituras obviamente presentan a Dios como un Creador abrumador, trascendente, incontrolable e inescrutable de los cielos y la tierra, pero insisten en que en este poder sublime y aterrador hay una persona que se digna hablarnos, guiarnos e invitarnos a entrar en Su Vida.

Al hacer esta afirmación —“Ya no los llamo servidores, sino amigos”— Jesús da vuelta toda filosofía religiosa y misticismo.

 

Elegido para el testimonio gozoso de la resurrección de Cristo Hch 1, 15-17. 20-26.

La historia de Matías como la de los otros apóstoles nos ayuda a entender la vocación de “apóstoles” que todos tenemos en un sentido amplio: testigos de Cristo resucitado en el mundo de hoy. Anunciadores de la Buena Noticia, del plan salvador de Dios y la persona de Jesús.

La elección de Matías es el restablecimiento de la comunidad. Matías, ahora Elegido apóstol para ser testigo de la resurrección, sabe que forma parte de la comunidad. Necesita la comunidad para vivir la experiencia alegre de la resurrección.

Es tarea del elegido que se asocie con nosotros en comunidad para ser con su vida anuncio alegre, testigo de la resurrección de Jesucristo.

La comunidad anunciadora de la resurrección siempre tiene presente que quien elige es el Señor; sabe que el amor salvífico de Dios, manifestado en Jesucristo muerto y resucitado, es el gran motivo de alegría.

 

La resurrección de Cristo no es algo del pasado; sino fuerza de vida que ha penetrado en el mundo y en cada cristiano.

Vive en comunidad una fe alegre; haz de tu vida anuncio alegre del Evangelio; y testimonio alegre de la resurrección. Que así sea.

Soy yo quien os ha elegido… para que mi alegría esté en vosotros Jn 15, 9-17

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros.

Los cristianos estamos llamados a vivir en plenitud la felicidad, la alegría que nace del Evangelio.

 

Para vivir con alegría necesitamos conectarnos a la fuente del verdadero gozo, que es el amor de Dios, revelado en Jesús.

El amor es la clave hoy del Evangelio.

Esta insistencia en el amor y nuestra propia experiencia nos descubren que la necesidad fundamental de toda persona es ser amado y amar. Amar es decisión de la voluntad, actitud a favor del otro que genera vida y alegría.

La vida y el amor son inseparables de la experiencia de un Dios que es vida y amor y al que podemos llamar Padre.

El Evangelio nos invita a una relación con Dios que prolonga en nosotros la comunión de vida que une al Padre y al Hijo. Jesús lo expresa diciéndonos esto mando que os améis unos a otros.

 

Él nos ama entregando su vida por nosotros. Que nosotros cumplamos el mandato grande del amor amando a Dios en los hermanos.

Cristo te ama. Dios te quiere. Déjate querer por Dios; cada día recibe su beso y abrazo.

De parte de Jesús: déjate querer por Dios… y vive amando a los demás. Se feliz. Se cristiano. Que así sea.

• «A partir de las realidades que el alma conoce, el discurso divino le inspira secretamente un amor que no conocía» (San Gregorio Magno)
• «La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios.

La relación de amor entre Él y el Padre es la relación de amor entre Él y nosotros» (Francisco)
• «Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf. Jn 13,34).

Amando a los suyos ‘hasta el fin’ (Jn 13,1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor’ (Jn 15,9). Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado’ (Jn 15,12)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.823)

 

 

Matías, Santo

 

 

Fiesta litúrgica, 14 de mayo

Apóstol

Martirologio Romano: Fiesta de san Matías, Apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección. († s. I)

Etimológicamente: Matías = “don de Dios”. Viene de la lengua hebrea.

Breve Biografía

 

Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Los hechos de los Apóstoles afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión.

Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce.

El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión.

Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo.

Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del martirio en Cólquida.

Los «Menaia» griegos sostienen que fue crucificado. Se dice que su cuerpo estuvo mucho tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo transladó a Roma.

Este es el apóstol No. 13 (El 14 es San Pablo). Es un apóstol «póstumo» (Se llama póstumo al que aparece después de la muerte de otro). Matías fue elegido «apóstol» por los otros 11, después de la muerte y Ascensión de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó. La S. Biblia narra de la siguiente manera su elección:

 

«Después de la Ascensión de Jesús, Pedro dijo a los demás discípulos: Hermanos, en Judas se cumplió lo que de él se había anunciado en la Sagrada Escritura: con el precio de su maldad se compró un campo. Se ahorcó, cayó de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. El campo comprado con sus 30 monedas se llamó Haceldama, que significa: «Campo de sangre». El salmo 69 dice: «su puesto queda sin quién lo ocupe, y su habitación queda sin quién la habite», y el salmo 109 ordena: «Que otro reciba su cargo».

«Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas.

Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos».

Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas».

Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).

 

San Matías se puede llamar un «apóstol gris», que no brilló de manera especial, sino que fue como tantos de nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de la gentecita común y corriente.

Y de estos santos está lleno el cielo: San Chofer de camión y Santa Costurera. San Cargador de bultos y Santa Lavandera de ropa. San Colocador de ladrillos y Santa Vendedora de Almacén, San Empleado y Santa Secretaria, etc.

Esto democratiza mucho la santidad, porque ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de Dios y con mucho amor a Dios.

San Clemente y San Jerónimo dicen que San Matías había sido uno de los 72 discípulos que Jesús mandó una vez a misionar, de dos en dos.

Una antigua tradición cuenta que murió crucificado. Lo pintan con una cruz de madera en su mano y los carpinteros le tienen especial devoción.

 

 

Dios amigo

Santo Evangelio según san Juan 15, 9-17. San Martías Apóstol

Por: Adrián Olvera, LC | Fuente: somosrc.mx

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, hoy me pongo en tu presencia no como un siervo se pone en presencia de su amo, sino como un amigo se pone en la presencia de su amigo.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, Jesús dijo sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

 

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Si hay una palabra que puede llamar la atención en este Evangelio es la palabra amigo.

 

La amistad, o el tener un amigo, es algo que todos valoramos pero que muchas veces podemos dar por hecho y se nos puede olvidar lo que significa tener un amigo.

Cuando llamamos a alguien amigo, no de una manera superficial, sino cuando nos referimos a un amigo de verdad, nos pueden venir muchas cosas a la cabeza para poder describir lo que para nosotros significa tener una amistad. Sin embargo, una de las características más evidentes de un amigo es que éste es una persona que siempre está.

Lo impresionante aquí no es la belleza de la amistad, sino a quiénes se refiere dicha amistad, es decir, la amistad que tengo yo con Dios, que Dios tiene conmigo. Por lo tanto, el que Jesús me llame amigo me sorprende pues no lo está diciendo de una manera superficial, lo está diciendo de una manera real. Él no sólo es Aquél que siempre ha estado, está o estará, sino que ha llevado la amistad al punto más radical, ha dado su vida por mí.

 

 

Jesús quiere pasar de una relación lejana como la que tiene un amo con su siervo a una relación cercana como la que tienen dos personas que se conocen, que se frecuentan, que confían entre sí.

Es decir, Jesús quiere pasar de ser el Dios que muchas veces podemos crear, un Dios lejano, indiferente, a ser sencillamente el Dios que es, es decir, un Dios que se acerca, un Dios que está, que permanece en mí…, un Dios que es amigo.

«Estamos invitados a celebrar, esa misteriosa comunión entre Dios y su Pueblo, entre Dios y nosotros. La lluvia es signo de su presencia en la tierra trabajada por nuestras manos. Una comunión que siempre da fruto, que siempre da vida. Esta confianza brota de la fe, saber que contamos con su gracia, que siempre transformará y regará nuestra tierra.

 

 

Una confianza que se aprende, que se educa. Una confianza que se va gestando en el seno de una comunidad, en la vida de una familia. Una confianza que se vuelve testimonio en los rostros de tantos que nos estimulan a seguir a Jesús, a ser discípulos de Aquel que no decepciona jamás. El discípulo se siente invitado a confiar, se siente invitado por Jesús a ser amigo, a compartir su suerte, a compartir su vida. “A ustedes no los llamo siervos, los llamo amigos porque les di a conocer todo lo que sabía de mi Padre”. Los discípulos son aquellos que aprenden a vivir en la confianza de la amistad de Jesús». (Homilía de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Expresarle a un amigo cercano mi gratitud de tener su amistad, preferentemente no sólo con palabras sino con un gesto de amistad.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

¿Ya hiciste tu elección de vida?

Debemos buscar renovar nuestra opción por Cristo ser leales a nuestro verdadero Rey

 

En 1908 Hilaire Belloc renunció a su escaño en el Parlamento Británico porque sus oponentes decían que su fidelidad a la Iglesia Católica le impediría ser objetivo en sus decisiones. Tomó la palabra en el Congreso y dijo con voz valiente, clara y decidida: “Señores, yo soy católico.

Siempre y cuando me es posible, voy a Misa todos los días. Esto (mostrando un paquete sacado del bolsillo), es un Rosario. Siempre que puedo, me pongo de rodillas y lo rezo cada día. Si me rechazan a causa de mi religión, agradezco a Dios por haberme ahorrado la humillación de ser su representante”.

Algunos medios de comunicación incitan a la sociedad a guardar nuestra religión en casa y a mantenerla fuera del público. Pero si no defendemos ni proclamamos los valores cristianos en la sociedad, ¿qué valores se enseñarán en el mundo? Si no continuamos ofreciendo a Cristo al mundo a nuestra cultura, ¿en qué se transformará nuestra sociedad?

Sabemos que hoy eso no es fácil de vivir. Después del discurso de Belloc el congreso quedó mudo por un minuto y luego rompió en un aplauso efusivo. Finalmente Belloc ganó esa elección y muchas otras. Pero es un ejemplo de hace 100 años y para muchos puede significar obsoleto.

 

Hace poco, el 5 de octubre de 2011, Sarah Palin nos dejó otro gran ejemplo. Una mujer protestante que muestra, con valentía, sus valores cristianos al mundo. Con esto no quiero entrar en política, ni tampoco juzgar sus deseos y decisiones, pero quiero enfocarme únicamente en la bravura de sus palabras en público para defender un valor cristiano. Estamos hablando de una candidata con algunas posibilidades de alcanzar la presidencia de los Estados Unidos, que decide renunciar a su candidatura para conservar sus valores cristianos. Con sus palabras: “Después de mucha oración y de una consideración seria, he decidido que no buscaré ser nombrada presidente de los Estados Unidos. Como siempre, mi familia va primero y obviamente Todd y yo hemos tenido en consideración nuestra vida familiar antes de tomar esta decisión. Cuando servimos nos enfocamos en Dios, la familia, y el país. Mi decisión mantiene ese orden”. Dios, la familia, el país. ¡Qué ejemplo!

Debemos buscar renovar nuestra opción por Cristo. Ser leales a nuestro verdadero Rey. Es cierto que los placeres, las posibilidades y las preocupaciones de esta vida son reales. Ellas fungen como un imán potente que intenta monopolizar nuestra atención. Pero sabemos que Cristo es más fuerte y que tiene mucho más que ofrecernos. En primer lugar, nos ofrece la vida eterna y, por lo mismo, nos da el significado, el objetivo, la sabiduría y la fuerza de su gracia. Al mismo tiempo, Cristo es Rey, un verdadero Rey. Por lo tanto, no es un tirano. Nos ofrece la ciudadanía en su Reino, pero nos deja libres para aceptar o rechazar su invitación. Por eso es importante renovar nuestra aceptación, nuestra lealtad hacia Él. Cada uno en su vocación específica puede decirle a Dios: me quiero entregar más a ti. Dame fuerzas para ser generosos. Enséñame a preferir el bien del otro, antes que el mío. Ayúdame a ser un fiel cristiano en esta sociedad.

 

 

Hoy más que nunca las familias están probadas y heridas

S.S. Francisco se reúne con los participantes en el congreso de teología moral.

 

 

«¿Cómo pueden las familias cristianas hoy, en la alegría y las fatigas del amor conyugal, filial y fraterno, dar testimonio de la buena noticia del Evangelio de Jesucristo?» El Papa Francisco formuló esta pregunta, dirigiéndose a los participantes en el congreso internacional de Teología Moral que se celebra actualmente en la Pontificia Universidad Gregoriana y que tiene lugar en el año dedicado al estudio y mayor comprensión de la exhortación apostólica Amoris Laetitia.

La familia como primer lugar de fe

Una de las respuestas a este interrogante, para el Papa, está en la teología moral, que puede recurrir a «la rica espiritualidad que germina en la familia», que es la unidad de la que se compone en gran medida el Pueblo de Dios y que es «el primer lugar en el que se vive la fe en Jesucristo y el amor mutuo».

 

 

En ella, los cónyuges y los hijos están llamados a cooperar en la vivencia del misterio de Cristo, a través de la oración y el amor practicados en la concreción del cotidiano y de las situaciones, en el cuidado mutuo capaz de acompañar para que nadie sea excluido y abandonado.

Una nueva creatividad en la teología moral

La familia, en efecto, «desempeña hoy un papel decisivo en los caminos de la conversión pastoral de nuestras comunidades y de la transformación misionera de la Iglesia», y para ello es necesaria una «nueva creatividad» y un estudio académico a nivel teológico, con reflexiones sobre la relación entre el matrimonio y la familia, entre los sacramentos, los ritos litúrgicos y las prácticas pastorales, «entre las grandes cuestiones antropológicas y los interrogantes morales ligados a la alianza conyugal». Una necesidad de diálogo y de escucha del Pueblo de Dios para superar una idea abstracta de la verdad y descubrir «cuánta riqueza de bien hay en las familias de todo el mundo».

 

 

Las dificultades de las familias actuales

Sin embargo, subraya el Papa, la vida familiar «está hoy más probada que nunca»:

Muchas familias sufren la falta de trabajo, de una vivienda digna o de una tierra donde vivir en paz, en una época de grandes y rápidos cambios. Estas dificultades se extienden a la vida familiar, generando problemas relacionales. Hay muchas «situaciones difíciles y familias heridas». La posibilidad misma de formar una familia hoy en día es a menudo ardua, y los jóvenes tienen muchas dificultades para casarse y tener hijos.

Una relación virtuosa entre la reflexión y la práctica

Cambios epocales que provocan a la teología moral » a asumir los desafíos de nuestro tiempo», hablando un lenguaje comprensible para los interlocutores. «Entre la teología y la acción pastoral -recuerda el Papa- debe establecerse, una y otra vez, una circularidad virtuosa. La praxis pastoral no puede deducirse de principios teológicos abstractos, al igual que la reflexión teológica no puede limitarse a reiterar la práctica». La teología moral, además, no puede reducirse a la casuística. Esto, recuerda el Papa, sería «volver atrás». Por miedo, falta de ingenio y coraje esto haría ‘tanto daño a la Iglesia’. Los teólogos y los cristianos, en efecto, deben «volver a las raíces», pero para «dar un paso adelante», para inspirarse, y no para anular el «riesgo cristiano de llevar la fe» y de «hacer el camino con Jesucristo».

 

 

La conciencia y el bien

En el centro del compromiso pastoral y teológico, recuerda además el Papa, debe estar «el reconocimiento de la relación inseparable entre la conciencia y el bien, «a pesar de los dramas y afanes de la vida».

La moral evangélica está alejada tanto del moralismo, que hace de la observancia literal de las normas la garantía de la propia justicia ante Dios, como del idealismo, que, en nombre de un bien ideal, desanima y aleja del bien posible.

La alegría del amor

Por eso es necesario repensar las categorías de la teología moral en su vínculo recíproco y «ayudar a las familias a redescubrir el sentido del amor». La invitación a los teólogos de la moral es que continúen su trabajo con fidelidad creativa al Evangelio y a la experiencia viva de los creyentes para que «la alegría del amor, que encuentra en la familia un testimonio ejemplar, se convierta en el signo eficaz de la alegría de Dios que es misericordia y de la alegría de los que reciben esta misericordia como don».

 

 

Jesús resucitó, está partiendo el pan para ti

Junto a nosotros, es El, que camina en nuestro mismo camino y siempre junto a nosotros.

 

 

Por el camino de Emaús dos de los seguidores de Cristo regresan a su pueblo. Emaús es una pequeña aldea de Judea, dista unos once o doce kilómetros de Jerusalén. Está atardeciendo. Van llenos de amargura y decepción. Saben que Cristo, el Maestro ha muerto. Han oído algo que han dicho unas mujeres de su Comunidad pero no quieren prestar oídos; piensan: si hubiera resucitado lo hubiéramos visto.

María Magdalena con su amor vivo y esperanzado lo ha visto ya, ellos tendrán que «calentar el corazón» como nos dice San Lucas.

 

Mientras ellos van conversando de todo lo sucedido, un caminante se les ha unido y les va hablando con voz cálida y persuasiva: -» Oh, insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas ¿no era preciso que Cristo padeciera eso y entrara así en la gloria?. Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre él en todas las escrituras» ( Lucas 24, 25-27).

Lo oían y estaban embelesados pero no lo reconocían. Como nos dice Evely: -» Jesús no se impone, aunque se proponga siempre así mismo. El nos deja libres. ¡Nada resulta tan fácil como obrar cual si no lo hubiésemos encontrado, como si no lo hubiésemos oído, como si no lo hubiésemos reconocido!». No queremos saber que camina en nuestro mismo camino y siempre junto a nosotros. No vaya a ser que sus palabras y su mirada nos haga sus prisioneros.

Pero hay veces que es una enfermedad, un accidente, una pena, un momento especial en nuestras vidas que hacen que lo veamos, que la venda caiga de nuestros ojos, y ahí está, frente a nosotros, junto a nosotros, es El, «sus manos están partiendo el pan» y la gracia se hace viva en nuestros corazones.

Y los apóstoles que están cenando con el caminante, al reconocerlo se levantan, corren y regresan a Jerusalén. No guardan para sí su alegría, tienen que comunicarla y repartirla. Así nosotros, si el compañero de nuestro diario vivir es Jesús, no podemos esconder ni guardar para nosotros solos esa gran verdad, hemos de proclamarla para que todos los hombres estemos conscientes de esa maravillosa compañía.

El sabe lo testarudos que somos lo difícil que le es al hombre creer en lo que no ve. Más aún, en lo que no palpa. Y cuando se vuelve a aparecer al resto de los apóstoles adivina sus pensamientos y les dice:- » ¿ Por qué os turbáis y por qué sube a vuestro corazón esos pensamientos?. Ved mis manos y mis pies. Si soy yo. Palpadme y ved, los espíritus no tienen carne y huesos como veis que tengo yo» ( Lc, 24, 38-43).Y les va mostrando sus manos donde están sus heridas aún abiertas. Abre su túnica y ven su carne rota por larga y profunda herida, allí donde late el corazón. No hay misterios ni fantasías. Es El, y con una sonrisa tierna les dice:-» ¿Tenéis algo de comer?.

Tomás no estaba con ellos en ese grandioso momento. Sobre esto Evely nos comenta:-» Tomás es un auténtico hombre moderno, un existencialista que no cree mas que en lo que toca, un hombre que vive sin ilusiones, un pesimista audaz que quiere enfrentarse con el mal, pero que no se atreve a creer en el bien. Para él lo peor es siempre lo más seguro». Y cuando Jesús le dice:-» Tomás trae tu dedo y mételo en las llagas de mis manos, trae tu mano y métela en mi costado»(Jn 2O,27). Tomás toca, palpa y deslumbrado y aplastado, cae de rodillas y dice :-» Señor mío y Dios mío». Y Jesús responde ante esta bellísima oración:-» Tomás porque has visto has creído, dichosos los que han creído sin ver».

 

 

No nos empeñemos en «tocar y ver». Amémosle, que es mucho más sólido nuestro amor que nuestras manos. La humildad y profundidad de nuestra fe hará que haya una llama ardiente en nuestro corazón porque sabemos, porque creemos que Cristo es el compañero fiel en todo los instante de nuestra vida.

 

 

Flor del 14 de mayo: Trono de Sabiduría

 

14_05_2022_01

 

Meditación: “Quien me obedece no quedará avergonzado” (Eclesiástico 24,22). María llevó nueve meses en su Seno a La Sabiduría misma. De allí que sea Su Trono, siempre La sirvió y obedeció Sus designios. Por eso Ella es nuestra mejor consejera, oigamos y obedezcamos todo lo que nos ha mostrado y enseñado.

 

Oración: ¡Oh Madre de Dios, oh Madre del Salvador, oh Madre de la Sabiduría!.

Haz que siempre obedezcamos la Voz de Dios, haciendo Su Santa Voluntad hoy. Amén.

Decena del Santo Rosario

(Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día:

Hagamos silencio interior y meditemos para discernir lo que realmente nos pide el Señor.

 

 

 

Conoce a san Matías, el apóstol que remplazó a Judas

Su vocación a predicar se manifestó de una curiosa manera

 

 

Los datos históricos de san Matías podemos encontrarlos en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 21-22).

Fue uno de los 72 apóstoles que estuvo con Jesucristo desde su bautismo en el Jordán con san Juan el Bautista hasta el día de la Ascensión.

En los días posteriores a la Ascensión, el apóstol Pedro propuso a la asamblea de los hermanos, que en aquel momento eran ciento veinte, elegir a uno de ellos para tomar el lugar del traidor Judas Iscariote en el colegio apostólico.

Lo echaron a suertes, entre José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías, quien resultó «ganador».

Después de Pentecostés, Matías comenzó a predicar, y no se supo con certeza mucho más de él. La tradición dice que murió mártir en Jerusalén, Judea o Cólquida.

Se lo representa anciano con una alabarda en la mano, símbolo de su martirio, ya que primero fue apedreado por los soldados romanos y después lo degollaron.

Según la tradición sus reliquias fueron llevadas por santa Helena, madre del emperador Constantino, a Triéveris, Alemania, donde son veneradas.

Patronazgos

San Matías es patrono de los arquitectos, ingenieros, carniceros, alcohólicos arrepentidos y de las ciudades de Aquisgrán y Hannover.

Lugares de culto

Como no está bien claro dónde y cómo fue la muerte del apóstol, sus reliquias se veneran en la abadía de Tréveris, donde se encuentra la importante tumba dedicada al santo.

También parte de sus reliquias se veneran en la basílica Santa María la Mayor en Roma y en la basílica Santa Justina en Padua.

Curiosidades. Así como hay un camino dedicado al apóstol Santiago, también hay un camino dedicado al apóstol Matías: un recorrido que comienza en Aquisgrán y termina en Tréveris, de cerca de 240 kilómetros, que comprende parte de las regiones alemanas de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado

Oración

Señor Dios, Tú que,
para completar el número de los doce apóstoles,
elegiste a san Matías, concédenos,
por la intercesión de este apóstol, a nosotros,
que hemos recibido el don de tu amistad,
poder ser contados un día entre tus elegidos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén