Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Oh Jesús mío, ahora está claro para mí y he comprendido todo lo que ha sucedido hace un momento. Presentía algo preguntándome ¿qué clase de pobre es éste del cual transparenta tanta modestia? Desde aquel momento mi corazón se ha encendido de un amor todavía más puro hacia los pobres y los necesitados. Oh, cuánto me alegro de que las Superioras me hayan asignado esta tarea…. Comprendo que la misericordia es variada, que siempre y en todo lugar y en cada momento se puede hacer el bien. El ardiente amor de Dios incesantemente ve la necesidad de darse a los otros con la acción, la palabra y la oración. Ahora comprendo, Señor, Tus palabras que me has dicho anteriormente.
Reflexión: Misericordia al prójimo
Comprendo que la misericordia es variada, que siempre y en todo lugar y en todo momento se puede hacer el bien. Desde aquel momento mi corazón se ha encendido de un amor todavía más puro, hacia los pobres y los necesitados.
Jesús le dice a Sta. Faustina: Hija mía exijo de ti, obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia al prójimo, siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte. Te doy tres formas mi misericordia al prójimo, la primera: la acción, la seguida, la palabra y la tercera, la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia mí. De este modo, el alma alaba y adora mi misericordia.
No necesitan de médico los que gozan de buena salud, sino los enfermos. Tal es la misión de Jesús: Perdonar, salvar y mostrarse misericordioso. La oración, dice S. Agustín, es el ejercicio de nuestra mendicidad ante Dios ¿Qué hace un mendigo y cuáles son sus virtudes? La primera, la humildad, por eso queda a la puerta y emplea modales humildes. La segunda, la paciencia: sabe esperar, no se enfada por nada, se sirve de las humillaciones y repulsas para hacerse más elocuente. La tercera, el agradecimiento que le abre todas las puertas y acaba por hacerse querido y estimado. Seamos también nosotros los mendigos del Señor. Debemos ser un buen samaritano que se para junto al sufrimiento del prójimo, sensible al sufrimiento ajeno. El hombre que se conmueve ante la desgracia del prójimo. Seremos dichosos si tenemos un corazón misericordioso para con los demás y alcanzaremos misericordia de parte de Dios.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda misericordia ante el prójimo a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.