.

 

 

Terminando esta reflexión, los invito a Hacer nuestras las palabras del salmo 33: “Gustad y ved qué bueno es el Señor“, especialmente cuando, después de perdonarnos, nos hace participar en el banquete de su amor, donde Jesús se muestra como el amor del Padre que siempre está con nosotros. Por consiguiente, el amor de Dios, que Jesús nos muestra, debe ser el cimiento básico en nuestras relaciones humanas, así como en la ruta de nuestra fe.

 

 

Así que, sabiendo que el corazón de Dios es un corazón que sale al encuentro de todos, no olvidemos que tú y yo podemos ser la fiesta de la misericordia de Dios.

Que el Señor, con su cruz, nos haga visualizar, creer, percibir y vivir el inmenso amor que Dios nos tiene

Reflexión del Evangelio de hoy

Surgió entre ellos una discusión

Toda la vida de Jesús fue una auténtica provocación para las personas que le escuchaban y veían su actuación. Fue motivo no sólo de provocación, sino también de discusión entre los judíos. San Juan pone hoy esta situación en Jerusalén el lugar donde culminaría su vida y después de hablar con libertad en el templo y de actuar en beneficio de los marginados.

 

 

La liturgia, en este tiempo de cuaresma, poco a poco va preparando nuestra mente y nuestro corazón para descubrir por qué Jesús fue también mal recibido, muy poco entendido y fue un estorbo para la religión mal entendida, como cualquier profeta. Aunque éste con más razón, pues es el Enviado de Dios.

Los sencillos descubren en Él al profeta que actúa en nombre de Dios, que sus palabras convencen y son veraces porque van unidas a su actuación. Tanto sus palabras, como su actuación siempre hacen bien y hablan de un Dios amor, ternura, cariño y que quiere la dignidad para todos.

Los seguros de sí mismos, los apegados a las leyes y su cerrazón, buscan argumentos absurdos, por no decir excusas, para no aceptarle e incluso para condenarle.

 

 

Jamás ha hablado nadie como este hombre

Ciertamente que las palabras de Jesús conmovían. Sus palabras refrendadas por los hechos a favor de los que tanto, la religión, los mandatarios del templo, como el poder político marginaban, era algo que provocaba una admiración, simpatía y, junto con la admiración y la simpatía, un seguimiento y una confianza grande en Él.

Hoy, en nuestro mundo Jesús sigue siendo, para muchos, un personaje no sólo admirado, sino sobre todo un Alguien que nos da un sentido a nuestra existencia. También es un personaje olvidado y marginado, que no se le conoce bien.

 

 

Dentro de sus seguidores, aunque con dificultades, intentamos descubrir, y vivir sus enseñanzas. Realizar sus valores e intentar sacar todas las exigencias que lleva consigo celebrar la Pascua. De ahí que su próxima celebración nos mueva a replantearnos seriamente las exigencias para nuestro ser de seguidores, para dar respuesta a lo que Él nos enseñó y sobre todo realizó.

Es buen momento para descubrir qué grande es el amor que Dios nos tiene, qué grandeza da a la humanidad el que existan personas que presten un servicio liberador a los demás. Qué importante es el que se comunique que “no hay mayor amor que el que da la vida por los demás”y cómo esa vida dada y entregada termina en VIDA.

 

 

Francisco de Paula, Santo

Memoria Litúrgica, 2 de abril

 

Eremita y Fundador

Martirologio Romano: San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a Tours († 1507).

Etimológicamente: Francisco = el abanderado, de origen germano.

Fecha de canonización: En 1519 por el Papa León X.

Breve Biografía

Francisco nació en Paula, región de Calabria (Italia) en el año 1416, y es uno de los más jóvenes fundadores de órdenes religiosas que recuerda la historia.

A los trece años vistió el hábito franciscano, pero dos años más tarde desapareció. Después de algunos años lo descubrió un cazador en un refugio en las ásperas montañas cerca de Cosenza.

La fama de su santidad y de sus milagros atrajo a un buen número de jóvenes deseosos de seguir su ejemplo, con los cuales fundó la Orden de los Mínimos o Ermitaños de san Francisco de Asís.

Los invitó a la penitencia, reduciendo su alimentación durante los 365 días del año a pan, pescado, agua y verduras.

Pero las duras penitencias no acortaron su vida, pues vivió hasta la edad de 91 años. Murió un viernes santo, el 2 de abril de 1507, mientras se encontraba en Francia, en Plessis-les-Tours.

Fue canonizado por el Papa León X en 1519, a los doce años de su muerte, y aún hoy se le propone no sólo como modelo de penitencia, sino también -como dijo Pablo VI el 27 de mayo de 1977- como modelo de valentía para denunciar “las malversaciones de los poderosos”.

 

 

Una vez el pobre fraile, flaco y agotado por los ayunos, iba de Cosenza a Reggio Calabria y de aquí necesitaba pasar el estrecho de Mesma, pues se dirigía a Sicilia. Como ninguno de los barqueros quiso llevarlo, el santo extendió su manto y sobre él navegó por el mar hasta Mesina. El prodigio le ganó la reputación de taumaturgo y el título de patrono de los marineros. La vida de este austero santo, que vivió entre honores siquiera sin darse cuenta, está llena de milagros. Su fama superó los confines de Italia y llegó hasta Francia, a donde Luis XI quiso que el Papa lo enviara para que lo curara de una grave enfermedad.

El humilde fraile, avisado por un enviado pontificio, emprendió el viaje a Francia. Cuando llegó a París no le restituyó al rey la salud que pedía, pero sí le dio la del alma: lo reconcilió con Dios y lo convenció a aceptar su Santísima voluntad. Antes de morir, Luis XI lo nombró director espiritual del hijo y sucesor Carlos III.

 

 

ORACIÓN

Sol luminoso de caridad y verdadero Padre de los pobres,
San Francisco de Paula,
como pobre y necesitado de salvación recurro a ti
para que me alcanzes del Señor una fe viva, una esperanza firme,
una caridad ardiente
y una paciencia inalterable en las pruebas y contrariedades de la vida.
Tú, que de un modo vivo y completo
reflejaste la imagen de nuestro divino Redentor,
ayúdeme a modelar mi vida según el ejemplo y enseñanzas
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Dame tu ayuda poderosa en toda dificultad material o espiritual
e intercede por mí para que,
caminando santamente durante esta peregrinación terrena,
merezca gozar contigo de los inefables gozos de la divinidad
en la plenitud de la eterna bienaventuranza.
Estas gracias espero confiadamente alcanzar por tu eficaz protección
y la maternal intercesión de la Santísima Virgen María,
en virtud de los méritos infinitos de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

 

 

Deja que Cristo actúe

Santo Evangelio según san Juan 7, 40-53. Sábado IV de Cuaresma

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, te pido la gracia de que en esta Cuaresma pueda abrir mi corazón a tu amor. Cámbiame desde dentro para que con mis obras manifieste tu gran amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir:

«Este es verdaderamente el profeta». Otros afirmaban: «Este es el Mesías». Otros, en cambio, decían: «¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?». Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: «¿Por qué no lo han traído?». Ellos respondieron: «Nadie ha hablado nunca como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita.

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia las escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta». Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.

Palabra del Señor.

 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón…» (Hb 4, 12-13).

En este día me quiero centrar en la actitud de los guardias y la actitud de los fariseos. Los guardias abrieron su corazón a la palabra de Dios y, en cambio, los fariseos siguieron siendo duros de corazón, no queriendo abrirse.

Los guardias sólo observaron a Cristo, abrieron su corazón a su palabra y cambiaron de idea. No fueron necesarios los milagros o curaciones, sólo el observar y escuchar. «Me sedujiste y me dejé seducir» (Jr 20,7) Esta actitud la debemos de tener todos cuando nos acercamos a Cristo en los momento de oración. Nuestra oración solo debe de consistir en mirar a Cristo y escuchar su palabra. Debemos de dejar que su palabra penetre en nosotros hasta los más profundo de nuestro ser y nos cambie. La palabra de Dios nunca es estéril, siempre fructifica. No perdamos el tiempo delante de Cristo, cuestionándolo sin escuchar y observar, pues sólo estamos cerrándonos más a su palabra.

 

 

Por otro lado, tenemos a los fariseos, que cerraron su corazón y no quisieron creer. Pero no son sólo los fariseos los que han cerrado sus corazones, también algunos de los que siguen de cerca a Cristo. La dureza de corazón nos impide conocer plenamente quién es Cristo y, sobre todo, el no ver lo que Él está haciendo en nuestras vidas. Para poder abrir nuestro corazón, debemos de tener ese encuentro frecuente con Cristo en la Eucaristía. Ponernos delante y hacer lo mismo que los guardias, verlo y escucharlo, para que su palabra me cambie.

«Cuando los corazones se abren al Evangelio, el mundo comienza a cambiar y la humanidad resucita. Si acogemos y vivimos cada día la Palabra de Jesús, resucitamos con Él. La Cuaresma que estamos viviendo hace resonar en la Iglesia este mensaje, mientras caminamos hacia la Pascua: en todo el pueblo de Dios se vuelve a encender la esperanza de resucitar con Cristo, nuestro Salvador. Que no venga en vano la gracia de esta Pascua, para el pueblo de Dios de esta ciudad». (Homilía de S.S. Francisco, 21 de marzo de 2015).

 

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita al Santísimo, para observar y escuchar atentamente lo que Dios quiere decir a mi corazón.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Contexto socio-político que vivió Jesús.

¿En qué contexto sociológico, político y cultural se presenta la figura de Jesús de Nazaret?

 

 

¿Cómo era Palestina en tiempos de Jesús?

Situación política

Palestina estaba dominada por Roma. La cultura dominante del país era la judía, aunque también se hablaba el griego. Por tanto, era un país cruzado por varias culturas: hebrea, griega y romana. Roma respetaba bastante las particulares e instituciones de los pueblos que dominaban. Había un representante romano para gobernar, con una pequeña guardia. La vida de Jesús se desarrolla en el tiempo de los emperadores Augusto y Tiberio. Herodes el Grande es el rey de toda Palestina cuando Jesús nace. Herodes muere en seguida, dejando a sus hijos su territorio: Herodes Antipas hereda Galilea, y Arquelao Judea. En tiempos de Jesús había también judíos rebeldes, que lucharon por la independencia de Palestina, incluso con las armas. Entre ellos estaban Judas Galileo y los zelotas.

Situación social

 

Palestina se componía de dos grupos sociales: los judíos habitantes en la misma Palestina y los paganos romanos. Había bastantes judíos que vivían en la diáspora, es decir, fuera de Palestina. Dentro del grupo judío había dos orientaciones desde el punto de vista religioso:

• Los fariseos: era un grupo religioso al que pertenecían algunos sacerdotes, pero la mayoría eran laicos. Cumplían la ley de Moisés estrictamente. Respetaban las tradiciones (sábado, ritos purificatorios, oraciones, limosnas, diezmos, etc.) Estudiaban la ley de Moisés. Eran influyentes y respetados. Esperaban la futura llegada de un Mesías liberador político. Creían en la resurrección final. Deseaban la independencia de Palestina. No eran amigos de los romanos, aunque vivían con ellos.

• Los saduceos: grupo religioso al que pertenecían las familias sacerdotales más importantes. Querían también la independencia, pero vivían sin grandes problemas bajo la dominación romana. Rechazaban las tradiciones orales judías. No creían en la resurrección. Eran ricos.

 

 

• Otras clases sociales: Las grandes muchedumbres: sencillos, religiosos; los sacerdotes: cuidaban el templo y ofrecían sacrificios; los levitas: ayudaban a los sacerdotes; los guardias del templo: ponían orden dentro del recinto del templo; los escribas: maestros y abogados; los Ancianos: Sus decisiones eran determinantes; los esenios o monjes de Qumran: una especie de orden religiosa; los discípulos de Juan Bautista; los publicanos: unidos con los romanos; cobraban los impuestos; eran ricos y odiados; considerados como pecadores; no cumplían la ley ni las purificaciones; los herodianos: deseaban que la familia de Herodes se hiciera cargo del poder de Palestina; los zelotas: rebeldes y fanáticos contra la dominación romana; nacionalistas, patriotas, creyentes y violentos; querían una nación libre y gobernada en nombre de Dios.

 

 

Siento indignación y vergüenza

El Papa a pueblos indígenas canadienses

 

 

Tras la semana dedicada a encontrar a delegaciones de pueblos indígenas canadienses, este viernes 1 de abril se concluyeron los encuentros del Papa en una audiencia en la Sala Clementina del Vaticano. Allí los pueblos originarios dieron expresión de su cultura y tradiciones, y el Santo Padre expresó su deseo de visitar Canadá para celebrar juntos a Santa Ana, abuela de Jesús, venerada por muchos de ellos.

La memoria no se borre y la identidad no se pierda

 

 

El Sumo Pontífice, que en estos días ha escuchado “atentamente” los testimonios de los miembros de las delegaciones, quiso retomar algunos aspectos que a su decir le llamaron la atención. En primer lugar, mencionó su “forma de ver la vida”, que en un refrán dice así: «hay que pensar en siete generaciones adelante cuando se toma una decisión hoy». Algo “sabio y previsor”, según el Papa, y “contrario de lo que suele ocurrir en nuestros días, donde perseguimos objetivos útiles e inmediatos sin tener en cuenta el futuro de las próximas generaciones”. El vínculo entre los ancianos y los jóvenes es indispensable, reiteró, señalando que debe “cultivarse y salvaguardarse, porque garantiza que la memoria no se borre y la identidad no se pierda”.

 

 

El Santo Padre hizo luego referencia a una “hermosa imagen” surgida durante los encuentros, en la que los pueblos se han comparado con las ramas de un árbol que crecen en diferentes direcciones, pasan por distintas estaciones, incluso son azotadas por fuertes vientos. Los pueblos originarios, como los árboles, se han anclado firmemente en las raíces y “continúan dando frutos”, fue su observación. Uno de ellos es el cuidado de la tierra, que no es un bien a explotar, sino “un regalo del cielo”, y es “espacio vivo en el que vivir la propia existencia dentro de un tejido de relaciones con el Creador, con la comunidad humana, con las especies vivas y con la casa común que habitamos”.

Juntos superar la mentalidad colonial

 

 

El árbol de la imagen, sin embargo, ha sufrido una “tragedia”, la del “desarraigo”, puesto que “la cadena que transmitía conocimientos y estilos de vida, en unión con el territorio, “se rompió con la colonización” que, “sin respeto”, arrancó a muchos del propio entorno vital y trató de conformarlos a otra mentalidad, dando como resultado una identidad y cultura heridas, familias separadas y niños “víctimas una acción homologadora” apoyada en la idea de que el progreso se hace por colonización ideológica, “en lugar del respeto de la vida de los pueblos”, lamentó.

Por desgracia, esta mentalidad colonial sigue estando muy extendida. Contribuyamos juntos a superarla.

Indignación, vergüenza y dolor por tratos discriminatorios y abusos

 

 

El Pontífice, que ha asimilado los relatos de sufrimiento, privaciones, trato discriminatorio y diversas formas de abuso sufridas por los nativos, en especial en los internados, quiso expresar sus sentimientos de “indignación y vergüenza” por lo acaecido.

Es escalofriante pensar en la voluntad de inculcar un sentimiento de inferioridad, de hacer perder a alguien su identidad cultural, de cortar sus raíces, con todas las consecuencias personales y sociales que ello ha supuesto y sigue suponiendo: traumas no resueltos, que se han convertido en traumas intergeneracionales.

Se dice indignado porque no sólo es injusto aceptar el mal, sino que es peor “acostumbrarse” a él. “Sin una firme indignación, sin memoria y sin el compromiso de aprender de los errores, los problemas no se pueden resolver y vuelven”. Es, según el Papa, como “lo que sucede en los últimos días en relación con la guerra”.

 

 

La memoria del pasado nunca debe sacrificarse en el altar de un supuesto progreso.

Francisco también dice sentir “vergüenza” por el papel que varios católicos, particularmente con responsabilidades educativas, han jugado en todo lo que ha lastimado a estas personas: por “los abusos y la falta de respeto hacia su identidad, su cultura y hasta sus valores espirituales”, que son contrarios “al Evangelio de Jesús”. Por ese motivo, por la “deplorable conducta” de esos miembros de la Iglesia católica pide “perdón a Dios” y dice de corazón:

Estoy muy dolido.

Acoger, amar, servir y no juzgar

A los obispos de Canadá se une en su pedido de disculpas a estos pueblos y también les agradece por su valor en la humildad en la que “se revela el espíritu del Señor”. Y porque Jesús nos enseñó a acoger, amar, servir y no juzgar, hace presente que “no se pueden transmitir los contenidos de la fe de una manera ajena a la misma fe”:

Es terrible cuando, precisamente en nombre de la fe, se rinde un contra testimonio al Evangelio.

El deseo de visitar Canadá

“¿Dónde estás? ¿Dónde está tu hermano?”. Las preguntas del libro del Génesis, que los relatos de estos días han sido amplificadas en el corazón del Pontífice, son “esenciales”, dice, “para no olvidar que estamos en esta tierra como custodios de la sacralidad de la vida y, por tanto, custodios de nuestros hermanos, de todo pueblo hermano”. Y pensando, con gratitud, en los “tantos buenos creyentes que, en nombre de la fe, con respeto, amor y gentileza, han enriquecido su historia con el Evangelio” se alegra de la veneración de muchos integrantes de los pueblos originarios por Santa Ana, la abuela de Jesús, y dice:

Este año me gustaría estar con ustedes en esos días. Hoy necesitamos reconstruir una alianza entre abuelos y nietos, entre ancianos y jóvenes, premisa fundamental para una mayor unidad de la comunidad humana.

 

 

«La Iglesia quiere seguir caminando con ustedes»

Tras los encuentros que Francisco espera que abran nuevos caminos, que inspiren valor y acrecienten el compromiso a nivel local para un eficaz proceso de sanación, anima a sus hermanos obispos al final del discurso a “seguir dando pasos en la búsqueda transparente de la verdad y en la promoción de la sanación de las heridas y la reconciliación”. La Iglesia, dice dirigiéndose a las delegaciones “está de su lado y quiere seguir caminando con ustedes”.

“Hasta pronto en Canadá, donde podré expresar mejor mi cercanía a ustedes”, concluye, asegurando sus oraciones e invocando la bendición del Creador sobre todos.

 

 

La fe es un don gratuito

A veces se tienen tesoros que no somos capaces de valorar, la fe es un gran tesoro, las dificultades ponen a prueba nuestra fe, y de nada sirve una fe muerta sino viva.

 

 

La fe es gratuita y la respuesta también es libre. La fe es un gran tesoro. Tenemos tesoros que no somos capaces de valorar. Es como el que tiene una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que nunca ha usado. La avioneta está ahí sin sospechar lo que es. Cree que es un trasto más del garaje, como la estantería llena de botes o ruedas viejas. Y un día viene alguien y la saca, la limpia, le engrasa el motor, le llena el depósito de gasolina, arranca… y ¡a volar!

¿Os imagináis lo que sentiría la avioneta si fuese capaz de sentir? Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza o de ver pasar a gran velocidad los bosques, los montes y las colinas desde lo alto…, sino descubrir de repente lo que en realidad era, aquello para lo que fue creada… ¡Para volar!

 

Existe además la fe religiosa, la fe en Dios, en Jesús. El creyente vive de la fe. Vivir la fe es más importante que hablar de ella, y quien oye hablar de ella sin fe, no descubre nada, es como un ciego al que le explican cómo es la luz. Jesús no hace muchas preguntas a sus oyentes, no les exige admitir verdades, sino que les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? ¿Os fiáis de mí? . ¿Por qué no me creéis? ; etc.

Muchas personas, cuando les preguntamos si creen, nos hablan de una fe apoyada en el ambiente, en la tradición:

Siempre se ha hecho así; Mi familia ha sido siempre católica…. Y reducen su fe a los sacramentos, que tienen más un tinte social que de expresión de fe. Y sin embargo, sabemos que la auténtica fe cristiana brota de una experiencia de Dios, exige creer en Él y una respuesta personal. No basta con creer lo que otros digan, ni siquiera con creer a los curas.

Queremos que la fe sea un seguro de vida ante el dolor o ante los problemas. Ser creyente supone asumir todos los valores personales, familiares y sociales con su realidad actual y sus expectativas de futuro. Jesús no imponía nada, invitaba a seguirlo. Es verdad que a nadie adulaba o pretendía engañar con falsas promesas. Habla de las exigencias del seguimiento, pero en cualquier caso uno es libre de aceptar. Y quien lo siga tendrá la alegría del que ha encontrado un gran tesoro.

 

Quien tiene fe, ve a Dios en todos los acontecimientos y en todas partes. La fe no es visión, no es conocimiento ni seguridad. La fe es vivir con la firme convicción de que estamos en manos de Dios, que es a la vez Amor y Poder. La fe es desprendernos de nuestras ansiedades y temores, de nuestras dudas y desesperaciones. La fe es un salto, un impulso, un intento, un no aferrarse a las seguridades. La fe es un don, no se gana a puños. Jesús mandará a sus discípulos a dar testimonio de su fe, a anunciar lo que habían visto, oído y vivido (1 Jn 1, 1-4).

La fe, como la esperanza y el amor, puede crecer o perderse. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. ¿Cómo crecer en la fe? Respirando el amor y el poder de Dios.

A veces somos víctimas del miedo, de la duda, de la inseguridad… Y a nuestra mente se asoman pensamientos negativos: no soy…, no puedo…, no quiero. Y esto nos debilita la fe, nos roba las fuerzas y nos quita la paz. La fe se conoce, se profundiza, se defiende, se alimenta y se transmite. Se alimenta con la Palabra de Dios, con la oración, con la confesión periódica, con la eucaristía. El cristiano debe defenderla sin miedo, propagarla y testimoniarla.

La fe es un don gratuito que nos ha hecho Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4, 19). Nosotros hemos de acogerla, cultivarla, hacer fructificar esos talentos. La fe es un don que exige una respuesta humana.

 

A veces esta respuesta resulta difícil, ya que en muchos momentos nos encontramos en situaciones complicadas que no sabemos cómo resolver, o en momentos difíciles de asumir, o en circunstancias duras, y la vida no es fácil: una enfermedad o la muerte de un ser querido… Cuando las cosas van mal, tendemos a hundirnos, a ponernos tristes, y es entonces cuando deberíamos confiar más en Dios, en los momentos de duda, por la noche, cuando estés cansado y desanimado, cuando aparentemente nada tiene sentido y te sientes confuso y frustrado.

Aunque no sepas adónde lleva el camino, dondequiera que estés y sientas lo que sientas, ¡Dios lo sabe! Y no temas, porque Jesús es tu luz y tu fuerza. Yo soy la luz, el que me sigue no andará en tinieblas (Jn 12, 46).

La fe es un tesoro que hemos recibido de Dios, de la Iglesia y de nuestra familia. Y que algunos no han sabido o no han querido conservar y engrandecer. Sin ella no nos salvamos (Mc 16,16). Según san Juan, la fe consiste en creer en Jesucristo (Jn 3, 15); en recibirlo (1, 12); en escucharlo (5, 40), en seguirlo (8, 12); en permanecer en Él (15, 4-5), en su palabra (8, 31), en su amor (15, 9). Y así es como por la fe conocemos a Dios. Creer en El evangelio es condición indispensable para entrar en el Reino (Mc 1, 15).

La fe en Jesús realiza milagros (Mt 13, 58), sana y salva (Mc 5, 34). Por eso sin la fe es imposible agradar a Dios (Hb 11,6), y quien persevera en ella, obtendrá la vida eterna (Mt 10,22). Por supuesto que nadie está obligado a creer, es un acto libre y amoroso que sólo el hombre es capaz de hacer.

 

Lo que la Escritura nos dice es que Dios nos llama, pero sin coaccionar a nadie. Es la fe la que nos lleva a abandonarnos en las manos de Dios, pues sabemos de quién nos fiamos, Y dejamos nuestra suerte en sus manos, seguros y ciertos de que su bondad y misericordia nos acompañan todos los días de nuestra vida.

Las dificultades ponen a prueba nuestra fe y esperanza. La fe nos da nuevos ojos, para ver con los ojos de la fe a Jesús como lo vieron los discípulos. Guiarse por la fe es confiar en Dios, creer en lo que dice y hace. La fe compromete nuestra vida con lo que creemos.

No sirve una fe muerta, sino viva (St 2,14-26), por las obras y no por la fe se justifica la persona (St 2,24). Y la fe tiene que estar encarnada en el aquí, en nuestra historia. Es una pena ver como en pueblos cristianos se da una gran incoherencia. Para que sea viva necesita alimentarse de la palabra, de la oración y sacramentos y fortificarla en la vida.

El crecimiento de la fe es un proceso, como lo es el amor y la esperanza.

 

 

Una Cuaresma Bien Vivida

¿Cuántas Cuaresmas hemos vivido sin realmente entenderla a profundidad?

 

¿Cuántas Cuaresmas hemos vivido sin realmente entenderla a profundidad? La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua, la espera de la Semana Mayor, como la conocemos. Son cuarenta días, época perfecta para reflexionar sobre nuestra actitud como cristianos y demostrar también nuestra fe. El Papa Benedicto XVI nos recordó que “la Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia”.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza. En este día las iglesias se desbordan con fieles. El sacerdote nos coloca una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año anterior. Las frases usadas por el sacerdote al colocarnos este signo son: «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» y «Del polvo eres y al polvo volverás». La Cuaresma es un tiempo penitencial por excelencia, así que es el momento propicio para hacer una buena confesión.

 

Una práctica ya casi olvidada pero muy importante en este tiempo es el ayuno y la abstinencia. El ayuno es obligación los días Miércoles de Ceniza y Viernes Santo, cuando se pide hacer una sola comida; es obligatorio para los mayores de edad hasta los 59 años. La abstinencia se refiere a la prohibición de comer carnes rojas los viernes de Cuaresma y es para todos los católicos desde los 14 años de edad hasta la muerte, en honor a la Pasión de Jesús. La abstención también puede ser de bebidas alcohólicas, cigarrillo y fiestas, o de cualquier cosa que te guste y sea para ti un esfuerzo el dejar de consumirlo.

Recordemos que las tres grandes prácticas en Cuaresma son la oración, la mortificación y la caridad. Una práctica importante es la limosna. Has limosnas de acuerdo a tus posibilidades. Hay muchas fundaciones caritativas que están necesitadas y recibirán felices tus donaciones económicas. Como dijo el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma del 2014: “Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”. Más todavía, Benedicto XVI dijo que “La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad”. Otro ejercicio de piedad en esta época es el Via Crucis, trata de hacerlo una vez a la semana, verás cómo tu corazón se une más a Cristo.

Hay algunas cosas que cambian en la iglesia y durante la misa en estos estos 40 días. Por ejemplo, date cuenta que a partir de ahora se va a mantener una mayor austeridad dentro de la iglesia, suprimiendo flores y elementos decorativos innecesarios. Pon atención cuando te encuentres en misa y verás que se ha omitido el himno del «Gloria”. Además, antes de la proclamación del evangelio, el canto del «Aleluya» se substituye por alguna otra aclamación a Cristo.

La Cuaresma es también tiempo oportuno para crecer en nuestro amor filial a la Madre de Dios, que al pie de la Cruz nos entregó a su Hijo, es por eso que se promueven ciertas devociones marianas propias de esta época: «Los siete dolores de Santa María Virgen» es una de ellas. Como lo recuerda el Papa Benedicto XVI “la Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto”.

 

 

Todo este tiempo de preparación y de reflexión tiene como culmen la Semana Santa, que comienza el Domingo de Ramos, recordando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. El Jueves Santo conmemoramos la Última Cena del Señor, antes de ser entregado por Judas en el Huerto de los Olivos. Según la tradición, el lavatorio de los pies que se realiza este día, se lo hace a 12 hombres representativos de la comunidad y significa el servicio y el amor del Señor Jesús que ha venido «no para ser servido, sino para servir». Luego de la oración de la comunión, comienza una procesión en la que se lleva el Santísimo Sacramento hacia un lugar de la reserva diferente al sagrario.

La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. Este día es el único del año en que no se celebra la eucarística. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas, ni adornos. El sacerdote va de rojo, color de los mártires, recordando que Jesús es el primero en dar su vida por la Iglesia. Después de la celebración se pasa a una acción simbólica muy expresiva: la veneración de la Santa Cruz.

 

 

El Sábado Santo la comunidad cristiana vela junto al sepulcro en silencio. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío. La celebración es el sábado por la noche con una vigilia en honor del Señor de manera que los fieles se los encuentre en vela. La misa es en la noche, el sacerdote ingresa con el cirio pascual a iluminar la iglesia que permanece a oscuras.

El Domingo de Resurrección o Vigilia Pascual celebramos del triunfo de Cristo sobre la muerte. Es la feliz conclusión de la Pasión. La Pascua es victoria, es el hombre llamado a su dignidad más grande. Es el día de la esperanza universal en torno al Resucitado. Ese día podemos decir junto con San Pablo: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”.

 

 

No dejemos que estos 40 días se pasen volando sin hacer un verdadero examen de conciencia sobre lo que significa para cada uno de nosotros ser cristianos en el mundo de hoy. Vivámosla a plenitud en compañía de Nuestra querida Madre, la Virgen María.

 

 

Sigue el viaje apostólico del Papa a Malta

Vatican News – publicado el 02/04/22
2-3 de abril de 2022

 

 

El Airbus de Ita Airways despegó poco después de las 8.30 horas del aeropuerto de Roma-Fiumicino. El viaje dura aproximadamente una hora y media. Telegrama al Presidente Mattarella: «Estoy visitando un país de luminosa belleza, un puerto milenario de llegada y salida». Gran expectación en la isla por esta peregrinación de 48 horas.

El viaje apostólico del Papa a Malta comenzó en torno a las 8.40 horas con el despegue del Airbus A320 de Ita Airways que llevará al Pontífice al archipiélago mediterráneo, donde en menos de dos días visitará La Valeta, Rabat, Floriana y la isla de Gozo.

El Papa y niños refugiados ucranianos

 

 

Tras saludar a algunas familias de refugiados ucranianos en Santa Marta, el Papa llegó al aeropuerto «Leonardo Da Vinci» de Roma Fiumicino a bordo de un Fiat 500 L.

Escoltado por varios coches de la Gendarmería Vaticana y de la Policía del Estado, atravesó una de las puertas del aeropuerto romano para llegar a la zona de aparcamiento reservada al avión. Por razones de seguridad, debido al fuerte viento y a la lluvia, Francisco subió al avión con la ayuda de un ascensor especial, sin poder asomarse a la puerta del avión como es habitual para saludar a los presentes. Entre ellos había varias autoridades religiosas y civiles.

La población que espera

Está previsto que el avión papal aterrice en el aeropuerto internacional de Malta a las 10 de la mañana.

La población espera con impaciencia la llegada del Papa Frangisku -así se llama en maltés-, cuyo rostro sonríe en los carteles colocados en las calles, donde las banderas rojas y blancas de Malta se alternan con las blancas y amarillas del Vaticano.

 

 

Tras el aterrizaje y la ceremonia de bienvenida, el Papa se trasladará al Palacio del Gran Maestre en La Valeta. En la antigua sede de los Grandes Maestros de los Caballeros de San Juan, que construyeron el edificio en 1571, Francisco se reunirá con el Presidente de la República de Malta, George William Vella, y después con el recién reelegido Primer Ministro, Robert Abela.

El discurso en la Gran Sala del Consejo ante las autoridades y el cuerpo diplomático maltés cerrará la primera parte de la jornada que, tras una parada en la Nunciatura Apostólica, continuará con una visita al santuario mariano de Ta’ Pinu en la «isla hermana» de Gozo. A continuación, en la gran plaza situada frente al santuario, el Papa presidirá un encuentro de oración con los fieles.

Allí, en 1883, la campesina Carmela Grima escuchó, como le había ocurrido a una amiga suya, una voz que la invitaba a rezar «tres avemarías, una por cada día que mi cuerpo permaneció en la tumba». Desde entonces, el santuario es el lugar de peregrinación más importante de la isla.

El Papa en Santa María la Mayor

 

 

Anoche, como en la víspera de cada uno de sus viajes apostólicos, el Papa Francisco acudió a la basílica romana de Santa María la Mayor para rezar a la Virgen María y venerar el icono sagrado de Maria Salus Populi Romani. Confió su 36ª peregrinación fuera de Italia a la protección de la Madre de Dios.

 

 

San Francisco de Paula: Toda su vida fue una Cuaresma

Conoce al ermitaño fundador de la Orden de los Mínimos

 

 

San Francisco de Paula fue un ermitaño de la Calabria (Italia) que fundó la Orden de los Mínimos. Su vida estuvo envuelta en un aura sobrenatural desde el nacimiento hasta la muerte.
Nació en Paola. Sus padres de edad avanzada atribuyeron su nacimiento a una gracia especial concedida por san Francisco de Asís, de ahí el nombre y la decisión de dirigirlo a la vida religiosa en la orden franciscana.

Sin embargo el joven Francisco después de intentar su vida dentro de un convento por un año decidió retirarse como ermitaño viviendo de la limosna, sin poseer nada y comiendo siempre solo sencilla comida cuaresmal.

Se dedicó a la contemplación y las mortificaciones corporales, despertando asombro y admiración entre sus conciudadanos.

Fundador de la Orden de los Mínimos

Pronto, muchas personas quisieron seguirlo y estar bajo su dirección espiritual y es así como nació la congregación ermitaña llamada la Orden de los Mínimos.

Esta orden se caracterizaba por la espiritualidad penitencial vivida a través de la observancia de un cuarto voto de Vida de Cuaresma.

Y sus miembros se dedicaban particularmente a la predicación y al ministerio de reconciliación.

La orden se propagó rápidamente gracias a la fama de su fundador. Fueron muchísimos los milagros adjudicados al santo. Algunos tan asombrosos que llegaron a oídos de Luis XI, rey de Francia.

Rey déspota y tirano que viéndose muy enfermo pidió al papa Sixto IV que le enviara al ermitaño para que le hiciera un milagro y lo salvara de su enfermedad.

Luis XI no consiguió la salud de su cuerpo, pero sí su conversión y la salud de su alma, al lado de notable santo.

Francisco permaneció en Francia otros 25 años hasta su muerte, el Viernes Santo, 2 de abril de 1507.

Después de hacer que le leyeran la Pasión de Jesucristo según el Evangelio de San Juan, se quedó plácidamente dormido con el sueño de la muerte, y pasó a la eternidad a recibir el premio de sus virtudes.

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Patronazgo

Es patrono de la ciudad italiana de Calabria, de los navegantes y pescadores.

Lugares de culto

En la ciudad de Calabria del 1 al 4 se celebran grandes fiestas en su honor y muchos peregrinos de todo el mundo llegan a venerar sus reliquias en su santuario en la localidad de Paola.

Curiosidades

Para festejar su día, los calabreses suelen hacer un dulce con la forma del santo llamado ‘Nzuddha. Es un bizcocho sin levadura de origen romano, mencionado por Teócrito entre los siglos IV y III a. C. Está hecho con harina, miel caramelizada, licor de anís y otros aromas.

Oración

Sol luminoso de caridad y verdadero Padre de los pobres, san Francisco de Paula, como pobre y necesitado de salvación recurro a tipara que me alcances del Señor una fe viva, una esperanza firme, una caridad ardiente y una paciencia inalterable en las pruebas y contrariedades de la vida. Tú, que de un modo vivo y completo reflejaste la imagen de nuestro divino Redentor, ayúdame a modelar mi vida según el ejemplo y enseñanzas de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Dame tu ayuda poderosa en toda dificultad material o espiritual e intercede por mí para que, caminando santamente durante esta peregrinación terrena, merezca gozar contigo de los inefables gozos de la divinidad en la plenitud de la eterna bienaventuranza. Estas gracias espero confiadamente alcanzar por tu eficaz protección y la maternal intercesión de la Santísima Virgen María, en virtud de los méritos infinitos de nuestro Señor Jesucristo. Amén.