De Jesús, que es don del Espíritu, hace entrar su Luz en nuestro interior para vernos a nosotros mismos, para ver a los demás y todo lo que nos rodea desde la perspectiva de la victoria pascual de Jesucristo . Y, al mismo tiempo, este don nos abre a los demás para ser portadores y artesanos de paz (Mt 5, 9). Sin embargo, esta paz hay que nutrirla con la oración y con el amor a todos. Por eso, la paz de Jesucristo puede persistir a pesar de las dificultades; tal y como dice en el evangelio según san Juan: en mí se encuentra la paz. En el mundo pasará tribulaciones, pero tenga confianza: yo he vencido al mundo (cf. Jo 16, 33). Al hacernos el don de la paz, el Señor se alegra contemplando lo que ha hecho.
Después de darles la paz, Jesús –tal como hemos escuchado- aliento sobre los discípulos para significar que hacía una nueva creación y les dijo: Reciba el Espíritu Santo. Dios, según el relato del libro del Génesis, había alentado para infundir el espíritu de vida al primer hombre (cf. Gn 2, 7) y ahora Cristo resucitado alena sobre los discípulos para comunicarles la vida del Espíritu. Y este don hecho a los discípulos la noche de Pascua, tiene un estallido de vida y de gracia en el día de Pentecostés que llega a todos los que creen en Cristo, tal y como hemos escuchado en la primera lectura. Jesús comunica al Espíritu Santo para perdonar los pecados, para perdonar nuestras opciones contrarias a la voluntad amorosa de Dios, nuestros malos comportamientos. Jesús les confiere el ministerio de perdón que él había ejercido durante toda su existencia mortal (cf. Mt 9, 1-8.), lo hace como fruto del don de su vida hasta la muerte y de su sangre derramada en la cruz. Gracias a Jesucristo y al Espíritu, los cristianos nos sabemos perdonados y reconciliados con Dios Padre; nos sabemos animados por la vida del Espíritu que nos infunde coraje, nos consuela, nos protege ante el mal, nos lleva hacia el conocimiento de la verdad (cf. Jo 14, 15-17.26; 16, 13). Y esto nos es fuente de alegría, de riqueza espiritual y de compromiso en imitar a Dios perdonando siempre que sea necesario y favoreciendo la vida y el bien de los demás. Si lo hacemos así, el Señor podrá alegrarse contemplado lo que ha hecho.
Envigoridos ya por su paz y traídos por el Espíritu Santo, Jesús confía una misión a los discípulos ya todos los que por el bautismo serán sus continuadores, también a nosotros, pues. Dice: Como el Padre me ha enviado a mí, yo os envío a vosotros. Son, y somos, enviados a testimoniar a Jesús ya continuar su obra. Por eso, tal como decía san Pablo, en la primera lectura, el Espíritu distribuye en la Iglesia de varios diversos a cada uno de los bautizados para que sirvan al bien de todos. La misión que Jesucristo encomienda a los discípulos ya toda la Iglesia, prolonga la misión que el Padre le ha confiado a él. El Espíritu será la fuerza que, a través del testimonio y de la acción de los cristianos, transformará los corazones de cara a transformar el mundo según las enseñanzas de Jesús. Así, el designio divino de amor hacia toda la humanidad se podrá ir haciendo realidad. Ser enviados por Jesucristo con la fuerza del Espíritu es nuestra grandeza y responsabilidad. Dios confía en nosotros por la difusión de su mensaje radicalmente liberador y salvador. Si nos dejamos llevar por el Espíritu en esta tarea, puede que constatemos que se crea una sintonía entre nuestro anuncio y los deseos más profundos del corazón de quienes nos vean o nos escuchen, como pasó a la gente que fue testigo del primer pentecostés. Así el Señor podrá alegrarse contemplando lo que ha hecho.
Necesitamos un corazón nuevo
Santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23. Miércoles V del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, purifica mi corazón, dame un corazón nuevo. Quítame el corazón de piedra y dame un corazón de carne para que sepa amar. Ayúdame a darme cuenta del gran amor que Tú me tienes para que aprenda a ser un hermano con mis hermanos. Quiero gozar, en este momento, del gran amor que me tienes para después llevar esta experiencia de tu amor a los que están necesitados de ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro”.
Cuando entró en una casa para alejarse de la muchedumbre, los discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. Él les dijo: “¿Ustedes también son incapaces de comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en el hombre desde afuera puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y después, sale del cuerpo?” Con estas palabras declaraba limpios todos los alimentos.
Luego agregó: “Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Qué es lo que pasa cuando pensamos mal de alguien o lo criticamos? ¿De dónde vienen esos sentimientos negativos? ¿Por qué vemos de forma distinta los defectos del amigo y los defectos del vecino del cual ya estamos cansados? ¿Qué pasaría si en lugar de centrarnos en los aspectos negativos y los defectos de alguien viésemos sus cualidades? Y con estas preguntas nos podemos dar cuenta que muchas veces la visión del mundo parte de nuestro interior. Podemos ver las cosas con un espíritu positivo o podemos ver todo de forma oscura.
Por eso es necesario renovar nuestro corazón y hacerlo como el de un niño. Dejar a un lado nuestros intereses y amar con un corazón puro. Pienso que los niños nos enseñan muchas cosas, a ser felices; a ver las cosas con sencillez y no hacernos líos; a saber reír de uno mismo y a perdonar. Los niños son grandes porque no se quedan encerrados en sus problemas sino que saben abrir el corazón para recibir a todos, sea quien sea y piense como piense.
Jesús, dame un corazón que sepa amar sin cálculos ni medidas. Un corazón que no se limite ante las dificultades sino que sepa abrir el corazón a todos, sin temor a ser herido o humillado. Un corazón con buen humor para que sepa ver mis propias flaquezas y reírme de ellas. Un corazón inteligente que sepa ver en el otro no una barrera sino un amigo y un compañero. Un corazón que sepa dar y ver en los demás a hermanos necesitados de un consejo o un abrazo. Un corazón de niño.
«De diversos modos la Sagrada Escritura nos dice que las intenciones buenas y malas no entran en el hombre desde el exterior, sino que brotan de su “corazón”. “De dentro —afirma Jesús—, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas”. En la Biblia, el corazón es el órgano no sólo de los afectos, sino también de las facultades espirituales, la razón y la voluntad, es la sede de las decisiones, del modo de pensar y de obrar. La sabiduría de las elecciones, abierta al movimiento del Espíritu Santo, compromete también el corazón. De aquí nacen las obras buenas, pero también las que son fruto de una equivocación, cuando se rechaza la verdad y las sugerencias del Espíritu».
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Jesús, voy a vivir viendo lo positivo de todos. Voy a tratar a los demás con especial delicadeza y si alguien me cae mal pasaré un tiempo con él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Qué es puro o impuro?
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas,- es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.». Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.
Reflexión
Los fariseos debían ser unos personajes muy poco simpáticos, según lo que sabemos de ellos por medio del Evangelio. De hecho, cada vez que intervienen en la vida de Jesús, es para hacerle algunas preguntas más o menos tontas, para ponerle trampas o recordarle la Ley del Antiguo Testamento.
Fácilmente nos los imaginamos de mal genio, prepotentes, duros, hipócritas, fanáticos…
En el pasaje evangélico de hoy, se escandalizan de la actitud de los discípulos que comen con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. Los fariseos nos dan a conocer así, indirectamente, su concepto del pecado. Según ellos, la pureza o santidad consiste en cumplir un montón de tradiciones y costumbres.
Por eso piensan que basta con lavarse las manos antes de comer, y cosas semejantes, para cumplir con su religión.
En contraste a esta mentalidad de los fariseos, tenemos que ver la actitud de Jesús. Los cristianos de hoy, difícilmente podemos medir la fuerza de escándalo y también de liberación de las afirmaciones de Él. Porque tanto el pagano como el judío vivían angustiados por innumerables reglamentos y amenazas. Las cosas eran puras o impuras, sagradas o profanas, benéficas o maléficas por razones oscuras. Y quien violaba esas leyes, aun inconscientemente, incurría en graves castigos.
Y Cristo, con sus palabras y con su propio ejemplo, está derribando todas esas barreras: Ninguna cosa, ningún ser, ningún hombre es impuro por naturaleza o por nacimiento. Toda la pureza procede del corazón y todas las cosas son buenas, si se utilizan para el bien. Sólo el pecado es lo que hace impuro.
Por la encarnación de Cristo, queda abolida la distinción entre profano y sagrado, entre puro e impuro. Jesús desacraliza todo lo que era sagrado, y sacraliza al hombre, a todo hombre, a todo el hombre. “Vuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo”, nos dirá San Pablo.
Desde entonces, lo realmente sagrado – que es Dios – se ofrece a cada uno de los hombres y penetra en él en la medida de su consentimiento. Hay que leer, en los Hechos de los apóstoles, el asombro de los cristianos judíos, cuando comprueban que el Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles. Pues ellos los oían hablar en lenguas y glorificar a Dios.
A raíz de ello, San Pedro dijo: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a estos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?”.
Ahora, estos recuerdos de los tiempos antiguos, ¿no tendrán también alguna enseñanza para nosotros? ¿No hemos reconstruido muchas veces también nosotros esas barreras que Cristo destruyó?
Por ejemplo: ¿No compartimos la extrañeza de los judíos convertidos al ver como la santidad florece también al margen de la Iglesia, “fuera de la cual no debería haber salvación”. Los cristianos han creído durante mucho tiempo que tenían el monopolio del Espíritu Santo. Pero el Espíritu de Dios “sopla donde quiere”.
Él llena todo el universo, ilumina a todo hombre que vive en este mundo. Todos los que son de la verdad oyen su voz. Todos los que practican la justicia han nacido de Él. Y todo aquel que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.
Queridos hermanos, Dios es un Dios que se acerca y que busca a todo ser humano. Se pone a la puerta del corazón de cada hombre y le llama – tal como indica el libro del Apocalipsis: “Si alguien oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo”.
Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Informe abusos Munich-Frisinga y Benedicto XVI
Análisis de los hechos por parte de colaboradores del Papa emérito (respuesta oficial)
En la primera respuesta preliminar del Papa emérito a raíz del informe sobre abusos en la diócesis alemana de Munich, su secretario personal realizó una declaración de prensa en su nombre. En esa declaración se anticipaba que habría una declaración sobre el dictamen de los expertos. Esa declaración ha llegado en dos modos: por una parte la carta que el Papa Benedicto XVI escribió, y por otra el análisis-respuesta de cuatro especialistas y colaboradores que dejan claras las cosas al bufete de abogados que preparó el informe y acusó sin pruebas a Benedicto XVI. Ofrecemos una traducción al español de este análisis-respuesta. El original fue distribuido en alemán, italiano e inglés.
En el informe sobre los abusos en la archidiócesis de Múnich y Freising se afirma que: Joseph Ratzinger, contrariamente a lo que afirma en el memorándum redactado en respuesta a los peritos, estuvo presente en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 en la que se habló del Sacerdote X. Y se alega que el cardenal Ratzinger empleó a este sacerdote en labores pastorales, aun conociendo los abusos cometidos por él, y encubriendo así sus abusos sexuales.
Esto no corresponde a la verdad, según nuestras comprobaciones:
– Joseph Ratzinger no sabía que el sacerdote X era un abusador ni que fuese agregado en la actividad pastoral.
– Las actas muestran que en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 no se decidió utilizar al sacerdote X para la actividad pastoral.
– Los documentos también muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales. Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote X en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión.
Por lo tanto, en la reunión no se decidió emplear al agresor en ningún trabajo pastoral.
En el informe sobre los abusos en la archidiócesis de Múnich y Freising se afirma que: En cuanto a su presencia en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980, Benedicto XVI habría perjurado a sabiendas, habría mentido.
Esto no corresponde a la verdad, de hecho:
La afirmación en las memorias de Benedicto XVI de que no asistió a la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980 es, en efecto, incorrecta. Sin embargo, Benedicto XVI no mintió ni perjuró a sabiendas: en la redacción de la Memoria, Benedicto XVI contó con el apoyo de un equipo de colaboradores. Este equipo está formado por el abogado Dr. Carsten Brennecke (Colonia) y los siguientes colaboradores de derecho eclesiástico: el Prof. Dr. Dr. Stefan Mückl (Roma), que examinó los documentos en nombre de Benedicto XVI, el Prof. Dr. Helmuth Pree y el Dr. Stefan Korta.
Se llamó a los colaboradores porque Benedicto XVI no podía analizar por sí mismo la masa de preguntas en un corto espacio de tiempo y porque el bufete de abogados encargado de realizar el examen formulaba preguntas que hacían referencia al derecho canónico, por lo que era necesario un marco en derecho canónico para la respuesta.
Sólo el Prof. Mückl pudo ver la versión electrónica de las actas, sin poder almacenar, imprimir o fotocopiar los documentos. Ningún otro miembro del personal pudo ver los documentos. Después de que el Prof. Mückl inspeccionara los archivos digitales (8.000 páginas) y los analizara, siguió una etapa de procesamiento por parte del Dr. Korta, que inadvertidamente cometió un error de transcripción. El Dr. Korta señaló erróneamente que Joseph Ratzinger no estuvo presente en la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980. Por ello, los colaboradores pasaron por alto este error: escribieron que estaba ausente cuando no lo estaba. Confiaron en una indicación falsa, insertada por error, y no preguntaron expresamente a Benedicto XVI si había estado presente en esa reunión. Sobre la base de la transcripción errónea del acta, se supuso que Joseph Ratzinger no había estado presente. Aunque era necesario que verificara lo que se había presentado en base a su propio recuerdo, Benedicto XVI no se percató del error debido al escaso tiempo que le concedieron los expertos, y confió en lo que estaba escrito, por lo que su ausencia quedó registrada en el acta.
Este error de transcripción no puede ser imputado a Benedicto XVI como una declaración falsa consciente o «mentira».
Tampoco habría tenido sentido que Benedicto negara deliberadamente su presencia en la reunión: de hecho, el acta de la reunión recoge las declaraciones de Joseph Ratzinger. Por lo tanto, la presencia de Joseph Ratzinger era evidente. Además, en 2010 varios artículos de prensa informaron -sin desmentirlo- de la presencia del cardenal Ratzinger en la reunión. Asimismo, en una biografía de Benedicto XVI publicada en 2020 se afirma: «Como obispo, en una reunión del Ordinariato en 1980, sólo había aceptado que el sacerdote en cuestión pudiera acudir a Múnich para someterse a psicoterapia» (Peter Seewald, Benedikt XVI., Droemer Verlag 2020, p. 938).
El informe afirma que: Benedicto XVI se había equivocado en otros tres casos. De hecho, incluso en estos casos habría sabido que los sacerdotes eran abusadores.
Según nuestras verificaciones, de hecho, esto no corresponde a la verdad:
En ninguno de los casos analizados por el informe, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de abusos sexuales cometidos o sospechosos de haber sido cometidos por sacerdotes. El informe no aporta ninguna prueba de lo contrario.
En cuanto al caso del Sacerdote X, que se discutió públicamente en la reunión del Ordinariato en 1980 con respecto al alojamiento que se le debía dar para la terapia, el mismo experto -en la conferencia de prensa del 20.01.2022 cuando se presentó el informe sobre los abusos- declaró que no había pruebas de que Joseph Ratzinger tuviera conocimiento de ello. En respuesta a una pregunta posterior de un periodista sobre si los expertos pudieron probar que Joseph Ratzinger había estado al tanto de que el sacerdote X había cometido abusos sexuales, el experto afirmó claramente que no hay pruebas de que Joseph Ratzinger tuviera conocimiento de ello. En la opinión subjetiva de los expertos sería simplemente «más probable».
Puede encontrar la rueda de prensa aquí. En el minuto 2:03:46 encontrará la pregunta del periodista: «Mi pregunta también se refiere al caso del sacerdote X. ¿Puede el bufete demostrar que el cardenal Ratzinger sabía entonces que el sacerdote X era un abusador? ¿Qué significa «muy probablemente» en este contexto?» […]
Un experto responde: «[…] Más probable significa que lo asumimos con mayor probabilidad. […]».
El informe pericial no contiene ninguna prueba que apoye la acusación de mala conducta o de conspiración para cometer encubrimiento.
Como arzobispo, el cardenal Ratzinger no participó en ninguna cobertura de los actos de abuso.
El informe sostiene que: En las memorias presentadas, Benedicto XVI supuestamente restó importancia a los actos de exhibicionismo. Como prueba de esta afirmación, se da la siguiente declaración en la memoria: «El pastor X ha sido señalado como un exhibicionista, pero no como un abusador en el sentido propio».
Esto no es cierto, de hecho: En la presentación, Benedicto XVI no minimizó el comportamiento exhibicionista, sino que lo condenó expresamente. La frase utilizada como supuesta prueba de la minimización del exhibicionismo está sacada de contexto.
En las memorias, de hecho, Benedicto XVI afirma con la máxima claridad que los abusos, incluido el exhibicionismo, son «terribles», «pecaminosos», «moralmente reprobables» e «irreparables». En la valoración canónica del hecho, introducida en la memoria por nosotros los colaboradores según nuestro criterio, sólo hemos querido recordar que para el derecho canónico vigente en la época, el exhibicionismo no era un delito en sentido estricto, ya que la norma penal relativa no incluía comportamientos de ese tipo entre los supuestos.
Por eso, la memoria presentada por Benedicto XVI no minimizó el exhibicionismo, sino que lo condenó clara y explícitamente.
Este análisis de los hechos fue escrito por los colaboradores del Papa emérito en alemán. En caso de diferencias lingüísticas, prevalecerá la versión alemana.
Profr. Dr. Dr. Stefan Mückl – Roma (Derecho canónico)
Profr. Emérito. Dr. Dr. Magister. Helmuth Pree – Ludwig-Maximilians-Universität, Munich, Baviera (Diritto canonico)
Dr. Stefan Korta – Buchloe (Derecho canónico)
Abogado Dr. Carsten Brennecke – Colonia (Derecho a la libertad de expresión)
Papás que se hacen niños
¿Qué es la cosa más grande que un papá puede dar a sus hijos?
“Mi padre es grande, grande de verdad, cada vez que se convierte nuevamente en un niño”. Así cantaba un coro infantil en un festival no hace mucho tiempo. Y es que dentro de cada padre, de cada madre, se esconde siempre el haber sido un niño. A veces sale a la luz este “niño escondido”. Otras veces ese niño permanece oculto, invisible, pero no por eso deja de estar allí.
¿Qué significa que un padre “se convierte en un niño”? La pregunta implica responder a otra pregunta: ¿qué significa ser niño? El niño es siempre explosión de vida, de alegría, de aprendizaje, de juego, de iniciativa, de sorpresas, de lágrimas que desaparecen pronto o de alegrías más o menos estables. El niño es cariño, aunque a veces también algo de egoísmo. El niño es observación, curiosidad, búsqueda. El niño es inquietud incontenible, actividad incansable, movimiento extenuante…
De nuevo, la pregunta: ¿cómo debería ser un papá que se convierte en niño? Pues está claro: debería ser capaz de dejar el traje que lo aprisiona, los asuntos importantes que lo tienen siempre ocupado, las prisas por cumplir toda una serie de requisitos…
Dejar de lado tantas cosas para sentarse en el suelo y jugar, con un coche en miniaturas, a carreras con su hijo, o a doctor de las muñecas de la hija, o a veterinario de las tortugas del más pequeño…
Para muchos la idea de que uno ha llegado a adulto es sinónimo de estabilidad, de algo de aburrimiento, de monotonía. No hay tiempo para convertirse en un niño, si es que a veces no se cae en el triste peligro de no tener ni tiempo para estar con los hijos…
Hay niños que sólo ven a sus padres en la noche, antes de acostarse, y, por las prisas y los cansancios de la jornada, apenas si hay tiempo para un saludo y un “hasta mañana”. El fin de semana, quizá, los padres están algo de tiempo en casa, pero es el momento en que los chicos salen fuera con los amigos, o van a un club, o simplemente quedan pegados al aparato de la televisión o a un juego electrónico para no molestar a los papás.
Sin embargo, ¡qué bonita es la familia en la que tanto papá como mamá dedican lo mejor de su tiempo a sus hijos! Hoy es papá quien coge una novela y la lee a quien, con sus pocos años, empieza a pelearse con las letras. Mañana es mamá quien juega a la niñera con la hija pequeña, y las dos peinan juntas a la muñeca favorita. Pasado mañana son los dos, papá y mamá, que acompañan a los pequeños a cazar mariposas, perseguir lagartijas o tirar piedras a la superficie de un estanque… Y cada día, al caer la noche, pequeños y grandes saben rezar juntos, como si todos fuesen igualmente niños e igualmente grandes, oraciones sencillas y cariñosas como el “Jesusito de mi vida” o el “Dulce Madre…”
Los padres, ciertamente, tienen que ganar el pan para sus hijos. Hacen bien en trabajar y luchar para que los niños puedan tener lo mejor. En ese esfuerzo por ayudarles también hay que encontrar maneras para compartir cariño (que es la cosa más grande que un papá puede dar a sus hijos). El niño será más feliz con un papá y una mamá que juegan con él al escondite que con un costoso juego electrónico que usa sin que nadie disfrute de sus victorias.
Sí: los padres son grandes cuando se hacen como niños. Es entonces cuando también los niños aprenden que es posible ser grandes dando todo el cariño y las energías a los demás. ¿No es esta la mejor educación que podemos ofrecer a nuestros hijos?
El ¡Si! de Helena.
En esta época, que una joven y exitosa mujer vote por la familia, es de admirar.
Llovía copiosamente en la Ciudad de México. Refugiados bajo el minúsculo toldo de un local comercial, una docena de personas esperábamos el amaine de la lluvia. Ahí estaba ella, no mayor de 30, esbelta, moderna, hablando por teléfono. Era inevitable no escuchar su conversación: “Ya te dije que necesitamos ponernos de acuerdo, no voy a dejar de trabajar sólo porque tú me lo pides”. En su voz se reflejaba el enojo y la desilusión que las palabras de su interlocutor le producían. Después de una pausa, continuó: “Durante años me quemé las pestañas estudiando, preparándome para sacar el título que hoy me califica para estar en el puesto que tengo dentro de la empresa, y tú quieres que tire todo a la borda; no, eso no lo voy a hacer… Ni loca”. Miradas de aprobación se dirigieron hacia ella por parte de la audiencia que la escuchaba, incluso, hubo quien levantando el dedo pulgar de la mano le mostró su empatía.
“…No, esa no es la razón correcta -continuó- por lo único que yo dejaría mi trabajo, y de manera temporal ¡Eh!, sería por la responsabilidad para educar a nuestros hijos. Porque educar a un hijo es un trabajo de tiempo completo y la presencia de la madre es insustituible, lo mismo que la participación del padre. No quiero que los primeros años de mi hijo los pase sin sentirse amado y protegido, ¡y mira que de eso yo sé mucho!, y tú también lo sabes. Los hijos necesitan un modelo, una guía que les ayude a crecer de manera integral, en lo físico y lo espiritual. Y si la madre no está y el padre tampoco, será un gran lío. En eso me queda muy claro que no hay título ni trabajo alguno que justifique el abandono de un hijo a la buena de Dios… Ya ves cómo está de descompuesta la sociedad; no quiero que nuestros hijos se confundan con eso del género, ni que se mezclen con drogas. Quiero que sea un hombre bien, centrado, responsable de su propia familia y un buen tipo para la sociedad, o una mujer, muy mujer, una buena mujer, que sepa lo que quiere. Que estudie, se prepare, y si lo desea, se case, tenga hijos y los eduque como tú y yo lo haremos con ella. Quiero que nuestros hijos sean felices”.
Los involuntarios escuchas, en silencio, movían sus cabezas en signo de aprobación.
“No, no estoy enojada. Sólo quería que quedara claro ese asunto del trabajo y los hijos antes de casarnos ¿Cuántos? No lo sé, dos o tres, ya veremos, a su tiempo, que nos manda Dios, y qué tan responsables nos portamos. Eso sí, abiertos a la vida… Sí, claro que me parece bien, en diciembre nos casamos, cuando recibamos el aguinaldo…”
La lluvia cedió y nos dimos a la tarea de retomar cada quien nuestros caminos. Aunque no pude evitar hablar con ella y preguntarle su nombre. Helena, Helena con h me respondió sonriente.
En una época como la que vivimos y en circunstancias tan adversas para quienes buscan formar una familia, que una joven y exitosa mujer afirme que sólo el amor y la educación de un hijo lograría sacarla de todo lo que profesionalmente ha logrado, es de alabarse. Habla de una mujer con gran autoestima, que sabe lo que vale, que reconoce la importancia que tiene como pilar de la familia y bastión fundamental de la sociedad. Sin duda que tampoco es una decisión fácil de tomar, ni por la que, desafortunadamente, todas las mujeres pueden optar dadas sus circunstancias personales.
Pero lo cierto es que la mujer que libremente decide ser esposa y madre, quedarse en casa a cuidar a los hijos y la familia, no está renunciando al legado histórico que, como mujer, hoy en día, le permite gozar plenamente de los logros sociales obtenidos para su beneficio y crecimiento; tampoco la condena al ostracismo ni la limita en su preparación intelectual y cívica. Al contrario, es una mujer consciente de sus derechos y prerrogativas, que no tiene miedo a ser quien es, para hacer lo que debe hacer. Está poniendo sus talentos y experiencia al servicio de un bien mayor, como es el cuidado y la educación de la familia, obra verdaderamente sublime que empieza en la cuna y abraza toda la vida del hombre.
Para todo hay un tiempo y un lugar. La mayoría de las mujeres que somos esposas y madres podemos combinar nuestras tareas del hogar con nuestra profesión o empleo, de acuerdo con la edad y necesidad de los hijos, independientemente si el esposo tiene o no suficientes ingresos económicos que nos permitan estar tranquilas en este sentido y no estar presionadas de tener que salir de casa a ganar dinero para contribuir en los gastos familiares.
En lo que quiero hacer énfasis, es en la necesidad de valorar y dignificar la decisión de la mujer que quiere “retomar su lugar en el hogar”, de valorar su presencia en el seno familiar. Es verdad que una mujer inteligente, competitiva, puede emprender un negocio, pelear por un puesto directivo y obtener miles de reconocimientos pero, al final del día, es probable que en todas estas áreas de la vida sea sustituible, pero en donde jamás podrá ser sustituida es en su hogar, con sus hijos, en su familia.
Todavía hay quien piensa que la ama de casa es gente ignorante y poco productiva por el hecho que no genera ingresos económicos para aportar a la familia y por consiguiente esta devaluado el trabajo que hace una mujer en su propio hogar. No hay una idea más tonta que ésta.
Las madres son nada más y nada menos las que educan a los hombres y a las mujeres que forman parte de la base social más importantes de un país y de ellos depende el rumbo que éste tome; son las que inculcan valores y respeto, son las que consiguen a base de mucho trabajo tener a una familia unida, que en estos tiempos tanta falta nos hace. ¿Te parece poco? ¿Qué otra profesión conoces que sea más importante que ésta?
Si tú eres una mujer que sólo se dedica a su hogar y a educar a sus hijos por la razón que sea, no te sientas menos que las demás mujeres que pueden tener un trabajo y hacerse cargo de su familia, cada una tenemos oportunidades diferentes y vamos labrando nuestra vida según nuestras propias prioridades.
Tener una familia unida es la mejor empresa y ser madre es la mejor profesión que una mujer puede tener, así que levanta la cara y, cuando te pregunten a que te dedicas, responde con orgullo que tienes una gran empresa llamada familia y la profesión más importante del mundo, la de ser madre.
Nuestra generación y el medio ambiente
Se necesita una ecología humana, el respeto de la dignidad, como pre requisito para atender la crisis ambienta
Paulatinamente y desde hace poco más de 50 años los movimientos sociales en pro del medio ambiente han crecido y han logrado la creación de instituciones y leyes que previenen la contaminación del aire, del agua y del suelo; la investigación científica ha acompañado esos procesos señalando los problemas causados por la depredación de los ecosistemas, las sustancias químicas perniciosas, los riesgos de la energía nuclear o de los gases de efecto invernadero.
La Iglesia también se ha manifestado sobre la cuestión ambiental con un énfasis en la vinculación de la contaminación con la explotación salvaje de los recursos y sus efectos devastadores para la naturaleza y los seres humanos, particularmente los más pobres. También los escritos han madurado y responden cada vez de manera más clara a los distintos retos planteados por la cuestión ambiental, pasando por el documento de la reunión en Aparecida, Brasil -que por cierto esta semana cumplió 10 años de su conclusión-, y que bosqueja gran parte del pensamiento del Papa argentino, hasta llegar a la publicación de Laudato Si, la encíclica sobre el tema.
Como muchos de los temas de esta época, el medio ambiente no deja de ser controversial. Esta semana el grupo de los países más industrializados, el G-7, discutió los acuerdos de Paris para combatir el calentamiento global sin el acuerdo del presidente de Estados Unidos, quien mantiene una postura política a favor de una explotación de los recursos naturales que favorezca el modelo capitalista actual, sin responsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.
En varias encuestas, los jóvenes que muestran un desencanto por la política, se muestran proclives a apoyar causa en beneficio de los animales o la naturaleza, lo que ha favorecido el crecimiento de organismos no gubernamentales y partidos políticos que atienden estos temas, a pesar de que algunas de las políticas que éstos promueven, afectan más que beneficiar al medio ambiente.
Dentro de la gran gama de movimientos ambientalistas existen diversas posturas y raíces de pensamiento que muchas veces terminan siendo contradictorias, por ejemplo, la protección de animales o plantas que logra protección legal, mientas que los bebés no son protegidos por la ley. Lo mismo pasa con campañas que pretenden cuidar la naturaleza a partir de campañas de reducción de la natalidad dirigidas particularmente contra los más pobres, cuando la manipulación de poblaciones se ha demostrado en muchos casos contraproducente, no sólo entre animales y plantas, sino también entre grupos humanos, provocando en ocasiones efectos más perniciosos que los que se buscaba evitar.
A manera de ejemplo se puede ver el video de la reintroducción de lobos al Parque Nacional de Yellowstone y sus beneficios en el mejoramiento de todo el ecosistema; o cómo los problemas demográficos de países industrializados en Europa que sufren problemas sociales y económicos derivados de su baja fertilidad y la migración de personas de zonas devastadas por sobre explotación o conflictos generados por el paradigma tecno-capitalista actual.
Otra contradicción de la época es el respeto por “lo natural”, y al mismo tiempo el rechazo al “orden natural”. La apología de la “naturaleza” y al mismo tiempo la “desnaturalización” de los conceptos, o el rechazo a las cosas más “naturales”, como la diferencia de sexos. “La valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”.
Uno de los principales argumentos en Laudato Si es la necesidad de una ecología humana, que implica respetar la dignidad del ser humano y el respeto a toda la creación como un prerrequisito para atender la crisis ambiental que se origina en una crisis antropológica. Construir un ambiente de respeto entre las personas, y para con la naturaleza es una oportunidad para encauzar la sensibilidad ambiental de la época hacia actitudes constructivas de respeto, paz y solidaridad.
El Papa: ¡Nunca detrás de un coche fúnebre va un camión de mudanzas!
Audiencia General. El Papa Francisco ha predicado sobre la devoción a San José como patrón de la buena muerte
El papa Francisco instó a abandonar la actitud de malgastar la vida acumulando bienes que nadie se lleva al más allá.
“¡Nunca he visto, detrás de un coche fúnebre, un camión de mudanzas!”, dijo el Papa con su característico humor, en la audiencia general de este miércoles 9 de febrero de 2022.
En el aula Pablo VI del Vaticano, ante fieles y peregrinos de todo el mundo, el Papa ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la figura de San José “como patrón de la buena muerte”.
Una devoción – contó – nacida del “pensamiento de que José murió con la presencia de la Virgen María y de Jesús, antes de que ellos dejaran la casa de Nazaret”.
Antes o después todos cruzaremos esa puerta…
El Papa explicó que la verdadera luz que ilumina el misterio de la muerte viene de la resurrección de Cristo (1 Cor 15,12-14).
Por ello, solo por la fe en la resurrección “nosotros podemos asomarnos al abismo de la muerte sin que el miedo nos abrume”.
“Podemos entregar a la muerte un rol positivo”, aseveró. De hecho, pensar en la muerte ayuda “a mirar con ojos nuevos toda la vida”.
“¡Nunca he visto, detrás de un coche fúnebre, un camión de mudanzas! No tiene sentido acumular si un día moriremos”. Afirmó el Papa en su alocución mirando a los presentes.
“Lo que debemos acumular es la caridad, es la capacidad de compartir, de no permanecer indiferentes delante de las necesidades de los otros”, añadió.
La muerte no da tiempo para pelearse
Sucesivamente cuestionó: “O, ¿qué sentido tiene pelear con un hermano, con una hermana, con un amigo, con un familiar, o con un hermano o hermana en la fe si después un día moriremos?
De qué sirve enfadarse, enfadarse con los otros…Delante de la muerte muchas cuestiones se redimensionan. Está bien morir reconciliados, ¡sin dejar rencores y sin arrepentimientos!”
Yo quiero decir la verdad, todos estamos en camino hacia esa puerta”, abundó.
La muerte es como un ladrón…
El Papa ha propuesto la enseñanza del Evangelio que “nos dice que la muerte llega como un ladrón”, y no tenemos “bajo control su llegada”.
Pues, nadie puede programar la propia muerte, “permanece un evento con el que tenemos que rendir cuentas y delante al cual también hacer elecciones”.
Encarnizamiento terapéutico
Por esto, el Papa recordó que después de haber hecho todo lo que humanamente es posible para cuidar a la persona enferma, resulta inmoral el encarnizamiento terapéutico.
Sucesivamente citó una frase de la “gente del pueblo”: “Déjalo morir en paz, ayúdalo a morir en paz” y añade: “¡Cuánta sabiduría!
Cuidados paliativos
La segunda consideración del Papa ha sido sobre calidad de la muerte misma, del dolor, del sufrimiento.
De hecho, insistió que “debemos estar agradecidos” que la medicina ayude a las personas con los llamados “cuidados paliativos”, “toda persona que se prepara para vivir el último tramo del camino de su vida, pueda hacerlo de la forma más humana posible”.
Pero debemos estar atentos a no confundir esta ayuda con derivas inaceptables que llevan a matar.
No a la eutanasia
El Papa alude a la eutanasia. “Debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar al suicidio (asistido).
“Recuerdo que se debe privilegiar siempre el derecho al cuidado y al cuidado para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos y los enfermos, nunca sean descartados”.
De hecho, confirmó que “la vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada. Y este principio ético concierne a todos, no solo a los cristianos o a los creyentes”.
Acelerar la muerte de los ancianos
El Papa subrayó el “problema social y real” de “planificar – dijo – no sé si es la palabra justa- para acelerar la muerte de los ancianos.
Insistió que no dar las medicinas que necesitan los ancianos más pobres les deshumaniza. “Esto no les ayuda, les empuja más rápido hacia la muerte. Esto no es ni humano ni cristiano”.
Francisco insistió que las personas mayores son “nuestra sabiduría” y deben ser cuidados como un “tesoro de la humanidad”.
Un Ave María por los agonizantes
Por ultimo, dijo: “Acariciar a una persona mayor tiene la misma esperanza que acariciar a un niño. Porque el principio de la vida y el final son siempre un misterio. Un misterio que debe ser respetado, cuidado, amado”.
Al final de la audiencia general, el Papa ha rezado un Ave María con los presentes por las personas “por los agonizantes y por los que están viviendo un luto”.
“Que San José pueda ayudarnos a vivir el misterio de la muerte de la mejor forma posible. Para un cristiano la buena muerte es una experiencia de la misericordia de Dios, que se hace cercana a nosotros también en este último momento de nuestra vida.
Santa Apolonia, patrona de los dentistas
Una mujer que murió mártir en Alejandría después de que la torturaran arrancándole los dientes
Santa Apolonia es una mártir que murió en Alejandría (Egipto) a mediados del siglo III d. C. durante un levantamiento local contra los cristianos.
Antes de morir quemada en la hoguera, fue martirizada con la extracción violenta de sus dientes.
De su vida, la tradición cuenta que quiso ser cristiana al conocer que su madre rezó mucho a la Virgen para tener un bebé.
Y que vivió su fe con mucho compromiso con la Iglesia hasta el punto de predicar y enseñar catequesis durante muchos años y servir como diaconisa.
Santa patrona
Por el modo en que fue martirizada, es patrona de los dentistas.
Curiosidades
Se cuenta que la devoción popular hizo que proliferaran presuntos dientes de santa Apolonia.
Y el papa Pio VI quiso acabar con ese «mercado» de reliquias, llegándose a recoger hasta 3 kilos de dientes atribuidos a la mártir, que fueron arrojados al río Tíber.
Oración
Virgen y mártir santa Apolonia, abogada mía, llena de amor a Dios,
que con la constancia de muchos años de virtud
te hiciste respetable y venerable en toda Alejandría.
Ayúdame bendita santa,
escucha mi súplica en estos momentos de angustia, dolor y desolación de mi alma.
Amén.