Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Mientras vivimos, el amor de Dios crece en nosotros.  Debemos procurar el amor de Dios hasta la muerte.  He conocido y he experimentado que las almas que viven en el amor se distinguen por una gran perspicacia en el conocimiento de las cosas divinas, tanto en su propia alma como en las almas de los demás.  También las almas simples, sin instrucción, se distinguen por sabiduría.

Reflexión: El amor de Dios 2

Mientras vivimos, el amor de Dios crece en nosotros. Debemos procurar el amor de Dios hasta la muerte. Es cosa que rara vez se pregunta uno pero que debería hacerlo con frecuencia, ¿me ama Dios?. Sí, Dios nos ama. Nos ama con un amor eterno que no tiene comienzo, ni fin, pues en su amor, somos eternos. Siglos eternos, antes que existiéramos nos concibió Dios en sus pensamientos, en sus decretos y estos pensamientos y decretos no son otra cosa que amor puro. Él nos ha amado y nos ama desde toda la eternidad. ¿Cómo vamos a corresponder al inmenso peso de un amor acumulado durante siglos? Si existimos, es merced a una benévola creación del amor de Dios y sólo porque nos lleva en sus brazos, vamos conservándonos en la existencia.

¿Cómo dudar que Dios nos haya amado, cuando el mismo verbo que salió del seno del Padre se hizo carne y habitó entre nosotros para mostrarnos el rostro invisible de Dios,  con sus palabras, su corazón y amor, con cuanto el hombre puede sentir y comprender?

Eso vino a decirnos: hasta tal punto nos ha amado Dios. Ver como el amor diario se ha humanado, haciéndose semejante al de los hombres. Como si fuera poco, quiso compartir nuestras penas, miserias y sufrimientos, para que el peso de la misma evidencia nos obligara a exclamar: ¡Sí, Dios ha amado! Cargó con todos nuestros crímenes y pecados, dolores del alma, pasión interior y exterior. He aquí la prueba de su amor. ¿No vamos a confesar que nos ha amado? Dios nos ama en forma personal y particular, como si estuviéramos solos en el mundo y para probarme su amor por mí, solo se entregó a la muerte y a la cruz. Todo el amor de Dios viene a resumirse en el don de la sagrada comunión de su Hijo. Y no contento con esto, cubre a los ingratos, lo excusa diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el descubrir el amor de Dios a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.