Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Hoy mi alma entró en una íntima unión con el Señor.  Me enseñó que siempre debo someterme a su santa voluntad.  En un solo instante te puedo dar más de lo que tú puedas desear.

30 VI 1937.  Hoy el Señor me dijo: Muchas veces he querido enaltecer esta Congregación, pero no puedo por su soberbia.  Hija Mía, has de saber que a las almas soberbias no les concedo Mis gracias y hasta les quito las ya concedidas.

Reflexión: La soberbia I

Hija mía, has de saber que a las almas soberbias no les concedo mis gracias y hasta les quito las ya concedidas.

“Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”.

La soberbia es el mayor enemigo de la santidad, por ser origen de gran número de pecados y porque priva de innumerables gracias y méritos delante del Señor. Es a la voz la gran enemiga de la amistad, de la alegría, de la verdadera fortaleza. Es la raíz del egoísmo que es una de las principales manifestaciones del pecado y nos hace apartarnos de Dios.

San Bernardo señala diferentes manifestaciones progresivas de la soberbia: 1. Curiosidad, queriendo saber todo de todos. 2. Frivolidad de espíritu, por falta de oración. 3. Alegría necia y fuera de lugar, que se alimenta de los defectos de otros. 4. Afán de protagonismo. 5. Arrogancia. 6. Presunción. 7. No reconocer los propios fallos. 8. Disimular faltas, en la confesión.

El soberbio se encuentra sin frutos, insatisfecho y sin la paz y felicidad verdaderas; habitará en la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Uno de los motivos, por qué el soberbio busca alabanza, la sobreestima de sí mismo y se resiente ante cualquier crítica, es la falta de firmeza interior: no tiene más punto de apoyo que ellos mismos. Por eso son tan sensibles a la menor crítica; tan sin sustento de salirse con la suya, tan deseosos de ser reconocidos, tan ansiosos de consideraciones; siempre se encuentran inseguros, insatisfechos y sin paz. “Si la obediencia no te da paz es que eres soberbio”.

“Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo”.

Desearte un lindo día. Que el Señor de la Misericordia te conceda quebrantar tu amor propio a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.