El profeta Isaías nos ha presentado, sirviéndose de un lenguaje muy vivo y muy bello, la imagen del banquete preparado para todos los pueblos. A menudo los profetas, con imágenes festivas, casi de vida familiar, nos presentan la relación de Dios con los hombres, con su pueblo. Y con estas imágenes de vida familiar el profeta afirma: «Aquí está vuestro Dios! En Él hemos puesto nuestra esperanza … «. Todo el Antiguo Testamento prepara el encuentro definitivo, en Jesucristo, de Dios con el hombre; lo hace, podríamos decir, con imágenes todas que llevan de una manera o de otra en el Emmanuel, el Dios con nosotros. «Aquí está vuestro Dios! En Él hemos puesto nuestra esperanza … «. Un Dios con nosotros, un Dios en medio de nosotros, que no nos ahorra el encuentro con la contradicción, con el sufrimiento, con la muerte. Este encuentro con el sufrimiento, con la cruz lo vivimos siempre pero seguros de que «… En Él hemos puesto nuestra esperanza …». Esta podría ser la frase que encierra la vida y la muerte de tantos y tantos hermanos nuestros cristianos que han dado y dan la vida por Cristo.
AQUÍ VA CESAR JESUS NUESTRO HERMANO Y AYER HABLABA CON EL PADRE CLEMENTE SOBRADO PASIONISTA UN GRAN AMIGO Y MAESTRO QUE ME ABRIO A LOS CURSILLISTAS. DOS FIGURAS LLENAS DEL AMOR DE DIOS.
San Judas, amigo de los necesitados, estoy cansado del dolor, de no tener alegría, esperanza, de no poder encontrar la luz que sé que está en mi alma. Recurro a ti, mi intercesor. Llévate este vacío y este dolor de mi corazón roto. En tu compasión, ayuda a que mis lágrimas me guíen hasta la paz de mi corazón. Mucho tiempo he olvidado la bondad del mundo de Dios. Sáname. Anhelo sentir la luz, sentir la dicha. Envuélveme en el resplandor y no te contengas. Prometo que, si recibo estos dones, los compartiré. Amén.
La sentencia de este día podríamos sintetizarla en una frase: “vivan despiertos”. En cambio, el ambiente, y sobre todo los medios de comunicación, parecen invitarnos a vivir una vida de superficialidad y de comodinería. Nos dejamos llevar por la marea de los acontecimientos, de las imágenes, de los ruidos y las noticias superficiales.
No descubrimos lo esencial en la vida. El evangelio de ningún modo pretende que vivamos angustiados con el día final, pero sí nos invita a reflexionar lo pasajero de la vida. “Estén listos con la túnica puesta y las lámparas encendidas” es el consejo que hoy nos da Jesús a través de San Lucas.
Y estar listos significa lucha por la verdadera vida. Tener la luz encendida es participar de la misma vida de Jesús y ofrecerla a todos los hermanos. Me llama mucho la atención esta pequeña comparación porque termina diciendo que el Señor mismo “los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá”.
El banquete, la participación en una mesa común donde Cristo es quien se da por alimento, son imágenes muy sugestivas que nos ayudarán a mirar cómo estamos preparando esa última venida del Señor.
Si pensamos en una mesa común, ¿qué estamos haciendo para ir preparando esa mesa? Que este día escuchemos con atención la palabra de Cristo y nos sirva de aliento para continuar en nuestros trabajos y como llamada atención frente a nuestros descuidos.
Laura de Santa Catalina de Siena, Santa
Virgen y Fundadora, 21 de octubre
Martirologio Romano: En el lugar de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, Santa Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upeguí, virgen, que, con notable suceso, se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de María († 1949)
Etimología: Laura = Aquella que triunfa, viene de la lengua latina
Fecha de beatificación: 25 de abril de 2004, por el Beato Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 12 de mayo de 2013, por el Papa Francisco.
Breve Biografía
La Madre Laura de Santa Catalina de Siena (Laura Montoya Upegui), estando aquí, en la Basílica de San Pedro en el mes de noviembre del año 1930, después de una viva oración eucarística escribe: «Tuve fuerte deseo de tener tres largas vidas: La una para dedicarla a la adoración, la otra para pasarla en las humillaciones y la tercera para las misiones; pero al ofrecerle al Señor estos imposibles deseos, me pareció demasiado poco una vida para las misiones y le ofrecí el deseo de tener un millón de vidas para sacrificarlas en las misiones entre infieles! Mas, ¡he quedado muy triste! y le he repetido mucho al Señor de mi alma esta saetilla: ¡Ay! Que yo me muero al ver que nada soy y que te quiero!».
Esta gran mujer que así escribe, la Madre Laura Montoya, maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó, Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de Mayo de 1874, en el hogar de Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, una familia profundamente cristiana. Recibió las aguas regeneradoras del Bautismo cuatro horas después de su nacimiento. El sacerdote le dio el nombre de María Laura de Jesús. Dos años tenía Laura cuando su padre fue asesinado, en cruenta guerra fratricida por defender la religión y la patria. Dejó a su esposa y sus tres hijos en orfandad y dura pobreza, a causa de la confiscación de los bienes por parte de sus enemigos. De labios de su madre, Laura aprendió a perdonar y a fortalecer su carácter con cristianos sentimientos.
Desde sus primeros años, su vida fue de incomprensiones y dolores. Supo lo que es sufrir como pobre huérfana, mendigando cariño entre sus mismos familiares. Aceptando con amor el sacrificio, fue dominando las dificultades del camino. La acción del Espíritu de Dios y la lectura espiritual especialmente de la Sagrada Escritura, la llevaron por los caminos de la oración contemplativa, penitencia y el deseo de hacerse religiosa en el claustro carmelitano. Tenía sed de Dios y quería ir a El “como bala de cañón ”.
Esta mujer admirable crece sin estudios, por las dificultades de pobreza e itinerancia a causa de su orfandad, hasta la edad de 16 años cuando ingresa en la Normal de Institutoras de Medellín, para ser maestra elemental y de esta manera ganarse el sustento diario. Sin embargo, llega a ser una erudita en su tiempo, una pedagoga connotada, formadora de cristianas generaciones, escritora castiza de alto vuelo y sabroso estilo, mística profunda por su experiencia de oración contemplativa.
En 1914, apoyada por monseñor Maximiliano Crespo, obispo de Santa Fe de Antioquia, funda una familia religiosa: Las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena, obra religiosa que rompe moldes y estructuras insuficientes para llevar a cabo su ideal misionero según lo expresa en su Autobiografía: Necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios
MAESTRA CATEQUISTA DE LOS INDIOS
Su profesión de maestra la llevó por varias poblaciones de Antioquia y luego al Colegio de La Inmaculada en Medellín. En su magisterio no se contenta con el saber humano sino que expone magistralmente la doctrina del Evangelio. Forma con la palabra y el ejemplo el corazón de sus discípulas, en el amor a la Eucaristía y en los valores cristianos. En un momento de su trayectoria como maestra, se siente llamada a realizar lo que ella llamaba “la Obra de los indios”: En 1907 estando en la población de Marinilla, escribe: “me vi en Dios y como que me arropaba con su paternidad haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles. Me dolían como verdaderos hijos”. Este fuego de amor la impulsa a un trabajo heroico al servicio de los indígenas de las selvas de América.
Busca recursos humanos, fomenta el celo misionero entre sus discípulas, escoge cinco compañeras a quienes prende el fuego apostólico de su propia alma. Aceptando de antemano los sacrificios, humillaciones, pruebas y contradicciones que se ven venir, acompañadas por su madre Doloritas Upegui, el grupo de “Misioneras catequistas de los indios” sale de Medellín hacia Dabeiba el 5 de Mayo de 1914. Parten hacia lo desconocido, para abrirse paso en la tupida selva. Van, no con la fuerza de las armas, sino con la debilidad femenina apoyada en el Crucifijo y sostenida por un gran amor a María la Madre y Maestra de esta Obra misionera. “Ella, la Señora Inmaculada me atrajo de tal modo, que ya me es imposible pensar siquiera en que no sea Ella como el centro de mi vida”. La celda carmelitana, objeto de sus ansias en el tiempo de su juventud, le pareció demasiado fría ante aquellas selvas pobladas de seres humanos sumidos en la infidelidad, pero amados tiernamente por Dios. “Siento la suprema impotencia de mi nada y el supremo dolor de verte desconocido, como un peso que me agobia”.
Comprende la dignidad humana y la vocación divina del indígena. Quiere insertarse en su cultura, vivir como ellos en pobreza, sencillez y humildad y de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenían algunos líderes civiles y religiosos de su tiempo. La solidez de su virtud fue probada y purificada por la incomprensión y el desprecio de los que la rodeaban, por los prejuicios y las acusaciones de algunos prelados de la iglesia que no comprendieron en su momento, aquel estilo de ser “religiosas cabras”, según su expresión, llevadas por el anhelo de extender la fe y el conocimiento de Dios hasta los más remotos e inaccesibles lugares, brindando una catequesis vivencial del Evangelio. Su Obra misionera rompió esquemas, para lanzar a la mujer como misionera en la vanguardia de la evangelización en América latina. El quemante “SITIO”- Tengo sed- de Cristo en la Cruz , la impulsa a saciar esta sed del crucificado :”¡Cuánta sed tengo! ¡Sed de saciar la vuestra Señor! Al comulgar nos hemos juntado dos sedientos: Vos de la gloria de vuestro Padre y yo de la de vuestro corazón Eucarístico! Vos de venir a mí, y yo de ir a Vos”
Mujer de avanzada, elige como celda la selva enmarañada y como sagrario la naturaleza andina, los bosques y cañadas, la exuberante vegetación en donde encuentra a Dios. Escribe a las Hermanas: ”No tienen sagrario pero tienen naturaleza; aunque la presencia de Dios es distinta, en las dos partes está y el amor debe saber buscarlo y hallarlo en donde quiera que se encuentre.”
Redacta para ellas las “Voces Místicas”, inspirada en la contemplación de la naturaleza, y otros libros como el Directorio o guía de perfección, que ayudan a las Hermanas a vivir en armonía entre la vida apostólica y la contemplativa. Su Autobiografía es su obra cumbre, libro de confidencias íntimas, experiencia de sus angustias, desolaciones e ideales, vibraciones de su alma al contacto con la divinidad, vivencias de su lucha titánica por llevar a cabo su vocación misionera. Allí muestra su “pedagogía del amor”, pedagogía acomodada a la mente del indígena, que le permite adentrarse en la cultura y el corazón del indio y del negro de nuestro continente.
La Madre Laura centra su Eclesiología en el amor y la obediencia a la Iglesia. Vive para la Iglesia a quien ama entrañablemente, y para extender sus fronteras no mide dificultades, sacrificios, humillaciones y calumnias.
Esta infatigable misionera, pasó nueve años en silla de ruedas sin dejar su apostolado de la palabra y de la pluma. Después de una larga y penosa agonía, murió en Medellín el 21 de octubre de 1949. A su muerte dejó extendida su Congregación de Misioneras en 90 casas distribuidas en tres países, con un número de 467 religiosas. En la actualidad las Misioneras trabajan en 19 países distribuidas en América, África y Europa.
Por todo lo que vivió hizo y significo la Madre Laura en su época y por todo lo que seguirá significando para la sociedad, la Congregación y la Iglesia, hoy la Congregación por ella fundada se llena de alegría al ver concretizado y culminado su proceso de Beatificación, abierto el 4 de julio de 1963, en la capilla de la Curia Arquidiocesana de Medellín, en el cual se nombró el tribunal eclesiástico para buscar diligentemente los escritos de la Sierva de Dios Laura Montoya Upegui, instruir el proceso informativo sobre su fama de santidad, virtudes en general y posibles milagros realizados por la Sierva de Dios. Hoy este proceso que duro cuarenta años ha llegado a su culminación, cuando el 25 de abril de 2004, S.S. Juan Pablo II la proclamara beata de la Iglesia.
Canonización S.S. Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconocía un milagro gracias a la intercesión de la entonces Beata Laura de Santa Catalina de Siena, lo cual permitió la canonizacion de quien pasó así a ser la primera colombiana en llegar a la gloria de los altares de la Iglesia Católica.
El milagro realizado por intercesión de la hasta entonces beata fue la curación del Dr. Carlos Eduardo Restrepo quien se encontraba convaleciente y que, aquejado por una especie de lupus, daño renal y una atrofia muscular, se encomendó una noche a ella y amaneció completamente curado.
Esa noche, el Dr. Restrepo recuerda que «le dije: ‘madre Laura, si me saca de estas, yo me encargo de contarle al mundo su milagro para que la eleven a los altares’».
«Tengo una laguna. No sé si tuve una experiencia extracorpórea o si lo imaginé, o si fue el subconsciente, pero cuando me encomendé a la beata sentí una paz maravillosa», dijo.
El médico sanado por la intercesión de la santa colombiana expresó: «si esto no es un milagro, entonces qué es… Cuando sabes que no tienes ninguna posibilidad y quedas intacto, entonces es un milagro», señaló.
¿Traer paz o división?
Santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53. Jueves XXIX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, quiero estar contigo en este momento y decirte tantas cosas: contarte de mi vida, aunque ya la conoces, hablarte de mis proyectos, desahogarte mis problemas, platicarte mis ilusiones y mis fracasos. Quiero escucharte, verte, experimentarte, tocarte con la fe. Necesito de ti tanto como del agua o del aire. Cuando me alejo de ti soy tan triste, tan débil, tan frágil. Pero sé también que contigo todo lo puedo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El Evangelio me muestra cómo eres y en este pasaje contemplo una faceta de tu persona que pocas veces se descubre. Eres un hombre celoso por la salvación de las almas, un hombre luchador, aguerrido, lanzado. Sabes bien que tu mensaje va contra corriente y que no será bien acogido por el mundo, por ello adviertes de las consecuencias de tus actos.
Eres un apasionado, un loco de amor que quisiera que el mundo ardiera por este amor, pero se topa con la frialdad del hombre que pocas veces y con resistencia se deja encender.
Con esto me enseñas a cultivar en mi vida ese celo a hacer que más personas te conozcan y te amen, porque así sus vidas serán mejores. Esa pasión por evangelizar no sólo a unos cuantos, sino alcanzar el mundo entero.
Dame, Señor, un poco de ese celo tuyo que me mueva a ser dócil instrumento en tus manos para llevar tu mensaje por toda la tierra. Que me queme por dentro el anhelo de llevarte a los que no te conocen. Que me mueva, me motive a sudar y desgastarme consciente que de ti depende la salvación.
Evangelizar no es siempre motivo de unión, aunque debería serlo. Esto me lo dejas claro en este pasaje. Es difícil que los hombres dejemos las formas de pensar, de actuar, de ser, contrarias al Evangelio. Por ello tu mensaje no es siempre acogido con docilidad y apertura. Sin embargo esto no es motivo de desánimo. El fuego de tu amor puede consumir esas dificultades y hacer que todos seamos un solo rebaño, con un solo Pastor.
«El fuego del cual habla Jesús es el fuego del Espíritu Santo, presencia viva y operante en nosotros desde el día de nuestro Bautismo. Este –el fuego– es una fuerza creadora que purifica y renueva, quema toda miseria humana, todo egoísmo, todo pecado, nos transforma desde dentro, nos regenera y nos hace capaces de amar. Jesús desea que el Espíritu Santo estalle como el fuego en nuestro corazón, porque sólo partiendo del corazón el incendio del amor divino podrá extenderse y hacer progresar el Reino de Dios» (Angelus de S.S. Francisco, 14 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy me esforzaré por vivir mis deberes con espíritu de perfección, ofreciendo al Señor este acto de amor por la salvación de quienes no han sido evangelizados.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El veneno de la división
El veneno de la división entra de muchas maneras, por muchas causas, en muchos ámbito
Unos esposos discuten. Temas tratados una y otra vez, palabras fuertes, enojos. Al final del día, entre sus corazones ha aumentado la separación hasta niveles nunca antes alcanzados.
Un barrio organiza sus festividades anuales. No hay acuerdo sobre los eventos, ni sobre el recorrido de una caravana, ni sobre el grupo musical que podría ser invitado. Al final, el barrio termina con una división insoportable.
Unas elecciones se celebran en medio de una especial crisis económica. Los ánimos, calientes, se reflejan en la oficina, en el taller, en el bar, en los hogares. Tras los resultados, discusiones y discusiones sin fin.
El veneno de la división entra de muchas maneras, por muchas causas, en muchos ámbitos. No siempre reviste la misma gravedad, pues hay divisiones sobre temas menores y con repercusiones mínimas. Pero casi siempre las divisiones provocan heridas.
La pregunta surge natural: ¿cuál fue la causa de esta división? ¿Se trataba de un argumento que la «merecía»? ¿Puede superarse? ¿Ha dejado daños en los corazones?
No es fácil responder, pero vale la pena buscar causas y condiciones que han llevado a esta o a aquella división, para afrontarlas en sus raíces.
Unas causas surgen desde la complejidad de ciertos temas. Otras, desde las maneras diferentes de pensar y de sentir. Otras, simplemente desde malentendidos mezclados con esa continua tendencia humana que incita a imponerse sobre los demás.
Desde la búsqueda de las causas puede pensarse en las soluciones, sea a nivel preventivo (vacunas o antídotos, si fuera posible aplicarlos a los corazones), sea a nivel curativo, cuando los gritos han herido las relaciones entre seres humanos.
El veneno de las divisiones ha penetrado en la existencia humana desde sus orígenes, y sigue hoy presente entre nosotros. Todo lo bueno que hagamos para evitar sus daños, para curar sus efectos, será bienvenido. Porque, por muchas y graves que sean las divisiones, todos los seres humanos compartimos un mismo origen en el amor de Dios, y estamos llamados a un encuentro, definitivo, con ese Dios Amor.
Somos libres en la medida que servimos a los otros, a los pobres
Catequesis del Papa Francisco, 20 de octubre de 2021
En los primeros momentos de la Audiencia, un niño se acercó al Papa para saludarlo, y Francisco refiriéndose a esta situación afirmó sobre la libertad del niño para acercarse y no tener miedo, “como si estuviera en su casa”, y añadió: “agradezco a este niño la lección que nos ha dado a todos. Y que el Señor le ayude en su limitación, en su crecimiento porque ha dado este testimonio que le salió del corazón”.
La gran novedad de la fe
El Papa Francisco en la catequesis de este miércoles 20 de octubre desarrolla
Por el bautismo hemos recibido “la vida nueva” y el don de ser hijos de Dios, indica Francisco, quien insiste en que “renacidos en Cristo” hemos pasado de una religiosidad hecha de preceptos a una “fe viva, que tiene su centro en la comunión con Dios y con los hermanos (…) Hemos pasado de la esclavitud del miedo y del pecado a la libertad de los hijos de Dios”.
¿Cuál es el corazón de la libertad según el apóstol Pablo?
Francisco puntualiza que el núcleo de la vivencia de la libertad no es “un modo de vivir libertino, según la carne”, sino todo lo contrario, la “libertad en Cristo nos lleva a estar al servicio de los demás”.
La paradoja del Evangelio, señala Francisco consiste en que “Somos libres para servir, y en eso consiste la libertad; nos encontramos plenamente en la medida en que nos entregamos (…) Esto es puro Evangelio”, subraya.
Poseemos la vida si la perdemos
El Papa al referirse al planteamiento del apóstol afirma: “La respuesta del apóstol es tan sencilla como exigente” porque “No hay libertad sin amor”.
La libertad que se centra en hacer lo que yo quiero, indica Francisco “no es libertad, porque se vuelve sobre sí misma, no es fructífera”.
Es a través del amor que hemos sido liberados, y es “el amor el que nos libera de la peor esclavitud, la de nuestro ego; por eso la libertad crece con el amor”.
Francisco nos alerta contra el “amor intimista” porque solo sirve para buscar “lo que nos conviene y nos complace”. Frente al amor intimista, está el amor “verdaderamente libre y liberador. Es el amor que resplandece en el servicio gratuito”, al estilo de Jesús, como cuando Él lavó los pies a los discípulos (Jn 13:15).
También nos llama la atención contra la libertad “sin objetivo, sin referencias” y la califica como una “libertad vacía, una libertad de circo”. La experiencia que produce esta libertad es la del vacío interior y “de que hemos utilizado mal el tesoro de nuestra libertad”. Frente a esta realidad, está la “belleza de poder elegir el verdadero bien para nosotros y para los demás”.
Desenmascarar una libertad egoísta
«’Que nadie busque su propio interés, sino el de los demás’ (1 Cor 10,23-24). Esta es la regla para desenmascarar cualquier libertad egoísta”, afirma Francisco.
El Papa muestra las características de la libertad que libera a los demás y a nosotros mismos: “sabe escuchar sin imponer (…) sabe amar sin forzar (…) construye y no destruye (…) no explota a los demás”.
Francisco resume este planteamiento al afirmar: “si la libertad no está al servicio del bien, corre el riesgo de ser estéril y no dar frutos”. En contraposición, prosigue, “la libertad animada por el amor conduce a los pobres, reconociendo en sus rostros el de Cristo”.
El Papa recuerda una de las concepciones modernas de la libertad: «Mi libertad termina donde empieza la tuya» y resalta que falta el elemento de la “relación”, por ello es una visión individualista.
La libertad “provocada por Jesús”, indica Francisco, no te mantiene alejado de los demás ni convierte a los otros en una molestia; tampoco ve a los seres humanos como encerrados en ellos mismos, sino que los descubre como parte de una comunidad.
“La dimensión social es fundamental para los cristianos, ya que les permite mirar al bien común y no al interés privado” insiste Francisco, quien nos llama a “redescubrir la dimensión comunitaria” de la libertad porque “nuestra libertad nace del amor de Dios y crece en la caridad”.
«Esto es un anuncio de ahorro de energía»
Impactante vídeo sobre «cómo ahorrar»: la gran propuesta es la eutanasia, advierte una campaña
Se trata de una campaña para reflexionar sobre lo que hay detrás de los poderes que buscan legalizar la eutanasia: ahorrar, ganar dinero eliminando enfermos.
Una vez se justifica así (aunque se den en debates otras razones más o menos pseudofilosóficas), ya todo vale.
El vídeo lo difunde la asociación católica E-Cristians y el digital ForumLibertas.com y forma parte de una campaña con cuatro niveles, explica su presidente, Josep Miró i Ardèvol.
– unos microvídeos (vídeos breves) para ser difundidos en red y llamar la atención
– una campaña sostenida para informar y formar a favor de los cuidados paliativos (poco desarrollados en España) y denunciar las propuestas de leyes eutanásicas
– generar y difundir argumentos a favor de la vida y contra la eliminación de los enfermos
– la asociación también recoge fondos para hacer una campaña de grandes carteles en la calle, como ha hecho en ocasiones anteriores con otros temas; los carteles en la calle ayudan a situar el tema en el debate público
Quien quiera ayudar a E-Cristians a difundir esta campaña con vídeos, carteles y argumentaciones frente a la eutanasia, puede hacerlo aquí.
E-Cristians es una asociación de cristianos en la vida pública que tiene ya muchos años de experiencia difundiendo carteles con lemas que suscitan el debate y ha realizado campañas de carteles contra el aborto, a favor de acoger refugiados cristianos, a favor de felicitar la Navidad y con anuncios en autobuses explicando que «Cuando todos te abandonan, Dios permanece contigo».
Los cristianos llevan 75 años denunciando la eutanasia moderna
Matar enfermos se ha hecho siempre y siempre ha estado mal, y ha sido denunciado por la Iglesia. Pero la eutanasia, como actividad apoyada y fomentada por un Estado moderno, un Estado con acceso a anestesia y medicina eficaz, nace con el régimen nazi en Alemania.
Josep Miró recuerda que «precisamente ahora se conmemoran los 75 años de la condena de los obispos alemanes contra el programa de eutanasia del régimen de Hitler. Desde las parroquias y haciéndose eco de la declaración, el clero católico denunció “el asesinato de inocentes e indefensos incapacitados mentales, enfermos incurables y fatalmente heridos, rehenes inocentes, prisioneros de guerra, delincuentes, personas de ascendencia extranjera o descendencia”.
«No se trata de establecer un paralelismo entre aquella práctica y el intento de introducir la eutanasia en España por parte del gobierno, pero sí que hay que recordar los antecedentes de esta forma de entender la mejora de la sociedad», detalla Miró.
«60.000 marcos le cuesta este daño hereditario al pueblo»; el ahorro era un argumento
Miró señala que la eutanasia moderna tiene un par de circunstancias diferentes a la de la época nazi: «La primera es que las víctimas nazis lo eran obligadamente, la segunda es que el régimen era una dictadura. Son muy importantes, ciertamente, pero no pueden hacer perder de vista que entonces se rompió un principio fundamental que es el del respeto a la vida y a su dignidad con independencia de la condición de la persona desde su concepción hasta su muerte natural».
Hay que denunciar «las justificaciones históricas que en cada momento el grupo dominante utiliza para vulnerar ese principio».
Una ley que incluso los pro-eutanasia deberían rechazar
El presidente de E-Cristians señala que la ley de eutanasia que están proponiendo los socialistas en España «es una ley técnicamente mal hecha que incluso sus defensores deberían rechazar. Es una chapuza porque mezcla el concepto de eutanasia que pretende acortar el acto de morir y en ningún caso se puede confundir con una ayuda al suicidio, como hace la ley».
La ley, tal como se plantea, induce el camino de la muerte (es decir, de matarse o lograr que alguien te mate) también a personas con discapacidad que podrían vivir mucho tiempo y que pueden usar muchas herramientas que podrían paliar su sufrimiento. «Abre así la puerta a polémicas y conflictos dado que los médicos tienen un código deontológico que les impide dar muerte a sus pacientes y les insta a preservar la vida», señala Miró.
«Pero más allá de estas reservas lo que estamos cuestionando es el derecho a que el estado pueda legislar sobre el fin de la vida en lugar de centrar la atención y los recursos en los cuidados paliativos y el acompañamiento de las personas que viven solas», denuncia el presidente de E-Cristians.
España necesita mejorar los cuidados paliativos, no matar enfermos
El pasado verano el doctor Javier Rocafort, director médico del Centro Hospitalario Laguna y antiguo presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (www.secpal.com) denunciaba la falta de servicios paliativos.
«Al enfermo moribundo en España se le está maltratando», denunció. «De las 120.000 personas que necesitan un equipo especializado en cuidados paliativos, con dolores complejos, sólo 50.000 en el mejor de los casos lo reciben». «En nuestra experiencia, apenas 1 de 5.000 pacientes [moribundos o con dolores complejos] dirá que no quiere vivir», apunta.
De hecho, un reciente informe australiano a partir de la experiencia de 250.000 enfermos constata que «un dolor insoportable es extremadamente raro»: «Las evidencias sobre los cuidados paliativos es que, en realidad, el dolor y otros síntomas como la fatiga, el insomnio o los problemas respiratorios mejoran a medida que la persona se acerca a la muerte. Más del 85% de los pacientes en cuidados paliativos no tienen síntomas graves en el momento de morir».
El pasado mes de mayo el Parlamento de Portugal rechazó una ley de eutanasia debido a que los diputados comunistas (y muchos otros) votaron contra ella, pidiendo en cambio que el Estado se esfuerce en mejorar los cuidados paliativos.
¿Por qué rezar el rosario?
Te lo explicamos en un entretenido video
Hoy les queremos compartir un video hecho por nuestros amigos de Catholic stuff, donde nos explican la importancia de rezar el rosario.
A lo largo de los siglos nuestra querida Iglesia ha fomentado el santo rosario como oración fundamental en nuestra vida cristiana. Y es María, nuestra Madre, la que se ha encargado de expandir su devoción por todo el mundo.
El rosario en comunidad: sea en la familia, la parroquia, un grupo de amigos… ¡es algo maravilloso! Lo creemos así, pues El Señor nos ha dicho que: “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18:20). Además es un modo hermoso de fortalecer la unidad, el amor a María, vencer las tentaciones, rezar por la salvación de las personas y del mundo. En conclusión, el rosario, es una oración al alcance de todos.
¡A la Virgen María le encanta que recemos el rosario! pues esta es la oración de los sencillos y de los grandes. Es tan simple que se puede rezar en cualquier parte y a cualquier hora. Los invitamos a rezar juntos, no solo en mayo –sino todos los días del año– esta oración que como nos dice San Juan Pablo II: «Es oración del hombre en favor del hombre: es la oración de la solidaridad humana, oración colegial de los redimidos, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida, María, Madre e imagen de la Iglesia: oración en favor de todos los hombres del mundo y de la historia, vivos o difuntos, llamados a formar con nosotros Cuerpo de Cristo y a ser, con El, coherederos de la gloria del Padre».
El Santo Rosario – Un Arma Espiritual
Laura Montoya, la colombiana que se la jugó por los indígenas
Maestra generosa, aguerrida misionera, mística y profeta, una apasionada escritora y una valiente fundadora reconocida como santa
“Dos sedientos Jesús mío, Tú de almas y yo de saciar tu sed, ¿qué nos detiene pues?” (Santa Laura Montoya). La labor misionera en favor de los indígenas que emprendió la Madre Laura durante muchos años es digna de una gran mujer, de una poco común para la época en la que le tocó vivir. Nacida en un pequeño pueblo de Antioquia (Colombia) el 26 de mayo de 1874, nadie nunca pensó que Laura, una maestra -como muchas en su época- llegaría a ser una pionera, una luchadora, un gran ejemplo para las mujeres de su tiempo y de la actualidad.
Ella creyó en la dignidad de un pueblo que aún hoy es olvidado: el pueblo indígena.
A Laura le dolía muchísimo la situación en la que vivían, porque el indígena no era tenido como persona sino como un salvaje, como un ser que no era humano.
Es por eso que a los 39 años, decide trasladarse a Dabeiba, un pueblo alejado en Antioquia, para trabajar con los indígenas Emberá Katíos.
En compañía de 6 catequistas, y en una mula, se adentró en las montañas antioqueñas con el fin de llegar a su destino. Ella lo escribiría muy bien en su autobiografía:
“El 8 de septiembre de 1910, día de la natividad de María, escribí carta para el presidente de la República, pidiéndole apoyo para emprender la obra de los indígenas y el 24, día de las Mercedes, recibí contestación favorable. (…) Los caballeros y señoras de Frontino nos visitaron y todos se reían del proyecto, cual si se tratara de aventuras de Julio Verne.
Salimos de Uramita tan contentas como si fuéramos a Roma. Dabeiba había sido nuestro delirio; bien sabían ellas que era como la encarnación de mi sueño… Ana Saldarriaga vio dos enormes culebras y no avisó porque iba a caballo y si hablaba la tumbaba la mula. Eso no tiene nada de difícil porque sí eran abundantísimas las serpientes en aquel sitio.
Ese mismo día dejamos a un lado nuestros títulos de señoritas. Hicimos el convenio de llamarnos hermanas, para asegurar mejor el respeto. Inmediatamente después que propuse a las compañeras esto del nombre, me contestaron que me llamarían Madre.
Mi autoridad no fue blanda, fue tan enérgica como lo necesitaba el compromiso que con Dios y con los hombres teníamos, aparte del supremo dolor de las almas. Comprendí muy claro que, de las energías y abnegación de las primeras, dependía el éxito de la empresa y el probarle al mundo que la obra era posible, en manos de mujeres”. (Historia de las Misericordias de Dios en un Alma).
Nadie podía entender que una mujer se dedicara a ese tipo de labores. Muchos consideraban que las ideas de Laura eran liberales y trataron de impedir su empresa misionera.
Sin embargo, el 14 de mayo de 1914, no sin oposición y con muchas privaciones, Laura fundó la Congregación de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, integrada por ese primer grupo de amigas que la acompañaron a Dabeiba.
A partir de entonces se dedicó a establecer con las hermanas centros cercanos a las comunidades indígenas, cuya casa principal estaba en Dabeiba.
La Madre Laura escribió más de 30 libros en los cuales narró sus experiencias místicas, y luego de toda una vida entregada los demás, falleció en Medellín el 21 de octubre de 1949.
Esta gran mujer fue una maestra generosa, una aguerrida misionera, una mística y profeta, una apasionada escritora y una valiente fundadora.
Ella representa y recibe el legado de grandes mujeres que han formado el tejido social latinoamericano. Por algo la primera santa colombiana es una mujer.