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Nuestra Señora del Rosario

Advocación mariana, 7 de octubre

Fiesta

Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.

Breve Semblanza

Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.

En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.

El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

– Únete al santo rosario donde quiera que estés

 

 

Pedir, buscar y llamar

Santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13. Jueves XXVII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, aumenta mi fe.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’.  Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá.  Porque quien pide, recibe;  quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pide huevo, le dé un alacrán?

Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el Evangelio de hoy podemos contemplar tres verbos muy importantes para tratar con Dios.

El primero es PEDIR. Jesús nos invita a pedir, a que salgamos de nosotros mismos, de nuestro orgullo y veamos que otros requieren nuestra ayuda y que necesitamos de las gracias que vienen de lo alto. Cuántas veces en nuestra vida cotidiana dudamos a la hora de pedir por respeto humano o porque vayan a creer que soy débil; pero para Dios el hecho de que verdaderamente necesitamos de su misericordia, y que sólo apoyados en sus manos seremos verdaderamente felices, es una señal de amor.

El segundo verbo es BUSCAR. Pensemos en las veces que creímos estar solos, que dijimos en nuestro interior «nadie puede entenderme, estoy solo»; pero en realidad jamás estamos solos, siempre está presente el Espíritu Santo, quien nos mueve a buscar la consolación en Dios Padre, a buscar la verdadera alegría que viene de saberse hijo en el Hijo.

El tercer verbo es LLAMAR. Estamos invitados a testimoniar con nuestros actos de la vida cotidiana que somos cristianos y que estamos llamados a ser evangelizadores y santificadores de nuestro entorno; a llamar con una voz fuerte, alegre y gozosa porque somos testigos de algo infinitamente grande, que es el amor de Dios.

Que el día de hoy podamos contemplar estos tres verbos en sintonía con María santísima, ella que es Reina de los Apóstoles y que nos acompaña siempre.

«Preocupaos de manifestar, con las palabras y con las acciones, que la fe en Jesucristo nunca es sinónimo de cierre, porque es un don de Dios ofrecido a todos los hombres como un camino que libera del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento y fuente de un gozo del que nadie nos puede privar. Para ello, no tengáis miedo de pedir con insistencia, en vuestra oración y con vuestra participación a los sacramentos, la ayuda del Espíritu Santo para que os sea dado “un espíritu de santidad que impregne tanto la soledad como el servicio, tanto la intimidad como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor”».  (Discurso de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

En algún momento del día rezaré alguna oración pidiendo la gracia de ser más generoso con mi tiempo, con mis haberes, con mi sonrisa.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Generosidad, dar a los demás lo mejor

Enseñar a poner el corazón en cada acción que nos lleve a compartir con los demás

Definición

La generosidad es la virtud que nos conduce a dar y darnos a los demás de una manera habitual, firme y decidida, buscando su bien y poniendo a su servicio lo mejor de nosotros mismos, tanto bienes materiales como cualidades y talentos.

La solidaridad es una determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas cercanas o lejanas, sino una actitud definida y clara de procurar el bien de todos y cada uno.

Meta

Formarnos en la generosidad, el desprendimiento y en el dar lo mejor de sí, contrarrestando los efectos del egoísmo. Salir de sí mismos y experimentar la felicidad que proporciona el donarse a los demás y vivir el valor del servicio, que implica una participación y solidaridad profunda con el otro.

Sentir la felicidad de los demás como propia, porque esto nos hará más felices en la vida porque compartiremos no sólo los propios éxitos y logros sino los de los demás.

Sólo se podrá ser realmente feliz haciendo felices a los demás, preocupándonos por los otros aún si nosotros mismos nos encontramos en el sufrimiento. Y como fruto de esta comprensión y convencimiento, nos comprometemos con los demás, viviendo la generosidad y la solidaridad

Somos responsables de la felicidad de los demás, que lo que hagamos o dejemos de hacer siempre tendrá repercusiones positivas o negativas en los que nos rodean, y como fruto de este convencimiento debemos optar por participar buscando siempre el bien común.

¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la generosidad?

– Porque experimentaremos que hay más alegría en dar que en recibir, y podremos optar por una vida de generosidad que nos brindará una mayor felicidad y realización personal.

– Porque asumiremos que también somos

-Porque descubriremos que el valor de la persona no se mide por la cantidad que da sino por la alegría y la generosidad que manifiesta en sus detalles. La manera de dar vale más que lo que se da. Y así seremos capaces de ver a las personas no en función de lo que tienen sino de lo que son.

– Porque aprenderemos que ser generosos es saber dar, acompañando lo que damos con ternura, afecto y alegría. Que se debe poner el corazón en cada acción que nos lleve a compartir y viviremos la verdadera generosidad en nuestra relación con todas las personas.

– Porque dar es el acto en que se expresa el amor y una persona que sabe amar es generosa. Comprenderemos que compartir no se limita a dar cosas materiales, sino que involucra el tiempo, la atención, el amor, los sentimientos, etcétera y estaremos capacitados a amar con madurez y sinceridad, sin egoísmo.

– Porque no se trata únicamente de aprender a dar cosas, sino de aprender a darse uno mismo. Ser generoso no es dar lo que nos sobre, sino dar lo que somos. Este es el fundamento de la felicidad humana.

– Porque es enriquecer a los que nos rodean con nuestros propios valores, colaborando en la transformación de la sociedad, sin permitir que se desperdicien los dones y cualidades que Dios ha dado a cada uno.

– Porque compartir implica estar atento y saber reconocer la necesidad del otro, abriéndose a los demás y abriendo el propio interior al amor de los otros.

– Porque la solidaridad debe ser una actitud habitual, firme y perseverante de servicio, de poner atención en las necesidades de los demás, aún a costa de los beneficios propios.

– Porque valorar y ayudar a los compañeros y participar con ellos llevará a la solidaridad y a la generosidad.

– Porque la solidaridad implica un compromiso que en muchas ocasiones nos obliga a dejar nuestra comodidad e intereses inmediatos por el bien común. Este compromiso lo debe llevar a buscar siempre los mejores medios, comprometiendo a la persona para servir y trabajar con generosidad por los demás.

– Porque ser generoso en el servicio a los demás da sentido a la propia vida.

– Porque al vivir esta virtud no desde un punto de vista teórico, sino práctico, lograremos una mayor armonía en la familia y en la sociedad, trabajando y luchando juntos y capacitaremos a los demás a formar la propia familia con más posibilidades de estabilidad, éxito y felicidad.

Vivir la generosidad significa

– Dar con alegría.
– Compartir de buen modo.
– Dar algo que es valioso para mí.
– Guardar parte de mi dinero o de mis cosas para ayudar a quien lo necesite.
– Compartir con una sonrisa aunque me sienta mal.
– Compartir mi tiempo escuchando con atención lo que otros tengan que decirme, aunque yo tenga otras cosas que hacer o realmente no me interese mucho lo que dicen.
– Estar siempre pendiente de las necesidades de los demás, más que de las mías.
– Estar siempre dispuesto a dar lo mejor de mí ante las necesidades de los demás.
– Ayudar sin que nadie me lo pida.
– Compartir mi tiempo ayudando aunque tenga que dejar de hacer otras cosas que me gustan.
– Estar pendiente de las necesidades de los demás.
– Hacer algo cada día por el bien de los demás, buscando la manera mejor y más eficaz de hacerlo, dando siempre lo mejor de mí.

Qué facilita la vivencia de esta virtud

Las virtudes de:

– Servicio, y las capacidades de desprendimiento y disponibilidad que nos ayudan a ser capaces de dar y darnos en el momento en que se necesite.
– Alegría y amabilidad que nos lleva a ser generosos dando siempre lo mejor de nosotros.
– Compañerismo y participación que nos ayudan a buscar y trabajar por el bien común y a contrarrestar el ambiente de egoísmo que prevalece en la sociedad.
– Comprensión y responsabilidad que nos ayudan a entender las necesidades de los demás, y a sentir que somos responsables de dar una respuesta comprometida y seria ante las necesidades de los otros.
– Gratitud y hospitalidad que nos conducen a darnos cuenta de los dones que tenemos, dar gracias por ellos y compartirlos con otros.
– Magnanimidad, que nos lleva a tener miras altas en el servicio a los demás.
– Fomentar un ambiente en donde se atiendan las necesidades de los demás antes que las propias.
– Ejercitarse en actos de servicio voluntario.

Qué dificulta la vivencia de esta virtud

– La competitividad mal entendida y egoísta que lleva a pensar en el otro es enemigo en potencia.
– Ambiente de egoísmo e individualismo.
– Pusilanimidad, estrechez de miras.
– Dureza de corazón .

En el Evangelio podemos encontrar cómo Jesús valora la generosidad:

«Estaba Jesús en el templo y veía cómo los ricos iban echando dinero en el cofre de las ofrendas. Vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de poco valor y dijo: «Les aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás; porque ésos han echado de lo que les sobra, mientras que ésta ha echado todo lo que tenía para vivir.»» Lc 21, 1-4.

«Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus Sinagogas, anunciaba la buena noticia del reino y curaba las enfermedades y las dolencias del pueblo.» Lc 6, 17

«Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen que comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan por el camino.»
Los discípulos le dijeron: “¿De dónde vamos a sacar en un despoblado para dar de comer a tanta gente?”
Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen? Ellos le respondieron: siete, y unos pocos pececillos.”
Entonces Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y se los iba dando a los discípulos, y éstos a la gente. Comieron todos hasta saciarse, y recogieron siete cestos llenos de los trozos sobrantes. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.» Mt 15, 32-38.

«Entonces el rey dirá a los de un lado: “Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme”. Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les responderá: “Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron”.» Mt 25, 34-40.

 

 

En nombre de Jesús no se puede hacer a nadie esclavo

Catequesis del Papa Francisco, 6 de octubre de 2021

El Papa Francisco ha continuado las catequesis sobre la Carta de san Pablo a los Gálatas y el día de hoy ha desarrollado el tema de la “libertad cristiana”; de ella ha dicho: “La libertad es un tesoro que se aprecia realmente solo cuando se pierde”.

Pasar de la libertad a la esclavitud

Francisco recuerda que el apóstol Pablo “invita a los cristianos a permanecer firmes en la libertad que han recibido con el bautismo, sin dejarse poner de nuevo bajo «el yugo de la esclavitud” (Gal 5,1)×

Pablo, afirma el papa, es consciente de que “algunos «falsos hermanos», así los llama, se han infiltrado en la comunidad para «espirar – así escribe – la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud»” (Gal 2,4),

“La libertad es un don que se nos ha sido dada en el bautismo”, insiste Francisco, por eso, “no se puede hacer a nadie esclavo en nombre de Jesús que nos hace libres”.

Pablo habla de la libertad en positivo

“La enseñanza de san Pablo sobre la libertad es sobre todo positiva”, afirma el Obispo de Roma. “La llamada, por tanto, es sobre todo a permanecer en Jesús, fuente de la verdad que nos hace libres y prosigue señalando los dos pilares sobre los que se funda la libertad cristiana: “primero, la gracia del Señor Jesús; segundo, la verdad que Cristo nos desvela y que es Él mismo”.

La libertad, un don del Señor

El Papa subraya que la libertad es un don que los Gálatas han recibido, y nosotros como ellos; por eso no podemos dejar perder este don.

Para Pablo, de Cristo “brotan los frutos de la vida nueva según el Espíritu”, afirma el papa y seguidamente afirma: “Somos libres de la esclavitud del pecado por la cruz de Cristo. Precisamente ahí donde Jesús se ha dejado clavar, se ha hecho esclavo, Dios ha puesto la fuente de la liberación radical del hombre”.

“Jesús lleva a cabo su plena libertad al entregarse a la muerte; Él sabe que solo de esta manera puede obtener la vida para todos”, insiste Francisco.

La verdad hace libres

Francisco plantea que el segundo pilar de la libertad cristiana es la verdad. “Para ser realmente libres necesitamos no solo conocernos a nosotros mismos, a nivel psicológico, sino sobre todo hacer verdad en nosotros mismos”. En este contexto, insiste el Papa: “La libertad hace libres en la medida en la que transforma la vida de una persona y la orienta hacia el bien”.

La verdad debe inquietarnos

“La verdad debe perturbarnos, dice el Papa, volvamos a esta palabra tan cristiana: inquietud. Sabemos que hay cristianos que nunca se inquietan: viven siempre igual, no hay movimiento en sus corazones, no hay inquietud. ¿Por qué? Porque la inquietud es la señal de que el Espíritu Santo actúa en nosotros, y la libertad es una libertad activa, suscitada por la gracia del Espíritu Santo. Por eso digo que la libertad debe inquietarnos, debe hacernos preguntas continuamente, para que podamos profundizar más y más en lo que realmente somos”.

La libertad nos hace libres, alegres y felices

Francisco finaliza la catequesis insistiendo en que “el camino hacia la verdad y la libertad es un camino agotador que dura toda la vida. Es difícil permanecer libre, es difícil; pero no es imposible”.

Seguidamente, anima a todos los fieles a continuar “adelante con esto, nos hará bien. Es un camino en el que nos guía y sostiene el Amor que viene de la Cruz: el Amor que revela la verdad y nos da la libertad. Y este es el camino de la felicidad. La libertad nos hace libres, nos hace alegres, nos hace felices”.

 

 

Historia del Rosario

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra «rosario» significa «corona de rosas».

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este «rosario corto» se le llamó «el salterio de la Virgen».

A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.

Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.

En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.

Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.

Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.

El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.

En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra» en la que murieron muchísimas personas.

Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

Hoy jueves rezamos los Misterios Luminosos

 

 

Jornada Mundial del Rosario 2021

Invitación a todos los Movimientos Religiosos y Laicos para que se unan en la Jornada Mundial del Rosario el primer fin de semana de octubre de cada año

Se invita a que organicen un rosario en su comunidad, ya sea en un evento multitudinario, en un estadio o iglesia,  o en familia y con los amigos, para unirnos a muchos mas rosarios que se organizan alrededor del mundo el primer fin de semana de octubre, con las mismas intenciones, y podamos unirnos en la Jornada Mundial del Rosario 2021

En octubre de 1996 se llevó a cabo el Rosario Simultáneo por el 50 aniversario de la Ordenación Sacerdotal de su Santidad Juan Pablo II. El Evento se realizó en 20 países. En la República Mexicana se rezó en 2 mil 600 localidades con una participación de más de tres millones de personas. Durante la Jornada Mundial del Rosario que se realizó en octubre de 2000 se unieron más de 140 países, en los cuales se organizaron un sinnúmero de Rosarios multitudinarios en iglesias, estadios, catedrales, plazas de toros, plazas cívicas, cárceles, hospitales, colegios, etc., siendo muchos de ellos trasmitidos por radio o televisión.  Se tuvo la participación de millones de personas a nivel mundial.

Queremos invitar a todos los movimientos religiosos y laicos del mundo a organizar Rosarios multitudinarios y unirse a ésta Jornada Mundial del Rosario 2021 en el mayor número posible de localidades en el mayor número de países posibles, y que formen parte de esta gran evento durante el mes de Octubre, organizando o participando en un Rosario multitudinario el primer fin de semana de este mes.  Se pide que promuevan el evento que tanto debe agradar a Jesús y a Maria.

Objetivos:

1. Pedir para que florezca el amor en los seres humanos. Por la paz del mundo, la vida y la familia. Por los no-nacidos. Por el Papa, los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales y religiosas.
2. Rezar el Rosario con el Santísimo Sacramento expuesto.
3. Incluir la jaculatoria “Jesus, Protege y salva a los no-nacidos”
4. Hacer consagración al Inmaculado Corazón de María.
5. Motivar a la confesión en el evento.
6. Buscar la indulgencia plenaria que da el rezo del rosario en comunidad.
7. Instituir la Jornada Mundial del Rosario el primer sábado del mes de Octubre, año con año.
8. Formar grupos de oración para reunirse al menos una vez al mes.

Sugerencias para organizar el evento:

1. Se nombra a un representante para coordinar en cada localidad.
2. Se busca un lugar público de buena capacidad, como podría ser una iglesia, plaza, auditorio, casa, colegio, hospital, cárcel o estadio para celebrar el evento.
3. Se busca la aprobación del obispo local o el párroco y se busca su apoyo.
4. Se invita a todos los movimientos laicos y religiosos locales para que participen y unan esfuerzos.
5. Hacer promoción en iglesias, parroquias, escuelas, universidades, hospitales, cárceles, centros comerciales, taxis, autobuses, estadios, auditorios, familiares, etc.
6. Promover por medios de comunicación como prensa, radio, televisiones locales.
7. Invitar a sacerdotes a confesar durante el evento.

Informes:

Se pide se informe sobre los avances y la magnitud del evento a realizar en cada localidad. El tener esta información anticipadamente ayudará a promover su evento por medio de prensa, radio y televisión. Favor de proporcionar el nombre del responsable de cada localidad y como contactarlo para tener comunicación para éste y los rosarios posteriores. Si fuera posible, se pide carta de apoyo del obispo de su localidad para enviarlo a la Santa Sede.

 

 

Misiones y ecumenismo

Prædicare (que viene de dicare, derivado de dicere), significa decir, más aún, decir con fuerza, proclamar, decir con autoridad, solemnemente, con insistencia

Cristo nos mandó y nos manda: «id a todo por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15).

Prædicare (que viene de dicare, derivado de dicere), significa decir, más aún, decir con fuerza, proclamar, decir con autoridad, solemnemente, con insistencia. Por supuesto que los enviados de Cristo también hemos de dialogar con todos, con amor, con paciencia y amabilidad. Pero ante todo hemos sido enviados por Él para predicar el Evangelio a todos los hombres, a todos los pueblos.

Hemos, pues, de predicar a los animistas que hay un solo Dios vivo y verdadero, y que sus ídolos no tienen vida, ni son dioses, ni pueden salvar, ni deben ser adorados. Hemos de predicar a los judíos que no van a salvarse por el cumplimiento de la Ley mosaica, sino por el Mesías salvador, que ya ha venido y que es nuestro Señor Jesucristo. Hemos de predicar a los protestantes que la fe sin obras buenas está muerta y no salva, que Cristo está presente en la eucaristía, que la eucaristía es el mismo sacrificio de la Cruz, que los sacramentos de la salvación son siete, que hay purgatorio, que las Escrituras sagradas, sin la guía de la Tradición y del Magisterio, no son inteligibles, y que la fe, sin obediencia a la autoridad docente de los apóstoles, no es propiamente fe, sino opinión. Hemos de predicar al Islam que en Dios hay tres personas divinas, y que la segunda se hizo hombre, y es el único Salvador del mundo. «Con oportunidad o sin ella», hemos de predicar a toda criatura (2Tim 4,2).

Bueno y prudente es sumar el diálogo y la predicación. Pero aquella Iglesia, en la que el diálogo sustituye a la predicación, y que prácticamente no se atreve ya a predicar el Evangelio a todos los hombres, llamándolos a conversión, desobedece a Cristo, está resistiendo al Espíritu Santo, se irá acabando, no tendrá vocaciones, ni los padres tendrán hijos…

También la Iglesia antigua, tan poderosamente evangelizadora, conocía y practicaba el diálogo, y no se limitaba a la predicación. Pero los antiguos Diálogos, que incluso encontramos por escrito en los comienzos de la Iglesia –en la mitad del siglo II, por ejemplo, el Diálogo con Trifón, de San Justino, o el Diálogo de Jason y Papisco sobre Cristo, escrito por Aristón de Pella – eran en realidad apologías del cristianismo, en las que se pretendía la conversión de los interlocutores y la refutación de sus errores.

La urgencia de la conversión –y de la llamada a la conversión, consiguientemente– es un dato continuo en los escritos del Nuevo Testamento. Llamando a conversión es como comienza tanto la predicación del Bautista como la de Jesús: «convertíos, porque el reino de los cielos está cerca» (Mt 3,2; Mc 1,15). Y así continua la predicación de los apóstoles, como San Pablo:

«Yo te envío para que les abras los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, y reciban el perdón de los pecados y parte en la herencia de los santificados» (Hch 26,18). «Dios, habiendo disimulado los tiempos de la ignorancia, ahora intima a los hombres que todos en todo lugar se arrepientan» (Hch 17,30).

La conversión que el Espíritu Santo pretende operar en los hombres por el ministerio de los apóstoles es meta-noia, es decir, un cambio de mente, antes aún que un cambio de costumbres. Lo que la evangelización procura es que los hombres acepten «los pensamientos y los caminos de Dios», que distan tanto de los humanos, como el cielo de la tierra (Is 55,8). La lógica del Logos divino difiere tanto de la lógica humana como la luz de las tinieblas. Por eso el Apóstol dice a los filipenses:

«hijos de Dios sin mancha, en medio de esta generación perversa y adúltera, vosotros aparecéis como antorchas encendidas, que llevan en alto la Palabra de la vida» (Flp 2,15).

Por eso, «¿qué hay de común entre la luz y las tinieblas?» (2Cor 6,14). En este sentido, la sustitución sistemática de la predicación por el diálogo, y la exclusión en la predicación de toda finalidad de conversión –o como suele decirse, de todo proselitismo– es hoy una gran infidelidad al Evangelio, es una vergüenza, un escándalo.

«Los misioneros no pretendemos la conversión de los paganos. Eso era antes. Cuántas veces ellos, los paganos, sin bautismo y sin misa, son bastante mejores que nosotros. Lo que buscamos, pues, es participar de sus vidas y ayudarles en todo lo que podamos, sabiendo que muchas veces más tenemos nosotros que aprender de ellos que de enseñarles nada».

Así piensan no pocos de los que han sido enviados por Cristo con una clara misión: «enseñad a todas las naciones… en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado» (Mt 28,19-20).

La posición de estos «misioneros» respecto a la evangelización destruye prácticamente la misión apostólica, y necesariamente tiene que ser falsa, pues dista años-luz de la actitud de Cristo, Pablo, Bonifacio, Javier. Nos vemos, pues, en la obligación de asegurar que la disidencia en la doctrina y en la práctica de las misiones respecto de la doctrina de la Iglesia ha ido haciéndose abismal en los últimos años (1965, decreto conciliar Ad gentes; 1975; exhortación apostólica Evangelii nuntiandi; 1990,encíclica Redemptoris missio).

Pero el Espíritu Santo, el «glorificador de Cristo» (Jn 16,14), el «unificador de la Iglesia», quiere eliminar ese falso ecumenismo, y fortalecer el verdadero impulso misionero que busca la verdadera unidad de los cristianos y de los pueblos en la plena verdad de Cristo.

Predicación a los judíos

Si el Señor nos manda predicar el Evangelio a todos los pueblos, tendremos que predicarlo también, evidentemente, a los judíos. Así lo hicieron Cristo, Esteban, Santiago, Pablo… con los resultados que ya conocemos. En este sentido, parece algo especialmente grave que hoy en la Iglesia muchas veces se renuncie, de hecho, a predicar a los judíos el evangelio de la conversión, y que solo se pretenda por el diálogo estar con ellos en relación de agradable amistad. Se diría que evangelizar a los judíos –lo más amoroso y benéfico que se les puede hacer– viene a ser antisemitismo.

¿Como Cristo, Esteban o Pablo, no amaban a su pueblo Hermann Cohen, los hermanos Ratisbonne o los hermanos Lémann, judíos conversos al cristianismo, que predicaron el Evangelio a sus hermanos con toda su alma?

Otros hay que se niegan a evangelizar a los judíos, creyendo que así los estiman y respetan más –y que, de paso, van a ahorrarse así muchos disgustos–. En un coloquio organizado por el International Council of Christians and Jews (8-IX-1997), un Cardenal expone la conferencia «¿El cristianismo tiene necesidad del judaísmo?». Y contesta a esa pregunta:

«Sin dudar respondo que sí, un sí franco y sólido, un sí que expresa una necesidad vital y, diría, visceral… Para mí, el cristianismo no puede pensarse sin el judaísmo, no puede prescindir del judaísmo… Mi fe cristiana tiene necesidad de la fe judía»… .

En la perspectiva del Cardenal, que se declara «lejos de toda teología cristianizante del judaísmo», para afirmar la fe cristiana en Cristo, necesitamos que los judíos nieguen la fe en Cristo, y lo rechacen como el Mesías anunciado por los profetas y esperado como Salvador.

Pero el Espíritu Santo quiere que la predicación del Evangelio a los judíos hecha por Cristo, Esteban, Pablo, o por Cohen, Ratisbonne, Lémann, siga resonando para la gloria de Dios y la salvación de todos.

 

 

¿Se puede salir de la depresión?

5 Tips para detectar en nuestros hijos la depresión.

La depresión es una enfermedad silenciosa que va minando la personalidad de quien la padece, lo hace solitario y en muchos casos lo lleva a la muerte.

Es asombroso pero cada vez más niños y jóvenes la padecen y llegan al suicidio, por eso es importante estar pendientes del comportamiento de nuestros hijos, para detectar cualquier cambio en su personalidad y poder ayudarlos a tiempo.

Es bueno que estemos conscientes de que la depresión no hace distinción de clases sociales o de condiciones culturales, llega silenciosa e invade, por eso aquí te dejo mis 5Tips para detectar en nuestros hijos la depresión.

PRIMERO. Mantén una buena comunicación.

Esta es la clave de todo, porque si tenemos una buena comunicación, podremos conocer a nuestros hijos y así detectar cuando haya algo fuera de lo normal.

La comunicación debe ser clara, abierta y veraz, así nuestros hijos tendrán la confianza de platicarnos sus conflictos y problemas.

Cuando se acerquen nuestros hijos a platicar con nosotros, primero debemos escucharlos y no sermonearlos porque lejos de acercarlos, los alejamos con nuestras actitudes.

Hay momentos para escuchar y momentos para aconsejar y es importante detectar a que se acercan nuestros hijos, es decir, que buscan en cada momento de nosotros.

SEGUNDO. Interésate por sus cosas.

Si nuestros hijos nos comparten sus intereses y nosotros no les prestamos atención, ellos sentirán que lo que hacen o les gusta no es importante y dejarán de buscarnos para compartirlo con nosotros.

Lo triste es que buscarán a otras personas para compartirles sus gustos e intereses y serán esas otras personas quienes les aconsejarán.

Si estamos ocupados podemos decirles que nos permitan unos minutos, pero de ser posible, es mejor dejar todo para poner nuestros cinco sentidos y toda nuestra atención a lo que nos dicen.

Siempre es mejor saber en lo que andan nuestros hijos que estar con la angustia de no saber de ellos.

TERCERO. Cuidado con los cambios bruscos de estado de ánimo

Si conocemos a nuestros hijos podremos darnos cuenta de si tienen cambios de conducta muy radicales.

Si nuestros hijos son adolescentes es normal que los tengan, pero si se salen de lo normal entonces es cuando debemos estar atentos.

Como quiera que sean, podemos hacer un patrón de conducta e identificar cuando sus actitudes están fuera de proporciones o son poco adecuadas a la realidad.

Los cambios de actitud son la alarma más clara que podemos tener para detectar una depresión porque no siempre comienza con una gran tristeza, a veces comienza con una gran euforia y después, poco a poco, va tornándose en tristeza y al final caen en la depresión.

CUARTO. Que no estén solos por mucho tiempo.

La soledad y la ociosidad son la madre de todos los vicios y también de la depresión.

Es necesario que nuestros hijos no estén solos por mucho tiempo, ni aún en su habitación y nosotros en casa.

Aunque no podemos invadir todo el tempo su espacio y debemos respetar algunos periodos de tiempo solos para hacer sus cosas, el resto del tiempo debemos buscar que estén conviviendo con la familia.

Así podemos establecer algunas actividades como la lectura y el uso de las computadoras o la televisión, en las zonas comunes de la casa.

QUINTO. Atiende a tiempo los problemas que puedan tener.

Si con lo anterior, has detectado algún problema real en tu hijo, no dejes pasar el tiempo y dale seguimiento.

A veces en eso radica el que nuestros hijos no caigan en la depresión, porque al sentirse apoyados y al brindarles la ayuda que necesitan, les damos la seguridad que ellos en ese momento no tienen por sí mismos y les damos el empujón para salir adelante.

En muchas ocasiones los problemas son muy sencillos, pero en otras, los problemas son graves como en el caso del bullying o del acoso y por esto nuestros hijos se sumen en grandes depresiones que terminan en tristes actos como en suicidio.

Debemos estar conscientes de que la depresión existe, que en muchos casos es un proceso silencioso y que afecta cualquier persona por eso debemos estar alertas para ayudar a nuestros hijos a evitar caer en ella.

Y por último, te voy a dar el tip más importante, confía en Dios y ofrécele todo lo que te pasa en el día, esto da muy buen resultado y eleva los problemas de la vida a un nivel más arriba, a un nivel donde lo más importante es hacer la voluntad de Dios.

 

 

Lepanto: la apoteosis del rezo del rosario y María Auxiliadora

El 7 de octubre de 2021 se cumplen 450 años de la batalla de Lepanto, que puso fin al dominio otomano en el Mediterráneo, sirvió para difundir el rezo del rosario y la devoción a María Auxilio de los cristianos, invocación que el papa san Pío V incorporó a las letanías lauretanas.

El combate naval tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el Golfo que separa la Grecia Continental de la Península del Peloponeso, frente a la localidad de Naupacto (Lepanto), al este de la de Patrás (en el Peloponeso) que da nombre a ese Golfo que termina en Corinto.

El miedo a los otomanos y a sus aliados los piratas berberiscos era tan grande -en España se recuerda en la expresión de mirar si “hay moros en la costa”- que las campanas de las iglesias repicaron sin parar durante una semana en acción de gracias.

Discusiones hasta las vísperas del combate

En 1570, los cristianos no habían auxiliado a Chipre, posesión veneciana en la que desembarcaron más de 100.000 turcos y cuya última fortaleza, Famagusta, no cayó hasta el 5 de agosto de 1571.

El verano de ese año terminó y todo apuntaba a que las dificultades de organización impedirían el combate con los turcos, ya que la embarcaciones militares usadas en el Mediterráneo, las galeras impulsadas por remos a manos de galeotes, no se podían emplear con mala mar.

A pesar de todo, la flota cristiana pudo hacerse a la mar y, mientras que hasta entonces solo se había atrevido a frenar a los otomanos en su avance, ahora iría a buscarlos en su lugar de reposo, en Grecia.

A las 10,30 de la mañana del 7 de octubre de 1571 se enfrentaron 240 barcos artillados de la Liga Santa (206 galeras) a los 260 de los otomanos (216 galeras), si bien estos contaban con unos 650 cañones frente a más de mil de los cristianos.

Ambas flotas tenían cuatro divisiones: una en el centro, con sendas alas a derecha e izquierda, más una reserva atrás. Las galeras de la Liga embarcaban a 34.000 soldados -20.000 aportados por España, aunque solo 8.000 eran españoles- y los turcos una cantidad superior.

El 27 de septiembre, la guarnición de la isla greco-veneciana de Corfú, informó de que les habían atacado dos centenares de galeras otomanas, que se habían refugiado en Lepanto. A su vez, los otomanos estimaron la fuerza cristiana en solo 140 galeras, por lo que no consideraron excesivo el riesgo de atacarlos, sabiendo además que había disensiones entre los cristianos.

Los conflictos internos se agravaron en Corfú al distribuir don Juan de Austria soldados españoles entre las galeras venecianas. Ambas partes estuvieron a punto de pelear con las armas, punto evitado por el comandante papal, Marco Antonio Colonna, que consiguió relevar al capitán de los venecianos, Venier, por el anciano Agostino Barbarigo.

Combatir hasta el agotamiento

En la mañana del domingo 7, el combate empezó de norte a sur. El flanco izquierdo de la Liga, compuesto por venecianos, fue rodeado por el ala derecha otomana, comandada por Sirocco, pero la rápida reacción de otro veneciano, Marco Quirini, virando de sur a norte, aplastó a los otomanos contra la costa y una hora después de comenzar ya se decantaba la victoria del lado cristiano.

En el centro, como en el norte, había servido para dividir en tres cada división otomana, el avance por delante de las galeras de sendos grupos de dos barcos más fuertemente artillados, llamados galeazas.

El jefe otomano, Alí Bajá, embistió a bordo de la Sultana contra la galera Real de don Juan, que solo resistió gracias a la ayuda de otras naves de su división y de la retaguardia dirigida por Álvaro de Bazán. A las 12,20 el combate se desplazó de la cubierta de la Real a la Sultana y tras ser esta embestida por la galera Santa María, del comandante papal Colonna, Alí Bajá fue derrotado y murió hacia las 13 horas. En la victoria jugó también un papel relevante la rebelión de los galeotes cristianos en buen número de galeras turcas.

En el sur, los otomanos trataron de separar la división de Andrea Doria de la del centro, y llegaron a destruir algunas galeras, entre ella la capitana de Malta, pero ante la llegada de refuerzos optaron por huir. Fue la única división otomana que no resultó destruida. La presencia mariana en el ala derecha de la flota viene resaltada porque a bordo de su galera, Andrea Doria llevaba un estandarte de la Virgen de Guadalupe mexicana, cuando no se habían cumplido aún 40 años de la aparición de la Virgen en América.

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Tras cuatro horas de lucha fueron capturadas 170 galeras turcas, mientras que solo 10 cristianas resultaron hundidas. Los muertos otomanos pasaron de 30.000, y los cristianos fueron en torno a 8.000, quedando 20.000 heridos, muchos de los cuales morirían al estar distantes los hospitales. La liberación de 15.000 galeotes cristianos compensaba las pérdidas solo en parte, ya que buena parte de las naves quedaron inservibles, empezando por la Real. Además, inmediatamente llegó un temporal que obligó a refugiarse en puerto y suspender la campaña.

Apogeo y decadencia del imperio otomano

En Lepanto, la flota de la llamada Liga Santa, compuesta por naves españolas, venecianas, genovesas y del Papa, derrotó a la flota turca, poniendo fin a la expansión mediterránea del Imperio Otomano. Miguel de Cervantes, que combatió y perdió la mano izquierda en la batalla, lo que le valió el apodo de “manco de Lepanto”, llamó a Lepanto en el prólogo de sus Novelas Ejemplares “la más alta ocasión que vieron los siglos”.

La victoria de Lepanto ni siquiera sirvió para devolver a Venecia la isla de Chipre, con cuya invasión por parte de los turcos otomanos había comenzado el conflicto. Pero fue la primera derrota aplastante de una flota otomana -que ya en 1565 se había tenido que retirar de Malta-y puso fin a su prestigio de invencibilidad y a la sensación de que el Mediterráneo, y Europa terminarían dominados por los turcos.

A pesar de que el sultán otomano Selim II minimizara la derrota afirmando que a él le habían cortado la barba (la flota podía ser repuesta), pero que él había cortado un brazo (Chipre) a Venecia, Lepanto marca el lento declive del imperio otomano, que pretendía heredar los territorios del imperio romano (cuya última capital, Constantinopla, hoy Estambul, había conquistado en 1453) en el Mediterráneo. En adelante, centraría sus esfuerzos expansionistas en Asia.

No obstante, algunos países europeos de población y tradición cristiana permanecerían sometidos a ese imperio musulmán otros tres siglos más. Todavía en 1683 los otomanos sitiaron Viena, pero en 1686 perderían Budapest y en 1699 el resto de Hungría. 130 años después llegaría la independencia de Grecia (1829) y en 1878 la de Serbia y Rumanía, más la autonomía de Bulgaria y la cesión de la administración de Bosnia-Hercegovina a Austria. Albania siguió bajo dominio otomano hasta 1912.

La unidad de los cristianos bajo el auxilio de María

En la práctica, Lepanto fue una lección de superación de los intereses particulares en servicio del bien común, marcado este en concreto por las indicaciones del Papa (san Pío V). Además de una empresa política, Lepanto fue sobre todo una campaña de oración, que difundió por todo el orbe cristiano el rezo del Santo Rosario y, después del combate naval, la devoción a la Virgen como Auxilio de los cristianos.

San Pío V, elegido en 1566 -al año siguiente de terminar el Concilio de Trento- fue el quinto y hasta hoy último Papa dominico. Como es sabido, los dominicos habían impulsado el rezo del rosario. En las galeras de la flota cristiana se rezaba a diario, hasta la misma mañana del combate. Y esa unidad de intenciones y de oración se vivió en la época anterior a la batalla con gran intensidad. Nada más terminar la batalla, san Pío V mandó marchar a su cardenal tesorero, Pierdonato Cesis, con la indicación de que era preciso dar gracias por la victoria, dando así prueba de una visión sobrenatural, ya que la noticia de lo sucedido tardó dos semanas en llegar a Roma.

Además de por poner freno a la expansión otomana organizando la cruzada que terminó en Lepanto, Pío V, que murió al año siguiente (1572), sería recordado por llevar a la práctica el encargo del Concilio de Trento de elaborar un catecismo (1566), codificar la liturgia de la misa (llamada tridentina, con el Misal y el Breviario romanos, también en 1570), mejorar los estudios eclesiásticos (proclamando al dominico santo Tomás de Aquino doctor de la Iglesia y difundiendo sus obras), así como fomentar la reforma del pueblo, clero, curia y cardenales romanos. Fue beatificado justo un siglo después de su muerte y canonizado en 1712.

Recuerdos de la Batalla

En conmemoración de la batalla, Felipe II encargó que se celebrara una liturgia solemne de acción de gracias en la catedral de Toledo cada 7 de octubre. Su hijo Felipe III envió en 1616, para que fueran expuestas en esa conmemoración, 16 banderas de galeras otomanas capturadas y cinco de galeras cristianas, que se conservaban en El Escorial. Con el tiempo, esa fiesta se convirtió en la de Nuestra Señora del Rosario.

En Villarejo de Salvanés (a 50 km de Madrid, en la A-3), el vicealmirante de la flota cristiana Luis de Requesens -un catalán que era comendador de Castilla, prueba de la confianza que en él tenía Felipe II-, mandó construir un santuario en honor de Nuestra Señora de la Victoria de Lepanto. Requesens tuvo en Lepanto la difícil misión de moderar los ímpetus juveniles de don Juan de Austria, que solo contaba 24 años.

Paradojas del destino, si Luis de Requesens había sucedido al Duque de Alba como gobernador de los Países Bajos, a su vez fue sucedido en ese cargo por don Juan de Austria después de Lepanto. El hermanastro de Felipe II, con toda la bravura que había mostrado en las campañas militares contra los musulmanes (los berberiscos, los moriscos sublevados en Granada y Lepanto), tendría sin embargo suficiente realismo como para reconocer que la rebelión de los protestantes holandeses no podría reprimirse por la fuerza. Pero murió con solo 33 años en 1578, veinte años antes que su hermanastro y setenta antes del fin del conflicto con la paz de Westfalia (1648).

Retomando la historia de Requesens y Villarejo, el noble barcelonés pidió permiso a san Pío V para entronizar en su residencia castellana la imagen de la Virgen que había llevado en la proa de su galera, y que le había regalado el mismo Papa. Aunque Requesens no pudo verlo en vida, el santuario y convento franciscano se convirtió en lugar de culto y veneración a la Virgen, y con motivo del 450 aniversario de Lepanto, el papa Francisco ha concedido un año jubilar que comenzó el 22 de noviembre de 2020 y terminará el 28 de noviembre de 2021, solemnidad de Cristo Rey.

En 1971, con motivo del cuarto centenario del combate, la estatua de la Virgen viajó a Valencia y de allí, en el acorazado Castilla, a Barcelona, donde se reunió con el Cristo de Lepanto, para ser venerados conjuntamente. Del Cristo expuesto habitualmente en la Capilla del Santísimo, no consta sin embargo que hubiera estado en la batalla.

Si Requesens llevó a Lepanto la Virgen que le regaló el Papa, don Juan de Austria se había llevado a la patrona del pueblo donde Carlos V (su padre) mandó que lo criaran, y donde lo apodaban Jeromín: Leganés, localidad al sur de Madrid que tiene por patrona a la Virgen de Butarque, cuya talla encontró un molinero en 1117. La talla estuvo en la galera Real desde la que dirigió el combate don Juan de Austria y a su regreso este obtuvo de su hermano, para la Virgen de Butarque, el título de Capitana Generala. Es la primera talla de la Virgen que ha recibido en España tales honores militares y los conserva hasta hoy día, ya que sigue vistiendo el fajín de generala.

En San Stefano d’Aveto, 70 km al este de Génova, se conserva la copia de la imagen de Guadalupe, obra supuestamente de Luis de Tejeda, que Felipe II habría donado a Andrea Doria y que este llevó en su galera en Lepanto.

 

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Nuestra Señora del Rosario: la oración que nos lleva a Jesús por María

Decenas de avemarías que desde hace más de 7 siglos se enlazan para recorrer los misterios de la fe católica muy pegados a la Virgen

El 7 de octubre la Iglesia católica celebra la advocación de Nuestra Señora del Rosario,una de las fiestas de la Virgen más populares y con una larga tradición de siglos.

En imágenes: Los más bellos cuadros de la Virgen del Rosario Galería fotográfica

En este día se recuerda que la Virgen, Madre de Dios, es la Omnipotencia Suplicante, y que el rosario es arma poderosa para el cristiano.

El rezo del rosario se conoce desde la Edad Media y se empleó como parte de la catequesis para transmitir los misterios de la fe.

Hoy son 200 avemarías, distribuidas en misterios de Gozo, de Dolor, de Gloria y de Luz.

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Rezar meditando los misterios

Cada decena de avemarías va precedida de un padrenuestro y se acaba con el gloria.

Se reza meditando en torno a cada uno de los misterios: la Encarnación del Hijo de Dios, la Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel, el nacimiento del Hijo de Dios en Belén…

Así se recorre la Encarnación, la Pasión y Resurrección del Señor. Viene a ser un resumen del Evangelio.

Se dice que los capiteles y los retablos de la Edad Media eran la Biblia de los pobres, con la que los cristianos aprendían la vida de Jesús, historias de la Sagrada Escritura…

El rosario fue también instrumento de difusión de la fe. Primero lo fue de manera oral, pero con la aparición de la imprenta en el año 1440, el primer libro impreso fue la Biblia y muy pronto aparecerían publicaciones -con texto e ilustraciones- que difundían la devoción del rosario.

Los grabados servían para reforzar la piedad y para que incluso los analfabetos pudieran comprenderlo.

Estas primeras publicaciones estaban impulsadas al principio por las Cofradías del Rosario y la Orden de Predicadores (fundada por santo Domingo) las empleó enseguida, puesto que desde el siglo XIV se encargaba de difundir el rezo del santo rosario.

Una de las primeras obras impresas que se hizo popular es el “Rosario” de Alberto Castellani, editado en 1521. En él casi cada avemaría está comentada y lleva 170 xilografías.

La palabra “rosario” hace referencia a la corona de rosas que se ofrece a nuestra Madre Santísima.

Cada avemaría quiere ser un regalo a la Virgen en forma de oración. Rezada con amor no habrá monotonía.

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Recientes misterios de Luz

El papa san Juan Pablo II añadió los misterios de Luz a los tradicionales de Gozo, Dolor y Gloria.

Son cinco aspectos “sacramentales” en torno a Cristo y la Iglesia: el bautismo de Jesús, las Bodas de Caná, la proclamación del Reino de Dios y la conversión, la Transfiguración y la institución de la Eucaristía.

La victoria de Lepanto gracias a la Virgen

El rezo del rosario tuvo un antes y un después con la batalla de Lepanto.

La cristiandad se encontraba en peligro si el Imperio Turco hubiera logrado la victoria en1571. Por eso el papa san Pío V mandó que se rezara el rosario.

Pese a ser muy superiores en número, los turcos fueron derrotados por la Liga Santa y, en agradecimiento por el triunfo, el Papa ordenó en 1572 que se celebrara anualmente a Nuestra Señora de las Victorias para obtener la misericordia de Dios sobre su Iglesia, para agradecerle sus innumerables beneficios y, en particular, para darle gracias por haber salvado a la cristiandad del dominio de los musulmanes en Lepanto.

En 1573, Gregorio XIII dispuso que la fiesta se llamaría del Rosario y decretó que se celebrara el primer domingo del mes de octubre (día en que se había ganado la batalla).

El 5 de agosto de 1716, día de la fiesta de la dedicación de Santa María la Mayor, los cristianos, esta vez comandados por el príncipe Eugenio, derrotaron de nuevo a los turcos en Peterwardein de Hungría, que habría sido la puerta para la invasión de Europa. Entonces, el papa Clemente XI extendió a toda la Iglesia de Occidente la fiesta del Santo Rosario.

En la actualidad la Iglesia católica celebra Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre, día en que se ganó la batalla de Lepanto.

La Orden de Predicadores (dominicos), sin embargo, sigue celebrándola el primer domingo de ese mes.

Santo Domingo de Guzmán

No sabemos a ciencia cierta si fue santo Domingo de Guzmán (1170-1221), fundador de la orden, quien inventó el rezo del rosario.

Algunos autores dan por válida esta tradición, pero otros la ponen en duda.

La tradición afirma que la Santísima Virgen se le apareció y le dijo exactamente cómo debía rezarse el rosario.

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En cuanto al uso de una cadena de cuentas para llevar el rosario, es conocido que en otras culturas la costumbre es anterior al siglo XII y servía para facilitar la repetición memorística de una oración o un canto.

En la actualidad los estudiosos tienden a pensar que el rosario comenzó a rezarse antes de la época de santo Domingo de Guzmán y que él le dio la forma similar a la actual, y al mismo tiempo fue impulsor de esta devoción que tanto ha acompañado a los cristianos desde la Edad Media.

Sin embargo, vale la pena recordar qué dice la tradición respecto al mensaje de la Virgen a santo Domingo:

“Solo si la gente considera la vida, muerte y gloria de mi Hijo, unidas a la recitación del Avemaría, los enemigos podrán ser destruidos. Es el medio más poderoso para destruir la herejía, los vicios, motivar a la virtud, implorar la misericordia divina y alcanzar protección. Los fieles obtendrán muchas ganancias y encontrarán en mí a alguien siempre dispuesta y lista para ayudarles.”

Cuándo se comenzó a rezar el rosario con una cuerda con cuentas

Pese a que no hay certeza en cuanto al origen del rosario, sabemos que ya en el siglo XIII se rezaba cierto número de padrenuestros o avemarías (150, como el número de salmos de la Biblia).

Se llevaba la cuenta con una cuerda con cuentas.

Conocemos, por ejemplo, que lady Godiva, de Coventry, murió en el año 1075 y mandó dejar a una estatua de la Virgen «el collar de piedras preciosas que había mandado ensartar en un cordón para poder contar exactamente sus oraciones» (así lo explica Guillermo de Melmesbury).

En el siglo XIII, estos “collares” eran populares y se llamaban “paternosters”, y existía el oficio de artesano “paternostrero” que los fabricaba.

Sobre el rosario existen tres documentos papales recientes: la encíclica «Grata Recordatio», de san Juan XXIII; la exhortación apostólica «Marialis Cultus», de san Pablo VI; y la carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae» de san Juan Pablo II, en la que añadió los cinco misterios de luz.

Promesas de la Virgen en Fátima

En las apariciones de la Virgen en Fátima, en el año 1917, Nuestra Señora hizo 20 promesas a los que llevaran físicamente el rosario con mucha fe y devoción, ya sea en el cuello, en la cintura, como anillo o pulsera.

La primera de las promesas dice: “A todos los que lleven piadosamente el Rosario, los llevaré hasta Mi Hijo”.

Al aparecerse en Lourdes, la Virgen también pidió que se rezara el rosario.

Patronazgo

Nuestra Señora del Rosario es patrona de la orden de Predicadores, de República Dominicana, de Guatemala, de Colombia y de la UME (Unidad Militar de Emergencias) de España, así como de numerosas ciudades y regiones en Hispanoamérica. La ciudad de Rosario, en Argentina, por ejemplo, le debe su nombre.

Oración a la Virgen del Rosario de Pompeya

¡Oh, Augusta Reina de las Victorias,
Oh, Soberana del Cielo y de la Tierra,
ante cuyo nombre se alegran los cielos y tiemblan los abismos!
¡Oh, Reina gloriosa del Rosario!
Nosotros, tus hijos devotos,
derramamos los afectos de nuestro corazón,
y con confianza de hijos te manifestamos nuestras miserias.
Del trono de clemencia donde te sientas como Reina,
vuelve, oh, María, tu mirada piadosa
sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre el mundo entero.
Ten compasión de nuestras penas y trabajos que amargan nuestra vida.
Mira, oh, María, cuántos peligros en el alma y en el cuerpo,
cuántas calamidades y aflicciones nos oprimen.
Oh, Madre, implora para nosotros de tu divino Hijo, la misericordia
y vence con la clemencia el corazón de los pecadores.
Son nuestros hermanos e hijos tuyos
que cuestan la sangre al dulce Jesús y entristecen tu sensibilísimo corazón.
Muéstrate a todos como eres,
Reina de paz y de perdón.
Amén.