Sabas, Santo
Abad, 5 de diciembre
Martirologio Romano: Cerca de Jerusalén, san Sabas, abad, que, nacido en Capadocia, se retiró al desierto de Judea, donde fundó un nuevo estilo de vida eremítica en siete monasterios que se llamaron «lauras», reuniendo a los solitarios bajo un superior. Vivió durante muchos años en la Gran Laura, que posteriormente llevó su nombre, brillando con el ejemplo de santidad y luchando esforzadamente por la fe de Calcedonia († 532 ).
Breve Biografía
Sabas es el fundador de la llamada Grande Laura al lado del valle de Cedrón, a las puertas de Jerusalén. Había nacido en Mutalasca, cerca de Cesarea de Capadocia, en el 439, y después de pasar algún tiempo en el monasterio de su pueblo, en el 457 se trasladó al de Jerusalén fundado por Pasarión, pero éste no satisfizo sus aspiraciones. Y al contrario de muchos monjes que abandonaban su convento para correr a las grandes ciudades a llevar una vida poco edificante, Sabas, deseoso de soledad, durante una permanencia en Alejandría pidió y obtuvo el permiso para retirarse a una gruta, con el compromiso de regresar todos los sábados y domingos a hacer vida común en el monasterio.
Cinco años después, de regreso en Jerusalén, fijó su domicilio en el valle de Cedrón en una gruta solitaria, a donde entraba por una pequeña escalera hecha con lazos. Por lo visto, esa escalera reveló su escondite a otros monjes deseosos como él de soledad, y en poco tiempo, como en un gran panal, esas grutas inhóspitas en la pared rocosa se poblaron de solitarios pero no ociosos habitantes.
Así nació la Grande Laura, esto es, uno de los más originales monasterios de la antigüedad cristiana. Sabas, con mucha paciencia y al mismo tiempo con indiscutible autoridad, gobernó ese creciente ejército de ermitaños organizándolos según las reglas de vida eremítica ya establecidas un siglo antes por San Pacomio. Para que la guía del santo abad tuviera un punto de referencia en la autoridad del obispo, el patriarca de Jerusalén lo ordenó sacerdote en el 491.
Sabas, a pesar de su predilección por el total aislamiento del mundo, no rehuyó sus compromisos sacerdotales. Fundó otros monasterios, entre ellos uno en Emaús, y tomó parte activa en la lucha contra la herejía de los monofisitas, llegando al punto de movilizar a todos sus monjes en una expedición para oponerse a la toma de posesión de un obispo hereje, enviado a Jerusalén por el emperador Anastasio.
Ante el emperador de Constantinopla, San Sabas puso en escena una representación de mímicas para demostrar con la evidencia de las imágenes coreográficas la triste condición del pueblo palestino agobiado por pesados impuestos y uno en particular, que perjudicaba a los comerciantes, pero sobre todo al pueblo.
Cuando murió, el 5 de diciembre del 532, toda la región quiso honrarlo con espléndidos funerales. En Roma, en el siglo VII, por obra de los monjes griegos surgieron sobre el monte Aventino un monasterio y una basílica dedicados a su memoria, del que toma el nombre el barrio.
Fue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en Oriente.
Todos verán la salvación de Dios
Santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6. Domingo II de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme la gracia de vivir con alegría tu Palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicaciones del profeta Isaías:
Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy podemos reflexionar el llamado al discipulado, este llamado que Dios nos hace para seguirle más de cerca; así como Juan Bautista, estamos llamados a anunciar la Buena Nueva.
Nos podemos preguntar en dónde debemos anunciar si no somos sacerdotes o religiosas ni tampoco misioneros, pero justamente a eso es lo que estamos llamados, a ser misioneros en medio del mundo, a llevar el Evangelio a nuestro trabajo, colegio, al taller, en fin, al mundo que nos rodea. No esperemos una oportunidad especial, todos los días son una oportunidad que Dios nos regala para ser sus discípulos, ser verdaderos misioneros en medio del mundo, con nuestro ejemplo, con nuestra coherencia de vida, llevando misericordia, llevando la alegría del Evangelio.
Debemos ser esa voz que grita en el desierto, esa voz que lleva el mensaje de paz; debemos transformar la vida ordinaria en extraordinaria, santificar nuestros quehaceres del día. Y eso lo lograremos si lo hacemos de cara a Dios, si al comenzar nuestro trabajo lo ofrecemos y lo hacemos con la responsabilidad, con empeño, y con el verdadero deseo de agradar a Dios.
Pidamos a María, que es reina de los apóstoles, que nos ayude a ser cada día más y mejores discípulos de su Hijo y a prepararnos de la mejor manera para recibir a Cristo en nuestros corazones el día de Navidad.
«¡Nos hace bien saber que no somos el Mesías! Nos libra de creernos demasiado importantes, demasiado ocupados —es típica de algunas regiones escuchar: «No, a esa parroquia no vayas porque el padre siempre está muy ocupado»—. Juan el Bautista sabía que su misión era señalar el camino, iniciar procesos, abrir espacios, anunciar que Otro era el portador del Espíritu de Dios. Ser memoriosos nos libra de la tentación de los mesianismos, de creerme yo el Mesías».
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un espacio de paz para poder agradecer a Dios por sus gracias derramadas en mi vida de apóstol.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Nuestra Salvación
La Salvación es nuestra meta y para ello hay que trabajar.
Para nosotros los cristianos, la salvación es nuestra meta y para ello debemos trabajar durante toda nuestra vida terrenal. Y aunque es un misterio, lo certero es que habrán condenados y elegidos.
“Así será en la consumación de los siglos; saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos. Y los meterán en el horno de fuego: allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 13, 49-50).
La lucha para lograr alcanzar el Reino de los Cielo supone el desprendimiento de lo material, una renuncia a todo lo que nos ofrece el mundo y a una purificación gradual de nuestras almas. Implica reconocer en Dios su misericordia y amor, y en Cristo, el camino, la verdad y la vida; son condiciones necesarias y completamente logrables si tenemos la voluntad de hacerlo.09:19
Cuando hemos escuchado que la “salvación es un don de Dios”, nos tendemos a preocupar, pues no sabemos si hemos sido elegidos por Él y si gozamos de este Don o no. O más aún, justificamos a quienes no creen, pues suponemos que Dios no ha fijado su mirada en ellos y por tanto se les ha reservado este Don.
“Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2, 8-9)
Sin embargo, ya con existir, nuestro Padre nos ha elegido. Por lo tanto hermanos… todos ya hemos sido elegidos. Esta es la buena noticia, pero no es suficiente; es necesario tener la voluntad de salvarse.
El Señor nos llama, pero nosotros al gozar de libre albedrío, podemos seguirle o no. Es decir, si nosotros queremos tener una vida de Fe, debemos pedirle al Padre que nos otorgue tal privilegio, y tener nuestro corazón dispuesto para Él, abandonando nuestros propios intereses para hacer su voluntad.
“pues es Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, según su voluntad.” (Filipenses 2,13)
La voluntad de Dios es que todos logremos la salvación y que gocemos de su Santo Reino. El querer y el hacer no se trata de nuestro propio esfuerzo, sino de hacernos humildes para dejar que Dios obre en nosotros conforme a sus designios.
Si pensamos en la eterna misericordia de Dios, que se sensibiliza frente a nuestras variadas peticiones, ¡Cuánto más podría concedernos, si lo que le pedimos es fe y salvación! Tengamos la seguridad de que seremos escuchados ante tal petición.
“La Salvación es siempre un Don gratuito de Dios” (Papa Francisco)
El Papa: «Renovar la súplica de perdón por los errores cometidos»
En el encuentro con Su Beatitud Jerónimo II en su viaje apostólico a Grecia.
El Papa se encontró en el Arzobispado de Atenas y de toda Grecia, Su Beatitud Jerónimo II. En su discurso recordó su anterior visita, hace cinco años, a Lesbos, en la “emergencia de uno de los dramas más grandes de nuestro tiempo, el de tantos hermanos y hermanas migrantes que no pueden ser dejados en la indiferencia y vistos sólo como una carga que hay que gestionar o, todavía peor, que hay que delegar a otro”.
El Papa ha descrito la comunión que debe existir entre hermanos católicos y greco-católicos, resaltó la importancia que da la iglesia ortodoxa a la formación y a la preparación teológica. Y pidió aunar esfuerzos, en las diferentes formas de cooperación en la caridad, para servir a los hombres y «llevarles la consolación del Evangelio, curando las heridas de la humanidad».
Raíces comunes apostólicas
Hablando de las raíces comunes apostólicas, el Papa recordó los grandes frutos que dieron, como los primeros grandes Concilios ecuménicos, y expresó: “Lamentablemente, después hemos crecido alejados: nos han contaminado venenos mortales, la cizaña de la sospecha aumentó la distancia y dejamos de cultivar la comunión. Con vergüenza —lo reconozco por la Iglesia católica— acciones y decisiones que tienen poco o nada que ver con Jesús y con el Evangelio, basadas más bien en la sed de ganancias y de poder, han hecho marchitar la comunión. De este modo hemos dejado que la fecundidad estuviera amenazada por las divisiones”. Sin embargo, hoy, el Pontífice siente la “necesidad de renovar la súplica de perdón a Dios y a los hermanos por los errores que han cometido tantos católicos. Pero es un gran consuelo la certeza de saber que nuestras raíces son apostólicas y que, no obstante, las distorsiones del tiempo, la planta de Dios crece y da frutos en el mismo Espíritu. Y es una gracia que reconozcamos los unos los frutos de los otros y que juntos agradezcamos al Señor por ello”.
El Espíritu Santo, aceite de comunión Tras afirmar que el Espíritu Santo es, sobre todo, aceite de comunión, Francisco dijo que hoy en día, se necesita reconocer el valor único que resplandece en todo hombre, en cada hermano. “Reconocer esta característica común de la humanidad es el punto de partida para edificar la comunión”. Con todo, añadió, si las tradiciones propias y las especificidades de cada uno llevan a atrincherarse y a tomar distancia de los demás, si «la alteridad no es algo cualificado por la comunión, difícilmente se puede dar vida a una cultura adecuada», en cambio, afirmó, la comunión entre los hermanos trae consigo la bendición divina.
El Espíritu que se derrama en las mentes nos impulsa en efecto a una fraternidad más intensa, a estructurarnos en la comunión. Por eso, no nos tengamos miedo, ayudémonos a adorar a Dios y a servir al prójimo, sin hacer proselitismo y respetando plenamente la libertad de los demás, porque —como escribió san Pablo— «donde está el Espíritu del Señor hay libertad». Rezo para que el Espíritu de caridad venza nuestras resistencias y nos haga constructores de comunión, porque «si el amor logra expulsar completamente al temor y éste, transformado, se convierte en amor, entonces veremos que la unidad es una consecuencia de la salvación». Se preguntó, cómo podemos dar testimonio al mundo de la concordia del Evangelio si nosotros cristianos todavía estamos separados, cómo podemos anunciar el amor de Cristo que reúne a las gentes, si no estamos unidos entre nosotros. Muchos pasos se han realizado para encontrarnos. Invoquemos al Espíritu de comunión para que nos impulse en sus caminos y nos ayude a fundar la comunión no en base a cálculos, estrategias y conveniencias, sino sobre el único modelo al que hemos de mirar: la Santísima Trinidad.
Espíritu Santo, aceite de sabiduría
En segundo lugar, el Espíritu es aceite de sabiduría. Él ungió a Cristo y desea inspirar a los cristianos. Dóciles a su sabiduría humilde, crecemos en el conocimiento de Dios y nos abrimos a los demás. Quisiera en este sentido expresar mi reconocimiento por la importancia que da esta Iglesia ortodoxa, heredera de la primera gran inculturación de la fe —la inculturación con la cultura helénica— a la formación y a la preparación teológica. También quisiera recordar la fructífera colaboración en el ámbito cultural entre la Apostolikí Diakonía de la Iglesia de Grecia —cuyos representantes tuve la alegría de encontrar en el 2019— y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, así como la importancia de los simposios intercristianos promovidos por la Facultad de Teología ortodoxa de la Universidad de Salonicco junto a la Universidad Pontificia Antonianum de Roma. Son ocasiones que nos han permitido instaurar cordiales relaciones y llevar adelante útiles intercambios entre los académicos de nuestras confesiones. Agradezco además la activa participación de la Iglesia ortodoxa de Grecia en la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico. ¡Que el Espíritu nos ayude a proseguir con sabiduría en estos caminos!
Espíritu Santo, aceite de consolación
Por último, el mismo Espíritu es aceite de consolación, Él ha consagrado a Cristo con la unción para que proclamara la buena noticia a los pobres, la liberación a los cautivos, la libertad a los oprimidos. Y Él todavía nos impulsa para que nos hagamos cargo de los más débiles y los más pobres, y para que su causa —primordial a los ojos de Dios— se dé a conocer al mundo. Aquí, como en cualquier otro sitio, ha sido indispensable el apoyo ofrecido a los más necesitados durante los períodos más duros de la crisis económica. Desarrollemos juntos formas de cooperación en la caridad, abrámonos y colaboremos en cuestiones de carácter ético y social para servir a los hombres de nuestro tiempo y llevarles la consolación del Evangelio. En efecto, el Espíritu nos llama, hoy más que en el pasado, a curar las heridas de la humanidad con el óleo de la caridad. «Con la gracia del Espíritu Santo, los discípulos del Señor, animados por el amor, por la fuerza de la verdad y por la voluntad sincera de perdonarse mutuamente y reconciliarse, están llamados a reconsiderar juntos su doloroso pasado y las heridas que desgraciadamente éste sigue produciendo también hoy», señaló Francisco retomando la encíclica Ut Unum Sint, de San Juan Pablo II.
¿Por que celebramos el tiempo de Adviento?
El Adviento es un período para esperar y preparar la venida del Señor Jesús
La Navidad está cerca y los cristianos lo reconocemos cada que llega el Adviento. Es un tiempo litúrgico que se caracteriza por el color morado en el ornamento de los sacerdotes y la corona de adviento, la cual es de color verde y va acompañada de cinco velas en colores morado, rosa y blanco. Es una tradición que se hace presente en todas las Iglesias católicas del mundo, a partir de la última semana de noviembre o la primera de diciembre, según sea el caso.
Cada domingo se enciende una vela que va precedida de lecturas muy significativas y que marcan el camino hasta llegar a la celebración de la Navidad. En el primer domingo de Adviento se da también comienzo con un nuevo año, litúrgicamente hablando, cerrándose el anterior con la celebración de la fiesta de Jesucristo Rey del Universo.
¿Pero qué significa “adviento”? La palabra viene del latín ad-venio que quiere decir: “llegada, venida”. Por lo tanto, es un período para esperar y preparar la venida del Señor Jesús. No solamente recordamos su primera venida a este mundo, sino que también nos preparamos para su segunda venida al final de los tiempos.
Ambas venidas están totalmente relacionadas una con la otra, de tal modo que, “al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida” (CEC 524).
Por eso, la Iglesia, a través de las lecturas que se proclaman en este tiempo, quiere renovar en el corazón de sus fieles el deseo ardiente de la espera del Hijo de Dios. De tal forma, en las primeras semanas veremos cómo en la Palabra de Dios resuena el anuncio de la venida inminente de Cristo. Asimismo, nos invita a estar siempre preparados y en vela, pues no conocemos el día ni la hora en que vendrá el Hijo de Dios.
En este tiempo, el espíritu que debe predominar especialmente es el de la expectación y la esperanza. Esa inquietud y emoción que produce poder ver a Dios, Señor de todo cuando existe, quien se ha querido hacer pequeño para formar parte de nuestra vida, de nuestra existencia y que quiere caminar junto con nosotros.
Igualmente, el adviento debe invitarnos a la conversión y al arrepentimiento. Debemos sentir dolor por los pecados que se han arraigado en el fondo de nuestro corazón, para poder cambiar y dejar atrás nuestra vida de pecado, pues como ya lo dijo Jesús: “bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8).
De tal modo que, sólo a través de esa pureza espiritual que se alcanza con la participación en el sacramento de la reconciliación y la penitencia, es que podremos ver y reconocer al Dios que nace, que ya está aquí.
Que este tiempo de espera, nos ayude a ser conscientes de lo que está por venir. Cristo viene y quiere que todos participemos de ese momento abriendo nuestro corazón de par en par y así pueda tomar un lugar dentro de él.
Oración para el Segundo Domingo de Adviento
Oración para prender la segunda vela de la Corona de Adviento
La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.
La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.
ORACIÓN PARA EL PRIMER DOMINGO
ORACIÓN PARA EL SEGUNDO DOMINGO
ENTRADA. Se entona algún canto. Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14: ”Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz». Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar
Reflexión
Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿ Se notará que creemos de veras en Cristo?
ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.
Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne…
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro…
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
San Sabas, «el joven viejo»
Aleteia
Conoce a un monje anacoreta y abad que inspiró la creación de muchos monasterios
San Sabas nació en el año 439 en Mutalasca, en la Capadocia (actual Turquía). Hijo de militar, al destinar a su padre a Alejandría pasa al cuidado de sus tíos y con ellos tiene la terrible experiencia de ver que pelean por su patrimonio.
Sabas, el «joven viejo»
Decide ingresar en el monasterio de Flaviano para recibir educación y descubre su vocación religiosa. Ingresa allí mismo a los 18 años.
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Viaja entonces a Tierra Santa y ve que Dios lo llama a la vida de anacoreta. Se le llamará «el joven viejo» por su madurez.
Se entregará a la vida de apartamiento en una cueva hasta su fallecimiento en el año 531 en Mar Saba, donde actualmente se veneran sus restos.
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Y su ejemplo resultará atractivo para muchos que deciden seguir sus pasos. Esto implicará la creación de muchos monasterios en el desierto.
Como consecuencia de ello, el Patriarca de Jerusalén lo proclama exarca (es decir, su representante) de todos los monjes, eremitas y anacoretas del desierto.
San Sabas es venerado también en las Iglesias orientales.
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Oración
Señor, te pedimos que la intercesión del santo abad Sabas nos haga agradables ante ti. Que su austera manera de vivir, centrada en Ti, nos ayude a reconocerte como nuestro Dios y a desprendernos de todas las cosas superfluas que nos estorban. Quisiéramos obtener por sus peticiones lo que no podemos esperar conseguir por nosotros mismos. Por Jesucristo, tu hijo. Amén.
El Papa Francisco en Grecia: La muerte se acoge, no se suministra
Fuerte llamamiento del Papa en un momento en el que muchos países se preguntan sobre la eutanasia y se niega la dignidad humana a los migrantes
En Atenas, Grecia, segunda etapa de este 35º Viaje Apostólico, el papa Francisco citó hoy al famoso médico griego, Hipócrates (460- 491 a.C), por la “actualidad de su juramento”, especialmente, ante la «adversidad de la pandemia» que, en general “ha hecho que nos redescubramos frágiles y necesitados de los demás.”
“La vida es un derecho; no lo es la muerte, que se acoge, no se suministra.” Lo dijo en referencia a la inviolabilidad de la vida que defendió enérgicamente desde el vientre materno hasta el final de sus días, en medio de los debates sobre la eutanasia y la negación sistemática de la dignidad humana de los inmigrantes en Europa y el mundo.
Francisco ha visitado el Palacio Presidencial esta mañana, sábado 4 de diciembre, donde fue recibido por la presidente de la República Ekateríni Sakellaropoúlou, una mujer experta en derecho y ex miembro de la Corte Suprema de su país.
El Papa se presentó ante las autoridades civiles griegas como un “peregrino” que llegó a estos “lugares ricos en espiritualidad, cultura y civilización”.Y así citó magistralmente a Hipócrates, Homero, Aristóteles, y hasta el siervo de Dios, Alcides de Gasperi.
El juramento de Hipócrates contra la eutanasia
El Papa dice que el juramento de Hipócrates parece escrito para nuestro tiempo y contra la eutanasia o el aborto, por “regular el tenor de vida por el bien de los enfermos”, por “abstenerse de todo daño y ofensa” a los demás, por salvaguardar la vida en todo momento, particularmente en el seno materno.
El pontífice ha usado este texto antiguo, del galeno griego Hipócrates reconocido por ser el fundador de la ciencia médica, para exhortar a privilegiar “el derecho al cuidado y a los tratamientos para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos, nunca sean descartados”.
Estas palabras del Papa llegan en el momento en que muchos países se preguntan sobre la eutanasia y se niega sistemáticamente la dignidad, especialmente a los más pequeños.
De esta manera, habló a una cultura occidental cristiana que casi ha perdido la sana memoria de sus raíces milenarias democráticas, de libertad y de defensa de la vida desde el inicio hasta el final.
El segundo líder de la Iglesia católica en pisar suelo griego después de Juan Pablo II en 2001, instó a salir de “la cultura del descarte”. “Los ancianos son el signo de la sabiduría de un pueblo”, abogó.
El Papa realizó una defensa evangélica de la dignidad de la vida desde la del niño que está en una patera en el Mediterráneo y corre el riesgo de ahogarse con su madre (en ocasiones no acompañado); hasta por el anciano ‘abandonado’ a su suerte en la pandemia.
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Aristóteles: Animal político
En su primer discurso en la Isla del Mediterráneo, el Obispo de Roma ha citado a otro ilustre ciudadano griego, el filósofo Aristóteles (384 – 322 a.C) quien acuño el término “animal político”.
Expresión que el Papa recordó para indicar que cada persona es un ciudadano con derechos, y no un súbdito en la sociedad o en la ciudad (polis).
Entretanto, el Papa ha lamentado el retroceso de la democracia en Occidente; entre “escepticismo” y “populismo”, y, por las consecuentes ideologías contrarias a la defensa del derecho humano a vivir con dignidad.
«Sin Atenas y sin Grecia, Europa y el mundo no serían lo que son», sostuvo el Papa latinoamericano. Desde la capital griega, donde tomó forma la idea misma de ciudadanía, el pontífice ha querido relanzar el verdadero espíritu democrático, observando «con preocupación» un declive en la materia.
Campos de tortura en las narices de Europa
Apenas ayer, había denunciado que aún en nuestros días, ante la mirada indiferente del Occidente ‘civilizado’, existen en las costas del Mediterráneo “campos de concentración” para migrantes y aspirantes solicitantes de asilo a Europa.
El Papa había dicho en su ultimo discurso en Chipre que la gente se sorprende con los campos de concentración nazis o los construidos por el régimen de Stalin, mientras que hoy existen campos de concentración para migrantes en las narices de Europa.
El Papa está indignado por el dolor de los refugiados o solicitantes de asilo en el contexto de una democracia occidental «desgarrada por egoísmos nacionalistas” y por las tendencias populistas y la indiferencia hacia el dolor de los más débiles.
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Basta de egoísmos nacionalistas
Asimismo, por ejemplo hacia el dolor de los refugiados devueltos forzosamente a un país -por ejemplo Libia- “donde las mujeres son vendidas y los hombres internados en campos de tortura” (03.12.2021).
Esto para que sus familiares paguen un rescate. Campos financiados con dinero de la Comunidad europea (CE). A este propósito, Francisco dijo que la CE “más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y sin coordinación”.
En este contexto, el Papa habló de “democracia”, la cual “requiere la participación e implicación de todos, por eso requiere esfuerzo y paciencia”. Al mismo tiempo, criticó el engaño del «autoritarismo» y de los «populismos» que prometen una solución “fácil” a los ciudadanos.
Para él, este escepticismo con respecto a la democracia se debe a «la lejanía de las instituciones, el miedo a la pérdida de identidad y la burocracia«.
Francisco indicó que el «remedio» para esta situación no reside ni en una búsqueda obsesiva de popularidad, ni en la proclamación de promesas insostenibles, ni en la adhesión a una colonización ideológica abstracta.
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El siervo de Dios: Alcides de Gasperi
También cabe mencionar la citación que el Papa hizo de un político europeo, camino a los altares, “el siervo de Dios”Alcides de Gasperi (1881-1954), quien creía en el sueño cristiano de una Europa unida, solidaria y faro de humanismo para el mundo.
«Se habla mucho de quien está a la izquierda o a la derecha, pero lo decisivo es ir hacia adelante, e ir hacia adelante significa encaminarse hacia la justicia social» (A. De Gasperi, Disc. Milán, 23 abril 1949).
El Papa lo citó para evocar la “buena política”, responsable del “arte del bien común”, con “una atención particular, “diría prioritaria, a las franjas más débiles”.
En fin, el Papa pide a Europa volver a sus raíces cristianas, las cuales bebieron asimismo de la cultura democrática helénica “antídoto para las polarizaciones” que amenazan con exasperarla.También alertó que “cada día se difunden miedos, amplificados por la comunicación virtual, y se elaboran teorías para oponerse a los demás”.
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El poeta Homero
“Ayudémonos, en cambio, a pasar del partidismo a la participación; del mero compromiso por sostener la propia facción a implicarse activamente por la promoción de todos”.
El mismo Papa ha reconocido que sus palabras pueden sonar como “utopía” e hizo un paralelismo con el sueño de dignidad para Europa y el viaje de regreso del astuto Ulises desde la destruida Troya hasta su casa, al reencuentro de su esposa Penélope.
Por ello, señaló al grande poeta griego Homero (mitad del siglo IX a.C), que con su poesía épica enseñó que los mejores sueños para la humanidad deben pasar por la «Odisea» de mares agitados para que se cumplan y llegue la paz para todos los hombres y mujeres, incluso migrantes, que la sueñan.
El programa del pontífice, incluye, por la tarde, una reunión con el arzobispo Jerónimo II, jefe de la Iglesia Ortodoxa griega, y un encuentro con catequistas, seminaristas, religiosos y sacerdotes en la catedral de San Dionisio el Areopagita.
Al ver la multitud se compadeció de ella
Meditación al Evangelio 4 de diciembre de 2021
Si nos acercamos a Jesús como uno más de los personajes con los que Él convive, descubriremos qué actual es su mensaje y cuál es la salvación que trae para cada uno de nosotros. Cuál es el proceso que Él sigue para anunciar y dar esa salvación. El pasaje de hoy inicia descubriendo la miseria y las dolencias de un pueblo, no muy distintas de la miseria y de las dolencias actuales.
Se podrían resumir en una palabra: “como ovejas sin pastor”, con el rumbo perdido, queriendo encontrar la salud y la salvación donde sólo hay más engaños. En aquel tiempo y en nuestro tiempo es lo mismo, pero también la actitud de Jesús es la misma: “se compadece y se le enternece el corazón”. Después de descubrir esta realidad dura y cuestionante, Jesús pide a sus discípulos dos acciones muy claras: primero hacer oración, pedir al Padre que envíe más trabajadores a sus campos.
No se puede iniciar ninguna actividad si no la ponemos en manos del Padre y bajo su cuidado. En la oración al mismo tiempo que presentamos a Dios nuestra realidad, la reflexionamos y la miramos con sus mismos ojos. Pero después Cristo envía urgentemente a sus discípulos a cambiar y transformar esa realidad: expulsar demonios, curar enfermedades y dolencias, proclamar que el Reino está cerca, sobre todo a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Recordamos estos días en nuestra Asamblea Latinoamericana que es urgente la presencia cercana para muchas realidades y periferias que muestran llagas y dolor y requieren la presencia de la misericordia de Dios hecha realidad en sus discípulos.
Es muy claro el camino que propone Jesús: discernir las necesidades y dejarse tocar por ellas, mirarlas con la misma mirada del Padre y comprometerse seriamente tanto con nuestro mensaje como con nuestras acciones en la construcción del Reino. No hay lugar para indiferencia ni para tibieza, el discípulo está llamado a comprometerse en serio con la misma tarea y misión de su maestro. ¿Cómo lo estamos haciendo? Discernir… orar… anunciar…comprometerse. Ven, Señor Jesús.