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Para Jesús no existe novena mejor que esta (y sólo tiene 9 palabras)

Descubre el poder del acto de abandono

 

Pido a Dios todo lo que necesito. Mucho. A veces, parece que esto es constante, y que vivo diciendo de la mañana a la noche: “Señor, por favor, dame eso” o “necesito eso”. A menudo, mis necesidades también se extienden a las conversaciones con mis amigos. Siempre pido que oren por mí por varias intenciones.

Aunque intente no dejar que mis necesidades estén en el centro de mi oración, eso es casi inevitable. Tanto que a veces me pregunto si no está siento muy pobre.

Y llego a la siguiente conclusión: todos somos pobres; esto forma parte de la condición humana. Sin embargo, aunque nuestra necesidad nos vuelva un poco vulnerables, Dios lo ve de forma diferente. Él conoce nuestras necesidades. Y ellas le glorifican, dándole la oportunidad de respondernos con su bondad y piedad.

 

Dolindo Ruotolo, un fraile capuchino que vivió de 1882 a 1970, comprendió profundamente la relación entre nuestra necesidad y la bondad de Dios.

Ordenado a los 23 años, Dolindo pasó la vida en oración, sacrificio y servicio. Él escuchó confesiones, dio orientación espiritual y cuidó a los necesitados. Por un tiempo, sirvió como director espiritual de Padre Pío. Incluso, cuando algunos peregrinos de Nápoles, donde residía Dolindo, iban a Pietrelcina, Padre Pío acostumbraba a decir: “¿Por qué vienen aquí teniendo a Dolindo en Nápoles? ¡Vayan a él, es un santo!”.

El fraile se dio a conocer por su espiritualidad de rendición. Muy consciente de la flaqueza y de la necesidad humanas, Dolindo vio esto como una forma de promover una unión continua con Dios.

Al invitarnos a llevar continuamente nuestras preocupaciones y preocupaciones al Señor, él nos enseña que el foco de nuestras oraciones no debe permanecer en nuestras necesidades. Nos anima a llevar nuestras necesidades a Dios, dejándole libre para cuidar de nosotros con su sabiduría. Dolindo nos dice que el Señor prometió asumir plenamente todas las necesidades que le confiamos. En las palabras de Jesús a Dolindo:

“¿Por qué te confundes con tu preocupación? Déjame a mí el cuidado de tus asuntos y todo estará en paz. Te digo, en verdad, que todos los actos de entrega verdadera, ciega y completa producen el efecto que deseas y resuelven todas las situaciones difíciles. (…)

Mil oraciones no son iguales a un acto de abandono; nunca olvides esto. No hay mejor novena que esta: «Oh Jesús, me abandono a ti. Jesús, asume el control.”

 

Muchas personas han atestiguado curaciones y gracias después de seguir los consejos de Dolindo sobre la constante realización del acto de abandono a la Divina Providencia. La oración de rendición también puede ser hecha en su totalidad o en nueve segmentos más cortos, como una novena diaria.

Yo hice la novena sugerida por fray Duolindo hace casi un año, y creo que no sólo es un recuerdo de la importancia de traer mis necesidades y preocupaciones al Señor, sino también una fuente de gran consuelo y aliento.

Dolindo Ruotolo es actualmente Siervo de Dios; su causa de beatificación está abierta.

Acto de abandono a la Divina Providencia

“Mi Dios, no sé lo que va a pasar en este día. Sé, sin embargo que todo lo que me suceda Tú lo has dispuesto, previsto para mi mayor bien. Me basta saberlo, oh, mi Dios, para sosiego y tranquilidad de mi corazón.

Sé que todo estará conforme con tu voluntad, y el Amor infinito que me consagras con el Padre, el más amable y amigo, el más fiel. Soy como un niño frágil, que nada puedo ni en el orden de la naturaleza, ni de la gracia, y ni siquiera puedo tener un buen pensamiento en Ti.

Me entrego totalmente a tu amor paternal, sabiendo que, así como la madre lleva sólo para el bien al hijo que tiene en brazos, así Tú y mejor que ella, sólo puedes darme lo mejor para mi felicidad, santificación y salvación.

Me abandono enteramente a tus santos, impenetrables y eternos designios, y a ellos me someto de todo corazón.

Quiero todo, acepto todo, te ofrezco todo uniéndome al sacrificio de Tu querido Hijo Unigénito y mi Salvador. En nombre de Jesucristo, por su Santísimo Corazón y por sus merecimientos infinitos, te pido la paciencia en el sufrimiento y la perfecta conformidad con Tu voluntad por todo lo que Tú quieras y permitas. Amén”.

Es como si Dios necesitara de nuestra debilidad para realizar su misión. Al final Dios va a llenarnos las redes y tendremos lo suficiente para nosotros mismos y aún nos sobrará algo para dar y compartir con los demás. Sólo reconociéndonos débiles podremos confiar en su fuerza y decir como Pablo: “Por la gracia de Dios, soy lo que soy”.

Nunca como ahora la humanidad se encuentra en la cuerda floja. Da la impresión que basta un pequeño detonante para que todo se venga abajo y, lo más triste, se percibe un sentimiento de impotencia y pesimismo que induce a la indiferencia y al fatalismo. Ante los fracasos de las propuestas económicas y sociales, no se encuentran caminos que ayuden a construir un mundo mejor. Cristo hoy propone un nuevo punto de partida: las personas. No partir del dinero, ni del poder, ni de la ambición, sino partir de lo esencial: el valor y la dignidad de las personas y de la comunidad. Ser pescador de hombres hoy, significa participar en todas las empresas que quieren evitar su perdición y destrucción. Ser pescador de hombres compromete en la búsqueda de una mayor igualdad, de una paz más estable, de un cambio total de los valores que mueven la sociedad. Ser pescador de hombres es construir con los pequeños un nuevo mundo. Jamás podremos decirnos discípulos de Jesús si permanecemos fuera o indiferentes ante estos movimientos de salvación y liberación. No seremos sus seguidores, si nos contentamos con trabajar un poco por las mañanas. Necesitamos fatigarnos toda la noche y, después de haber fracasado una y otra vez, tener los ánimos y la esperanza suficientes para remar mar adentro y lanzar nuevamente las redes. La única forma de manifestar el amor de Dios es compartiendo este amor con todas las personas. Sí, también hoy nosotros como Pedro necesitamos sacudirnos nuestras ataduras y lanzar nuevamente nuestra red “confiando sólo en su palabra”. Ciertamente reconociéndonos pequeños y pecadores, pero con la fuerza del Señor.

¿Cuál será nuestra vocación en este momento de crisis? ¿Cómo mostrar coraje y valor frente a los problemas actuales confiando no en nuestras fuerzas sino en la Palabra de Jesús? ¿Qué te dice Jesús en el momento actual?

Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu Palabra toda su esperanza. Que el fracaso no nos lleve nunca a dejar de luchar y que la Resurrección de tu Hijo sea el ejemplo y el modelo de toda nuestra vida. Amén.

El Espíritu, que fue dado a la Iglesia en el primer Pentecostés, todavía hoy sigue presente y activo. Ella, pueblo de Dios en camino hacia la plenitud eterna de la pascua, atraviesa la historia y los siglos bajo el impulso del Espíritu para testimoniar las grandezas de Dios y ser servidora de la humanidad, porque Jesucristo, el Señor, continúa su obra de curación y salvación a través de los cristianos. A pesar de las debilidades y pecados de los miembros de la Iglesia, el Espíritu da firmeza a la predicación del Evangelio, hace crecer el amor solidario, dispone el interior de las personas a abrirse todos los días a la obra de la gracia, suscita la santidad en hombres y mujeres de todas las edades, pueblos y culturas. A través de la Iglesia, todavía, el Espíritu lleva consuelo y esperanza en tantas situaciones de sufrimiento, de luto o de oscuridad. Actúa en nuestro mundo contemporáneo que se ve abrumado por la pandemia, y por tantas crisis, sociales y económicas, con multitudes que buscan desesperadamente y con riesgo de la vida una salida a su situación. En medio de estas situaciones, hay hambre y sed del mensaje transformador de Pentecostés. Hambre y sed, quizás sin saberlo, de recibir el don del Espíritu como defensor, como protector y como consolador.

El Espíritu del Señor ha llenado toda la tierra. Llena, también, nuestra asamblea litúrgica, para que nuestra alabanza a Dios sea digna de él, para que la gracia divina penetre en nuestros corazón y haga fecunda nuestra vida, para que comprendamos la Palabra divina, así –como decía el evangelio – nos va guiando hacia el conocimiento de la verdad entera. El Espíritu Santo, todavía, por medio de la oración de la Iglesia, transformará el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo; y cuando los recibimos quiere transformar a nuestra persona y quiere ayudarnos a unirnos unos a otros en el amor para formar el cuerpo espiritual de Cristo que es la Iglesia.

El Espíritu del Señor ha llenado toda la tierra. Y lo llena de vida. Pero todavía no es toda la tierra bajo el impulso del Espíritu. Hay zonas de nuestro interior que todavía se mueven bajo los impulsos contrarios al Espíritu. Y por eso todavía tenemos que rezar intensamente: “Ven Espíritu Santo, llene el corazón de sus fieles”. Hay áreas geográficas con graves conflictos, como todavía hemos visto esta semana. En cambio, más allá de todas las divisiones y enfrentamientos, el Espíritu quiere hacer de toda la humanidad una sola familia de hijos e hijas de Dios. Por eso, al final de la encíclica que he mencionado al principio, el Papa ruega: “Ven Espíritu Santo, muéstranos su belleza reflejada en todos los pueblos de la tierra, para descubrir que todos somos importantes, que todos somos necesarios , que son rostros diferentes de la misma humanidad que ama. Amén”.

Para comprender mejor lo que querría comunicaros en estas palabras, les propongo que empecemos haciendo cada uno un ejercicio de memoria personal y recordemos aquellos momentos de nuestra vida en los que nos hemos encontrado una ermita en medio del campo, o una capilla arriba de una colina, o una iglesia en la ciudad o hemos entrado en cualquier lugar de oración. Seguramente era un edificio antiguo como la mayoría de lugares de culto de nuestra casa, probablemente artístico, más o menos bonito; quizás nos significaba personalmente algo para nosotros porque era conocido: esto significa que nos traía recuerdos, o quizás era totalmente nuevo. Sea como fuere, la primera sensación, visto todavía el edificio de fuera es que estábamos ante un testimonio de la presencia de la fe en aquel lugar, de quienes lo hicieron, de todos los que la han visto antes nuestro y cómo que nos sentimos unidos en esa fe, ver iglesias nos hace sentir un poco como en casa. Esta sensación se hace seguramente más intensa al entrar. Entrar en un templo es muy diferente a entrar en un Museo. Puede estar también lleno de obras de arte, como está una exposición, pero hay algo más, hay una vida espiritual que a menudo se respira. Una parte de esta experiencia es compartida incluso por personas sensibles espiritualmente, sean de la confesión o de la religión que sean. Quizá sea un poco de deformación profesional, pero nunca dejo de mirar si la puerta de una iglesia está abierta y de entrar, habiendo repetido esta experiencia sin cansarme.

La solemnidad de hoy da un valor especial a este aspecto tan material, tan físico del espacio en el que nos encontramos. Dedicar una iglesia es orar a Dios para que en estas paredes cada uno pueda repetir este encuentro con el Señor, que intentaba recordar hace un momento, esto se hace por la celebración de los sacramentos y de la oración personal y colectiva. Y esta dedicación es tan importante que celebramos cada año su cumpleaños. La fiesta de hoy no se queda en la alabanza de las piedras que hacen las paredes. Constantemente, no sólo en la misa sino también en los maravillosos himnos que cantamos en Vísperas y Laudas, de los mejores de todo el repertorio gregoriano, se nos recuerda que el edificio de una Iglesia es símbolo de una realidad diferente, significa en primer lugar la posibilidad para cada uno de encontrarse con Dios y así lo hemos cantado con en el salmo responsorial: éste es el tabernáculo donde Dios se encontrará con los hombres.

Jerusalén es la ciudad donde los judíos iban a encontrarse con Dios y allí, en su templo, estaban seguros de que Dios les escuchaba. Ésta es la tradición que de la Jerusalén de la geografía y la historia ha pasado en una dimensión espiritual a la Iglesia toda entera y en todos los edificios que la hacen concreta y real, como lugares de encuentro de cada una de las comunidades con Jesucristo. Por eso, sí, esta Iglesia nuestra de Montserrat puede ser llamada, Ciudad Santa de Jerusalén, llamada visión de paz, Urbes Ierusalén Beata, dicta pacis visio, como todos vosotros habéis leído en la fachada del monasterio y cómo cantaremos en el himno de vísperas. Una Iglesia que pasa así de ser de piedras a ser de personas, de piedras vivías.

Esta piedra será testigo. Esta piedra puede ser exactamente este altar, centro de esta iglesia. Y esta piedra es testigo del encuentro con Dios: Para nosotros esto no es nada abstracto: para los monjes nuestra basílica de Montserrat es naturalmente muy querida. Es aquí que ocurre lo principal de nuestra vida, la oración comunitaria que compartimos con tantos peregrinos presentes y ausentes, el día a día pero también algunos de los momentos fuertes, nuestras profesiones, las ordenaciones, la despedida última de nuestros hermanos difuntos . Esta piedra nos es testigo de que en cada una de estas ocasiones Dios nos ofrece su comunión, la posibilidad de encontrarnos con ella. También me gustaría que vosotros escolanes pensara en todas las cosas de las que os es testigo esta piedra: de cada Salve, de cada Virolai, de su vestición, de su despedida de la Escolanía, por algunos del bautizo, de la confirmación , de la primera comunión y que pensáis que Jesús le invita a tenerlo siempre presente en sus vidas: a hacer el bien ya amar. Lo mismo podríamos decir de los oblats y de los cofrades que estáis aquí. También esta basílica de Montserrat, construida en el siglo decimosexto y desde el primer momento destinada más allá de ser Iglesia monástica, a poder acoger a los peregrinos que no cabían en la antigua iglesia románica de Montserrat, es un lugar de encuentro con Dios para tantas personas que vienen. Un sitio de memorias y recuerdos arraigados del propio camino de cada uno con el Señor. Que Dios haga que siga siendo esto y que colaboremos en hacer más intensa la vida espiritual de todos los que la visitan.

El evangelio de hoy es un buen ejemplo del fundamento de ese encuentro. Sólo la fe, sólo el deseo de Dios nos permite vivir el encuentro con Jesucristo a quien queremos permanentemente en nuestras vidas. ¿Quién es Zaqueo? Zaqueo era un hombre que a pesar de sus límites quería ver a Jesús. Que había entendido, o sentido, o intuido, quizás sin poder poner estas palabras, que en Jesús había una santidad que curaba. ¡Qué alegría cuando le invita a su casa y cuántas consecuencias para su vida poder acoger a Jesús en casa! Ayer también nosotros celebrábamos que Jesús como luz entraba en esta Iglesia y sencillamente recordábamos lo que todos sabemos: que Él se hace presente aquí todos los días y de tantas maneras. Que esto también tenga consecuencias para nosotros, los hombres y las mujeres que Dios llama a rezar aquí o ruega desde lejos con nosotros.

Seamos agradecidos por el don que Dios nos hace en sus iglesias, por su poder de hacer santas todas las cosas, incluso los edificios. Porque una cosa santa, una persona santa, es aquella que nos hace Dios cercano. Por eso Jesús es el más santo de todos, porque nadie nos ha hecho Dios tan cercano como Él y nada nos hace tan cercano a Jesucristo como participar de su cuerpo y de su sangre, que nos dejó como memoria suya. Este Jesucristo que como rezaremos en el prefacio, simboliza admirablemente nuestra comunión con Dios y la realiza en esta casa visible que nos ha permitido levantar.

Acto seguido, querido hermano Jorge, con una breve oración recibirás la bendición que te instituye como ministro de la palabra y del altar. Son dos servicios litúrgicos que hace años que cumples en nuestra comunidad, pero no lo des todo por hecho y por aprendido. Recibe la bendición de Dios como una nueva oportunidad para hacerte consciente de que con la lectura de la Palabra, acercas a tanta gente que te escucha a Dios, pones voz a la Revelación, al testimonio milenario de la comunidad cristiana. Nunca te cierres a la acción de esta palabra que además como monje estás llamado a meditar ya rezar para que te conforme a Jesucristo, Dios hecho hombre, la Palabra, la fuente de toda la Revelación.

Job 7:1-4.6-7 / 1 Corintios 9:16-19.22-23 / Marco 1:29-39

Queridos hermanos y hermanas,

Qué consuelo y qué aliento tan grandes nos da el texto evangélico que acaba de ser proclamado. En forma resumida, sintética, san Marcos quiere ofrecernos una jornada estándar de Jesús. Las partes de la narración nos ofrecen como un tríptico que resume la vida pública del Señor en sus principales rasgos.

Empecemos por el cuadro central; ya contemplaremos después las dos contraventanas. Jesucristo nos es presentado como sanador. Ordinariamente le damos los títulos, bien adecuados, de Salvador, Redentor, Maestro y otros de mayor grosor doctrinal como los de Señor e Hijo de Dios. Pero los evangelios también nos presentan a Jesús curando enfermos, con episodios concretos y con nombres de pacientes determinados. Y generalmente comentando el porqué de su acción, siempre en la línea de hacer la voluntad del Padre, de promover la fe de quienes le escuchan y de aportar remedio a las personas. El texto de hoy, con un acento sobre los enfermos agobiados por el espíritu del Mal, no nos da ningún nombre concreto de paciente ni ninguna explicación especial. Sólo constata el hecho de restablecer la salud corporal y espiritual. Pero sí subraya su cantidad: “todos los enfermos”, “muchos enfermos”, “diversas enfermedades”. Con carácter de resumen, pues, quiere hacernos ver esta dimensión de su predicación del Evangelio. Quizá alguien pueda pensar: qué valor tiene ese acento en la cantidad, si Jesús no sanó a todos los enfermos de su tiempo y de su entorno. Y más aún, pensando nosotros que hará un año que sufrimos la pandemia, nos sale una oración íntima: «¿Por qué, Señor, permites que nuestra generación sufra tanto durante más de un año? Aquella persona y esa otra que conocemos que han sido hospitalizadas y quizás todavía sufren los efectos de la pandemia. Aquellas desapariciones sin despedida familiar, aquellas oraciones comunitarias por los difuntos que todavía no hemos podido realizar. Aquellos que sufren pérdidas económicas o laborales». Tantos interrogantes que nos quedan, y pese a tantas muestras de generosidad que hemos visto, no llegan a poder secar muchas lágrimas.

Seguimos orando: «Señor, no tenemos respuestas a las preguntas que nos golpean, pero ahora nos muestras en la primera contraseña de este tríptico tu profundo sentimiento. Dice el evangelio: «Él le dio la mano, y la hizo quitar y la fiebre le desapareció». Señor, danos la mano y te serviremos con alegría. Haremos que todo el resto de la vida sea como la de Pedro. Con nuestras dudas y nuestras flaquezas, y quién sabe si con traiciones y todo. Pero ante tu presencia de Resucitado te diremos ahora y al término de nuestra vida, como el apóstol: Señor, tú sabes que te quiero.

»Para poder decirlo, necesitamos que nos comuniques, la otra contraventana del evangelio de hoy: tu intimidad con el Padre, que también es nuestro Padre. Mucha gente y muchas cosas nos estarán buscando. Pero en la soledad de nuestro corazón estará viva la oración. Y en la hermandad en torno a la Palabra y de tu sacramento, tú que has hecho el pan y el vino para que fueran nuestro alimento de cada día, nos harás un sacramento de vida eterna (cf. Oración sobre las ofrendas). Mientras tanto da a todo el mundo la salud y la paz de espíritu para poder dar a conocer tu Evangelio y curar a todo aquel que se nos acerca esperando que le demos la mano sanadora, tal y como hiciste en otro tiempo». Amén.

Sin embargo Francisco añade que «el Señor de las sorpresas elige subirse a nuestra barca» para anunciar el Evangelio, convirtiendo «un símbolo de nuestra incapacidad en la cátedra de Jesús». «Dios no quiere un crucero, le basta con una pobre barca destartalada siempre que lo acojamos», añadió. Francisco concluyó su explicación animando a «aceptar la invitación» y «ahuyentar el pesimismo y la desconfianza»: «Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa»; concluyó.

 

 

Josefina Bakhita, Santa

Memoria Litúrgica, 8 de febrero

Virgen

Martirologio Romano: Virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo († 1947).

Fecha de beatificación: 17 de mayho de 1992 por S.S. Juan Pablo II

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa San Juan Pablo II

Breve Biografía

La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre «Bakhita» significa «afortunada» y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.

De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: «Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos». También cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

 

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: ´Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco´. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: ´Si gritas, morirás! Síguenos!´».

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes.

Ella cuenta en su biografía: «Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal».

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: «Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad».

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que «Dios había permanecido en su corazón», por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, «pero recién en ese momento sabía quien era». Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

 

 

Al ser bautizada expresó: «¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!». Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, «que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma».

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

 

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: «Madonna! Madonna!»

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como «Nostra Madre Moretta».

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.

A LOS ALTARES

En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: «Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa». El Papa la llamó «Nuestra Hermana Universal».

 

 

«Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa».

Bakhita: «Afortunada»

 

 

Estamos siguiendo a una Persona

Santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13. Martes V del Tiempo Ordinario

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te pido, Señor, que a ejemplo de los santos Pablo Miki y compañeros mártires, me des la gracia de hacer la experiencia de tu amor para dirigir siempre mi vida hacia ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras. y no siguen la tradición de nuestros mayores?” (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).

Jesús les contestó: “Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.

Después añadió: “De veras son ustedes muy hábiles para violar el mandamiento de Dios y conservar su tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre. y: El que maldiga a su padre o a su madre, morirá. Pero ustedes dicen: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Todo aquello con que yo te podría ayudar es corbán (es decir, ofrenda para el templo), ya no puede hacer nada por su padre o por su madre’. Así anulan la palabra de Dios con esa tradición que se han transmitido. Y hacen muchas cosas semejantes a ésta”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

 

A lo largo de nuestra vida es muy fácil convertir el seguimiento de Jesucristo en una especie de seguimiento «manualístico» …, un seguimiento normativo. Olvidamos que a quién estamos siguiendo es a una Persona…, una Persona real.

Es muy fácil convertirlo en una actividad social o de relajación de conciencia. Vamos a misa simplemente porque es domingo o por una invitación familiar. Seguimos una cierta moral y nos comportamos como debemos de comportarnos simplemente para no desentonar.

Evidentemente ir a misa está bien, al igual que comportarnos correctamente; sin embargo, si sólo se hace porque «así lo dicen» o porque «lo tengo que hacer» llegará un día en que nos cansaremos…, nos aburriremos…tiremos el manual a la basura.

Jesús cuando dice «me honran con sus labios, pero su corazón está fuera de mí» lo dice con dolor, con tristeza, lo dice así pues realmente lo siente, ¡Él es una persona realmente! No es una metáfora o una moraleja que nos ayuda a comportarnos; no es el seguimiento de una norma lo que le interesa. Le interesa la razón por la cual vivimos. Jesús quiere que vivamos por una sola razón, pues sabe que esa razón no cansa, no aburre, no la podemos tirar a la basura; quiere que vivamos por Amor.

 

«El hipócrita que tiene doble cara, es un simulador. Jesús mismo, hablando de estos doctores de la ley, afirma que ellos dicen y no hacen. Y esta es otra forma de hipocresía, es un nominalismo existencial: los que creen que, diciendo las cosas, lo arreglan todo. No, las cosas hay que hacerlas, no sólo decirlas. En cambio el hipócrita es un nominalista, cree que con decir las cosas ya se hace todo. Además el hipócrita es incapaz de acusarse a sí mismo: jamás encuentra una mancha en sí mismo; acusa a los demás. Pensemos en la paja y en la viga: precisamente así podemos describir esta levadura que es la hipocresía». (Homilía de S.S. Francisco, 14 de octubre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Renovar mi seguimiento a Jesucristo ofreciéndole todo mi día y esforzándome por hacer, conscientemente, las actividades de mi día por amor a Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

La tradición ¿son sólo enseñanzas humanas?

La tradición y la sagrada escritura están íntimamente unidas y compenetradas, porque siguen ambas la misma fuente y tienden al mismo fin.

 

Mito protestante: El concilio de Trento de 1545 A.D. declaró que la Tradición es de igual autoridad a la de la Biblia 1545 A.D. Tradición se refiere a las enseñanzas humanas. Los Fariseos creían de la misma manera, y Jesús los condenó amargamente, porque practicando las tradiciones humanas, ellos anulaban los mandamientos de Dios (Marcos 7:7-13; Col. 2:8; Apocalipsis 22:18).

Hay en este enunciado un grave error, y es que la tradición se refiera a las solas enseñanzas humanas. Las enseñanzas de Cristo, ¿cómo nos han llegado? ¿No dice algo san Pablo al respecto en 1Cor 11,23; 15,3? Más aún, ¿por qué se descuida que la Biblia es fruto de la tradición. ¿Por qué los judíos llaman «massora» al texto hebreo del AT, ya que significa «tradición? Así que si se descarta la tradición por ser enseñanzas humanas, se debe descartar ante todo la Biblia, fruto de la tradición. Es curioso que los protestantes olviden que algunas cosas que también ellos conservan lo hacen por tradición: el término «Trinidad» para las tres divinas personas, el término «pecado original», y pero aún más desconcertante es el principio de la «sola Escritura». ¿Les devolvemos la acusación de que se trata de enseñanzas humanas? ¿Cómo distinguen cuándo una tradición es válida y cuándo no? ¿Recurriendo a los textos que nos ponen de Mc 7,7-13; Col 2,8 y Ap 22,18? De ser así, el principio de la sola Escritura es una enseñanza.

Lo que más sorprende, pues, de este enunciado es que se saquen las citas de su contexto: en Mc 7,5-13 se trata de que los discípulos de Cristo no se laven las manos antes de comer. Cabe preguntarles si Cristo hablaba contra lo que Trento diría sobre la Tradición.

Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

 

 

Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas».

Col 2,5-10:

Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Tampoco se refiere Pablo aquí a la Tradición a que hace referencia la Iglesia Católica, sino que Pablo pone en guardia a los cristianos de Colosas contra los que aprovechándose de la ausencia del apóstol, pretenda engañarles con filosofías y huecas sutilezas. Ahora bien, de ser verdad que san Pablo arremete contra toda tradición, ¿cómo se explica que termine por contradecirse con lo que enseña en 1Cor 11,23; 15,2? ¿Es que Pablo desconocía el principio de tradición humana de la sola Escritura? ¿Es que la Biblia contradice a la Biblia?

La cita de Ap 22,18 no se refiere ni siquiera a la tradición, sino a no quitar ni añadir nada extraño a lo que enseña Apocalipsis: «Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro»; así que la acusación se dirige precisamente contra el enunciado del mito, ya que añade el tema de la tradición al Apocalipsis cuando el Apocalipsis no se refiere a ella. Sería bueno que se reflexionara seriamente en la amenaza clara de la obra, pues se está manipulando el Apocalipsis para algo que no ha dicho.

A decir verdad, la transmisión de los elementos constitutivos de la propia historia es un hecho típicamente humano, cultural y universal. El hombre vive inmerso en la propia finitud por un lado, y el sentido de lo trascendente, por otro. La tradición es lo le permite mantener viva dicha tensión y expresarla.

Gracias a la tradición, los grupos culturales se comunican entre sí, de suerte que la historia de un pueblo se puede dar a conocer a otro. Por ello es que el instrumento esencial para la tradición lo constituye el lenguaje. Sin tradición no se da ninguna posibilidad de comprensión de sí mismo ni de la historia.

 

En la tradición se suelen distinguir tres elementos: el proceso de transmisión; el contenido de lo transmitido, y los sujetos de la tradición. En el origen de la tradición cristiana está la persona misma de Cristo : convoca a un grupo de discípulos, les transmite su enseñanza para que la conservasen íntegra y así la comunicasen a todos los que creyeran en su predicación. Por ello es que les imparte este mandamiento después de su resurrección: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra: id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñandoles a observar todo lo que os he transmitido a vosotros»(Mt 28,18-20).

La comunidad primitiva de este modo fue transmitiendo de modo universal y en todos los tiempos la palabra de salvación de Cristo, tal como él lo había hecho de parte del Padre.

La comunidad se ve constantemente guiada por la acción del Espíritu Santo que la acompaña en la conservación íntegra y pura de las enseñanzas del Señor.

Desde los primeros siglos, a raíz de las primeras herejías, la comunidad especifica este concepto llegando a distinguir entre la Escritura y la Tradición. En contra de las sectas gnósticas, se empieza a formular un primer criterio de tradición que se centra en regla de fe. Ireneo y Tertuliano fueron los primeros en explicitar el concepto de los verdaderos transmisores del kerigma, que fueron los apóstoles, que por la imposición de manos hicieron de sus sucesores transmisores autorizados y garantizados de la verdadera tradición. La síntesis de todo este proceso se encuentra en la famosa fórmula de Vicente de Lérins «quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est» (lo que en todas partes, lo que siempre y por todos ha sido creído).

El concilio de Trento en la sesión IV, con el decreto sobre los libros sagrados y de las tradiciones que han de recibirse ofrece la enseñanza siguiente:

 

a] La Iglesia ha de permanecer «en la pureza del Evangelio», es decir, vinculada al «evento Cristo», que constituye la fuente única y última de la verdad de fe y de norma moral; él es la misma continuidad de la revelación.
b] La revelación está contenida y mediada necesariamente «en los libros sagrados y en las tradiciones no escritas»; el concilio, reconoce dos mediaciones de la Palabra de Dios: la Escritura y la Tradición.
c] Se definen las tradiciones no escritas en las que el Evangelio se transmite como todo aquello que » a partir de

la voz del propio Cristo, de los apóstoles bajo la inspiración del Espíritu Santo, ha llegado hasta nosotros como transmitido de mano en mano» (DS 1501).

La Constitución dogmática Dei Verbum, el Vaticano II propone una enseñanza renovada sobre la Tradición, acorde con la nueva comprensión de lo que es la revelación. Recupera la persona de Jesucristo como fuente y sujeto de tradición, ya que él a su vez transmite lo que ha recibido del Padre.

Se la presenta como un don que es participado y que ha de conservarse íntegro para siempre, y se inserta en un proceso histórico que garantiza su progreso (DV 7-8). En efecto, la sagrada Escritura «es Palabra de Dios en cuanto que está escrita por inspiración» y «se transmite íntegramente por la santa tradición» (DV 9).

Otro error grave en que cae el enunciado del mito es la confusión y no distinción entre Tradición y tradiciones. Nada mejor para aclararlo que la enseñanza del Nuevo Catecismo.

II LA RELACION ENTRE LA TRADICION Y LA SAGRADA ESCRITURA

Una fuente común…

 

80 La Tradición y la Sagrada Escritura «están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin» (DV 9). Una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos «para siempre hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

dos modos distintos de transmisión

81 «La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo».

«La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación»

82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación «no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción» (DV 9).

Tradición apostólica y tradiciones eclesiales

83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.

 

 

Es preciso distinguir de ella las «tradiciones» teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.

 

 

«El perdón es un derecho humano»

El Papa en conexión con el programa «Che tempo che fa».

 

 

«La guerra es un sinsentido”. El Papa Francisco intervino en el programa «Che tempo che fa» de Fabio Fazio en la RAI Tre desde la Casa Santa Marta y habló con el presentador, que le interrogó sobre muchos temas: las guerras, los migrantes, la salvaguarda de la creación, la relación entre padres e hijos, el mal y el sufrimiento, la oración, el futuro de la Iglesia y la necesidad de los amigos. Y afirma que el perdón es un «derecho humano. La capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos tenemos derecho a ser perdonados si pedimos perdón».

La atención se centra principalmente en el tema querido por el Papa de la migración. Desgraciadamente, este tema es actual tras la reciente noticia de los 12 migrantes encontrados muertos por congelación en la frontera entre Grecia y Turquía. Para el Papa «esto es un signo de la cultura de la indiferencia». Y también es «un problema de categorización»: las guerras, en primer lugar; las personas, en segundo.

Los niños, los inmigrantes, los pobres

Yemen es un ejemplo de ello: «¿Cuánto tiempo lleva Yemen sufriendo la guerra y cuánto tiempo llevamos hablando de los niños de Yemen? Un claro ejemplo, y hace años que no hay solución al problema. No quiero exagerar, más de 7 seguro, si no 10. Hay categorías que importan y otras que están en el fondo: los niños, los inmigrantes, los pobres, los que no tienen comida. Estos no cuentan, al menos no cuentan en primer lugar, porque hay gente que quiere a estas personas, que intenta ayudarlas, pero en el imaginario universal lo que cuenta es la guerra, la venta de armas. Piensa que, con un año sin fabricar armas, podrías dar comida y educación a todo el mundo, de forma gratuita. Pero esto está en segundo plano», dice el Papa Francisco.

Recordó a Alan Kurdi, el niño sirio encontrado muerto en una playa, y en los muchos otros niños como él «que no conocemos» y que «mueren de frío» cada día. Sin embargo, la guerra sigue siendo la primera categoría: «Vemos cómo se movilizan las economías y lo que es más importante hoy, la guerra: la guerra ideológica, la guerra de poderes, la guerra comercial y tantas fábricas de armas», dice el Papa.

Y hablando de guerra, el Pontífice -preguntado por las tensiones entre Ucrania y Rusia- recuerda las raíces de esta horrible realidad que es «un contrasentido de la creación» que se remontan al Génesis con la guerra entre Caín y Abel, la guerra por la Torre de Babel. «Las guerras entre hermanos» aparecieron poco después de la creación del hombre y la mujer por parte de Dios: «Hay como un antisentido de la creación, por eso la guerra es siempre destrucción. Por ejemplo, trabajar la tierra, cuidar a los niños, formar una familia, hacer crecer la sociedad: esto es construir. Hacer la guerra es destruir. Es una mecánica de destrucción”.

 

 

En esta misma mecánica el Papa Francisco incluye el trato «criminal» reservado a miles de migrantes. «Para llegar al mar sufren tanto», dice el Pontífice, y vuelve a denunciar a los «lagers» en Libia: «Cuánto sufren en manos de los traficantes los que quieren escapar». Hay películas que lo demuestran y muchas se conservan en la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano. «Sufren y luego se arriesgan a cruzar el Mediterráneo. Entonces, a veces, son rechazados, por alguien que por responsabilidad local dice ‘No, aquí no vienen’; hay estos barcos que van de un lado a otro buscando un puerto, que vuelven o mueren en el mar. Esto ocurre hoy», reiteró el Papa.

Y, como en otras ocasiones, repite el principio de que «cada país debe decir cuántos inmigrantes puede acoger»: «Es una cuestión de política interna que debe estar bien pensada y decir ‘puedo hasta este número’. ¿Y los demás? Está la Unión Europea, tenemos que ponernos de acuerdo, para lograr un equilibrio, en comunión». Por el momento, en cambio, sólo parece surgir la «injusticia»: «Vienen a España e Italia, los dos países más cercanos, y no son recibidos en otros lugares. El inmigrante debe ser siempre acogido, acompañado, promovido e integrado. Acogida porque hay dificultades, luego acompañamiento, promoción e integración en la sociedad». Sobre todo, integrarlos para evitar la creación de guetos y los extremismos nacidos de las ideologías.

«No basta con ver, es necesario sentir, es necesario tocar»

 

 

Asimismo, el Papa, preguntado al respecto por el presentador, nos insta a reflexionar sobre lo que parece ser una tremenda división en el mundo: una parte desarrollada donde se tiene «la posibilidad de la escuela, la universidad, el trabajo»; otra, con «niños que mueren, migrantes que se ahogan, injusticias que vemos también en nuestros propios países». La tentación «muy fea», subraya el Pontífice, es «la de mirar para otro lado, no mirar». Sí, están los medios de comunicación que lo muestran todo «pero tomamos distancia»; sí, «nos quejamos un poco, ‘¡es una tragedia!’ pero luego es como si no hubiera pasado nada». «No basta con ver, es necesario sentir, es necesario tocar», insiste Francisco. «Echamos de menos tocar las miserias y tocar nos lleva al heroísmo. Pienso en los médicos, enfermeros y enfermeras que dieron su vida en esta pandemia: tocaron el mal y eligieron quedarse allí con los enfermos». El mismo principio se aplica a la Tierra. Una vez más, el Papa Francisco reitera la llamada a cuidar la Creación: «Es una educación que debemos aprender». El Papa se fija en la Amazonia y en los problemas de la deforestación, la falta de oxígeno, el cambio climático: se corre el riesgo de «la muerte de la biodiversidad», se corre el riesgo de «matar a la Madre Tierra», dice. A continuación, citó el ejemplo de los pescadores de San Benedetto del Tronto, que encontraron unos 3 millones de toneladas de plástico en un año y tomaron medidas para retirar todos los residuos del mar. «Debemos meternos esto en la cabeza: hacernos cargo de la Madre Tierra», dice el Papa.

El Papa reclama una actitud de «cuidado», que parece faltar en la sociedad. Lo que estamos viviendo hoy es, de hecho, un problema de «agresión social», como demuestra el fenómeno del bullying.

¿Juegan con sus hijos?

 

 

Con el foco puesto todavía en los jóvenes, a veces víctimas de «una increíble sensación de soledad» a pesar de estar hiperconectados, el Papa Francisco se dirigió a los padres de los adolescentes, a los que a veces les cuesta entender «el sufrimiento de los demás». Para el Obispo de Roma, la relación entre padres e hijos se resume, en una palabra: «cercanía». «La cercanía con los niños. Cuando las parejas jóvenes se confiesan o cuando hablo con ellas, siempre les hago una pregunta: «¿Juegan con sus hijos? Esa gratuidad de papá y mamá con el niño. A veces escucho respuestas dolorosas: ‘Pero padre, cuando salgo de casa para trabajar están durmiendo y cuando vuelvo por la noche vuelven a dormir’. Es la sociedad cruel que se desprende de sus hijos. Pero la gratuidad con los propios hijos: jugar con los niños y no asustarse de los niños, de las cosas que dicen, de las hipótesis, o incluso cuando un niño, ya mayor, un adolescente, mete la pata, estar cerca, hablar como un padre, como una madre». No hacen bien esos «padres que no están cerca de sus hijos, que para tranquilizarlos les dicen ‘pero coge la llave del automóvil, vete'». Por otro lado, «es muy bonito» cuando los padres son «casi cómplices con sus hijos».

En cuanto a la cercanía, Fazio recuerda la conocida frase del Papa: «Un hombre puede mirar hacia abajo a otro hombre sólo cuando le ayuda a levantarse». «Es verdad -dicel -. En la sociedad vemos cómo a menudo la gente mira a los demás para dominarlos, para someterlos, y no para ayudarlos a levantarse. Piensa -es una historia triste, pero cotidiana- en esos empleados que tienen que pagar su estabilidad laboral con su cuerpo, porque su jefe los mira con desprecio, pero para dominarlos. Es un ejemplo cotidiano, pero realmente cotidiano». Este gesto, en cambio, sólo es admisible para realizar un acto «noble», es decir, extender la mano y decir «levántate hermano, levántate hermana».

Tenemos derecho a ser perdonados

 

 

La conversación se amplía y toca el concepto de libertad, que es un don de Dios pero que «también es capaz de hacer mucho mal». «Como Dios nos hizo libres, somos dueños de nuestras decisiones y también de tomar decisiones equivocadas», dice Francisco. Y se detiene en el concepto del Mal: «¿Hay alguien que no merezca el perdón y la misericordia de Dios o el perdón de los hombres?», se pregunta el presentador. El Pontífice responde con «algo que quizá escandalice a algunos»: «La capacidad de ser perdonado es un derecho humano. Todos tenemos derecho a ser perdonados si pedimos perdón. Es un derecho que proviene de la propia naturaleza de Dios y que ha sido dado como herencia a los hombres. Hemos olvidado que quien pide perdón tiene derecho a ser perdonado. Si has hecho algo, pagas por ello. ¡No!, Tienes derecho a ser perdonado, y si tienes una deuda con la sociedad, puedes pagarla, pero con el perdón”.

Sin embargo, hay otro mal, el inexplicable que a veces golpea a los inocentes, y por el que uno se pregunta por qué Dios no interviene. «Tantos males -explica el Obispo de Roma- vienen precisamente porque el hombre ha perdido la capacidad de seguir las reglas, ha cambiado la naturaleza, ha cambiado tantas cosas, y también por su propia fragilidad humana. Y Dios permite que esto continúe». Por supuesto, las preguntas siguen sin respuesta: «¿Por qué sufren los niños?». «No encuentro ninguna explicación para esto», admite el Papa. «Tengo fe, intento amar a Dios, que es mi padre, pero me pregunto: «¿Pero por qué sufren los niños? Y no hay respuesta. Él es fuerte, sí, omnipotente en el amor. En cambio, el odio, la destrucción, están en manos de otro que ha sembrado el mal en el mundo por envidia».

El futuro, del mundo y de la Iglesia, ocupa un amplio espacio en la entrevista. El futuro del mundo, prefigurado en los «Fratelli Tutti», con el hombre en el centro de las economías y la elección. Es una prioridad que el Papa dice compartir con muchos Jefes de Estado que tienen buenos ideales. Sin embargo, estos chocan con «los condicionamientos políticos y sociales, incluso en la política mundial, que frenan las buenas intenciones». Son «sombras» que presionan a la sociedad, a la gente, a los que tienen roles de responsabilidad, dice el Papa: «Y entonces hay que negociar mucho».

La Iglesia avanza con la fuerza de Dios

 

 

Sobre el futuro de la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio recuerda la imagen de la Iglesia esbozada por San Pablo VI en la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, inspiradora de su Evangelii Gaudium: «Una Iglesia que peregrina». Hoy «el mayor mal de la Iglesia, el mayor», vuelve a reiterar el Papa Francisco, «es la mundanidad espiritual» que, a su vez, «hace crecer una cosa fea, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia». «El clericalismo que hay en la rigidez, y debajo de todo tipo de rigidez hay podredumbre, siempre», dice Francisco, que cuenta entre las «cosas feas» de la Iglesia actual las «posiciones rígidas, ideológicamente rígidas» que sustituyen al Evangelio. «Sobre las actitudes pastorales sólo digo dos, que son antiguas: el pelagianismo y el gnosticismo. El pelagianismo es creer que con mis fuerzas puedo avanzar. No, la Iglesia avanza con la fuerza de Dios, la misericordia de Dios y el poder del Espíritu Santo. Y el gnosticismo, la mística, sin Dios, esa espiritualidad vacía… no, sin la carne de Cristo no hay comprensión posible, sin la carne de Cristo no hay redención posible», «Hay que volver al centro una vez más: ‘El Verbo se hizo carne’. En este escándalo de la cruz, del Verbo hecho carne, está el futuro de la Iglesia», dice el Papa.

A continuación, explica la importancia de la oración: «Rezar -afirma- es lo que hace un niño cuando se siente limitado, impotente. – es lo que hace el niño cuando se siente limitado, impotente, [dice] ‘papá, mamá’. Rezar significa mirar nuestros límites, nuestras necesidades, nuestros pecados…. Rezar es entrar con fuerza, más allá de los límites, más allá del horizonte, y para nosotros los cristianos rezar es encontrarnos con ‘papá'». «El niño -insiste el Papa- no espera la respuesta de papá, cuando éste empieza a responder pasa a otra pregunta. Lo que el niño quiere es que la mirada de su padre esté sobre él. No importa cuál sea la explicación, sólo importa que papá le mire, y eso le da seguridad. Rezar es un poco de eso».

¿Tienes amigos de verdad?

 

 

A continuación, las preguntas tocan aspectos más personales: «¿Se siente alguna vez solo? ¿Tienes amigos de verdad?», le preguntan al Papa. «Sí», respondió, «tengo amigos que me ayudan, conocen mi vida como un hombre normal, no es que sea normal, no. Tengo mis anormalidades, eh, pero como un hombre normal que tiene amigos. Tengo mis propias anormalidades, eh, pero como un hombre común que tiene amigos; y me gusta estar con mis amigos a veces para contarles mis cosas, para escuchar las suyas, pero efectivamente necesito amigos. Esa es una de las razones por las que no me fui a vivir al Apartamento Pontificio, porque los Papas que estaban antes eran santos, y yo no puedo, no soy tan santo. Necesito relaciones humanas, por eso vivo en este hotel de Santa Marta donde encuentras gente que habla con todo el mundo, encuentras amigos. Es una vida más fácil para mí, no me apetece hacer la otra, no tengo fuerzas y las amistades me dan fuerzas. Por el contrario, necesito

 

 

La parálisis de la tibieza

La tibieza paraliza. Sobre todo, cuando llega con diversiones inocentes

 

 

Un rato más en la cama. Una imagen que aparta del trabajo emprendido. Una lectura que absorbe. Salir al cine o ir de compras. Llenar el tiempo con las redes sociales. Tibieza que envuelve suavemente.

La tibieza paraliza. Sobre todo, cuando llega con diversiones “inocentes”, cuando nos atrapa con intereses que no tienen “nada de malo”.

El problema está en hacer tantas actividades que no “manchan”, pero que impiden hacer tantas otras actividades que promueven la justicia, que llevan a crecer en la vida cristiana y en el amor a los cercanos y a los lejanos.

El mundo vive ahogado por parálisis de tibiezas que avanzan con apariencias inocentes y con venenos que narcotizan. Porque el problema, como alguien afirmaba, no está en la fuerza de los malos, sino en la tibieza de “los buenos”.

 

 

Frente al peligro de la tibieza, hace falta reaccionar. Si mi tiempo ha quedado atrapado por mil frivolidades que me apartan del amor y me impiden salir hacia los demás, urge romper el cerco.

¿Cómo? Desde una mirada a Cristo y un “no” al primer impulso que me encierra en mis gustos y caprichos. Con una oración y un “sí” para llamar al familiar enfermo, para pedir perdón a quien ofendimos, para limpiar la habitación, para devolver aquel libro prestado.

 

 

Son cosas pequeñas, pero que sirven para sacudir una tibieza que anestesia. Entonces descubriré que el tiempo está ahora en mis manos, que puedo usarlo para el bien verdadero, que mi corazón late por ideales altos y buenos.

Quizá no tendré minutos para responder a cien mensajes electrónicos intranscendentes o para ver las últimas fotos de los amigos, pero sí los tendré para amar a Dios, mi Padre, y para ayudar y servir a familiares, amigos y pobres necesitados de cariño y de gestos solidarios.

 

 

La victoria es el arte de seguir donde los demás paran

Sembrando Esperanza II. Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza.

 

 

La vida es una realidad maravillosa que no deja de sorprendernos. Cuantos más datos nos proporcionan la ciencia y la experiencia humana, mejor podemos comprender que la vida del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es un misterio que desborda el ámbito de lo puramente bioquímico; efectivamente, es algo que va mucho más allá de nuestras expectativas y progresos meramente humanos.

En su constante progreso la ciencia afirma, cada vez con más fuerza, que desde la fecundación tenemos una nueva vida humana, original e irrepetible, con una historia y un destino únicos. ¿Ya sabes cuál es tu historia y cuál es tu destino último?,¿de dónde vienes y a dónde vas? Toda vida tiene que ser acogida, respetada y amada: es compromiso de todos acoger la vida humana como don que se debe respetar, tutelar y promover, mucho más cuando es frágil y necesita atención y cuidados, sea antes del nacimiento, sea durante la misma vida, sea al final de su camino…

 

Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza.
Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.
Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de Paz, aun en medio de una guerra.
Voy a seguir iluminando, aun en medio de la oscuridad.
Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.
Y seguiré gritando, aun cuando otros callen.
Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas.
Y transmitiré alivio, cuando vea dolor.
Y regalaré motivos de alegría, donde solo haya tristezas.
Invitaré a caminar, al que decidió quedarse.
Y levantaré los brazos, a los que se han rendido.

Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado, esperando algo de nosotros; y aun, en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto, crecerá una planta.

Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y una mariposa que nos brinde su belleza.

Pero… si algún día ves que algún ser querido no sonríe, o calla, sólo acércate y dale un beso, un abrazo, o regálale una sonrisa, con eso será suficiente; seguramente la vida le habrá abofeteado y le sorprendió por un segundo.

Solo un gesto tuyo, hará que vuelva al camino. Nunca lo olvides…

 

 

No temas, ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre?

Tenemos miedo de tantas cosas, la enfermedad, falta de dinero, robos, al futuro. Pero Ella nos dice: No temas

 

 

El nombre más repetido en las mujeres mexicanas es el de GUADALUPE. Por eso muchas celebran su santo el 12 de Diciembre, fecha en que una mujer vestida de princesa, se le apareció a un natural de esta tierra, a Juan Diego, en la Colina del Tepeyac.

Santa María de Guadalupe es el nombre de la celestial Señora. Ella pidió que se construyera un templo, y el templo se construyó. Más aún, hace algunos años se construyó un nuevo santuario más grande y moderno para dar cabida a un número mayor de peregrinos.

Hoy se encuentran muchísimos templos en todo México dedicados a la Virgen de Guadalupe. Casi todas las ciudades tienen el suyo.

 

¿Para qué pidió un templo? Para que todos nos sintiéramos en su casa cuando fuéramos allí a rezar, para poder decir a cada habitante de nuestro país las mismas palabras que dirigió a Juan Diego: “No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?”

Hermosas palabras que nos quiere decir a cada uno todos los días, pero sobre todo en esos días amargos, días de dolor y desesperanza.

“No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?…” Tenemos miedo de tantas cosas, miedo de perder la salud, el dinero, a que nos roben, miedo al futuro. Existe mucho miedo en el ambiente. “No temas…”, nos dice Ella.

El 12 de Diciembre hasta los más duros se ablandan, van de rodillas ante la Guadalupana.

Santos y pecadores, borrachos y mujeriegos, quizá hasta le juren a la Virgencita que van a cambiar para siempre, y al día siguiente vuelven a ser los mismos. Pero hicieron el intento, y cualquier intento es bueno. Ella se los toma en cuenta. Después de tantos intentos fallidos, basta que uno de esos esfuerzos de resultado.

Yo me pregunto si México sería el mismo si no hubiera intervenido en su historia la Reina del Cielo.

Me impresiona que los mismos inicios de México como nación, interviniera tan amorosamente esa Persona a quién con santo orgullo se le llama “Reina de México”.

En aquel momento era necesaria la ayuda y protección de la Madre de Dios. Hoy es mucho más necesaria. Los males de México son tantos y tan duros que se necesita la ayuda del cielo para remediarlos. Creo que no bastan los buenos políticos y los buenos economistas.

¡Reza, México, a tu Reina!, para que puedas ser liberado de este naufragio. Esa Reina no ha devaluado su amor a México ni a los mexicanos, hoy los quiere como entonces, pero se necesitan millones de manos alzadas al cielo, millones de rodillas que toquen la tierra rezando, millones de lenguas y corazones que unan su voz y su amor en una oración gigantesca y sonora a la Reina de México, para que venga a auxiliarnos en esta hora difícil.

 

 

Para los que tienen fe, hay un faro de esperanza en la Colina del Tepeyac que se llama Santa María de Guadalupe.

El tesoro más rico que México y el mundo entero tiene es una tilma sencilla donde la Madre de Dios se pintó a sí misma para que al contemplarla oyéramos todos su dulce mensaje: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

ROSAS EN EL TEPEYAC

 

Las veo en la ladera del bosque;
son grandes, muy variadas:
Todas llevan en su cáliz
perlas del rocío de la noche.

Las ha plantado una mano celestial.
La Madre de Dios tiene preferencia
por las rosas de Castilla, le gustan las rosas.

En su jardín del cielo
debe haber plantado rosas a granel,
y deben muchos ángeles cuidarlas con primor.
Son las rosas de la Madre del Señor.

“Rosas en mi jardín no hay ya,
todas han muerto”, diría un día el poeta.
¡Qué tragedia! Mustios pétalos por el suelo
es todo lo que queda de la gloria de las rosas.

Habrá que pedirle a la dueña del Tepeyac
algunos retoños de rosal
de los que plantó en la colina
para plantarlos en el jardín.

Esos rosales siempre ostentan rosas,
son frescas y hermosas;
nunca se marchitan porque son de Ella.

La imagen de Guadalupe
está pintada con pétalos de rosa,
con rocío de la noche, con amor materno.

No importa que el lienzo sea lo más pobre,
porque esa tilma recoge la obra maestra
que un pincel grabó en ella.

¿Un serafín? ¿Sabía pintura la Virgen?
Los de brocha de aquí abajo
no aciertan a descifrar
con qué arte de dibujo
fue impresa tan magnífica pintura
en una tela tan pobre.

 

 

San Jerónimo Emiliani, patrón de los huérfanos

Un profundo cambio de vida le llevó a entregarse a los huérfanos y enfermos y fundó la congregación de los somascos

 

 

En su juventud, Jerónimo (Girolamo) Emiliani era famoso por cometer actos violentos y por su desenfreno en el sexo. Pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y enfermos.

Junto con otros hombres inició la Congregación de los Clérigos Regulares de Somasca.

Después, mientras atendía a los enfermos en esa población de la Lombardía, se contagió de la peste y murió piadosamente en el año 1537.

Santo patrón

San Jerónimo Emiliani es patrono de los huérfanos.

Oración

Bendito san Jerónimo Emiliani, que pasaste por la tierra haciendo el bien;
caritativo padre de los más necesitados, noble y entregado servidor de los pobres,
que con dedicación consagraste tu vida a los demás, y pusiste todas tus fuerzas y energías en consolar y ayudar a los que sufrían carencias;
que con amor socorriste a los humildes, a los niños desamparados,
a las viudas y a los enfermos,
para tratar de conseguir tu propia santificación y la salvación de las almas y cuerpos de los afligidos,
y por ello Dios premió tu oración, tu sacrificio, tu compasión, tu desprendimiento y generosidad
permitiéndote obrar frecuentes prodigios y milagros.
¡San Jerónimo!
Conociendo lo agradable que eres ante Dios, y por los múltiples favores y milagros que por medio tuyo
se ha dignado otorgar a tus devotos,
acudo a ti para pedir tu ayuda,
no desprecies mis humildes súplicas
y llévalas a Dios,
pues, aunque tengo tristeza, sufro y las dificultades me agobian
confío plenamente en el Amor,
la bondad y misericordia de nuestro Padre celestial.
¡Oh santo de los pobres y afligidos!
glorioso san Jerónimo,
ahora que gozas de la alegría eterna
dame tu auxilio, amparo y protección,
alivia mis angustias y necesidades
sobre todo mis estrecheces económicas que ahora tanto me preocupan y abaten:
(hacer la petición),
te pido que por tu santa y poderosa intercesión, y con la gracia de Dios Misericordioso, sea escuchada mi oración y mi petición sea despachada favorablemente.
¡Oh, san Jerónimo, santo de los milagros!
Alivia el sufrimiento de mi corazón,
y haz que yo viva aquí como verdadero amante de nuestro Señor,
para poder gozar de Él, junto a ti, en el Cielo.
Amén.

 

 

Una escultura de Bakhita en Plaza de San Pedro para rezar contra la Trata

Celebramos la fiesta de Santa Josefina Bakhita, una antigua esclava que se convirtió en monja.

 

 

Una escultura que representa la liberación de las víctimas de la trata se instaló en la Plaza de San Pedro; con motivo del Ángelus del 6 de febrero de 2022. La iniciativa, liderada por la red Talitha Kum, se desarrolla en el marco de la Octava Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas

La escultura, creada por el artista canadiense Timothy Schmalz, se titula «Dejen en libertad a los oprimidos». Representa a Santa Josefina Bakhita (alrededor de 1869 – 1947); una antigua esclava sudanesa que se convirtió en monja en Italia y es celebrada por la Iglesia Católica el 8 de febrero.

La santa, canonizada por Juan Pablo II en el año 2000, está representada aquí, abriendo una trampilla de la que salen muchas víctimas de la trata. La obra de bronce original mide aproximadamente 19 pies de largo. La instalada en la Plaza de San Pedro es una versión reducida hecha de plástico reforzado con vidrio y mide 190 cm por 70 cm.

La obra fue producida a principios de 2021 por Timothy Schmalz. Explica, en un video, que la idea se le ocurrió al cardenal Michael Czerny, prefecto interino del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral. El artista canadiense ya había producido el gran monumento de bronce que representa un barco migrante, instalado en la Plaza de San Pedro desde 2019.

Let The Oppressed Go Free – Part One

«Dejen en libertad a los oprimidos» se colocó en la Plaza de San Pedro para «acompañar a los grupos que participan en la jornada de oración». Lo explica sor Gabriella Bottani, coordinadora de Talitha Kum, una red mundial de monjas comprometidas contra la trata de personas.

Aún se desconoce el destino final de esta escultura, que también está dedicada a los religiosos comprometidos con la liberación de las víctimas de la trata.

«Estamos en diálogo con la Diócesis de Roma, la Sección de Migrantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el artista para encontrar el lugar más apropiado», dice la Bottani. Añade que la obra se ubicará en «Roma con el fin de realizar un trabajo de sensibilización sobre la trata».