Higinio, Santo
IX Papa, 11 de enero
Martirologio Romano: En Roma, san Higinio, papa, que fue el octavo en ocupar la sede de san Pedro (142).
Etimología::Higinio = «el saludable», es de origen griego.
Breve Biogrfía
Reinó cerca del 138-142; sucedió al Papa San Telesforo, quien, de acuerdo a Eusebio de Cesarea (Historia de la Iglesia, IV.15) murió durante el primer año del reinado del emperador Antonino Pío—en 138 ó 139. Pero la cronología de estos obispos de Roma no puede determinarse con ningún grado de exactitud con la ayuda de las autoridades a nuestra disposición hoy día.
Según el “Liber Pontificalis*”, Higinio era griego de nacimiento. La ulterior declaración de que él era anteriormente un filósofo está fundada probablemente en la similitud de su nombre con el de dos autores latinos.
San Ireneo dice (Adv. haereses, III, III) que el gnóstico Valentino vino a Roma en tiempos de Higinio, y se quedó ahí hasta que el Papa San Aniceto fue pontífice. Cerdo, otro gnóstico y predecesor de Marción, también vivía en Roma durante el reinado de Higinio; al retractarse y confesar sus errores obtuvo la readmisión al seno de la Iglesia, pero eventualmente recayó en la herejía y fue expulsado de la Iglesia.
No se sabe cuántos de estos eventos tuvieron lugar durante el tiempo de Higinio.
El “Liber Pontificalis” también relata que este Papa organizó la jerarquía y estableció el orden de la precedencia eclesiástica (Hic clerum composuit et distribuit gradus), según Duchesne, el escritor probablemente se refería a las órdenes menores del clero.
Eusebio (Historia de la Iglesia, IV.16) reclama que el pontificado de Higinio duró cuatro años. Las autoridades antiguas no contienen información sobre si murió como un mártir.
Al morir fue enterrado en la Colina del Vaticano, cerca de la tumba de San Pedro. Su fiesta se celebra el 11 de enero.
*El «Liber Pontificalis» es una colección de pequeñas biografías de los obispos de Roma desde san Pedro hasta el siglo VI, que es cuando se editó el anónimo libro.
Sus informaciones no son demasiado exactas, pero muchas veces es lo único que tenemos, por eso lo que dice debe tomarse con cuidado.
Enseña con su vida y su palabra
Santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28. Martes I del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús mío, enséñame a escuchar tu palabra como fiel discípulo para que aprenda a amar como Tú amas y a confiar en que sólo Tú eres mi roca donde puedo refugiarme de las asechanzas del mal.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy la Palabra nos presenta una faceta de Jesús que pocas veces nos detenemos a reflexionar, Jesús maestro que transforma a quien lo escucha hablar.
Jesús no se presenta a sí mismo como un transmisor de conocimientos aprendidos de memoria y repetidos hasta el cansancio, como los fariseos; él simplemente deja asombrados a quienes lo escuchan porque habla con la autoridad de quien vive el mensaje que predica. Jesús maestro nos enseña con su misma vida, nos revela el amor de su corazón y nos forma para ser sus apóstoles.
El deseo más ardiente del corazón de Jesús es que intentemos, con todo nuestro ser, amarle como Él nos ama. Ésa es la mayor enseñanza de vida que nos puede dar. Sólo en la medida en que crezca nuestro amor hacia Él, seremos capaces de amar verdaderamente a nuestro prójimo, y sólo por este crecimiento en el amor tendremos la fuerza para combatir las asechanzas del mal.
La enseñanza de Jesús no es algo que se quede en el papel, porque Él nos da las herramientas para combatir contra las fuerzas del mal: La oración, la Eucaristía y la confesión. Cuando las caídas son muchas y creemos que no podemos tener una verdadera relación con el Señor, Él actúa a través de su perdón, su cuerpo y su sangre para sanar nuestras heridas y expulsar el mal de nuestro corazón. Por último, y no por eso menos importante, la oración nos da la fortaleza para arrancar de raíz el mal, porque la oración es el contacto directo y personal con el Amado.
Jesús maestro quiere tomar tu corazón en sus manos laceradas, para transformarlo y que tú también lleves su enseñanza de amor a quienes más lo necesiten.
«¿Qué significa «con autoridad»? Quiere decir que en las palabras humanas de Jesús se sentía toda la fuerza de la Palabra de Dios, se sentía la misma autoridad de Dios, inspirador de las Sagradas Escrituras. Y una de las características de la Palabra de Dios es que realiza lo que dice. Porque la Palabra de Dios corresponde a su voluntad. En cambio, nosotros con frecuencia pronunciamos palabras vacías, sin raíz, o palabras superfluas, palabras que no corresponden a la verdad». (Homilía de S.S. Francisco, 1 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Oraré por aquellas personas que viven alejadas de Dios y procuraré vivir en gracia acudiendo a la confesión si lo necesito o si tengo mucho tiempo de no hacerlo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Jesús educa con autoridad porque es auténtico y es la verdad.
Bien se ha dicho que tomar a Jesús como Maestro es tomarlo por guía, andar sobre sus huellas, es querer parecernos a Él.
.1 JESÚS EDUCA CON AUTORIDAD PORQUE ES AUTÉNTICO Y ES LA VERDAD.
a) Enseñaba con autoridad:
Ellos “estaban poseídos de admiración por Su enseñanza, porque Su palabra estaba llena de autoridad”; Jesús suele decir “yo os digo”, habla en nombre propio como nadie había hecho, e imparte una enseñanza divina: “Habéis oído que se ha dicho: No cometerás adulterio. Mas Yo os digo: Quienquiera mire a una mujer codiciándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.” A la samaritana, ante la pregunta de dónde está el verdadero Dios, si en el templo de Jerusalén o la montaña de Samaria, le dice: “Mujer, créeme a Mí, porque viene la hora en que ni sobre este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.” Los judíos hablaban invocando la Ley (“Como dice la Ley…, como dicen las Escrituras…”). Según palabras de Azucena Fraboschi, su autoridad como maestro provenía del Padre, que era Dios: “Pues El que Me envió es veraz, y lo que Yo oí a Él, esto es lo que enseño al mundo.” Jesús hablaba no apoyado en la autoridad de la Ley, sino directamente en la de Dios, a Quien llamaba Padre, y a Quien decía haber escuchado. No era la suya una relación con Dios a través de los sacerdotes sino una relación directa, filial. Jesús hablaba de Su Padre, Dios. Pero Él mismo, Su propia palabra es Verdad liberadora del hombre, porque siendo hombre perfecto, manifiesta al hombre su verdadero ser, que es de Dios y para Dios: “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA; nadie va al Padre sino por Mí”.
b) Su enseñanza es original
y, a la vez, una recreación y perfeccionamiento de lo ya existente: “No vayáis a pensar que Yo he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento…” Pero no se trata de un cumplimiento exterior sino algo que nos compromete en primera persona: “Os digo, pues, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” Al tiempo que confirma la Ley, la enseñanza de Jesús invita a profundizarla, a espiritualizarla, a crecer.
Jesús es un maestro que enseña con autoridad una doctrina original; que aduce la revelación del Padre como fuente de Su autoridad; que se ofrece como guía, invitando a que Lo sigan todos, porque es maestro universal, criterio y norma de conducta.
c) La figura amable de Jesús nos enseña a vivir de una manera auténtica:
En su vida encontramos la verdad (“yo soy… la verdad”), encontramos un sentido a todo. Jesús es alguien que habla con autoridad, que sabe el por qué de las cosas y –como se ha dicho- para quien tiene un por qué le es muy fácil el cómo. Romano Guardini acaba su obra sobre la realidad humana del Señor con un capítulo sobre “El Maestro, el Poderoso, el Existente”. Es un Maestro santo: vive auténticamente. Tiene la plenitud del conocimiento de Dios: es el que sabe, el sabio: sabe más que nadie, pero sobre todo sabe esencialmente, tanto de los hombres como del mundo (sin la mezcla de ignorancia mezclada con pasiones que tenemos los hombres). Él ve. Distingue realidad y apariencia, sentido y engaño. Conoce lo bueno y lo malo. Sabe el camino: “quedó admirada la gente de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus doctores” (Mat 7, 28-29)
Nuestro modo de imitar al Modelo no es algo exterior, sino que se trata de conformarse a Él, como “meterse en su piel”, “sumergirse en Él”, pues “conformar” es “hacerse a la forma”, participar de su vida, de sus sentimientos. Es decir, estar motivado, en la medida posible a una criatura, a revivir la vida de Jesús y prolongarla en la propia, porque la gracia que El nos ganó es participación de la que inhabita en su alma: tened en vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús (Filip 2, 5).
d) De Él aprendemos a ser auténticos, la honorabilidad intelectual, la honradez, o también llamada coherencia:
Significa ser yo mismo. Muchos no son maestros sino mercenarios: enseñan lo que está de moda, dicen lo que queda bien, hoy hay mucho miedo a aparecer como católicos. Hay como un afán de éxito y gloria, decir lo que conviene. Recuerdo a un amigo que, al volver de una reunión donde expuso unas ideas que me parecieron vacías, pensé que las había dicho para quedar bien, para gustar, le pregunté: “de todo esto, ¿tú en realidad qué piensas?” y me contestó tranquilo: “yo ya no sé lo que pienso”, sabía lo que convenía decir, no sabía lo que era verdad. La vanidad, comodidad, ambición, seduce como cantos de sirenas y muchos pierden la cabeza… Hay un cinismo de pensar lo que está de moda, “vender” lo que conviene.
Jesús en cambio dice la verdad, sin avasallar: está lleno de respeto ante la libertad del hombre, nunca le hace violencia; no engaña con sugestiones como la publicidad, ni con un entusiasmo superficial, ni por terror (aunque los hombres muchas veces basemos la educación en el miedo), ni por sorpresa, como decía Guardini: “siempre apela a la responsabilidad del que escucha y le lleva al punto donde ha de decir ‘sí’ o ‘no’”. Frente a los que quieren éxito, Jesús nos muestra la búsqueda de la verdad”, enseña lo auténtico, lo que se vive. Estos son los frutos que perduran, lo demás se pudre. Jesús vino para manifestarnos la verdad, como le dice a Pilatos: “Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad» (Jn 18, 37). No se oculta, ni lleva una vida solitaria, sino que se manifiesta ante todos. No deja que le retengan solo con algunos, en una ciudad: «Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado» (Juan 4, 43).
e) Para un cristiano, todo queda referido al modelo, Cristo, y ofrecido al Padre Dios.
Entonces, no hay polilla o polvo, no hay preocupaciones por la precariedad, siguiendo el ejemplo y los consejos de Jesús: “no os preocupéis por vuestra vida…” Entonces la autenticidad adquiere una coherencia que es testimonio fiel, martirio, pues muchos sufren por la verdad (desde el antiguo Séneca hasta nuestros días, basta citar el caso emblemático de Tomás Moro). Entonces, ya mi investigación no será ficticia, sino parte de mi vida; no esclavizará, porque tendrá un motivo más alto que la gloria humana; no estará desligada de mi preocupación por los demás sino que dirigida a ella; ni tampoco viviré para enseñar sino que ese trabajo, como lo demás que haga, será un ingrediente de mi vida, un medio de hacer el bien y de hacerme bueno. Si me miro en Cristo, mis perspectivas se amplían sin cesar, van mucho más lejos: ya no tendré objetivos a los que someterme; las metas no me dominarán pues no dependo de que se cumplan: puedo ya celebrar el acontecimiento de que “el Reino de Dios ha llegado” (Mrc 1, 5) y se está abriendo camino continuamente, aunque no lo vea. El vivir no se desliga del contemplar, ni del dar la vida, la verdad me lleva a ser verdadero y en la medida que soy verdadero, soy. En todo pongo un poco de mi corazón, y un trozo de alma, un pedazo de mi vida, en una unidad que me recuerda lo que decía una hija de Tomás Alvira: “todo en mi padre era verdad: por eso era tan buen educador”.
f) Jesús no enseña meramente; lo que enseña, lo hace él también.
Su modo de ver, su relación con Dios, toda su vida, están detrás de sus palabras. Puede preguntar a sus enemigos: “¿Quién de vosotros me hará convicto de pecado?” (Juan 8, 46). Y puede decir: “Sígueme” (Mat 4, 19; 8, 22; 9, 9; Marc 2, 14; Luc 9, 59; Juan 1, 43). Encontramos una gradación aún más profunda de su unión con la verdad, señala Guardini: “Ante Pilatos, Jesús dice: ‘Yo nací y vine al mundo para esto, para atestiguar sobre la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz’ (Juan 18, 37). En los discursos de despedida se dice: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’ (14, 6). Y en la introducción a San Juan: ‘En el principio existía la Palabra, y la Palabra existía en Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en Dios en el principio. Todo se hizo por ella, y sin ella no se ha hecho nada en lo creado’ (1, 1-3). Las tres frases constituyen una poderosa subida, y desvelan una relación con la verdad cuya índole sólo se puede entender despacio. Pero ésta no ha desplazado nada, porque está ella misma en la misión apostólica y tiene lugar en el Espíritu Santo”. Todo en Jesús es kerygma, mensaje, verdad…
g) Nuestro mundo se pregunta: ¿Qué es la verdad? ¿Hay una verdad, o se “hace”?:
“Verdad” significa que lo que es temporal se nos resuelve en lo que tiene validez eterna, que el ser de Jesús está abierto pues mientras que nosotros buscamos esa verdad Él es la verdad: “Yo soy” la verdad, nos dice, no sólo en cuanto que no miente, sino en el modo de su existencia, la verdad está radicada en Él, el ámbito de la validez es Él, Él es la idea de verdad, la palabra no es algo que sale de una sabiduría limitada sino que no se pierde nada en esa expresión del interior pues Él mismo “es la palabra creadora desde la cual se hace posible todo hablar”, como expresa bellamente San Juan en el prólogo de su Evangelio sobre el “Logos” que existía “en el principio”. Por eso, “cuando enseña, no dice algo que estuviera ya dispuesto pero quizá escondido, sino que dice la verdad que Él es, y fundamenta toda la restante verdad.
Es la idea por la que todas las cosas son verdaderas. En el ámbito y en la luz de sus palabras, son verdaderas todas las afirmaciones verdaderas. Pero con eso se ha elevado desde el concepto de Maestro imaginable por nuestra experiencia, hasta lo absolutamente único” (Guardini). Es decir, para saber si algo es verdad basta ponerlo –por decirlo de algún modo- en el “espejo de la verdad”, que es Cristo.
h) Sería maravilloso que Cristo Modelo del educador nos enseñara a participar de su autoridad,
Porque nos haga participar de su autenticidad, pues el que de verdad es maestro es el testimonio, que sirve de modelo. Para ello, hemos de interesarnos por otros aspectos de su psicología: la coherencia, el ejemplo, la disciplina formativa, etc… El ejemplo de Jesús nos da la clave para profundizar luego en tantos valores. Concretamente, a enfocar el tema de la autoridad, que todo educador desea entender, ese misterioso talento, y distinguirlo del poder… el poder que se impone por la fuerza reprime al que está debajo, la autoridad en cambio tiene fuerza en sí misma y provoca seguimiento; es algo que se puede perder o ganar, y muchas veces pensamos en cómo «ganar la autoridad con mis alumnos».
Jesús es poderoso: en los milagros las cosas -para mostrar el reino de Dios- se sujetan a su voluntad. “Algo análogo debería ocurrir a todo el que lee el Evangelio sin cerrar su corazón”, dice Guardini, “debería percibir la potencia que se expresa” en los milagros: “se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mat 28,18). Todo se hizo por él (Juan 1, Colosenses 1). Esa autoridad se refleja en el pasaje ya citado del Sermón de la montaña: “les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus doctores” (Mat 7, 28). Sus palabras a veces eran duras, atrevidas, llenas del impulso de la excitación, sino mucho más: sus palabras tocan el corazón allí donde no alcanza ninguna palabra humana. Apartan el engaño y ponen al hombre delante del Dios santo. Llaman a la conversión de todo, incluso del que es bueno y piadoso ante el mundo, hacia Dios, y dan la posibilidad de realizarla. Sus palabras no sólo son significados, sino fuerzas; fuerzas procedentes de Dios, fuerzas del Espíritu Santo”.
“También hay poder en sus actitudes, en su acción, en su figura. Nos dicen cómo en Pascua echó del Templo a todos los compradores y vendedores”, con pocas palabras y unos cordeles trenzados le obedece una multitud: resplandece algo en él. Es un poder que “rige a través de todo. Forma una personalidad tremenda, una honda concentración del alma, de una voluntad perfectamente libre, que está entera en la sagrada misión, una presencia gigantesca… Pero por detrás surge más, desde Dios, tan inmediatamente, que, por ejemplo, después de la pesca milagrosa, estando sentado en la barca, Pedro cae espantado a sus pies y grita: -“Aléjate de mí, que soy un hombre pecador, Señor!” (Luc 5, 8-9).También en Nazaret, cuando enseña en la Sinagoga, admiran “las palabras de gracia que salían de su boca”, luego se enfadan con él. Esto nos lleva a otro aspecto importante de su psicología de Maestro.
Custodien la identidad cristiana
El Papa bautiza 16 niños.
En el día en que la Iglesia celebra la fiesta del Bautismo del Señor y, tras la pausa del año pasado, debido a la pandemia, el Papa Francisco retoma la costumbre de impartir, en este domingo, el bautismo a algunos hijos recién nacidos de empleados del Vaticano. En esta ocasión, dieciséis niños y niñas reciben el sacramento de manos del Papa, que les introduce en la vida cristiana en un contexto muy especial: la Capilla Sixtina. La última vez, el 12 de enero de 2020, habían sido 32, y el Papa había pronunciado una breve homilía de forma improvisada para no «cansar» a los pequeños y a sus padres que se debatían entre gritos y llantos, especialmente a las madres a las que Francisco había dicho que se sintieran libres de amamantar a sus bebés allí en la Capilla.
«Queridos niños, con gran alegría la Iglesia os acoge», dice el Papa antes de marcar en cada uno de ellos, traídos al Papa por sus padres, el signo distintivo de la fe cristiana, la señal de la cruz. La homilía del Papa Francisco es muy breve e improvisada, como ya había hecho en el pasado en la misma ocasión.
Hoy conmemoramos el Bautismo del Señor. Hay un himno litúrgico muy bello -en la fiesta de hoy- que dice que el pueblo de Israel fue al Jordán con los pies descalzos y el alma desnuda, es decir, un alma que quería ser bañada por Dios, que no tenía riquezas, que necesitaba a Dios. Estos niños vienen hoy aquí con los pies descalzos y el alma desnuda para recibir la justificación de Dios, la fuerza de Jesús, la fuerza para seguir adelante en la vida, para recibir la identidad cristiana. Es esto, sencillamente. Sus hijos recibirán hoy su identidad cristiana. Y vosotros, padres y padrinos, debéis custodiar esta identidad. Este es su trabajo a lo largo de su vida: custodiar la identidad cristiana de sus hijos. Es un trabajo de todos los días, hacerlos crecer con la luz que recibirán hoy. Eso es todo lo que quería decir.
“Este es el mensaje de hoy: custodiar la identidad cristiana que habéis traído hoy para que vuestros hijos la reciban.”
En cuanto a esta ceremonia… es un poco larga, los niños se sienten extraños aquí en un entorno que no conocen. Por favor: son los protagonistas de la ceremonia. Procuren que no tengan mucho calor, libérenlos de cosas, háganlos sentir cómodos, bien, y si tienen hambre, aliméntenlos tranquilamente aquí, frente al Señor. No hay problema. Y si gritan, que griten, porque tienen un espíritu de comunidad, […], podemos decir un «espíritu de banda», un espíritu de estar juntos, y basta con que uno empiece para que todos se [vuelvan] musicales y la orquesta surja inmediatamente. Dejad que lloren tranquilamente, que se sientan libres, pero que no sientan demasiado calor, y si tienen hambre, que no la tengan. Y así, con esta paz, avancemos en la ceremonia y no olvidemos: ellos recibirán la identidad cristiana y vuestra tarea será custodiar esta identidad cristiana.
Después de la invocación a todos los Santos, los dos concelebrantes, el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Apostólico, y Monseñor Fernando Vérgez Alzaga, Presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, marcaron a cada recién nacido en el pecho con el aceite consagrado, signo de alimento y defensa para la inevitable lucha contra el pecado y de consuelo para las inevitables heridas. A continuación, el Papa leyó las fórmulas posteriores del rito y la profesión de fe pronunciada por los padres y padrinos declarando su renuncia al demonio, a sus obras y a sus seducciones. Finalmente, uno a uno los recién nacidos fueron llevados a la pila bautismal y Francisco virtió el agua bendita sobre la cabeza de cada uno. A continuación, se entregó a los pequeños la túnica blanca, símbolo del renacimiento como nuevas criaturas, y luego la luz de Cristo: cada padre, acercándose al cirio pascual enciende su propio cirio, es la luz que acompañará a los padres en el testimonio de fe de sus hijos. Al final de la celebración, el Papa Francisco se detuvo a saludar a cada una de las familias presentes y a dar otra caricia cariñosa a sus pequeños. (Traducción de la homilía no oficial)
Necesito tu fuerza, Señor
Dame la gracia para perseverar en el amor hasta el final.
No puedo seguir en el camino del bien sin ayuda. Necesito consejos, necesito fuerza, necesito apoyo, necesito esperanza.
Muchos me pueden dar una mano. Familiares, amigos, conocidos, con su mirada y sus palabras me han ayudado tantas veces a ser mejor.
Pero en ocasiones ni las mejores ayudas humanas son suficientes para vencer
Por eso, necesito tu fuerza, Señor. Porque solo una presencia que viene del cielo es capaz de romper con el pecado y levantar a quien está caído.
No sé si podré seguir adelante por más tiempo. El cansancio se hace notar. Las tentaciones a veces arrecian. Las dudas amenazan mi corazón.
Sin embargo, estoy seguro de que Dios no abandona a quien, humilde y filialmente, lo invoca lleno de esperanza.
Por eso, a pesar de que algunos dicen que no puedo, incluso a pesar de mis desconfianzas, voy a seguir en la lucha.
El resultado solo puede ser bueno cuando Tú inspiras y acompañas cada gesto, cuando tu Palabra guía mi mente y fortalece mi corazón.
Ante mí, hay nuevas oportunidades para amar. Miles de seres humanos esperan que les ofrezca una palabra, una sonrisa, una mano.
Señor, lo que me has dado te lo devuelvo al servir a mis hermanos. Por eso, con la ayuda de tu fuerza, hoy vuelvo a empezar. Y Tú, que eres bueno, me darás la gracia para perseverar en el amor hasta el final.
Cristo y mis propósitos
Debo estar dispuesto a renunciar a todo aquello que me aparta de Cristo para llenarme cada vez más de Él
Por: Padre Sergio Larumbe | Fuente: Catholic.net
Configurarnos con Cristo
San Pablo nos exhorta: Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo (Fil. 2,5). Para esto es importante tener los ojos fijos en Nuestro Señor Jesucristo y ver cómo Él se comportaba en todos los órdenes de la vida, sacando muchos propósitos prácticos:
Nuestros propósitos a la luz de la vida de Cristo
En su relación conmigo: pensar ¿cómo me mira Dios? Se trata de ver mi vida a la luz de Jesucristo, y ver cómo Él siempre usó de misericordia y ver cómo estuvo siempre presente enseñándome, ayudándome, etc. Yo debo usar la misma misericordia en los juicios conmigo mismo y con los demás.
En su mirada: siempre pura, incluso mortificándola al tener que ver a sus verdugos, el aceptar que lo vendaran. También yo debo mortificarla como Él. Mirada de compasión y no de codicia. Debo pedir la gracia de entristecerme cuando vea a alguna persona que se aparta de Dios y alegrarme cuando vea que alguien se acerca a Él.
En sus pensamientos, deseos e intenciones: siempre deseando hacer el bien a los demás. Nunca utilizó su poder para provecho propio, o para sacar alguna ventaja, sus intenciones eran rectas: la gloria de Dios y nuestra salvación (nunca hubo nada en Él que vaya en detrimento de esto). Todo lo aprovechaba de la mejor manera para salvar. Mis pensamientos y deseos deben ser de querer ver feliz a Cristo y de querer verlo formado en las almas.
En sus palabras: Siempre amable, dando consejos, hablando cosas constructivas, corrigiendo al que se equivoca, jamás se escuchó una queja o una palabra subida de tono. Siempre alentando al abatido. Me esforzaré por imitarlo.
En el respeto hacia los demás: Cristo nunca rechazó a nadie que lo buscaba con sinceridad, a todos atendía y escuchaba. Daré de mi tiempo al que lo necesite sin quejarme de la falta del mismo.
En sus gestos y modales: nunca se vio una grosería, fue amable con todos. ¿Cómo son mis gestos? ¿Soy amable?
En su preferencia por las almas: en sus milagros, Cristo, curaba a personas que habían pasado muchos años permaneciendo enfermas. En esto se ve que Él tenía una preferencia por los más necesitados y los que más sufren. También yo debo tener esa misma preferencia.
En su trabajo: durante treinta años estuvo trabajando haciéndolo con perfección, y como enviado de Dios no tenia tiempo ni para descansar. Yo debo trabajar como Cristo.
En su apostolado: fue siempre generoso, nunca se quejó del cansancio. ¡Cuántas veces me quejo por cosas sin sentido!
En su alegría y buen humor: Jesucristo tenía un gran sentido del humor. Humor que no tenía doble sentido ni era chabacano, sino sencillo y puro. También yo puedo alegrarme de la misma manera.
En su dolor: siempre guardó una gran serenidad, fue dueño de sí. Sabía padecer con provecho ofreciéndolo por los pecadores. También yo puedo ofrecer mis sufrimientos sin quejarme, para imitar más al Varón Jesús.
En su trato con sus amigos: siempre fue disponible, viendo el bien que les podía hacer y no el provecho propio que podía sacar, fue siempre amable. También yo debo dejar de pensar en mí para ocuparme del bien de mis amigos.
Con sus superiores: siempre fue obediente, hasta la cruz. También yo debo obedecer a mis mayores y superiores aunque me cueste.
Con sus familiares: Fue respetuoso, cariñoso. También yo debo serlo con mis familiares. ¿Cómo los trato? ¿Cumplo con alegría el cuarto mandamiento?
Con los pecadores: fue manso, misericordioso y le dedicó la mayor parte de su tiempo buscando su conversión. Es importante que ofrezca mis sacrificios, oraciones, penitencias y mis actos por la conversión de las almas.
Con los atribulados y que sufren: tuvo una gran compasión que lo llevo incluso a llorar y socorrerlos en sus necesidades; comparte realmente la carga del que sufre, los atiende, los acompaña, tiene una gran sensibilidad. ¡Señor, dame la gracia de tener un corazón sensible al sufrimiento humano!
Con los enemigos: su perdón es constante. ¿Cómo trato a los que me hacen el mal? ¿Cómo trato a los que me ofenden, quizás sin saberlo?
Con las mujeres: buscando siempre la salvación, atendiéndolas con todo respeto y decoro, siempre en lugares públicos y delante de otras personas.
Con los niños: atendiéndolos con amor paternal, bendiciéndolos. Así yo siempre debo dar buenos consejos a los niños, no escandalizarlos y escucharlos.
Despojarnos de todo para llenarnos de Cristo
Estos propósitos nos tienen que llevar a configurar toda nuestra vida con la de Cristo, hasta poder exclamar como exclamaba San Pablo ya no soy yo sino que es Cristo quien vive en mí (Gal. 2,20). San Pablo todo lo tenía por pérdida con tal de ganar a Cristo. También yo debo estar dispuesto a renunciar a todo aquello que me aparta de Cristo para llenarme cada vez más de Él. Como decía San Pablo juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo (Fil. 3,8)
Las paradojas en la vida
Sembrando Esperanza II. Vivir las paradojas que constantemente nos tocan a la puerta…
«Sin ilusiones, la humanidad moriría de desesperación o de aburrimiento», dijo Anatole
France.
Todas las aventuras, los inventos, los hallazgos arqueológicos, se han llevado a cabo gracias a personas ilusionadas en la vida, a personas que han sabido entender las paradojas de la vida.
Acuérdense del alpinista Edmund Hillary, el neozelandés que escaló por vez primera la cima del Himalaya clavando, lleno de ilusión y sano orgullo, su bandera nacional. El bacilo de Koch, la penicilina de Fleming, la máquina a vapor de James Watt y Stephenson, el cine de los hermanos Lumiére, el submarino de Monturiol e Isaac Peral, el avión de los hermanos Whright. Todos estos inventos se llevaron a cabo gracias a la ilusión de estos hombres.
Sin ilusión, no hay avances, ni progreso, ni heroísmo. Sin ilusión, la humanidad muere de desesperación o de aburrimiento. La ilusión da ganas de vivir y nos hace crecer las alas de nuestra alma.
La ilusión empuja, arrastra, tira, fascina por su contenido y pone en marcha la motivación; es como sentirse hipnotizado ante aquello que queremos conseguir.
¡Cuántas veces hemos oído de algún amigo que, con el rostro radiante, nos dice con palabras rotundas: «¡Estoy muy ilusionado!» esto es vivir las paradojas que constantemente nos tocan a la puerta…
1. Paradoja de los Sentimientos (y la Lógica): «El corazón tiene razones que la razón no entiende.» (Pascal).
2. Paradoja de la Ceguera: «Lo esencial es invisible a los ojos. Solo se ve con el corazón.»(El Principito).
3. Paradoja de la Improvisación: «La mejor improvisación es la adecuadamente preparada».
4. Paradoja de la Cultura: «La televisión es una fuente de cultura; cada vez que alguien la enciende, me voy a la habitación de al lado a leer un libro» (Groucho Marx).
5. Paradoja de la Ayuda: «Si deseas que alguien te haga un trabajo, pídeselo a quien esté ocupado; el que está sin hacer nada, te dirá que no tiene tiempo».
6. Paradoja del Dinero: «Era un hombre tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero».
7. Paradoja del Tiempo: «Vete despacio que tengo prisa».
8. Paradoja de la Tecnología: «La tecnología nos acerca a los» más lejanos y nos distancía de los más próximos(Michele Norsa).
9. Paradoja del Sentido: «No llega antes el que va más rápido, sino el que sabe a dónde va» (Séneca).
10. Paradoja de la Felicidad: «Mientras que objetivamente estamos mejor que nunca, subjetivamente nos encontramos profundamente insatisfechos» (José Antonio Marina).
11. Paradoja de la Sabiduría: «Quien sabe mucho, escucha; quien sabe poco, habla. Quien sabe mucho, pregunta; quien sabe poco, sentencia».
12. Paradoja de la Generosidad: «Cuanto más damos, más recibimos».
13. Paradoja del Conocimiento: «El hombre busca respuestas y encuentra preguntas».
14. Paradoja del Humor: «La risa es una cosa demasiado seria»(Groucho Marx).
15. Paradoja de lo Cotidiano: «Lo más pequeño es lo más grande».
16. Paradoja del Silencio: «El bien no hace ruido y el ruido no hace bien» (Benedicto XVI).
17. Paradoja del Expertise: «No hay nada peor que un experto para evitar el progreso en un campo».
18. Paradoja de la Riqueza: «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita».
19. Paradoja del Cariño:» Quien te quiere, te hará sufrir».
20. Paradoja del Disfrute: «Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta, y gozamos poco de lo mucho que tenemos» (Shakespeare).
21. Paradoja de los sensacionalismos:»Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece» (Benedicto XVI).
Tanto si nos ocupamos en las tareas necesarias del cotidiano vivir, como si proyectamos cosas nuevas, debemos vivir con ilusión y realizando un constante ejercicio de esperanza. Un buen resultado se obtiene haciendo bien lo que debemos hacer, con ilusión positiva, con sentido común, con sexto sentido y algo de intuición. A ver cómo combinas todos estos ingredientes…
San Higinio, uno de los primeros Papas, gran custodio de la fe
Es considerado mártir no por su muerte sino por su lucha para defender la fe cristiana contra las herejías gnósticas del siglo II
San Higinio nació en Grecia y murió en Roma en el año 140. Era filósofo de formación ateniense.
Sucedió a san Telésforo como Papa de la Iglesia católica. En su pontificado –de 4 años intensos- se empleó a fondo contra las herejías, en especial contra el gnosticismo que propagaban Marción, Valentín y Cerdón. Esta lucha le valió el título de mártir.
La tradición afirma que instauró la figura del padrino y la madrina en el bautismo, como muestra de atención espiritual a cada persona cristiana.
Oración
Pastor eterno, mira con bondad a tu rebaño y consérvalo con protección constante, por tu bienaventurado mártir y papa Higinio, a quien constituiste pastor de toda la Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.