Nuestra primera lectura y nuestro evangelio para este fin de semana creo que tienen una repercusión especial en nuestro tiempo porque ambos hablan claramente sobre la vida después de la muerte. Nuestra ideología dominante secularista o materialista dice que todo lo que existe es materia en movimiento; el mundo vino a la existencia y eventualmente desaparecerá de la existencia. Por el otro lado, un montón de Cristianos sostienen algo más platónico que bíblico, pensando en la vida después de la muerte como el alma escapando del cuerpo hacia un lugar puramente espiritual llamado cielo. Pero la esperanza bíblica es la resurrección del cuerpo.

Nuestra primera Lectura y nuestro Evangelio creo que tienen una repercusión especial en nuestro tiempo por ambos hablan claramente de la VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE. Digo que tiene una repercusión en nuestro tiempo porque se está volviendo más y más dominante una ideología secularista o materialista. ¨TODO LO QUE EXISTE ES EL MUNDO QUE PODEMOS VER¨. Y MEDIR EMPÍRICAMENTE. Sucedió en el  Big-Bang.

El mundo vino a la existencia eventualmente desaparecerá de la existencia. Vivimos por un breve tiempo y cuando morimos nuestros cuerpos regresan a la tierra. El universo mismo se desinflará. Esta es la visión materialista, secularista del mundo. PODRÍA SORPRENDERLAS OÍR ESTO. Sorprende a mucha gente religiosa, pero  la visión de que no hay nada luego de la vida para nosotros, fue en verdad sostenida para nosotros comúnmente. A lo largo del Antiguo Testamento. Si miran el texto del Antiguo Testamento, encontrará que empieza haciendo una referencia tentativa de un más allá o hacia una vida más allá de la muerte.

Pero mucho del Antiguo Testamento la visión estándar, era que la muerte era el final y regresábamos a la tierra. Cuando el salmista por ejemplo, alaba al Señor, ¨¿ACASO EL POLVO TE ALABARA?¨. El punto que está planteando es ¨BUENO, AHORA QUE ESTOY VIVO PUEDO ALABARTE¨. PERO EL POLVO UNA VEZ QUE ME IDO, NO PUEDE DARTE NINGUNA ALABANZA¨. BUENO, NUESTRA PRIMERA LECTURA, para hoy es del Segundo libro de los Macabeos y es uno de los texto más extraordinarios en el Antiguo Testamento porque es uno de los más claros que indica claramente la existencia del más allá, de la vida después de la muerte. Y la ambientación es fascinante. Estamos mirando el II siglo, una cultura helenizante, estaba intentando imponiéndose en Israel. Aquí estoy hablando sobre los descendientes culturales y políticos de Alejandro Magno, trasladados a esta parte del mundo, y están intentando imponer sobre el conquistado Israel, cierto modo de vivir griego. Y mucho de esa  vida captamos y hemos adoptado una filosofía griega y así. Pero en aquel tiempo fue visto por muchos en Israel como una afrenta. Era intolerable. Me resulta interesante, que a través de todos los siglos, encontrarán naciones antiguas conquistando nuevos países, es por eso que querían extender sus imperios alrededor del mundo. Y los antiguos griegos no eran diferentes.  Querían helenizar el mundo. Pero se encontraron con Israel con una enérgica resistencia. Fue liderada por Judas Macabeo, de allí el Libro de los Macabeos. Macabeos significa el martillo. Judas y sus hermanos, Judas y su familia reunieron un montón de seguidores y resistieron a la influencia helenizante. Se levantaron en armas contra los griegos. Lean los Libros de los Macabeos para todos los detalles de aquellas batallas. Pero esa es la ambientación para la historia que leemos en la Primera Lectura.

Y es muy notable. Lo que sucedió es que esta madre y sus siete hijos habían sido capturados y son obligados a comer cerdo, lo cual era contra las leyes judías. Era de esperar que si lograban que esta gente se rindiera, este es el método habitual que utilizan los conquistadores. Si puedo lograr que algunos líderes de la sociedad se derrumben, el pueblo lo seguirá pronto. Así que supongo que esta mujer y sus hijos eran actores importantes. Así que los presionan mucho para que claudiquen. Pero no lo hacen. Y lo que sigue es un cuento espeluznante, cuando uno por uno en la presencia de su madre, estos hijos son ejecutados. Pero los discursos que pronuncian antes de morir son magníficos y están en el corazón de nuestra lectura. Esto es lo que uno de ello dice: ¨ Estamos dispuestos a morir antes de quebrantar la Ley de nuestros Padres¨. Y luego otro hijo extiende sus manos, porque los torturadores están amenazando cortarle sus miembros. Dice: ¨De Dios recibí estos miembros y por amor a su Ley, los desprecio, y de EL espero recobrarlos¨. Es extraordinario, está a punto de morir y extiende sus propias manos, y dice, ¨POR AMOR A SU LEY LOS DESPRECIO¨. PERO AL MISMO TIEMPO, AL MODO QUE ME LAS DIO, CONFÍO EN QUE EL ME LAS DEVOLVERÁ. El último hermano, justo antes de morir, dice esto, ¨Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tienen la firme esperanza de que Dios nos resucitará¨. Nuevamente esta no era una visión común en el Antiguo Testamento, pero lo vemos aquí exibida vividamente. Es más que una historia de gran valentía. Es eso y honramos a estas personas por su gran valentía. Pero es una historia de gran importancia teológica, por   ver la afirmación de la creencia. Observen, por favor, que estos jóvenes no están actuando a partir de una especie de puritanismo o dualismo o platonismo que diría, ¨Seguro estos cuerpos son fallidos y estoy ansioso de deshacerme de ellos y deseo morir y así podré ir al Cielo¨. No hay un desdén del cuerpo en sí. En los primeros siglos de la Iglesia, tuvimos la herejía gnóstica que decía que el cuerpo era como una prisión de la cual el alma ansiaba escaparse, bueno eso no es lo que alienta a esos hermanos. NO, no Ellos están ofreciendo sus cuerpos, que les corten su lengua, sus extremidades, sus cuerpos mismos con la esperanza de que los recibirán de nuevo. LA VIDA RESUCITADA QUE ESTÁN ESPERANDO, NO ES UNA RESPUESTA PURAMENTE ESPIRITUAL, NO ES LA FANTASÍA DE PLATÓN DE LA EXISTENCIA INCORPÓREA, SINO QUE ES UNA QUE INVOLUCRA EL CUERPO RESUCITADO A UN CAMPO DE PERFECCIÓN MÁS ELEVADO. Pienso que hay una gran cantidad de cristianos que sostienen algo que es más platónico que biblico. Me refiero a que tienden a pensar en la vida en el más allá, como el alma escapando del cuerpo y elevándose a este sitio puramente espiritual llamado Cielo. PERO VEAN, ESE NO ES EL OBJETO DE LA ESPERANZA CRISTIANA. ¿EN QUE ESPERAMOS? NO ES UNA EXISTENCIA INCORPÓREA, PURAMENTE ESPIRITUAL. Esperamos por la resurrección del cuerpo. EN LA RESURRECCIÓN DE CRISTO DE LA MUERTE, VEMOS ESTO EN COMPLETA EXHIBICIÓN. Pero que maravilloso es que sea anticipado en la historia de los Macabeos. Estos siete hermanos, están dando voz a esta esperanza muy profunda de una auténtica vida resucitada. Sobre este trasfondo, es por eso que la Iglesia nos dio esta lectura porque tenemos que mirar nuestro Evangelio a luz de aquel, muy acalorada me imagino entre los saduceos y JESÚS. ¿Quiénes SON LOS SADUCEOS? Son una especie de partido político religioso y dentro del judaísmo tienen muchas características, pero una de ellas era ellos y nuevamente dentro de la corriente principal, ellos no creían en la vida después de la muerte.

Luke 20:27-38

En el Evangelio de hoy encontramos a Jesús discutiendo con Saduceos acerca de la resurrección de los muertos. Esta discusión es importante ya que los cristianos colocamos a la Resurrección de Jesús en el centro de nuestra fe.

Lo importante en este pasaje del Evangelio es afirmar que la resurrección es un evento corporal. Noten cómo, en los relatos de la Resurrección de Jesús, se enfatiza continuamente la realidad física y concreta del Señor. Esto confirma que lo esperado, como dijo Pablo, es un cuerpo espiritualizado, un cuerpo transformado y elevado, un cuerpo subido a una nueva dimensión —pero un cuerpo. 

«Cristo, al morir, tuvo que acatar la ley del sepulcro; al resucitar, en cambio, la derogó, hasta tal punto que echó por tierra la perpetuidad de la muerte y la convirtió de eterna en temporal» (San León Magno)

«Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino» (Francisco)

«Ser testigo de Cristo es ser ‘testigo de su Resurrección’ (Hch 1,22), ‘haber comido y bebido con Él después de su Resurrección de entre los muertos’ (Hch 10,41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él»

(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 995)

«Esos que sostienen que no hay resurrección»

(Barcelona, España)

Hoy, los «inoportunos» saduceos son ocasión para que Jesús dedique unas bellísimas palabras a una cuestión vital: la eternidad. La escena y el tema conservan plena vigencia.

Se le acercaron «algunos de los saduceos» que, curiosamente, sostenían «que no hay resurrección» (Lc 20,27). En efecto, no deja de ser sorprendente que un grupo de gente religiosa —creyente en Dios— afirmara que no existe la eternidad (por lo menos, para nosotros). Entonces, nos preguntamos, ¿qué clase de Dios tenemos? Más aun, ¿qué será de nosotros?

Evidentemente, no hay respuesta para un interrogante tan estúpido como este. De hecho, Jesús les respondió muy tajantemente: «Estáis en un gran error» (Mc 12,27). Y les espetó, sin más, que Dios «no es Dios de muertos, sino de vivos» (Lc 20,38), como no podía ser de otro modo.

Por si no fuera poco equivocada la conclusión de los saduceos, la argumentación que proponen —la ficticia historieta de la mujer que sucesivamente tuvo por esposos a siete hermanos— sobrepasa la ridiculez. No debemos sorprendernos de que ahora resurjan los «modernos saduceos» que contradicen la voz del Vicario de Cristo esgrimiendo argumentos tan falsos como forzados (que si el costo de las visitas pastorales del Papa debiera destinarse a los pobres; que si el Papa es culpable de millones de muertes…). ¡Nada nuevo en la faz de la tierra! Sólo la ceguera del descreimiento es capaz de tramar semejantes naderías.

Los saduceos «jugaron» con la eternidad y el resultado es que no queda ni rastro de ellos. ¡Lógico!: sin esperanza no hay vida. Peor aun: sin un horizonte de eternidad no se puede amar. ¿Acaso se puede uno «en-amorar» por un tiempo? He aquí la respuesta de Benedicto XVI: «El amor humano es, en sí, una promesa incumplible. Desea eternidad y sólo puede ofrecer finitud. Mas, por otra parte, sabe que esa promesa no es insensata ni contradictoria, pues en última instancia la eternidad vive en ella. Sus auténticas dimensiones conllevan, en definitiva, la perspectiva futura de Dios, la espera de Dios».

Leonardo de Noblac (o de Limoges), Santo

Ermitaño, 6 de noviembre

Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa

Martirologio Romano:En Noblac, cerca de Limoges, en Aquitania, san Leonardo, ermitaño ( 559).

Breve Biografía

Es uno de los santos más populares de Europa central. En efecto; dice un estudioso que en su honor se erigieron no menos de seiscientas iglesias y capillas, y su nombre aparece frecuentemente en la toponomástica y en el folclor. El mismo estudioso añade que él «despertó una devoción particular en tiempos de las cruzadas, y entre los devotos se cuenta el príncipe Boemundo de Antioquía que, hecho prisionero por los infieles en 1100, atribuyó su liberación en 1103 al santo, y, de regreso a Europa, donó al santuario de Saint-Léonard-de-Noblac, como ex voto, unas cadenas de plata parecidas a las que él había llevado durante su cautiverio». San Leonardo de Noblac (o de Limoges) es un santo «descubierto» a principios del siglo XI, y a ese período remontan las primeras biografías, que después inspiraron el culto hacia él.

Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio, es decir, entre el 491 y el 518. Como sus padres, a más de nobles, eran amigos de Clodoveo, el gran jefe de los Francos, éste quiso servir de padrino en el bautismo del niño. Cuando ya era joven, Leonardo no quiso seguir la carrera de las armas y prefirió ponerse al servicio de San Remigio, que era obispo de Reims.

Como San Remigio, sirviéndose de la amistad con el rey, había obtenido el privilegio de poder conceder la libertad a todos los prisioneros que encontrara, también Leonardo pidió y obtuvo un poder semejante, que ejerció muchas veces. El rey quiso concederle algo más: la dignidad episcopal. Pero Leonardo, que no aspiraba a glorias humanas, prefirió retirarse primero a San Maximino en Micy, y después a un lugar cercano a Limoges, en el centro de un bosque llamado Pavum.

Un día su soledad se vio interrumpida por la llegada de Clodoveo que iba a cacería junto con todo su séquito. Con el rey iba también la reina, a quien precisamente en ese momento le vinieron los dolores del parto. Las oraciones y los cuidados de San Leonardo hicieron que el parto saliera muy bien, y entonces el rey hizo con el santo un pacto muy particular: le obsequiaría, para construir un monasterio, todo el territorio que pudiera recorrer a lomo de un burro.

En el arte se lo representa casi siempre con las cadenas, símbolo de su protección especial para los que están injustamente presos, y por ese motivo pictórico es también patrono de los fabricantes de cadenas, broches, hebillas, etc.

Santos Pedro Poveda e Inocencio de la Inmaculada Concepción

El fundador de la Institución Teresiana murió mártir en 1936, al comienzo de la Guerra Civil española. Poco antes, en 1934, también asesinaron el pasionista Inocencio Canoura

San Pedro Poveda es conocido como el padre Poveda. Nació en Linares (Jaén) en 1874. Recibió la ordenación de presbítero el 17 de abril de 1897.

Permaneció en la diócesis de Guadix como profesor y director espiritual del Seminario, vicesecretario del obispo, secretario del gobierno eclesiástico y presidente de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de la Obra de la Propagación de la Fe. También obtuvo la licenciatura en Teología en el Seminario Pontificio de Sevilla, concretamente en el año 1900.

Siendo sacerdote diocesano fundó la Institución Teresiana, que recibió la aprobación canónica en 1917. Es famosa su frase: «La Obra ya no es mía, es de la Iglesia». esta institución, que se fue formando lentamente, tiene como rasgos de su espiritualidad la alegría, la mansedumbre, la sencillez y la constante exigencia en el estudio.

El padre Poveda publicó muchas obras pedagógicas y trabajó en educación convencido de que era el motor para evitar el analfabetismo y así vencer las desigualdades sociales. Las había conocido de primera mano al atender a las gentes que vivían en las cuevas de la periferia de Guadix.

Creó asociaciones de padres y de maestros, ya que creía fundamental su papel en la tarea educativa. Fue capellán real.

Al estallar la guerra civil española y arreciar la persecución religiosa, especialmente contra los sacerdotes y religiosos, San Pedro Poveda fue arrestado el 27 de julio de 1936. Al día siguiente fue fusilado en el cementerio de la Almudena, en Madrid.

«Soy sacerdote de Cristo»

Según el testimonio de personas que estuvieron presentes en el momento del arresto en su domicilio, estas fueron sus palabras: «Soy sacerdote de Cristo». Tenía 61 años.

Una profesora y una joven doctora de la Institución Teresiana encontraron su cadáver junto a la capilla del cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, con signos recientes de haber recibido disparos de bala en el pecho. Recibió sepultura en la sacramental de San Lorenzo el día 29.

Sus restos mortales fueron trasladados años más tarde a la Casa de Espiritualidad “Santa María”, de la Institución Teresiana en Los Negrales (Madrid). Allí son venerados actualmente.

San Pedro Poveda fue canonizado el 4 de mayo de 2003 por Juan Pablo II en Madrid.

La fiesta de este santo se celebra el 6 de noviembre junto con la de san Inocencio Canoura, sacerdote y religioso pasionista, y otros católicos, todos ellos mártires.

Oración a san Pedro Poveda

Señor Dios, que llevaste a san Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana,
a impulsar la acción evangelizadora de los cristianos mediante la educación y la cultura,
y a entregar la vida en martirio como sacerdote de Jesucristo:
haz que sepamos, como él, participar fielmente en la misión de la Iglesia
con el testimonio de nuestra vida cristiana y la entrega generosa al anuncio de tu Reino.

Te pedimos, por su intercesión, nos concedas el favor que deseamos alcanzar (pídase).

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

San Inocencio de la Inmaculada Concepción

Inocencio de la Inmaculada se llamaba oficialmente Manuel Canoura Arnau. Fue sacerdote y religioso pasionista.

Murió asesinado a los 47 años, víctima del odio a la religión, durante la Revolución de Asturias de 1934, previa a la Guerra Civil española.

Había ido al pequeño pueblo de Turón para confesar a unos niños que se preparaban para la devoción de los primeros viernes de mes.

Su cadáver se perdió con los bombardeos de 1936 pero algunas personas lograron guardar pequeños restos de su sotana, que ahora se veneran en el monasterio de Santa María de Bujedo (Burgos).

San Inocencio de la Inmaculada es patrono de los estudiantes de Filosofía y Teología, y de las personas románticas y sentimentales. A él también se acude en caso de infecciones en general y en situación de apuro.