Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

 La tormenta se tranquilizó repentinamente.  Esta noche hubo una tormenta terrible.  Me incliné cara al suelo y empecé a rezar las Letanías de Todos los Santos.  Hacia el final de las letanías me dominó un sueño tan grande que no pude de ningún modo terminar la plegaria.  De repente me levanté y le dije al Señor: Jesús, (54) calma la tempestad, porque Tu niña no logra seguir rezando más tiempo y se ve vencida por el sueño.  Después de estas palabras abrí la ventana de par en par sin poner siquiera los ganchos.  La Hermana N. me dijo: ¿Qué hace?, hermana, el torbellino arrancará la ventana.  Le contesté que durmiera tranquilamente, y en seguida la tormenta se calmó del todo.  Al día siguiente las hermanas hablaban de la repentina cesación de la tormenta sin saber explicarla.  No comenté nada al respecto, sino pensé: Jesús y Faustinita saben cómo explicarlo…

Reflexión: La fe

La tormenta se tranquilizó repentinamente. Le dije al Señor: Jesús, calma la tempestad. Me incliné, rostro al suelo y empecé a rezar las letanías de todos los santos. La fe es un don divino; sólo Dios la puede infundir más y más en el alma; es una virtud sobrenatural dada por Dios en forma gratuita para ser compartida. La confesión de Pedro: Define la esencia de la fe cristiana. La fe en la divinidad de Cristo. La fe es: creer todo lo que Dios dice y revela las verdades que comunica en el encuentro personal. La fe es creer en Dios, amándolo y confiar sin medida en Él. La fe es la actitud, base fundamental para salvarse y el centro de toda la fe es Jesucristo. ¿Qué significa tener fe? Es poner toda nuestra vida en las manos de Dios, totalmente sin condiciones ni reservas. San Pablo dice: La fe es aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver. El Papa Francisco dice: La fe es tener la certeza de que no vamos solos, sino que Él, camina con nosotros. ¿Te atreves a dejar tu vida en sus manos? La fe nos invita a creer en su palabra, a confiar en su misericordia.

¿Qué hacer para que aumente nuestra fe? Según el Concilio Vaticano II (1962) 1. Pedirla orando: Señor, aumenta mi fe. 2. Recibir los sacramentos, frecuentar la Santa Misa, la Eucaristía y la Confesión. 3. Leer la Biblia, escuchar, meditar y practicar la Palabra.

Nuestra fe se pierde por el pecado, se empequeñece por un alejamiento de Dios, falta de oración y de perseverancia. La palabra imposible no existe en el alma que vive de fe verdadera. Vida de fe es vivirla diariamente en los pequeños detalles de nuestra jornada diaria. La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la fe  a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.