Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Mayo – 1 V 1937.  Hoy sentí la cercanía de mi Madre, la Madre Celestial.  Antes de cada Santa Comunión, ruego fervorosamente a la Madre de Dios que me ayude a preparar mi alma para la llegada de Su Hijo y siento claramente su protección sobre mí.  Le ruego mucho que se digne incendiar en mí el fuego del amor divino con el ardía su puro corazón en el momento de la Encarnación del Verbo de Dios.

Reflexión: La Encarnación

Mayo – 1 V 1937.  Hoy sentí la cercanía de mi Madre, la Madre Celestial. Le ruego que se digne incendiar en mí el fuego del amor diario, con el que ardía su puro corazón en el momento de la Encarnación del verbo de Dios. El Arcángel San Gabriel, la saludó diciendo: “Jaire Keyaritomene”, que quiere decir: “Alégrate, la llena de gracia”, el Señor está contigo. Bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó al oír estas palabras. “No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús; María le dijo al Ángel: ¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón? “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el que nacerá santo será llamado Hijo de Dios”, dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. En su fiat, “El verbo divino asumió la naturaleza humana: el alma racional y el cuerpo formado en el seno purísimo de María. La naturaleza divina y humana se unieron en una única persona: Jesucristo, verdadero Dios y desde entonces, verdadero hombre, unigénito eterno del Padre y a partir de aquel momento, como hombre, hijo verdadero de María. Por eso, Nuestra Señora es madre del verbo encarnado, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Podemos decir bien alto a la Virgen María como la mejor alabanza, esas palabras que expresan su más alta dignidad: Madre de Dios.

Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. La Encarnación es la manifestación suprema del amor divino por el hombre: tanto amó Dios al hombre que le entregó su hijo unigénito.

Desearte un lindo día, el Señor de la Misericordia te conceda comprender el misterio de la Encarnación a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Santa Faustina: Ruega por nosotros

Amén

Dr. Victor Arce.