Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Cuando los mismos pobres vienen a la puerta por segunda vez, los trato con más dulzura y no les manifiesto que ya habían venido una vez para no incomodarlos y entonces ellos me hablan libremente de sus dolencias y sus necesidades.

Aunque la Hermana N. me dice que no se debe comportarse así con los mendigos y me da con la puerta en las narices, cuando ella no está los trato como los trataría mi Maestro.  A veces se da más sin dar nada que dando mucho pero con rudeza.

A menudo, el Señor me da a conocer dentro de mí a las personas con las cuales trato en la puerta.  Un alma digna de compasión quiso decir algo espontáneamente. Aprovechando la ocasión le hice conocer con delicadeza en que miserable estado estaba su alma.  Se alejó con una mejor disposición de ánimo.

Reflexión: La Caridad

Cuando los mismos pobres vienen a la puerta por segunda vez, los trato con más dulzura, como lo trato a mi maestro. A veces se da más sin dar nada, que dando mucho pero con rudeza.

“Todo lo que hiciste por uno de mis hermanos pequeños, por mí lo hiciste”. La virtud sobrenatural de la caridad nos acerca al prójimo, es convivir con el prójimo, venerar la imagen de Dios que hay en cada hombre. El mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado. La medida del amor que debemos tener a los demás, es un amor sobrenatural que Dios pone en nuestros corazones. De nada sirven los dones más apreciados: si no tengo caridad, nada soy.

Hoy podríamos preguntarnos en nuestra oración como vivimos esta virtud cada día, si ponemos en práctica las obras de misericordia. San Pablo nos señala las cualidades de la caridad: La caridad es paciente con los demás, renunciar al enfado y malhumor, la bondad necesita de la paciencia para la convivencia, lento a la ira. La caridad es benigna, dispuesta a hacer el bien a todos. La caridad no es envidiosa, se alegra del bien ajeno. La envidia rompe la amistad, es la madre del odio. La caridad no obra con soberbia ni es jactanciosa; sin humildad no puede haber amor. La caridad no es ambiciosa, no busca lo suyo, busca a Jesús. La caridad no toma en cuenta el mal, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera. La caridad no termina jamás. Esforzaos por alcanzar la caridad. Acudamos a la Virgen, maestra de la caridad. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia nos conceda el amor al prójimo a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.