Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

15 VII 1937.  En cierta ocasión conocí que sería trasladada a otra casa; ese conocimiento fue puramente interior.  Al mismo momento oí en el alma una voz: No temas, hija Mía, Mi voluntad es que estés aquí.  Los proyectos humanos se desbaratarán y tienen que ajustarse a Mi voluntad.

Cuando permanecía cerca del Señor, dijo: ¿Por qué tienes miedo de emprender la obra que te encomiendo?  Contesté: ¿Por qué en estos momentos me dejas sola, Jesús, y no siento Tu presencia?  Hija Mía, aunque no Me percibas en las más escondidas profundidades de tu corazón, no puedes afirmar que no estoy allí.  Retiro solamente la percepción de Mi mismo, pero esto no debe ser para ti un impedimento para cumplir Mi voluntad.  Lo hago por Mis inescrutables proyectos que conocerás más tarde.

Hija Mía, has de saber de una vez por todas que solamente el pecado grave Me expulsa del alma, y nada más.

Reflexión: El pecado grave

¿Por qué en estos momentos me dejas sola Jesús, y no siento tu presencia? – Hija mía, has de saber de una vez por todas, que solamente el pecado grave,  me expulsa del alma y nada más.

El pecado es una ofensa y un insulto a la autoridad soberana de Dios, en contra del Creador. Es lo que más desagrada a Dios de nosotros, en la Tierra. Es oponerse a la santidad de Dios quien por su naturaleza es esencialmente santo. El pecado va contra la Santísima Trinidad.

El pecado, nace de tres fuentes que son: orgullo, avaricia y concupiscencia de la carne.

¿Cuáles son los pecados graves? Las faltas contra los diez mandamientos. ¿Qué sucede cuando el hombre peca gravemente? 1. Se pierde para sí mismo y para Cristo. 2. El hombre anda sin sentido y sin dirección. 3. Pierde la gracia santificante, se aparta de Dios. 4. Pierde las gracias adquiridas a lo largo de la vida. 5. Disminuye en él la inclinación a la virtud. 6. Queda sujeto a la esclavitud del demonio. 7. El pecado daña a la familia, a los amigos, a la Iglesia. El pecado endurece el alma para las cosas de Dios: oirán con los dedos sin entender, mirarán con los ojos, sin ver porque está embotado el corazón de este pueblo.

Jesucristo fue crucificado por nuestros pecados. “El que no cometió pecado, se hizo pecado por nosotros”. Cargó con nuestras culpas. Dios nos dio a su propio hijo, para pagar la deuda y que la expiación igualara a la ofensa. Jesús sufrió en lugar nuestro, lo que nosotros debíamos sufrir. Si quieres comprender la magnitud del mal, debes entender la grandeza de la crucifixión que reparó todo pecado, relacionado íntima y misteriosamente con la Pasión de Cristo.

La Cruz es sabiduría de Dios para los creyentes…

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te proteja de todo pecado a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

 Amén.

Dr. Víctor Arce.