Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

6 IX 1937.  Hoy tengo el cambio de tarea, del jardín al desierto de la puerta.  Fui a conversar un momento con el Señor, le he pedido la bendición y la gracia de cumplir fielmente con la tarea que me fue asignada.  Escuché estas palabras: Hija Mía, Yo siempre estoy contigo; te he dado la posibilidad de ejercitarte en las obras de misericordia que harás en conformidad con la obediencia.  Me darás un gran placer si cada día, al anochecer hablas Conmigo especialmente de este deber.  He sentido que Jesús me había dado una nueva gracia para este trabajo, pero a pesar de ello me he ocultado más profundamente en su Corazón.

Reflexión: Conformidad con la obediencia

6-IX-1937. Hoy tengo el cambio de tarea del jardín al desierto de la puerta, le he pedido al Señor la bendición y la gracia de cumplir fielmente con la tarea que me fue asignada. Escuché estas palabras: Te he dado la posibilidad de ejercitarte en las obras de misericordia, que harás en conformidad con la obediencia. La obediencia es el primer don de amor que se debe ofrecer al Señor, la mejor obediencia es aquella que el amor inspira y que la virtud cumple con alegría. La perfección de la obediencia consiste en la sencillez del amor, es la obediencia del niño.

No busques por tanto mas que una cosa para obedecer: la voluntad de Dios, porque todo lo que se quiere es bueno, todo lo que ama es santo, todo lo que desea es para nuestro mayor bien. No obedezcamos por tanto a nuestros superiores porque sean buenos, piadosos o sabios, que este sería obedecer a la creatura, esta es una obediencia perdida para el cielo. No obedezcamos nunca por el temor humano a la persona o al castigo, esta es una obediencia perdida para el cielo. No obedezcamos nunca por el temor humano a la persona o al castigo, esta sería una obediencia privada de razón, humillante. Obedecer a Dios que manda por una creatura que ha sido investida de su autoridad y es solo portavoz y mandatario de Dios. Hay que obedecer por amor, con el corazón con el entendimiento y la voluntad. Hay que obedecer por amor a Jesús, por su gloria, con el fin de honrar la obediencia de su vida y de su cruz y honrar la obediencia eucarística que es la mayor de todas. Dice el Espíritu Santo, que la obediencia es victoria contra el demonio. Debemos obedecer como Jesús: con humildad, con amor y entera entrega, obediente hasta la muerte en cruz.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la entera entrega a tí y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.